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mueve a la reflexión, la interpretación, el intercambio y el debate.
En tal sentido, este tipo de narraciones tienen potencialidades inéditas para
la reconstrucción de la memoria pedagógica; en este caso, en el campo de la
formación de formadores. Y, además permitirían hacer posibles experiencias
de formación horizontal, de desarrollo profesional de los involucrados y una
contribución para la mejora y transformación de las prácticas educativas.
Al respecto de lo que venimos planteando, nos parece que en la siguiente
cita de Daniel Suárez (2007) quedan sintetizados varios argumentos de peso
acerca de la importancia de los relatos pedagógicos:
“…documentar experiencias pedagógicas llevadas a cabo por maestros
y profesores permite conocer las comprensiones pedagógicas
y sociales que hay detrás de sus decisiones cuando enseñan, sus
variados puntos de vista, sus supuestos y proyecciones, y da lugar
a que las prácticas escolares sean dichas y contadas en el lenguaje
de la acción. También, habilita la comunicación y circulación de
ideas, conocimientos, innovaciones y proyectos…Supon reconocer
el carácter cambiante y particular de estas prácticas de acuerdo a
los contextos en los que se desarrollan, así como atender a las potencialidades
de trascripción y traducción de esas experiencias en otros
contextos”(Suárez, 2007:21)
Lo que un docente o formador cuenta acerca de una experiencia implica un
complejo proceso de toma de decisiones. Debe seleccionar ciertas cuestiones,
enfatizar algunas, descartar o reservar otras, secuenciar los momentos de
la historia de un modo particular, etc. No se trata de escribir sin más, sino en
condiciones bastante específicas ya que los autores del relato interpretan una
experiencia propia teniendo en cuenta a sus destinatarios: otros docentes y
actores educativos. En tal sentido, podemos afirmar que documentar y narrar
pedagógicamente una experiencia no es sólo escribir lo que sale y tampoco
es escribir solo/a.
El relato transmite el sentido que los autores otorgaron a su vivencia y exige
un conocimiento previo y profundo acerca de lo que desea transmitir y un trabajo
para encontrar la forma más adecuada de hacerlo (Suárez, 2007).
A continuación examinaremos cómo se cuenta la experiencia atendiendo
particularmente a las tres dimensiones de análisis escogidas, que pasaremos
a desarrollar.
Formando(nos): Discutiendo modelos y estrategias
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