10.05.2013 Views

Testimonios para los Ministros (1979) - Ellen G. White Writings

Testimonios para los Ministros (1979) - Ellen G. White Writings

Testimonios para los Ministros (1979) - Ellen G. White Writings

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

[65]<br />

68 <strong>Testimonios</strong> <strong>para</strong> <strong>los</strong> <strong>Ministros</strong><br />

almas estén orando por el soplo vital del Espíritu; porque estamos a<br />

punto de morir si no recibimos ese soplo.<br />

Hemos de orar por la recepción del Espíritu como el remedio<br />

<strong>para</strong> las almas enfermas de pecado. La iglesia necesita convertirse,<br />

¿y por qué no hemos de postrarnos ante el trono de la gracia, como<br />

representantes de la iglesia, y con corazón quebrantado y espíritu<br />

contrito elevar fervientes súplicas <strong>para</strong> que el Espíritu Santo sea<br />

derramado sobre nosotros desde lo alto? Oremos porque cuando<br />

sea generosamente concedido, nuestros fríos corazones revivan, y<br />

tengamos discernimiento <strong>para</strong> comprender que procede de Dios, y<br />

lo recibamos con gozo. Algunos han tratado al Espíritu como a un<br />

huésped indeseado, negándose a recibir el rico don, apartándose de<br />

él, y condenándolo como fanatismo.[veasé el Apéndice.]<br />

Cuando el Espíritu Santo mueve al agente humano no nos pregunta<br />

en qué manera ha de proceder. A menudo actúa de maneras<br />

inesperadas. Cristo no vino en la forma en que <strong>los</strong> judíos lo esperaban.<br />

No vino de una manera tal que <strong>los</strong> glorificara como nación. Su<br />

precursor vino a pre<strong>para</strong>r el camino delante de él, llamando al pueblo<br />

a arrepentirse de sus pecados, a convertirse y bautizarse. El mensaje<br />

de Cristo fue: “El reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed<br />

en el Evangelio”. Los judíos rehusaron recibir a Cristo, porque no<br />

vino según la forma en que lo esperaban. Las ideas de hombres<br />

finitos fueron tenidas por infalibles, porque eran muy antiguas.<br />

Este es el peligro al cual la iglesia se halla expuesta ahora, es<br />

a saber, que las invenciones de hombres finitos señalen la forma<br />

precisa en que debe venir el Espíritu Santo. Aunque no quieran<br />

reconocerlo, algunos ya han hecho esto. Y porque el Espíritu viene,<br />

no <strong>para</strong> alabar a <strong>los</strong> hombres o <strong>para</strong> sustentar sus teorías erróneas,<br />

sino <strong>para</strong> convencer al mundo de pecado, de justicia y de juicio,<br />

muchos se apartan de él. No están dispuestos a ser despojados de las<br />

vestimentas de su justicia propia. No están dispuestos a cambiar su<br />

justicia, que es injusticia, por la justicia de Cristo, que es la verdad<br />

pura no adulterada. El Espíritu Santo no adula a ningún hombre, ni<br />

trabaja de acuerdo con el designio de hombre alguno. Los hombres<br />

finitos, pecadores, no han de manejar al Espíritu Santo. Cuando éste<br />

venga como reprobador, por medio de cualquier agente humano a<br />

quien Dios escoja, el lugar del hombre es oír y obedecer su voz.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!