Todorov, T- Introduccion a la Literatura Fantastica - Catedu
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Tzvetan <strong>Todorov</strong> Introducción a <strong>la</strong> literatura fantástica<br />
perteneciente al campo de <strong>la</strong> mirada. Se trata, en particu<strong>la</strong>r, de los lentes y el espejo<br />
que permiten penetrar en el universo maravilloso. Así, el char<strong>la</strong>tán Celionati arenga<br />
a <strong>la</strong> multitud, después de haber anunciado que <strong>la</strong> princesa está presente: “¿Podríais<br />
reconocer a <strong>la</strong> ilustre princesa Brambil<strong>la</strong> cuando pase de<strong>la</strong>nte de vosotros? No, no<br />
lo podréis, si no empleáis los lentes fabricados por el gran mago hindú<br />
Ruffiamonte… (444) y el char<strong>la</strong>tán abrió una caja de <strong>la</strong> cual sacó una prodigiosa<br />
cantidad de enormes lentes...” (t. III, pág. 19). Sólo los lentes permiten el acceso a lo<br />
maravilloso.<br />
Lo mismo sucede con el espejo [en francés, miroir], ese objeto cuyo parentesco<br />
con “maravil<strong>la</strong>” por una parte, y mirada (“mirarse”) por otra, fue seña<strong>la</strong>do por<br />
Pierre Mabille. El espejo está presente en todos los momentos en que los personajes<br />
del cuento deben dar un paso decisivo hacia lo sobrenatural (re<strong>la</strong>ción que aparece<br />
en casi todos los textos fantásticos). “De pronto, los dos amantes, el príncipe<br />
Cornelio Chiapperi y <strong>la</strong> princesa Brambil<strong>la</strong>, despertaron de su profundo letargo y,<br />
al verse al borde de <strong>la</strong> fuente, se miraron rápidamente en sus aguas transparentes.<br />
Pero en cuanto se vieron en ese espejo, pudieron, por fin, reconocerse...” (pág. 113).<br />
La verdadera riqueza, <strong>la</strong> verdadera felicidad (y estas se encuentran en el mundo de<br />
lo maravilloso) sólo son accesibles a los que logran mirar(se) en el espejo: “Son ricos<br />
y felices todos aquellos que, como nosotros, pudieron mirarse y reconocerse, ellos,<br />
su vida y todo su ser, en el c<strong>la</strong>ro y mágico espejo de <strong>la</strong> fuente Udar” (págs. 136-137).<br />
Solo merced a los lentes, Giglio podía reconocer a <strong>la</strong> princesa Brambil<strong>la</strong>, y gracias al<br />
espejo ambos pueden empezar una vida maravillosa.<br />
La “razón”, que rechaza lo maravilloso y también reniega del espejo, lo sabe<br />
bien. “Muchos filósofos prohibieron formalmente mirarse en el espejo de agua,<br />
porque <strong>la</strong> imagen invertida del mundo y de sí mismo podía provocar vértigos”<br />
(pág. 55). Y más ade<strong>la</strong>nte: “Muchos espectadores que veían en ese espejo toda <strong>la</strong><br />
naturaleza y su propia imagen prorrumpían, al levantarse, en gritos de dolor y de<br />
cólera. Dijeron que era contrario a <strong>la</strong> razón, a <strong>la</strong> dignidad de <strong>la</strong> especie humana, a <strong>la</strong><br />
sabiduría adquirida por una tan <strong>la</strong>rga y penosa experiencia, contemp<strong>la</strong>r de esa<br />
manera <strong>la</strong> imagen invertida del mundo y de sí mismo” (pág. 88). La “razón” se<br />
dec<strong>la</strong>ra contra el espejo que no ofrece el mundo sino una imagen del mundo, una<br />
materia desmaterializada, en una pa<strong>la</strong>bra, una contradicción frente a <strong>la</strong> ley de nocontradicción.<br />
Por consiguiente, sería más justo decir que en Hoffmann, lo que se encuentra<br />
re<strong>la</strong>cionado con el mundo de lo maravilloso no es <strong>la</strong> mirada en sí, sino esos<br />
símbolos de <strong>la</strong> mirada indirecta, falseada, subvertida, que son los lentes y el espejo.<br />
El propio Giglio establece <strong>la</strong> oposición entre los dos tipos de visión, así como su<br />
re<strong>la</strong>ción con lo maravilloso. Cuando Celionatti le anuncia que sufre un “dualismo<br />
crónico”, Giglio rechaza esta expresión como “alegórica”, y define así su estado:<br />
“Sufro una oftalmía, por haber utilizado lentes en forma demasiado prematura”<br />
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