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ii concurso de relatos punto de libro

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UNA INFORMACIÓN MUY VALIOSA<br />

Raúl Mateos Barrena<br />

Publicado en el nº 23, en mayo <strong>de</strong> 2012<br />

Julio volvía a la oficina pensando en la sorpresa que se llevaría<br />

el jefe al verle regresar tan pronto. Y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la sorpresa<br />

vendría el cabreo, cuando Julio le explicara el porqué <strong>de</strong> su rápida<br />

vuelta. No era su jefe, el Sr. Madrazo, precisamente <strong>de</strong> las<br />

personas que aceptasen <strong>de</strong> buen grado el que los avatares <strong>de</strong>l<br />

negocio se <strong>de</strong>sarrollaran <strong>de</strong> forma distinta a la prevista. Menos<br />

mal que en esta ocasión ninguna culpa podían achacarle a él. Que<br />

estaba ya hasta el gorro <strong>de</strong> aguantar broncas <strong>de</strong>l jefe al menor<br />

error que cometía. El Sr. Madrazo le había encomendado ir a por<br />

un paquete al almacén y llevarlo con urgencia a un cliente. Sin<br />

embargo, en el almacén las cosas se habían complicado a última<br />

hora -una avería <strong>de</strong> esa máquina nueva que tanto había costado,<br />

le dijeron- y el pedido no estaba dispuesto. De modo que Julio,<br />

contento por el hecho <strong>de</strong> que los planes <strong>de</strong>l jefe se hubiesen<br />

fastidiado aunque fuera sólo esta vez, retornaba al trabajo<br />

silbando distraído por la calle y haciendo cábalas sobre su actual<br />

empleo.<br />

El caso es que no le quedaba más remedio por el momento que<br />

aguantar mecha en la oficina si quería seguir disponiendo <strong>de</strong>l<br />

dinero necesario para pagar el alquiler <strong>de</strong>l <strong>de</strong>startalado piso en el<br />

que vivía, el tabaco, las cervezas y pocos vicios más. A ver si con<br />

un poco <strong>de</strong> suerte le salía un trabajo mejor pagado y podía dar<br />

con la puerta en las narices al negrero ése que no le <strong>de</strong>jaba ni<br />

respirar.<br />

Le extrañó ver la puerta <strong>de</strong> la oficina cerrada. Lo normal era<br />

que estando dos personas -el jefe y Carmen, la secretaria- se<br />

turnaran para ir a tomar fuera el café <strong>de</strong> media mañana. Tentado<br />

estuvo <strong>de</strong> dar la vuelta a la esquina e ir al bar a charlar un ratillo<br />

con Carmen fuera <strong>de</strong>l <strong>de</strong>primente ambiente <strong>de</strong> la oficina, pero<br />

pensó que quizás el jefe se habría <strong>de</strong>cidido a acompañarla, así que<br />

extrajo su llave <strong>de</strong>l bolsillo <strong>de</strong>l pantalón y abrió la puerta.<br />

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