10.05.2013 Views

ii concurso de relatos punto de libro

ii concurso de relatos punto de libro

ii concurso de relatos punto de libro

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

enorgullecíamos. En cada <strong>punto</strong> <strong>de</strong>l inmenso jardín, imperaba un microclima<br />

diferente, auspiciado por largas sesiones <strong>de</strong> investigación por parte <strong>de</strong> nuestros<br />

expertos en biología, botánica, geografía o climatología. Resultaba<br />

perfectamente razonable a<strong>de</strong>más, la existencia <strong>de</strong> un comedor exclusivo, con<br />

horarios distintos y sincronizados respecto al comedor oficial, construido «ex<br />

profeso» para el llamado personal <strong>de</strong> jardinería. En el mismo grupo se daba<br />

cabida a aquellos que no estaban especializados en psicología ni en las<br />

disciplinas <strong>de</strong>stinadas al tratamiento <strong>de</strong> enfermeda<strong>de</strong>s humanas, o a quienes<br />

se <strong>de</strong>dicaban a llevar el alimento al sujeto <strong>de</strong> aquella habitación, siempre al<br />

amanecer o bien entrada la noche. Todos ellos, sin excepción, convergían<br />

durante las comidas, en aquella anodina sala blanca que tan silenciosa<br />

estaba a todas horas. Llegué también a justificar que se cortase la lengua<br />

tanto a aquellos que se <strong>de</strong>dicaban directa o indirectamente al cuidado <strong>de</strong>l<br />

excepcional paciente como a aquellos <strong>de</strong>sdichados que habían osado abrir un<br />

día la maldita puerta y no se habían sobrepuesto al susto. Y comparé esa<br />

solución con el proce<strong>de</strong>r <strong>de</strong> los egipcios cuando amputaban dicho apéndice a<br />

los esclavos a fin <strong>de</strong> evitar que revelasen el recorrido hasta la tumba <strong>de</strong> su<br />

difunto faraón. En los casos más extremos, llegué a consentir que se cegase o<br />

matara a los que habían accedido en algún momento a esa información y<br />

manifestaran disconformidad con lo que allí se llevaba a cabo. En cuanto al<br />

resto <strong>de</strong> nosotros, supongo que el afán <strong>de</strong> conocimiento superaba nuestros<br />

escrúpulos.<br />

»La ausencia <strong>de</strong> teléfonos, or<strong>de</strong>nadores y hasta bolígrafo y papel eran mera<br />

anécdota. Los elegidos estábamos tan absortos con la importancia <strong>de</strong> nuestras<br />

tareas que no les dábamos la menor relevancia a aquellos objetos. Lo<br />

teníamos todo en nuestra cabeza. Para muchos <strong>de</strong> nosotros un or<strong>de</strong>nador era<br />

una máquina <strong>de</strong> la que ignorábamos hasta su aspecto.<br />

»No fue hasta casi un año <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> mi incorporación, cuando el profesor<br />

me reveló, no sin cierto orgullo, que jamás había visitas <strong>de</strong> familiares, porque<br />

esos a quienes atendíamos en nuestras salas y dormitorios, eran indigentes<br />

<strong>de</strong>saparecidos, traídos <strong>de</strong> las gran<strong>de</strong>s urbes <strong>de</strong>l país para dar credibilidad a<br />

nuestro centro, en caso <strong>de</strong> una muy poco probable inspección. Años más tar<strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>scubrí por mí mismo que esa misma «fuente <strong>de</strong> suministros» propiciaba<br />

nuestro abundante enjambre. Simplemente se trataba <strong>de</strong> individuos que no<br />

importaban a nadie y acababan siendo pacientes <strong>de</strong> nuestra resi<strong>de</strong>ncia o<br />

engrosaban la larga lista <strong>de</strong> abejas y abejorros que se ocultaba a varios<br />

138

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!