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La Educación Cristiana (1975) - Iglesia Adventista del Séptimo Día ...

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¿Qué deben leer nuestros hijos? 163<br />

Los lectores de cuentos frívolos y excitantes se incapacitan para<br />

los deberes de la vida práctica. Viven en un mundo irreal. He observado<br />

a niños a quienes se había permitido hacer una práctica de la<br />

lectura de tales historias. En su casa o fuera de ella, estaban agitados,<br />

sumidos en sueños y no eran capaces de conversar sino sobre los<br />

asuntos más comunes. <strong>La</strong> conversación y el pensamiento religiosos<br />

eran completamente ajenos a su mente. Al cultivar el apetito por<br />

las historias sensacionales, se pervirtió el gusto mental, y la mente<br />

no queda satisfecha a menos que se la alimente con este alimento<br />

malsano. No puedo pensar en un nombre más adecuado para los que<br />

se dedican a tales lecturas que el de ebrios mentales. Los hábitos<br />

intemperantes en la lectura tienen sobre el cerebro el mismo efecto<br />

que los hábitos intemperantes en el comer y beber tienen sobre el<br />

cuerpo.<br />

Los que practican el hábito de leer rápidamente una historia<br />

excitante están simplemente invalidando su fuerza mental y descalificando<br />

su mente para la reflexión e investigación vigorosa. Algunos<br />

jóvenes, y aun algunos de edad madura, se han visto aquejados de<br />

parálisis sin otra causa que el exceso de lectura. <strong>La</strong> fuerza nerviosa<br />

<strong>del</strong> cerebro ha estado constantemente excitada, hasta que la máquina<br />

<strong>del</strong>icada se gastó y rehusó funcionar. Alguna parte de la <strong>del</strong>icada<br />

maquinaria cedió y el resultado fué la parálisis.<br />

Hay hombres y mujeres ya en el ocaso de la vida, que nunca<br />

se han recobrado de los efectos de la intemperancia en la lectura.<br />

El hábito adquirido en los primeros años creció con su desarrollo<br />

y se fortaleció a medida que crecían. Sus esfuerzos resueltos para [176]<br />

vencer el pecado que cometían al abusar <strong>del</strong> intelecto, tuvieron éxito<br />

parcial; pero nunca recobraron el pleno vigor de la mente que Dios<br />

les había concedido.<br />

Los autores incrédulos<br />

Otra fuente de peligro contra la cual debemos precavernos constantemente<br />

es la lectura de autores incrédulos. Sus obras están inspiradas<br />

por el enemigo de la verdad y nadie puede leerlas sin poner en<br />

peligro su alma. Es verdad que algunos afectados por ellas pueden<br />

recobrarse finalmente; pero todos los que se someten a su mala<br />

influencia se colocan sobre el terreno de Satanás y él saca el mejor

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