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La mujer Santo de los Últimos Días, Parte A - The Church of Jesus ...

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Lección 34<br />

<strong>los</strong> mensajes que <strong>de</strong>jan <strong>de</strong> hacerles caso, hasta que al final ya no <strong>los</strong><br />

retienen.<br />

“Uste<strong>de</strong>s <strong>de</strong>ben compren<strong>de</strong>r que en su interior tienen algo semejante a<br />

la brújula, semejante a la Liahona. Se da a toda criatura… Si hace caso<br />

omiso <strong>de</strong> esa Liahona que lleva en su ser, es posible que al final <strong>de</strong>je <strong>de</strong><br />

darle indicaciones; pero si recordamos que cada uno <strong>de</strong> nosotros dispone<br />

<strong>de</strong> aquello que lo dirigirá <strong>de</strong>bidamente, nuestra embarcación no se<br />

pondrá en el camino equivocado… si escuchamos <strong>los</strong> dictados <strong>de</strong> nuestra<br />

propia Liahona, a la que llamamos conciencia” (en Conference<br />

Report, octubre <strong>de</strong> 1976, págs. 115–117; véase, a<strong>de</strong>más, Ensign, noviembre<br />

<strong>de</strong> 1976, págs. 77–79.)<br />

• ¿En qué forma relacionó el presi<strong>de</strong>nte Kimball las Escrituras a nosotros<br />

en la actualidad?<br />

Si conocemos las Escrituras, po<strong>de</strong>mos aplicar principios verda<strong>de</strong>ros en<br />

nuestra vida. Los siguientes ejemp<strong>los</strong> muestran cómo una madre enseñó<br />

a sus hijos basándose en las Escrituras.<br />

A la hora <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir la oración una noche, Ana, <strong>de</strong> cuatro años <strong>de</strong> edad,<br />

anunció que no quería <strong>de</strong>cir sus oraciones. <strong>La</strong> madre trató <strong>de</strong> persuadirla,<br />

pero Ana rehusó orar. Entonces la madre le relató a Ann la historia<br />

<strong>de</strong> Daniel.<br />

• Pida a la hermana asignada que lea Daniel 6:1–23 o que relate la historia<br />

en sus propias palabras.<br />

<strong>La</strong> madre luego explicó que la oración era muy importante para<br />

Daniel, quien oró aun cuando pensó que iba a morir por orar. Entonces<br />

le preguntó a Ana: “Ahora que sabes lo importante que es la oración,<br />

¿quieres que te ayu<strong>de</strong>n a <strong>de</strong>cir la oración?”<br />

En otra ocasión, Ana y su hermana Juanita se encontraban discutiendo<br />

acaloradamente. <strong>La</strong>s dos querían jugar con la misma muñeca; entonces<br />

la madre fue a ellas y preguntó: “¿Por qué no cortamos la muñeca a la<br />

mitad y damos una parte a cada una?<br />

“No”, dijo Ana, “no la cortes a la mitad”.<br />

“Sí, hazlo”, gritó Juanita.<br />

<strong>La</strong> madre contestó: “Debe ser la muñeca <strong>de</strong> Ana. ¿Saben como lo supe?”<br />

Luego leyó y analizó con las niñas el relato que se encuentra en 1 Reyes<br />

3:16–27.<br />

• Pida a la hermana asignada que lea o narre con sus propias palabras<br />

el relato <strong>de</strong> 1 Reyes 3:16–27. ¿En qué forma ayudaron las Escrituras a<br />

esta madre a enseñar a sus hijas? Lea Mateo 25:1–13 y Enós 1:2–5.<br />

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