ii concurso de relatos punto de libro
ii concurso de relatos punto de libro
ii concurso de relatos punto de libro
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
por que no resultase evi<strong>de</strong>nte para su acompañante. En aquel<br />
momento <strong>de</strong>seaba estar en cualquier lugar salvo en aquel don<strong>de</strong><br />
se encontraba.<br />
—¿Quieres irte? ¿En serio, John? Si he compartido esto<br />
contigo ha sido porque realmente lo necesitaba. Precisaba <strong>de</strong> un<br />
momento <strong>de</strong> complicidad, aunque sólo fuese un instante.<br />
Lamentablemente, la naturaleza <strong>de</strong> la historia que acabas <strong>de</strong><br />
conocer hace imposible que te permita abandonar este lugar.<br />
Supongo que compren<strong>de</strong>rás que no te puedo <strong>de</strong>jar ir con esa<br />
información, pues estaría firmando poco menos que mi sentencia<br />
<strong>de</strong> muerte. —John comenzó a llorar, exteriorizando <strong>de</strong> ese modo<br />
el pánico que lo embargaba—. No te preocupes, en tu caso me<br />
ocuparé <strong>de</strong> que no sufras <strong>de</strong> forma innecesaria. Creo que te lo<br />
<strong>de</strong>bo por todos estos años.<br />
En un intento por sobrevivir, John emprendió una alocada<br />
carrera en pos <strong>de</strong> la libertad que podía intuir al otro lado <strong>de</strong> la<br />
puerta que daba a la calle, tirando al suelo a su paso los folios<br />
cuya lectura lo sentenciaba a muerte. Su oponente <strong>de</strong>mostró<br />
gozar <strong>de</strong> una agilidad que nadie hubiese esperado en un hombre<br />
acostumbrado a pasar largas horas sentado frente a un teclado, y<br />
alcanzó a su víctima antes <strong>de</strong> que esta pudiese alcanzar el pomo<br />
<strong>de</strong> la puerta.<br />
Sobre el suelo quedó el cuerpo sin vida <strong>de</strong> un hombre cuya<br />
muerte bien podría haber servido para inspirar un relato corto. A<br />
sólo unos metros <strong>de</strong> él, cubriendo el mismo suelo <strong>de</strong> parqué que<br />
su sangre empapaba, unas hojas <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nadas guardaban el<br />
secreto que le había costado la vida:<br />
“Capítulo XXIII: El <strong>de</strong>senlace.<br />
Lo sé, estimado lector. Este no es el tipo <strong>de</strong> novela que<br />
esperabas leer, salido <strong>de</strong> la misma pluma que hasta en nueve<br />
ocasiones te ha ofrecido la ocasión <strong>de</strong> horrorizarte con los<br />
horribles crímenes <strong>de</strong> Sombra <strong>de</strong> hielo, el personaje que creé<br />
cuando no era más que un <strong>de</strong>sconocido, otro <strong>de</strong> esos escritores<br />
que se afanaban por encontrar su oportunidad en un mundo<br />
don<strong>de</strong> muchos acaban estampados contra un muro antes incluso<br />
161