historia del lsd

CAPíTULO XII
RESUMEN
. Es evidente que nuestro cerebro tiende a desarrollarse
hacia una mayor inhibición de la fuerza
sensoria que nos es necesaria La actividad inhibitoria
del sistema nervioso nos es esencial
para poder analizar cuanto sucede a nuestro alrededor
y para mantenernos alerta y correctamente
orientados hacia lo que puede ser el acontecimiento
inmediato. Si todo el material informativo
no esencial que llegase a nuestro cerebro
no fuese «rechazado», es decir, inhibiendo el volumen
de tanta información sensorial como recibe,
sería tan abrumador, que muy pronto destruiría
nuestra capacidad de evaluación selectiva.
La forma de evitar que nuestro sistema sufra
una sobrecarga es rechazando la mayor parte de
las sensaciones que percibimos. La vida, el individuo
y el criterio solamente se conservan por
un rechazo discriminatorio y una selección de
las experiencias sensoriales.
Mucho es lo que ganamos con este proceso,
pero ¿qué es lo que perdemos? A medida que
nuestro cerebro rechaza, minimiza, promedia o
evalúa la percepción, ésta se pierde, se confunde,
se hace vulgar o la subordina al concepto simbólico.
El LSD puede, temporalmente, y de manera
selectiva, destruir la actividad inhibitoria del cerebro.
Algunos -aunque no todos- de los fe-­
nómenos observados causados por el LSD podrían
atribuirse al efecto desinhibitorio de la droga.
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