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La Educación Cristiana (1975) - Iglesia Adventista del Séptimo Día ...

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270 <strong>La</strong> <strong>Educación</strong> <strong>Cristiana</strong><br />

El Señor mismo ha hablado sobre este asunto <strong>del</strong> cuidado <strong>del</strong><br />

cuerpo. Dice en su Palabra: “Si alguno destruye el templo de Dios,<br />

Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios el cual sois vosotros,<br />

santo es”. 1 Corintios 3:17 (V. Valera). Este pasaje prescribe un concienzudo<br />

cuidado <strong>del</strong> cuerpo y condena todo ignorante e indiferente<br />

descuido. Y dice además: “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo<br />

<strong>del</strong> Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y<br />

que no sois vuestros? Porque comprados sois por precio: glorificad<br />

pues a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son<br />

de Dios”. “Si pues coméis, o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo<br />

a gloria de Dios”. 1 Corintios 6:19, 20; 10:31.<br />

El cuidado inteligente y concienzudo de nuestro cuerpo es un<br />

deber hacia nuestro Padre celestial, quien de tal manera amó al<br />

mundo, “que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en<br />

él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. Somos individualmente<br />

la propiedad de Cristo, su posesión adquirida. Se requiere de cada<br />

uno de nosotros la conservación de la salud y el vigor mediante<br />

la práctica de la temperancia en todas las cosas. Dominemos los<br />

apetitos y las pasiones; de otro modo debilitaremos y destruiremos<br />

el templo humano de Dios.<br />

Cualquier cosa que menoscabe la fuerza física, debilita la inteligencia<br />

y la hace menos clara para discernir entre el bien y el mal<br />

y entre lo justo y lo injusto. Este principio está ilustrado en el caso<br />

de Nadab y Abiú. Dios les encomendó la ejecución de la obra más<br />

sagrada, permitiéndoles que se acercasen a él en el cumplimiento<br />

<strong>del</strong> servicio que les había señalado; pero ellos tenían la costumbre<br />

de tomar vino y emprendieron el servicio sagrado <strong>del</strong> santuario<br />

con la mente confusa. Estaba allí el fuego sagrado que había sido<br />

encendido por Dios mismo; pero ellos pusieron fuego común en<br />

sus incensarios cuando ofrecieron el incienso que debía ascender<br />

como suave fragancia con las oraciones <strong>del</strong> pueblo de Dios. Debido<br />

a que sus inteligencias estaban oscurecidas por impía complacencia,<br />

menospreciaron el requerimiento divino; “y salió fuego de <strong>del</strong>ante<br />

de Jehová que los quemó, y murieron <strong>del</strong>ante de Jehová”.<br />

contra una gran variedad de enfermedades. <strong>La</strong> pluma inspirada pone en guardia contra<br />

estos medicamentos nocivo , pero no condena productos medicinales modernos que continuamente<br />

salvan miles de vidas, y que han desterrado enfermedades que en otro tiempo<br />

eran epidémicas.—N. de la R.

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