historia del lsd

CAPÍTULO V
LA MENTE QUE TODO EL MUNDO
DESCONOCE
La Mente, ese pequeño espacio -siete pulgadas
exactamente- que va desde el arranque de
la nariz al occipucio, es nuestro más preciado
. tesoro. Su estudio, a cualquier nivel que se rea­
lice, es de la máxima importancia.
Nuestra evolución futura depende tanto de
nuestra mente como de nuestros «genes». La mayor
parte de cuanto podamos transmitir a nuestros
descendientes se producirá fuera de las células,
incluso fuera del organismo. Nuestra evolución
se deberá principalmente a la herencia externa
que recibamos de los productos de la mente
humana; es decir, las ciencias y las artes. La
cultura, la información tecnológica y científica
que se almacene en los seres humanos, en los
libros, en las computadoras, en todas aquellas
máquinas que sirvieran para enseñarnos algo,
eso será el destino del hombre.
Debemos aprender todo cuanto nos sea posible
acerca de este instrumento de nuestra evolución,
ya que toda la responsabilidad de su dirección
nos corresponde.. El completo conocimiento
de la subestructura emocional es especialmente
vital para nosotros. A menos que la raza ,humana
se desligue del legado de la destrucción predatoria
que recibimos de nuestros mayores, las
armas asesinas que nuestro intelecto ha creado
acabarán por aniquilarnos. La agresión asesina
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