Anécdotas talmúdicas y de rabinos famosos
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Rabí Shmuel les dij o: ”-Mejor pidamos que termine la hambruna,<br />
porque cuando el Eterno da pan, da también vida”.<br />
(Tratado Taanit, 8)<br />
COMPARTIR LOS SUFRIMIENTOS<br />
Cada uno <strong>de</strong>be compartir los sufrimientos <strong>de</strong> su pueblo. Cuando<br />
el pueblo luchó contra los Amalequitas en el <strong>de</strong>sierto y Moisés, que<br />
dirigía la lucha se cansó y sus manos comenzaron a pesarle, le colocaron<br />
una piedra para que se apoyara. ¿Y por qué una piedra? Podría<br />
ser una almohada. Pero Moisés dij o: ”-mientras mi pueblo sufre, yo<br />
también quiero sufrir”. Y el que sufre con su pueblo, logra ver como<br />
recibe la ayuda necesaria”.<br />
(Tratado Taanit, 11)<br />
EL ORGULLO CONDUCE AL PECADO<br />
Rabí Elazar, hij o <strong>de</strong> Rabí Shimon, volvía a su casa montando un asno,<br />
al que conducía <strong>de</strong>spaciosamente a la vera <strong>de</strong>l río. El tiempo era bueno<br />
y el alma <strong>de</strong> Rabí Shimon se llenó <strong>de</strong> alegría -la alegría <strong>de</strong> la vida. Pensaba<br />
en lo que había aprendido <strong>de</strong> su maestro y comenzó a sentirse<br />
superior. Y <strong>de</strong> repente se cruzó con un hombre que tenía un rostro<br />
horrendo y lo saludó. Entonces, en lugar <strong>de</strong> respon<strong>de</strong>rle afablemente,<br />
como correspon<strong>de</strong>, Rabí Elazar le dij o: ”-¿son todos en tu ciudad tan<br />
feos como tú?”. El hombre le respondió: ”-no sé, pero mejor ve a lo <strong>de</strong>l<br />
maestro que me creó y dile que el objeto que forjó es feísimo”.<br />
Al escuchar estas palabras, Rabí Elazar entendió que había cometido<br />
un pecado, entonces se bajó <strong>de</strong>l asno, cayó <strong>de</strong> hinojos ante el hombre<br />
y le pidió que lo perdonara; pero éste se mantenía en los suyo:<br />
que fuera a lo <strong>de</strong>l maestro que lo creó y le dij era lo feo <strong>de</strong>l objeto que<br />
forjó. Rabí Elazar fue caminando <strong>de</strong>trás <strong>de</strong>l hombre hasta que llegaron<br />
a la ciudad y todas las personas que lo encontraban lo saludaban<br />
diciendo: ”la paz sea contigo, Rabí”.<br />
El hombre preguntó: ”-¿a quien lllaman Rabí?, y le respondieron:<br />
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