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Lutero “la película” - THE DEO DUCE CATHOLIC MINISTRY

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¡Se ha hecho del soberbio <strong>Lutero</strong> un religioso humilde!<br />

¡Del mentiroso <strong>Lutero</strong> se ha hecho un hombre leal!<br />

Del inmoral <strong>Lutero</strong> –imagínense- ¡le han hecho un santo!<br />

Los productores de “<strong>Lutero</strong>” se han hartado de mentir…<br />

No es que todas las escenas hayan sido inventadas. Solamente algunas de ellas.<br />

Los luteranos –a pesar de que tuvieron el aval de su maestro- han preferido mentir por la<br />

mentira menos abrumadora, que es la omisión, si es que en algunos seguimientos hayan<br />

claramente distorsionado los hechos.<br />

La película, entonces, peca en su mayor parte por omisión, para que el escándalo no se<br />

presentara tan grande. Pues según el pintoresco y muy verdadero dicho del Padre Vieira, <strong>“la</strong><br />

omisión es un pecado que se comete al no hacer algo” (del sermón del Primer Domingo de<br />

Adviento).<br />

Cuando se miente abiertamente, negándose los hechos verdaderos, la conciencia porfía en<br />

clamar por una reparación, mismo estando anestesiada por el principio luterano de la mentira<br />

justificada por una buena causa. Con la omisión –nótese la conveniencia- complacer la<br />

conciencia se queda mucho más fácil, mientras que sus efectos dañinos puedan ser<br />

equivalentes, o hasta proporcionalmente superiores a los de una mentira directa.<br />

Aunque haya muchas escenas que de hecho ocurrieron, raras son las veces en que se<br />

presenta un equilibrio entre la actitud de <strong>Lutero</strong> y su contrapartida católica. La intención es<br />

clara: hacer de <strong>Lutero</strong> un héroe de la fe, un campeón de la libertad, perseguido por la tiranía<br />

del Papa.<br />

Hasta cuando se muestra a <strong>Lutero</strong> en situaciones deplorables, como por ejemplo, en sus<br />

enfermizas charlas con el demonio, siempre se le sugiere al espectador que la culpa es de la<br />

Iglesia.<br />

En ese sentido viene bien al caso el comentario de Steven Greydanus:<br />

“Entre los protestantes sensatos la Reforma ha sido frecuentemente llamada de “una trágica<br />

necesidad”. En <strong>Lutero</strong>, (…) la Reforma es mostrada como un todo positivo, un triunfo de la<br />

libertad religiosa y de la libertad de conciencia.” (Greydanus)<br />

Para que el lector no se crea que estemos acusando gratuitamente al seudo-reformador<br />

alemán, presentamos a seguir algunas de sus muchas mentiras, que fueron un instrumento<br />

(inicuo) ampliamente empleado en su revuelta.<br />

Después de la lectura de la confesión en Augsburg, Melanchthon y los demás luteranos han<br />

sido cuestionados por los católicos en el Confutatio, teniendo que entonces ceder en<br />

algunos puntos.<br />

Melanchthon estaba dispuesto al sacrificio en el nombre de la paz, pero <strong>Lutero</strong> estaba<br />

radicalmente en contra, lo que resultara en la defensa intransigente de la confesión<br />

protestante mediante la Apología. <strong>Lutero</strong> entonces le escribió a Melanchthon desde el<br />

castillo de Cobourg, incentivando a su amigo a expresarse de una forma ambigua:<br />

“(…) Pues, al haber conseguido la paz y escapado de la violencia, podremos fácilmente<br />

hacer remiendos a nuestros ardiles (mentiras) y faltas (trucos (mentiras) y faltas), porque la<br />

misericordia de Dios prevalece sobre nosotros (…)” (Grisar: 388)<br />

Al volver a Wittenberg en 1522, <strong>Lutero</strong> expulsó a los radicales y restableció la apariencia de<br />

la Misa, pareciendo defender la ley y el orden para poder dominar la situación.<br />

Pero:

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