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Alejandro Dumas - adrastea80.byetho...

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tretanto, toma mi larga espada y yo me llevaré<br />

la vaina, ¿quieres?<br />

Al oír la palabra miedo pasó un relámpago<br />

por los ojos de Enrique; luego sintió un singular<br />

estremecimiento, se levantó y dio algunos<br />

paseos por el cuarto.<br />

Tenía Enrique todo el cuerpo tan agitado y<br />

tan pálido el semblante, que Chicot empezó a<br />

creer que el rey estaba verdaderamente enfermo;<br />

así, después de haberle visto con<br />

asombro dar tres o cuatro paseos por la estancia,<br />

le dijo:<br />

-Veamos, hijo mío, ¿qué tienes? Cuenta<br />

tus penas a tu amigo Chicot.<br />

El rey se detuvo frente a Chicot, y mirándole<br />

fijamente le dijo:<br />

-Sí, tú eres mi amigo, mí único amigo.<br />

-La abadía de Valencey está vacante -<br />

añadió Chicot.<br />

-Escucha -interrumpió Enrique-, ¿eres discreto?<br />

-También lo está la de Pithiviers, donde se<br />

comen tan buenas empanadas de alondras.<br />

-A pesar de tus bufonadas -prosiguió el<br />

rey-, eres hombre de corazón.

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