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La Educación Cristiana (1975) - Iglesia Adventista del Séptimo Día ...

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384 <strong>La</strong> <strong>Educación</strong> <strong>Cristiana</strong><br />

A éstos los odia con un odio mortal. Sabe que puede contristar a<br />

Jesús con sujetarlos al poder de sus engaños, con hacerles daño, con<br />

debilitar su fe, con incapacitarlos para servir a Dios como se les exige<br />

hacerlo bajo su Capitán Jesucristo. Satanás consiente en que gocen<br />

de cierta medida de tranquilidad los que están atados a su carro<br />

como esclavos pues son sus cautivos voluntarios; pero se despierta<br />

su enemistad cuando los alcanza el mensaje de misericordia, y ellos<br />

procuran zafarse de su poder a fin de seguir al verdadero Pastor.<br />

Es entonces cuando trata de atarlos con cadenas adicionales para<br />

mantenerlos en su cautiverio. El conflicto entre el alma y Satanás<br />

comienza cuando el cautivo empieza a forcejear en la cadena y<br />

suspira por verse libre; pues el agente humano principia a cooperar<br />

con las inteligencias celestiales cuando la fe se aferra de Cristo. Es<br />

entonces cuando el Poderoso sobre todos los guerreros llega a ser el<br />

auxiliador <strong>del</strong> alma y el pobre cautivo es fortalecido por el Espíritu<br />

Santo para conseguir su libertad.<br />

Dios tiene un profundo y ardiente amor por cada miembro de la<br />

familia humana; nadie es olvidado ni dejado sin amparo y engañado<br />

de modo que el enemigo lo venza. Y si aquellos que se han alistado<br />

en el ejército de Cristo quieren vestirse de toda armadura de Dios y<br />

hacer uso de ella, estarán a cubierto de todos los asaltos <strong>del</strong> enemigo.<br />

Los que en realidad desean ser enseñados por Dios y andar en sus<br />

caminos, tienen la segura promesa de que si sienten su falta de<br />

sabiduría y la piden a Dios, él se la dará abundantemente y no les<br />

zaherirá por ello. El apóstol dice: “Pero pida en fe, no dudando nada:<br />

porque el que duda es semejante a la onda de la mar, que es movida<br />

<strong>del</strong> viento, y echada de una parte a otra. No piense pues el tal hombre<br />

que recibirá ninguna cosa <strong>del</strong> Señor. El hombre de doblado ánimo es<br />

inconstante en todos sus caminos”. Dios responde por cada promesa<br />

y con nada podemos deshonrarle más que con dudar y vacilar, con<br />

pedir y no creer, y más tarde con dar expresión a la duda. Si no<br />

recibís inmediatamente lo que pedís, ¿habéis de andar enfadados y<br />

de ser incrédulos? Creed, creed que Dios hará lo que ha prometido.<br />

Sigan ascendiendo vuestras oraciones y velad, trabajad y esperad.<br />

Pelead la buena batalla de la fe. Decid a vuestro corazón: “Dios me<br />

ha invitado a venir a él. Ha oído mi oración. Ha empeñado su palabra<br />

prometiendo recibirme y él cumplirá su promesa. Puedo confiar en<br />

Dios, porque de tal manera me amó que dió a su Hijo unigénito

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