Evangelios Sinópticos - Santa Ana. Brihuega

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80-90 d.C) publica sus epigramas en un códice, así nos describe las
ventajas (I, 2):
Qui tecum cupis esse meos ubicumque libellos
et comites longae quaeris habere viae
hos eme, quos artat brevibus membrana tabellis:
scrinia da magnis, me manus una capit.
Ne tamen ignores ubi sim venalis et erres
urbe vagus tota, me duce certus eris.
libertum docti Lucensis quaere Secundum
limina post Pacis Palladiumque forum.
(M. Valerii Martialis, Epigrammaton, Liber I, por M. Citroni,
Biblioteca de Estudios Superiores LXI, Firenze 1975, 19-22. El verbo
‘artare’ no comporta necesariamente el significado ‘epitome’. Como
afirma CITRONI: Marcial “quiere poner de relieve que el códice pudo
contener en pequeño espacio [artare] un texto que de otra manera
ocuparía muchos volúmenes. Por el contrario, no sería ningún motivo
de maravillarse, por el Hechcho de que un epitome ocupa poco
espacio”. Además, el v. 2 de este epigrama hace pensar en un libro de
contenido muy amplio, “tal como para entretener al lector durante un
viaje, y, por consiguiente, esto sería improbable si se tratase de una
antología”. Por añadidura, Marcial refuta los scrinia [las custodias en
las que se conservan los rollos de papiro] para su libro.) Porque en
Marcial no hay indicio alguno de que el ‘codex’ sea para él una
innovación (cf. Epigrammata XIV, 184.186.188.190.192), es difícil
ponerse de acuerdo con ROBERTS y SKEAT (1983) sobre que el
códice de Marcial sea algo incompleto.
SKEAT (1969:68) es de la opinión de que el códice de pergamino
no había gozado de aceptación universal porque el pergamino, como
material, estaba estrechamente ligado con la idea de los bosquejos, y
el papiro era el material exclusivo de los libros. No sabemos, asegura
Skeat, quién ha inventado el códice. Según él, habría podido ser un
cristiano. En efecto, en el uso cristiano del libro estamos de frente a
una situación algo curiosa: los cristianos no adoptaron ni el rollo de
pergamino, en uso entre los judíos, ni el rollo de papiro en uso por
todo el mundo pagano. En la literatura cristiana hasta el 400 d.C.,