Masonería - Generalísimo Francisco Franco
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EL GRAN SECRETO<br />
4 DE ABRIL DE 1948<br />
LA paradoja que al mundo internacional ofrece con el reconocimiento pleno de las<br />
amenazas soviéticas y de la política agresora del imperialismo ruso, de un lado, y las<br />
reservas que hacia España se guardan, de otro nos lleva a descubrir ante nuestros<br />
lectores las causas secretas que vienen sosteniendo el tinglado en que la farsa<br />
internacional se asienta.<br />
Descubiertos hoy a los ojos del mundo los motivos de la ofensiva general que España<br />
y su Régimen sufrieren por decisión soviética, ya que no en vano fué derrotado el<br />
comunismo en nuestra nación, cuando ya había paladeado las mieles del triunfo, dejando<br />
enterrados aquí a la flor y nata de sus elementos de choque, y posteriormente rechazadas<br />
y maltrechas las divisiones de guerrilleros que en el río revuelto de la liberación francesa<br />
intentaron invadir a nuestra nación, lo mismo que hoy se hace con Grecia, parecía justo el<br />
confiar que el reconocimiento público de la situación llevase emparejada la rectificación<br />
plena de la política de hostilidad con que durante dos años los países del Occidente de<br />
Europa habían distinguido a nuestra Patria, como igualmente resulta inexplicable, en los<br />
momentos que el mundo internacional habla con descaro de la necesidad de la<br />
colaboración española, que persista todavía en el ánimo de algunos aquel viejo concepto<br />
de una España decadente y estúpida que poder uncir graciosamente al carro de quienes<br />
en tal forma la ofenden y hostilizan.<br />
El que dentro de nuestras fronteras haya quien pretenda llevar nuestro sentimiento<br />
anticomunista más lejos de la propia dignidad no quiere decir que España vaya a regalarle<br />
su favor a quienes en tal forma demuestran que nos detestan.<br />
Conviene no olvidemos que no ha sido el comunismo sólo el que se ha destacado en<br />
estos años como enemigo de la España nacional, pues si aquél en tres ocasiones (en<br />
1934, cuando la revolución asturiana; en 1936, bajo el Gobierno del Frente Popular que<br />
patrocinó la revolución roja que provocó nuestra Cruzada, y en 1945, cuando los intentos<br />
de invasión de guerrilleros y terroristas a través de la frontera de Francia, el terrorismo<br />
comunista) intentó asentarse en nuestra Patria, hubo otros que le abrieron la puerta y le<br />
allanaron el camino, pretendiendo aprovecharse de sus ofensivas y practicando el hipócrita<br />
sistema de las acusaciones falsas, los entredichos y las campañas periodísticas que en el<br />
mundo se sucedieron contra nuestra nación, con miras a aislarla de la vida de relación y<br />
con el propósito de ahogarla y asfixiarla económicamente. Y es que España, con el<br />
comunismo, había barrido de su solar otro mal endémico y, por ello, más grave: el cáncer<br />
masónico que la corroía.<br />
Si en otras partes los campos del comunismo y la masonería aparecen claramente<br />
delimitados, y hoy en franca y abierta oposición, en el sector de los españoles viven en<br />
íntimo contubernio. Los principales supervivientes de las Brigadas Internacionales que en