Masonería - Generalísimo Francisco Franco
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MASONERIA ESPAÑOLA<br />
18 de junio de 1950<br />
LA característica más acusada en la masonería española es la atea y antinacional.<br />
Hemos visto en trabajos anteriores la expresión de sus fobias anticatólicas y su ausencia<br />
absoluta de sentido español al servir los intereses extranjeros contra su Patria y buscar la<br />
intervención extraña cuando, con razón, se sentían más o menos amenazados.<br />
Si nos circunscribimos a los días de nuestra Cruzada, a aquellos tiempos de la<br />
España sin ley en que una masa anarcocomunista, bajo la dirección de capitostes<br />
masones, presídía los tristes destinos de la República española, la encontramos de nuevo<br />
mendigando en el extranjero acciones de violencia y de intervención contra su Patria.<br />
En un folleto publicado en la imprenta Lucifer, plaza de la Chapelle, 8, de Bruselas, en<br />
mayo de 1937, del que figura como autor el gran maestre nacional adjunto del gran oriente<br />
español, Ceferino González, y dedicado por el masonazo español “a su muy excelente<br />
amigo Felicianne Court, uno de los más puros valores de la francmasonería universal y el<br />
más entusiasta defensor de la causa de los francmasones españoles”, personaje que<br />
ejerció durante muchos años el cargo de “garante de amistad en los valles de España”,<br />
.algo así como el comisario político masónico francés en la masonería española, se intenta<br />
presentar al público una persecución cruel y sanguinaria de los masones en nuestra Patria,<br />
al tiempo que se pretende arrojar sobre la Iglesia de Roma, blanco constante de los odios<br />
de la secta, y sobre lo que el autor llama su “rabiosa intolerancia”, las culpas de cuanto en<br />
España ocurría.<br />
Invirtiendo los términos del verdadero problema planteado, y sin duda para justificar<br />
las terribles persecuciones religiosas de que hizo objeto a la Iglesia la República española<br />
con sus quemas de conventos, disolución de jesuitas, leyes laicas, así como el asesinato<br />
cometido en aquellos mismos días, en la jurisdicción de la República, de más de siete mil<br />
entre obispos, religiosos y sacerdotes, pretende levantar sobre la muerte, en las primeras<br />
revueltas de la guerra, de algunos cabecillas rojos de filiación masónica, la monstruosa<br />
calumnia de que la Iglesia Católica fuese la instigadora y la responsable directa de esas<br />
muertes.<br />
La falsedad absoluta con que la francmasonería obra se puede juzgar por el siguiente<br />
párrafo que a continuación insertamos, copiado del folleto aludido, y que sometemos al<br />
juicio sereno de cualquier conciencia honrada. Dice así:<br />
“Todo el mundo sabe también que el Levantamiento militar fué preparado no en los<br />
cuarteles, sino en las oficinas de los altos dignatarios de la Iglesia, por los cardenales, los<br />
arzobispos y otros eclesiásticos, los que han financiado la revuelta, los que han dirigido las<br />
Juntas revolucionarias y los que han mandado los pelotones de ejecución encargados de<br />
asesinar cobardemente la “élite” de la población civil española, y marcadamente los<br />
francmasones.”<br />
El párrafo, como se ve, no tiene desperdicio. El odio de la masonería a la fé católica<br />
brota en la venenosa calumnia que el maestre incluye en su mensaje al mundo masónico.<br />
Si masones eran los principales cabecillas rojos, los gobernadores, muchos jefes de<br />
Policía y presidentes de Comités de salud pública, que desde los primeros momentos de<br />
iniciarse el Glorioso Alzamiento Nacional ejercieron el mando en la mayoría de los pueblos<br />
y lugares de España, ejecutando las órdenes circuladas con meses de anticipación para<br />
desencadenar la acción general revolucionaria, a la que el Movimiento Nacional salió al