historia del lsd

e introvertida, durante el tiempo que duró la
prueba se sintió totalmente relajado y feliz, sin
experimentar la más ligera molestia por la pérdida
del control y de sus defensas y por la aparición
de sensaciones hasta entonces reprimidas.
Son en este momento las diez de la noche,y
representará para mí un gran esfuerzo tratar de
escribir y narrar cuanto me ha sucedido desde
las ocho de la mañana hasta ahora. Siento como
si todavía tuviera que pasarme algo: como si el
que me haya sido permitido «ver» no fuera suficiente;
siento que el hecho de ser capaz de una
mayor comprensión no es bastante; que debo de
ejercer una acción más definida; intentar de forma
más concreta, más auténtica describir lo que
he sentido, siento aún y sentiré más tarde, y espero,
aunque no estoy seguro, de que puedo hacer
mejor las cosas de como las realizaba bajo
el efecto del «claro confusionismo» que experimenté
esta tarde. Me pregunto qué hubiera sucedido
esta mañana si me hubieran llevado a jugar
al tenis. Hace mucho tiempo yo dedicaba largas
horas a la práctica de este deporte, pero nunca
pasé de ser una medianía, lo mismo en la escuela
superior que en la Universidad. Admiraba
a las grandes figuras de mi época: Tilden, Johnson,
La Costa, Borotra, y trataba de imitarlos,
sin éxito. Yo creo que hubo algún momento esta
mañana, en que yo hubiera sido capaz de golpear
una bola con la misma fuerza que Tilden,
o con la precisión de La Costa; con la dedicación
del pequeño Bill J ohnson o la alegre elegancia
de movimientos de Borotra.
Digo que todo esto empezó a las ocho de la
mañana, pero por ?upuesto no fue asÍ. Cuando
en realidad pasó fue alguna vez en el pasado re­
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