12.05.2013 Views

Arlt, Roberto - El juguete rabioso - ET Nº32 DE 14

Arlt, Roberto - El juguete rabioso - ET Nº32 DE 14

Arlt, Roberto - El juguete rabioso - ET Nº32 DE 14

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Robert <strong>Arlt</strong> - <strong>El</strong> <strong>juguete</strong> <strong>rabioso</strong> <strong>El</strong> Ortiba<br />

libertad? Yo ahora era libre, podía hacer lo que se me antojara... matarme si quería... pero eso era<br />

algo ridículo... y yo... yo tenía necesidad de hacer algo hermosamente serio, bellamente serio: adorar<br />

a la vida. Y repetí:<br />

"Sí, vida... vos sos linda, vida... ¿sabés? De aquí en adelante adoraré a todas las cosas hermosas<br />

de la Tierra... cierto... adoraré a los árboles, y a las casas y a los cielos... adoraré todo lo que está en<br />

vos... además... decíme, vida ¿no es cierto que yo soy un muchacho inteligente? ¿Conociste vos<br />

alguno que fuera como yo?"<br />

Después me quedé dormido.<br />

<strong>El</strong> primero en entrar a la librería esa mañana fue don Gaetano. Yo le seguí. Todo estaba como<br />

lo habíamos dejado. La atmósfera con un relente de moho, y allá en el fondo, en el lomo de cuero de<br />

los libros, una mancha de sol que se filtraba por el tragaluz.<br />

Me dirigí a la cocina. La brasa se había extinguido, aún húmeda de agua, con la que hiciera un<br />

charco al lavar los platos Dío Fetente.<br />

Y fue el último día que trabajé allí.<br />

III. EL JUGU<strong>ET</strong>E RABIOSO<br />

Después de lavar los platos, de cerrar las puertas y abrir los postigos, me recosté en el lecho,<br />

porque hacía frío.<br />

Sobre la tapia, el sol enrojecía oblicuamente los ladrillos.<br />

Mi madre cosía en otra habitación y mi hermana preparaba sus lecciones. Me dispuse a leer.<br />

Sobre una silla, junto al respaldar del lecho, tenía las siguientes obras:<br />

Virgen y madre de Luis de Val, <strong>El</strong>ectrotécnica de Bahía y un Anticristo de Nietzsche. La<br />

Virgen y madre, cuatro volúmenes de 1800 páginas cada uno, me lo había prestado una vecina<br />

planchadora.<br />

Ya cómodamente acostado, observé con displicencia Virgen y madre. Evidentemente, hoy no<br />

me encontraba dispuesto a la lectura del novelón truculento y entonces decidido cogí la<br />

<strong>El</strong>ectrotécnica y me puse a estudiar la teoría del campo magnético giratorio.<br />

Leía despacio y con satisfacción. Pensaba, ya interiorizado de la complicada explicación acerca<br />

de las corrientes polifásicas.<br />

"Es síntoma de una inteligencia universal poder regalarse con distintas bellezas", y los nombres<br />

de Ferranti y Siemens Halscke resonaban en mis oídos armoniosamente.<br />

Pensaba:<br />

"Yo también algún día podré decir ante un congreso de ingenieros: 'Sí, señores... las corrientes<br />

electromagnéticas que genera el sol, pueden ser utilizadas y condensadas.' ¡Qué bárbaro, primero<br />

condensadas, después utilizadas! —diablo, ¿cómo podían condensarse las corrientes<br />

electromagnéticas del sol?"<br />

Sabía, por noticias científicas que aparecen en distintos periódicos, que Tesla, el mago de la<br />

electricidad, había ideado un condensador del rayo.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!