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historia del lsd

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quedado demostrado son suficientemente eficaces.<br />

Aún hay otra forma en que se concibe que estas<br />

drogas pudieran ser explotadas, y ésta es por<br />

medio de su administración secreta a los altos<br />

jefes, tanto civiles como militares, encargados de<br />

tomar importantes decisiones en un país. No es<br />

que necesariamente tuvieran el efecto de provocar<br />

la adopción de decisiones desastrosas, puesto<br />

que existen controles y super-controles encargados<br />

de estudiar y neutralizar las resoluciones<br />

cruciales adoptadas por la mente turbada de un<br />

solo hombre o de un grupo de hombres. Más bien<br />

de 16 que se trataría sería de desmoralizar el<br />

país. El ser testigos <strong>del</strong> colapso mental dd líder o<br />

líderes de un país, a causa de dosis de agentes psicomiméticos<br />

administradas espaciadamente, debe<br />

resultar indudablemente desalentador. Se perjudicaría<br />

de manera irreparable la confianza en los<br />

hombres encargados de gobernar, lo que traería<br />

como consecuencia que ellos mismos empezasen<br />

a dudar de la cordura de sus colegas.<br />

Conseguir tal degradación de la mente es mucho<br />

peor que la muerte misma, por lo que apenas<br />

si podemos considerar esta forma de guerra<br />

como humana. Es evidente que los llamados<br />

«agentes incapacitantes» no dejan de poseer sus<br />

riesgos mortales y de ninguna manera son humanos.<br />

La idea de la guerra no nos resulta más atractiva<br />

por el uso <strong>del</strong> LSD y su poder destructivo de<br />

la mente; ya que esto nos repugna tanto como las<br />

heridas y úlceras causadas en la piel y en los pulmones<br />

por el gas mostaza.<br />

No deja de ser interesante comprobar cómo somos<br />

capaces de aceptar algunas formas de destrucción,<br />

mientras rechazamos otras. La maza de<br />

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