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Testimonios para los Ministros (1979) - Ellen G. White Writings

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Métodos, principios y motivos correctos 223<br />

que se la entienda <strong>para</strong> que se reciba todo su precioso alimento: el<br />

pan de vida, el maná del cielo. Que se recoja todo pedazo <strong>para</strong> que<br />

nada se pierda. Al presentar la verdad mediante la predicación de la<br />

Palabra, es importante que el oyente bien dispuesto no pierda nada.<br />

El Señor Jesús, mediante el Espíritu Santo, está tratando de llegar a<br />

la mente, y la convicción se produce en el corazón y la conciencia; [258]<br />

pero el exceso de material tiene efectos perjudiciales, pues borra la<br />

impresión hecha anteriormente. Hable poco, y despertará interés en<br />

escuchar una y otra vez.<br />

Aplíquese la verdad al corazón<br />

Es particularmente cierto que <strong>los</strong> temas nuevos e impresionantes<br />

no se deben presentar a la gente en discursos muy largos. Aplíquese<br />

en todo discurso la verdad al corazón, <strong>para</strong> que todo el que oiga,<br />

entienda; y <strong>para</strong> que <strong>los</strong> hombres, las mujeres y <strong>los</strong> jóvenes revivan<br />

ante Dios. Trate de inducir a todos, desde el menor hasta el mayor, a<br />

investigar la Palabra, porque el conocimiento de la gloria de Dios ha<br />

de llenar toda la tierra como las aguas cubren el mar. *<br />

Conozcamos a Dios<br />

“Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a <strong>los</strong> que habéis<br />

alcanzado, por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo, una<br />

fe igualmente preciosa que la nuestra: Gracia y paz os sean multiplicadas,<br />

en el conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesús”.<br />

Estas preciosas palabras se dirigen a <strong>los</strong> que han obtenido una fe<br />

igualmente preciosa que la nuestra por la justicia de Dios y de nuestro<br />

Señor Jesucristo. Para comprender cuán grande es la promesa,<br />

debemos saber por experiencia quién la respalda. “Así dijo Jehová:<br />

No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el<br />

valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas alábese en esto el<br />

que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy [259]<br />

Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque<br />

estas cosas quiero, dice Jehová”.<br />

* [Estudio adicional: Testimonies for the Church 2:116-118, 616, 617, 672; Testimonies<br />

for the Church 3:419; Testimonies for the Church 4:261; Testimonies for the Church<br />

5:251, 252; Obreros Evangélicos, 140-142.

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