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La Educación Cristiana (1975) - Iglesia Adventista del Séptimo Día ...

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Capítulo 1—<strong>La</strong> educación apropiada<br />

Tratar con las mentes juveniles es la obra más hermosa en que se<br />

hayan empeñado jamás hombres y mujeres. Debe ejercerse el mayor<br />

cuidado en la educación de los jóvenes, a fin de variar la manera de<br />

instruirlos, con el propósito de despertar las facultades más elevadas<br />

y nobles de la mente. Los padres y los maestros no están ciertamente<br />

preparados para educar debidamente a los niños si no han aprendido<br />

primero la lección <strong>del</strong> dominio propio, la paciencia, la tolerancia, la<br />

bondad y el amor. ¡Qué puesto importante es el de los padres, tutores<br />

y maestros! Son muy pocos los que comprenden las necesidades más<br />

esenciales de la mente, y cómo se ha de dirigir el intelecto que se<br />

desarrolla, los pensamientos y sentimientos en constante crecimiento<br />

de los jóvenes.<br />

Hay un tiempo para desarrollar a los niños, y otro para educar<br />

a los jóvenes; es esencial que en cada escuela se combinen ambos<br />

en extenso grado. Se puede preparar a los niños para que sirvan al<br />

pecado, o para que sirvan a la justicia. <strong>La</strong> primera educación de<br />

los jóvenes amolda su carácter, tanto en su vida secular como en la<br />

religiosa. Salomón dice: “Instruye al niño en su carrera: aun cuando<br />

fuere viejo no se apartará de ella”. Proverbios 22:6. Este lenguaje es<br />

positivo. <strong>La</strong> preparación que Salomón recomienda consiste en dirigir,<br />

educar y desarrollar. Para hacer esta obra, los padres y los maestros<br />

deben comprender ellos mismos el “camino” por el cual debe andar<br />

el niño. Esto abarca más que tener simplemente un conocimiento<br />

de los libros. Abarca todo lo que es bueno, virtuoso, justo y santo.<br />

Abarca la práctica de la templanza, la piedad, la bondad fraternal y<br />

el amor a Dios y unos a otros. A fin de alcanzar este objeto, debe<br />

recibir atención la educación física, mental, moral y religiosa de los<br />

niños<br />

<strong>La</strong> educación de los niños, en el hogar y en la escuela, no debe ser<br />

como el adiestramiento de los animales; porque los niños tienen una<br />

voluntad inteligente, que debe ser dirigida para que controle todas [10]<br />

sus facultades. Los animales necesitan ser adiestrados, porque no<br />

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