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Al Hilo de la Conversación

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AL HILO DE LA CONVERSACIÓN<br />

44<br />

“Nací en Olvera y cuando yo tenía tres años nos vinimos a Torrecera,<br />

a un cortijo que hay allí arriba, a una parce<strong>la</strong>. Era tierra <strong>de</strong><br />

secano. Vinieron <strong>de</strong> muchos pueblos <strong>de</strong> <strong>la</strong> sierra, muchas familias<br />

y vivíamos en el cortijo. En el cortijo había una parte mu gran<strong>de</strong>,<br />

una habitación don<strong>de</strong> se ponían <strong>la</strong>s camas toas seguidas, separás por<br />

unas mantas. Aquello estaba mu estrecho, pero pasamos allí un tiempo,<br />

hasta que mi padre hizo una choza en <strong>la</strong> parce<strong>la</strong> pa irnos y estar<br />

más in<strong>de</strong>pendientes. Luego, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> <strong>la</strong> guerra, aquel<strong>la</strong>s tierras <strong>la</strong>s<br />

cogió su dueño y nos vinimos a La Florida, a otra choza” (Encarna<br />

Barroso).<br />

También <strong>la</strong> familia <strong>de</strong> María fue pionera <strong>de</strong> este proceso. Mucho <strong>de</strong> lo<br />

que el<strong>la</strong> explica <strong>de</strong> esos primeros años no son recuerdos propios, sino <strong>de</strong><br />

lo que ha escuchado <strong>de</strong> sus mayores. Así, nos hab<strong>la</strong> <strong>de</strong>l origen <strong>de</strong> aquel<strong>la</strong>s<br />

familias, <strong>la</strong>s condiciones <strong>de</strong> vida en el cortijo, <strong>la</strong>s tierras que cultivaban,<br />

los animales domésticos…, y <strong>la</strong> expulsión <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> <strong>la</strong> guerra, cuando se<br />

insta<strong>la</strong>ron en <strong>la</strong>s tierras <strong>de</strong> <strong>la</strong> Barca <strong>de</strong> <strong>la</strong> Florida.<br />

“Mis padres eran <strong>de</strong> Torre <strong>Al</strong>háquime, un pueblo <strong>de</strong> <strong>la</strong> sierra. Mi<br />

padre se vino soltero y luego se trajo a mi madre. <strong>Al</strong>lí en su pueblo<br />

eran trabajadores, sin na. Yo nací en un cortijo, en Torrecera, en el<br />

año 1940. El cortijo estaba <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> ese castillo, que ya no quedan<br />

más que cuatro pare<strong>de</strong>s, <strong>de</strong>trás, estaba el cortijo. Ahí vinieron unas<br />

cuarenta familias, <strong>de</strong> tos los pueblos <strong>de</strong> <strong>la</strong> sierra: <strong>de</strong> Olvera, Setenil,<br />

<strong>Al</strong>calá… Les daban una parce<strong>la</strong> con unas treinta o cuarenta aranzás<br />

19 . Cada uno tenía su trozo <strong>de</strong> tierra y sus cabras y allí se podía<br />

comer. De eso, una parte se lo llevaba el gobierno y otra parte se lo<br />

quedaban ellos. Mis padres y mis abuelos vinieron ahí en <strong>la</strong> época<br />

<strong>de</strong> <strong>la</strong> República, antes <strong>de</strong> <strong>la</strong> guerra. Digo yo que eso sería <strong>de</strong> un<br />

señorito y se lo dieron a esas personas, pero cuando yo tenía unos<br />

cuatro años, los echaron <strong>de</strong> allí y nos vinimos a La Barca, en medio<br />

<strong>de</strong>l campo, a una choza. Menos los granaínos, los <strong>de</strong>más vinieron <strong>de</strong><br />

ese cortijo. Aquí, en La Barca vivíamos cada uno en su parce<strong>la</strong>, en su<br />

choza, era como un pob<strong>la</strong>do, en medio <strong>de</strong>l campo, con chozas, hasta<br />

que el pueblo se construyó y nos dieron <strong>la</strong> casa. Yo ya tenía nueve<br />

años” (María Álvarez).

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