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el Evangelio? - Comunidad de San Juan

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En los evang<strong>el</strong>ios, esta función catequética está<br />

siempre presente. Se encuentra, lógicamente, en las<br />

normas y mandatos, o, más ampliamente, en <strong>el</strong> don<br />

<strong>de</strong> una nueva ley como <strong>el</strong> Sermón d<strong>el</strong> Monte (Mt 5-7),<br />

pero también en r<strong>el</strong>atos que tien<strong>de</strong>n a ofrecer una visión<br />

d<strong>el</strong> mundo y una forma <strong>de</strong> vida. El r<strong>el</strong>ato <strong>de</strong> la<br />

viuda que echa secretamente su óbolo en <strong>el</strong> tesoro<br />

d<strong>el</strong> templo (Mc 12,41-44), la parábola d<strong>el</strong> buen samaritano<br />

(Lc 10,29-37), la discusión <strong>de</strong> los discípulos para<br />

saber quién es <strong>el</strong> más gran<strong>de</strong> (Mc 9,33-37), son r<strong>el</strong>atos<br />

<strong>de</strong> carácter catequético. Al contar a Jesús, los<br />

evang<strong>el</strong>ios proporcionan un lenguaje, una forma <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>cir y <strong>de</strong> vivir que dan paso a un mundo al que se in-<br />

lOS DIscípULOS DE EMAÚS<br />

El r<strong>el</strong>ato <strong>de</strong> los «discípulos <strong>de</strong> Emaús» (Lc 24,13­<br />

35) es un b<strong>el</strong>lo ejemplo <strong>de</strong> catequesis. Cuando Jesús<br />

se une a los dos discípulos por <strong>el</strong> camino, aunque él<br />

está físicamente presente, sus ojos no pue<strong>de</strong>n reconocerlo<br />

(v. 16). No compren<strong>de</strong>n nada <strong>de</strong> lo que le ha<br />

ocurrido a ese Jesús en <strong>el</strong> que pusieron su esperanza<br />

(v. 20-21). Jesús ilumina con las Escrituras los sufrimientos<br />

d<strong>el</strong> Mesías (v. 25-27), y <strong>el</strong> corazón <strong>de</strong> los discípulos<br />

ar<strong>de</strong> (v. 33). Llegados a la al<strong>de</strong>a «tomó <strong>el</strong> pan,<br />

lo bendijo, lo partió y se lo dio. Entonces se les abrieron<br />

los ojos y lo reconocieron, pero Jesús <strong>de</strong>sapareció<br />

<strong>de</strong> su lado» (v. 30-31). Por tanto, <strong>el</strong> r<strong>el</strong>ato hace pasar<br />

<strong>de</strong> una presencia «física», y <strong>de</strong> unos discípulos que no<br />

lo reconocen, a una ausencia «física» <strong>de</strong> Jesús, y a<br />

unos discípulos que lo reconocen gracias a las Escrituras<br />

y a la fracción d<strong>el</strong> pan. Lectura <strong>de</strong> las Escrituras<br />

y fracción d<strong>el</strong> pan son los dos medios que permiten a<br />

los cristianos <strong>de</strong> la segunda generación -la que no conoció<br />

a Jesús <strong>de</strong> Nazaret- «reconocerlo». En <strong>de</strong>finitiva,<br />

¿no están los lectores <strong>de</strong> Lucas en la misma situación<br />

que los discípulos <strong>de</strong> Emaús?<br />

vita a entrar a los creyentes. Respon<strong>de</strong>n a problemas<br />

concretos que se planteaban los nuevos creyentes:<br />

¿cómo rezar? (Mt 6,9-13), ¿cómo ayunar? (Mt 6,16-18),<br />

¿pue<strong>de</strong> uno separarse <strong>de</strong> su mujer? (Mc 10,1-12),<br />

¿hay que pagar <strong>el</strong> tributo al César? (Mc 12,13-17),<br />

¿está cerca <strong>el</strong> fin d<strong>el</strong> mundo? (Mc 13), ¿cuántos se<br />

salvarán? (Lc 13,23-24), ¿qué actitud hay que tener<br />

ante la riqueza? (Lc 12,13-15).<br />

La organización <strong>de</strong> las comunida<strong>de</strong>s<br />

Hemos hablado <strong>de</strong> forma <strong>de</strong> vida, <strong>de</strong> mundo a habitar.<br />

Más concretamente, <strong>el</strong> equilibrio <strong>de</strong> las jóvenes<br />

comunida<strong>de</strong>s requería toda una organización: responsables,<br />

servicios, gestión <strong>de</strong> los conflictos, leyes <strong>de</strong> vida<br />

comunitaria, etc. Pablo <strong>de</strong>dica a <strong>el</strong>lo un puesto importante<br />

en sus cartas. Los evang<strong>el</strong>istas también se<br />

ocupan d<strong>el</strong> tema. Por comodidad, utilizamos aquí la<br />

palabra «evang<strong>el</strong>ista» para <strong>de</strong>signar a todos los que<br />

intervinieron en la redacción <strong>de</strong> los evang<strong>el</strong>ios, en un<br />

estadio u otro <strong>de</strong> su <strong>el</strong>aboración. Y los ejemplos que<br />

citamos están tomados naturalmente d<strong>el</strong> único texto<br />

que nos queda, los evang<strong>el</strong>ios tal como los conocemos.<br />

Más tar<strong>de</strong> nos ocuparemos <strong>de</strong> las diferentes etapas<br />

que llevaron a las redacciones <strong>de</strong>finitivas. Al recordar<br />

tal frase <strong>de</strong> Jesús, tal consejo, los evang<strong>el</strong>istas<br />

escriben para las comunida<strong>de</strong>s. Pensando en su comunidad<br />

escribe Mateo los consejos sobre la corrección<br />

fraterna: «Si tu hermano te ofen<strong>de</strong>, ve y reprénd<strong>el</strong>o<br />

a solas. Si te escucha, habrás ganado a tu<br />

hermano. Si no te escucha, toma contigo uno o dos<br />

(...) Si los <strong>de</strong>soye a <strong>el</strong>los, dís<strong>el</strong>o a la comunidad" (Mt<br />

18,15-18).<br />

También para sus comunida<strong>de</strong>s transmite Mateo la<br />

enseñanza sobre los falsos profetas: «Tened cuidado<br />

con los falsos profetas; vienen a vosotros disfrazados<br />

<strong>de</strong> ovejas, pero por <strong>de</strong>ntro son lobos rapaces. Por sus<br />

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