Lutero “la película” - THE DEO DUCE CATHOLIC MINISTRY
Lutero “la película” - THE DEO DUCE CATHOLIC MINISTRY
Lutero “la película” - THE DEO DUCE CATHOLIC MINISTRY
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
cristiana de nacionalidad alemana, escribe Lucien Febvre, “suena como un grito de unión<br />
de los germánicos.” “¡Recordad que sois germánicos!” No cesa de gritarle a sus queridos<br />
alemanes. A lo que Hitler iría responder en nuestros tiempos como si fuere un estrepitoso<br />
eco. A las masas que le siguen él se dirige como un profeta alemán. En una amonestación<br />
a sus queridos alemanes proclama (…): “Yo soy el profeta de los alemanes. Es para<br />
vosotros, alemanes, que busco la salvación, la santidad… Soy vuestro apóstol.”<br />
(Conversaciones de Mesa, n. 678). Quiere fundar una iglesia alemana (Köstlin Kawerau, I,<br />
552).” (Brentano: 172-173)<br />
Quizá solamente el monstruo Hitler haya podido equipararse al monje rebelde, cuanto a lo<br />
que se refiera a nacionalismo alemán exacerbado.<br />
También conviene notar que: “Hitler, que es católico (sic), mandó considerar fiesta nacional<br />
de Alemania la fecha 31 de octubre de 1517, cuando el monje agustino revoltoso fijó en las<br />
puertas de la iglesia del castillo de Wittemberg a las famosas noventa y cinco proposiciones<br />
(…)” (Brentano: 174)<br />
Otra cosa digna de mención es el notorio odio de <strong>Lutero</strong> por el pueblo.<br />
Ya se han aludido algunas de esas ocurrencias anteriormente.<br />
En un momento en familia <strong>Lutero</strong> confidenciaba: “Después de sentarlo a su hijito en las<br />
rodillas: “Gran bendición de Dios, decía, contemplando al hijo; esos campesinos toscos no<br />
son dignos de esto, no se les debían nacer mas que cerdos.” (Conversaciones de Mesa,<br />
ns. 978 y 2454).” (Brentano: 131)<br />
Y más: “cuando un “pedorro” (furz lechzen) se quiere meter a gobernar, solo puede terminar<br />
mal; que los campesinos trituren sus quesos, cuiden de vacas y que cocinen, he ahí su<br />
quehacer. (Conversaciones de Mesa, n. 1606)” (Brentano: 131)<br />
Grisar describe al fenómeno de forma más completa: “En el comienzo de la guerra de los<br />
campesinos él [<strong>Lutero</strong>] habla y escribe furiosamente contra los campesinos y la masa, y<br />
sigue a hacerlo hasta el final de su vida. (…) En sus discursos él se sustenta en un<br />
verdadero odio contra la masa, llamándola “maestro todo-el-mundo” (Master Omnes),<br />
“monstruo de las varias cabezas” etc. Como ha dicho Feuchtwanger, un autor protestante: no<br />
se le puede separar fácilmente a <strong>Lutero</strong> de las ideas político-sociales de Maquiavel, quien<br />
le aconsejaba a los soberanos llevar las masas a rienda corta.” (Grisar: 560)<br />
A partir de ahí no debería sorprender a nadie el que <strong>Lutero</strong> llegara a pedir la vuelta de la<br />
esclavitud: “Gradualmente él va clamando por autoridad absoluta. (…) “Cristo no quería<br />
abolir la esclavitud,” dice [<strong>Lutero</strong>] en otro momento, sobre la condición subyugada de los<br />
campesinos, cuya suerte empeoraba constantemente. “Lo que Le importa a Él es como los<br />
señores o príncipes gobiernan [¿en las cosas temporales?] En sus sermones sobre el primer<br />
libro de Moisés, él de hecho presenta al sometimiento en el estado relativamente deseable.<br />
“Si la sociedad debe ser para durar,… será necesario restablecerla [a la esclavitud]”.<br />
(Grisar: 560)<br />
Esa idea es coherente con la doctrina expuesta por <strong>Lutero</strong> en La Libertad del Cristiano, en<br />
donde él aboga que el cristiano debe ser totalmente libre en su interior, mientras que de total<br />
servilismo para el mundo, en la sociedad. (Grisar: 166)<br />
No nos sorprende que, con tantos odios y rencores, <strong>Lutero</strong> se fuese tornando más amargo e<br />
infeliz con el paso del tiempo.<br />
Quiera notarse, por ejemplo, su melancolía al ver a Alemania destruida a causa de sus<br />
doctrinas: “<strong>Lutero</strong> se aproxima a los sesenta años, su humor se ha tornado sombrío, su<br />
correspondencia refleja su estado de alma. Toda la alegría, la jovialidad, su humor (…)<br />
desaparecieron (…) sufre sobretodo por el estado en que se encuentra el país, la Alemania,<br />
la sociedad en que vive. Había ingenuamente (sic) imaginado que ahora que el mundo<br />
estaba, gracias a él (…) en posesión de las verdades celestiales (…) el mundo iría entrar en