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Testimonios para los Ministros (1979) - Ellen G. White Writings

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86 <strong>Testimonios</strong> <strong>para</strong> <strong>los</strong> <strong>Ministros</strong><br />

por experiencia lo que significa ser colaboradores de Dios. Están<br />

haciéndose transacciones extrañas. Se reciben y se enseñan falsos<br />

aspectos del cristianismo, <strong>los</strong> cuales atan a las almas al engaño y el<br />

error. Los hombres caminan a la luz de las teas que el<strong>los</strong> mismos<br />

encendieron. Los que aman y temen a Dios no descenderán al nivel<br />

del mundo al elegir la sociedad de seres vanidosos y frívo<strong>los</strong>. No<br />

quedarán hechizados por hombres o mujeres que no se hayan convertido.<br />

Han de permanecer firmes por Jesús, y entonces Jesús <strong>los</strong><br />

sostendrá.<br />

Falta de honradez en <strong>los</strong> negocios<br />

Algunos de <strong>los</strong> que conocen la verdad, pero no la practican,<br />

están pisoteando la ley de Dios en sus transacciones comerciales.<br />

No debemos tener asociación íntima con el<strong>los</strong>, no sea que nos contagiemos<br />

de su espíritu y compartamos su condenación. El patriarca<br />

Jacob, al hablar de ciertos hechos de sus hijos, que él contemplaba<br />

con horror, exclamó: “En su consejo no entre mi alma, ni mi espíritu<br />

se junte en su compañía”. Sentía que su propio honor se vería comprometido<br />

si se asociaba con <strong>los</strong> pecadores en sus hechos. El alza<br />

la señal de peligro <strong>para</strong> amonestarnos contra tales asociaciones, no<br />

sea que nos hagamos partícipes de sus maldades. El Espíritu Santo,<br />

mediante el apóstol Pablo, pronuncia una advertencia similar: “Y no<br />

participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien<br />

reprendedlas”.<br />

La verdadera actitud del cristiano<br />

El Dios eterno ha trazado la línea de distinción entre <strong>los</strong> santos<br />

y <strong>los</strong> pecadores, <strong>los</strong> convertidos y <strong>los</strong> inconversos. Las dos clases no<br />

se mezclan imperceptiblemente como <strong>los</strong> colores del arco iris. Son<br />

tan distintas como el mediodía de la medianoche.<br />

Los que buscan la justicia de Cristo se espaciarán en <strong>los</strong> temas<br />

de la gran salvación. La Biblia es el almacén que surte sus almas de<br />

alimento nutritivo. Meditan en la encarnación de Cristo, contemplan<br />

el gran sacrificio hecho <strong>para</strong> salvar<strong>los</strong> de la perdición, <strong>para</strong> llevarles<br />

perdón, paz y justicia eterna. El alma arde con estos temas grandiosos<br />

y elevadores. La santidad y la verdad, la gracia y la justicia, ocupan<br />

<strong>los</strong> pensamientos. El yo muere, y Cristo vive en sus siervos. Al

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