Lutero “la película” - THE DEO DUCE CATHOLIC MINISTRY
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A partir de 1521, <strong>Lutero</strong> tendría ya que poseer la paz y alegría que le atribuía a su propia<br />
doctrina de justificación por la fe, ¡libre de la cárcel moral impuesta por la Iglesia!<br />
Sin embargo, lo que se ve es exactamente todo lo contrario: cuanto más se fue alejando de<br />
la Iglesia y hundiéndose en sus errores, su comportamiento se fue quedando cada vez más<br />
desesperado y enfermizo. (Grisar: 384)<br />
El diablo era compañero inseparable de <strong>Lutero</strong>. En Wartburg, en 1521 <strong>Lutero</strong> decía:<br />
“Por ocasión de mis primeras conferencias sobre los Salmos estaba sentado redactando mis<br />
primeras lecciones, cuando el diablo apareció e hizo un ruido por tres veces, atrás de mi<br />
estufa, como si estuviese arrastrando un tarro para afuera del infierno. (…) Le he sentido de<br />
nuevo, en el claustro encima del cuarto, pero como noté que era el diablo, no le di más<br />
importancia y me dormí.” (Brentano: 93)<br />
Además dirá que “llevaba al diablo colgado al cuello”; y también:<br />
“Conozco profundamente al diablo, de pensamiento y de aspecto, habiendo comido juntos<br />
más de un barril de sal.” (Brentano: 93)<br />
Y más sorprendentemente, todavía:<br />
“El diablo durmió a mi lado, en mi cama, más veces que mi mujer.”; (Brentano: 93)<br />
Y Brentano también añade:<br />
“Satán se mostraba al padre de la reforma bajo los más diversos aspectos: a veces en forma<br />
de una gran cerda negra, otras en forma de una antorcha encendida; en el castillo de<br />
Cobourg se insinúa en la piel de una fea serpiente, para enseguida aparecer en forma de una<br />
radiante estrella. (…).” (Brentano: 93)<br />
Aquí se puede ver a <strong>Lutero</strong> hablándole a sus discípulos sobre las tentaciones del demonio y<br />
su forma anti-cristiana de deshacerse de ellas:<br />
“Muchas veces los ataques del demonio caen en vuestra cabeza como el rayo; no hay mejor<br />
remedio para eso que comer bien, pasarse una buena vida, y las maquinaciones del demonio<br />
se derretirán como la nieve al sol.” (Brentano: 97)<br />
Y más:<br />
“Cuida de tu estomago, no te vayas a matar con ayunos; dormirás mejor; cuando no duermo<br />
el diablo se muestra y prontamente se pone a discutir conmigo. Habla con una voz grave y<br />
fuerte.” (Brentano: 97)<br />
Bueno, ese comportamiento es diametralmente opuesto al sola gratia de <strong>Lutero</strong>: es un<br />
comportamiento pelagiano, segundo el cual el hombre se juzga capaz de luchar contra la<br />
tentación y vencerla con fuerzas propias, sin contar con la gracia divina por intermedio de la<br />
oración.<br />
Es una más de las contradicciones del rebelde.<br />
Siguiendo esa misma línea, Brentano va más allá, mostrando como el demonio además de<br />
un compañero, era de hecho un maestro de <strong>Lutero</strong>:<br />
“Pero es que a veces el reformador tenia prolongadas conversaciones con el espíritu del mal<br />
y le oía sus argumentaciones. Y se dejó convencer por ellas. Es por su propia confesión<br />
que esta y aquella parte de su doctrina nacen de esas infernales discusiones. Nicolás anotó,<br />
(…): “jamás hubo alguien, que no sea <strong>Lutero</strong>, que hubiese presumido, en una obra impresa,<br />
de haber mantenido una larga conferencia con el diablo; que se había convencido de sus