Todorov, T- Introduccion a la Literatura Fantastica - Catedu
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Tzvetan <strong>Todorov</strong> Introducción a <strong>la</strong> literatura fantástica<br />
fenómeno pertenecen a <strong>la</strong> realidad o a lo imaginario, si es real o no. Por<br />
consiguiente lo que dio una base a nuestra definición de lo fantástico es <strong>la</strong> categoría<br />
de lo real. En cuanto tomamos conciencia de este hecho, debemos detenernos,<br />
asombrados. Por su definición misma, <strong>la</strong> literatura pasa por alto <strong>la</strong> distinción entre<br />
lo real y lo imaginario, entre lo que es y lo que no es. Puede incluso decirse que, por<br />
una parte, gracias a <strong>la</strong> literatura y al arte esta distinción se vuelve imposible de<br />
sostener. Los teóricos de <strong>la</strong> literatura lo dijeron muchas veces. Tal el caso de<br />
B<strong>la</strong>nchot, para quien “el arte es y no es; es suficientemente verdadero como para<br />
convertirse en <strong>la</strong> vía, demasiado irreal como para llegar a ser obstáculo. El arte es<br />
un como si” (La part du feu, pág. 26). Y Northrop Frye: “La literatura, como <strong>la</strong><br />
matemática, hunde una cuña en <strong>la</strong> antítesis del ser y del no ser, tan importante para<br />
el pensamiento discursivo (...) No puede decirse de Hamlet y de Falstaff que existen<br />
o que dejan de existir” (Anatomy, pág. 351). De una manera aún más general, <strong>la</strong><br />
literatura niega toda presencia de <strong>la</strong> dicotomía. Pertenece a <strong>la</strong> naturaleza misma del<br />
lenguaje segmentar lo enunciable en trozos discontinuos; el sustantivo, en <strong>la</strong><br />
medida en que elige una o varias propiedades del concepto que constituye, excluye<br />
todas <strong>la</strong>s otras propiedades y formu<strong>la</strong> <strong>la</strong> antítesis de esto y de su contrario. Ahora<br />
bien, <strong>la</strong> literatura existe por <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras; pero su vocación dialéctica consiste en<br />
decir más de lo que dice el lenguaje, en superar <strong>la</strong>s divisiones verbales. Es, dentro<br />
del lenguaje, lo que destruye <strong>la</strong> metafísica inherente a todo lenguaje. Lo propio del<br />
discurso literario es ir más allá (si no, no tendría razón de ser); <strong>la</strong> literatura es como<br />
un arma mortífera mediante <strong>la</strong> cual el lenguaje lleva a cabo su suicidio.<br />
Pero si esto es así, <strong>la</strong> variedad de <strong>la</strong> literatura que se basa en oposiciones del<br />
lenguaje como <strong>la</strong> de lo real y lo irreal, ¿dejaría entonces de ser literatura? Las cosas<br />
son, en verdad, más complejas: merced a <strong>la</strong> vaci<strong>la</strong>ción que produce, <strong>la</strong> literatura<br />
fantástica pone precisamente en te<strong>la</strong> de juicio <strong>la</strong> existencia de una oposición<br />
irreductible entre lo real y lo irreal. Pero para negar una oposición, es necesario, en<br />
primer lugar, reconocer sus términos; para llevar a cabo un sacrificio, es necesario<br />
saber qué se sacrifica. De esta manera se explica <strong>la</strong> impresión ambigua que deja <strong>la</strong><br />
literatura fantástica: representa, por un <strong>la</strong>do, <strong>la</strong> quintaesencia de <strong>la</strong> literatura, en <strong>la</strong><br />
medida en que el cuestionamiento del límite entre lo real y lo irreal, propio de toda<br />
literatura, se convierte en su centro explícito. Sin embargo, por otro <strong>la</strong>do, no es más<br />
que una propedéutica de <strong>la</strong> literatura: al combatir <strong>la</strong> metafísica del lenguaje<br />
cotidiano, le infunde vida; debe partir del lenguaje, aun cuando sea para<br />
rechazarlo.<br />
Si algunos acontecimientos del universo de un libro se dan explícitamente<br />
como imaginarios, niegan, con ello, <strong>la</strong> naturaleza imaginaria del resto del libro. Si<br />
tal o cual aparición no es más que el producto de una imaginación sobreexcitada, es<br />
porque todo lo que <strong>la</strong> rodea pertenece a lo real. Lejos de ser un elogio de lo<br />
imaginario, <strong>la</strong> literatura fantástica presenta <strong>la</strong> mayor parte del texto como<br />
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