Descargar - Universidad Nacional de Río Cuarto

marco teórico, relegando, por tal motivo, a la narración misma de la experiencia.
En este caso, advertimos el potencial de construir un adecuado balance en la
comunicación de los aspectos argumentativos y descriptivos del relato.
3. Reflexiones a modo de cierre e invitación
Iniciamos esta tarea con la convicción de que el ejercicio encomendado iba
obligarnos a un distanciamiento, a una objetivación no exenta de dificultades.
Estamos demasiado habituados a rotular y calificar a partir de categorías dicotómicas,
del tipo: bueno/malo, útil/no útil, etc. Sin embargo de lo que aquí se
trató fue de algo bien distinto: someter una experiencia pedagógica -efectivamente
realizada y contada por sus autoras- a una suerte de lupa crítica, más
bien de examen constructivo, en busca de pistas acerca de cómo se hacen y
se cuentan las buenas prácticas, para aprender de ellas.
Nos hemos apoyado para realizar este trabajo analítico en autores que abordan
las cuestiones de práctica educativa (Perrenoud, 2007) y en nuestra propia
experiencia en el campo de la formación docente y de la educación ambiental
(Astudillo, Clerici y Ortiz, 2007; Rivarosa, Astudillo y Astudillo, 2003). Por otra
parte, también debimos adentrarnos en algunos trabajos del campo de la investigación
educativa y la narrativa pedagógica (Larrosa, 1995; Suárez, 2007).
Pensamos que hemos podido hallar varias pistas y potencialidades para la
formación en EA desde un marco integrador, complejo, constructivista, crítico
y proactivo. También, que hemos podido acercarnos a analizar el discurso presente
en la narración de la experiencia -como texto escrito y comunicado- y
advertir las potencialidades que presenta el relato cuando es fluido, verosímil,
argumentado y que representa a la vez a narradores y al protagonistas.
Para realizar esta lectura de la experiencia en sí y acerca de cómo se la cuenta,
elegimos dimensiones de análisis que nos permitieran detectar y valorar los
dispositivos de formación y de comunicación, presentes en la experiencia.
Podrá el lector, seguramente, detenerse en otras dimensiones para analizar y
hallar nuevas potencialidades, razón por la cual queda hecha la correspondiente
invitación. Estamos seguras que será el mejor modo de continuar formándonos
como educadores: a través la conversación informada y el aprendizaje
compartido.
Formando(nos): Discutiendo modelos y estrategias
21