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La Educación Cristiana (1975) - Iglesia Adventista del Séptimo Día ...

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<strong>La</strong> parábola de la semilla vegetante 159<br />

ser preparado para la semilla natural, el corazón también debe serlo<br />

para la semilla de la verdad. A medida que crece la planta, puede<br />

continuarse con la relación entre la siembra natural y la espiritual.<br />

Los niñitos pueden ser cristianos, gozando de una experiencia<br />

de acuerdo con sus años. Esto es todo lo que Dios espera de ellos.<br />

Necesitan ser educados en las cosas espirituales; y los padres deben<br />

darles toda ventaja, a fin de que puedan formar caracteres de acuerdo<br />

a la semejanza <strong>del</strong> carácter de Cristo.<br />

<strong>La</strong> mente nunca cesará de estar activa. Está expuesta a influencias<br />

buenas o malas. Como el rostro humano queda estampado, por<br />

el rayo <strong>del</strong> sol, sobre la placa pulida <strong>del</strong> artista, así quedan grabados<br />

los pensamientos y las impresiones en la mente <strong>del</strong> niño, y son casi<br />

imborrables, sean estas impresiones terrenales, o morales y religiosas.<br />

<strong>La</strong> mente es más susceptible cuando la razón está despertando;<br />

de modo que las primeras lecciones son de gran importancia. Estas<br />

tienen una influencia poderosa en la formación <strong>del</strong> carácter. Si son<br />

de la índole debida, y si a medida que el niño progresa en años<br />

se las continúa impartiendo con paciente perseverancia, el destino<br />

terrenal quedará amoldado para el bien. Esta es la palabra <strong>del</strong> Señor:<br />

“Instruye al niño en su carrera; aun cuando fuere viejo no se apartará<br />

de ella”. Proverbios 22:6.<br />

Padres, dad vuestros hijos al Señor, y recordadles siempre que<br />

le pertenecen, que son los corderos <strong>del</strong> rebaño de Cristo, sobre los<br />

cuales vela el verdadero Pastor. Ana dedicó a Samuel al Señor; y<br />

se dice de él: “Y Samuel creció, y Jehová fué con él, y no dejó caer<br />

a tierra ninguna de sus palabras”. 1 Samuel 3:19. En el caso de<br />

este profeta y juez de Israel se presentan las posibilidades colocadas<br />

<strong>del</strong>ante <strong>del</strong> niño cuyos padres cooperan con Dios, haciendo la obra [172]<br />

que les es señalada.<br />

Los niños son herencia <strong>del</strong> Señor, y han de ser educados para<br />

su servicio. Esta es la obra que incumbe a padres y maestros con<br />

fuerza solemne y sagrada, y que no pueden eludir ni ignorar. Los que<br />

descuidan esta obra son señalados como siervos infieles; pero hay<br />

una recompensa cuando la semilla de verdad se siembra temprano<br />

en el corazón y se la atiende cuidadosamente.<br />

Cristo concluye la parábola diciendo: “Y cuando el fruto fuere<br />

producido, luego se mete la hoz, porque la siega es llegada”. Marcos<br />

4:29. Cuando se recoja la cosecha de la tierra, veremos los resul-

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