historia del lsd

PREFACIO A LA SEGUNDA EDICION
En este veloz cambio que cada día se opera
en nuestro mundo psíquico, tres años son, sin
duda, un largo lapso de tiempo. Por ello he creÍdo
que debía añadir algo más a mi primera eclición,
y estos han sido los dos nuevos capítulos
que, con los títulos de «Los nuevos mormones»
y «Lo peor que puede acontecer», aparecen en
esta segunda edición. Sin embargo, no he creído
necesario suprimir nada de lo anterior. En estos
nuevos capítulos he intentado recoger las actuales
corrientes tumultuosas que arrastran a nuestra
sociedad, algunas de las más recientes investigaciones
llevadas a cabo en este campo de la
ciencia y también he hecho un esfuerzo tratando
de ver cuál puede ser nuestro futuro.
Lo único que yo suprimiría de mi primera edición
sería la referencia que en ella hago al efecto
de «disparador» del LSD. Decía yo en aquel entonces
que para cuando la droga empieza a actuar
ya ha desaparecido del cerebro, siendo ésta
la razón por la que presumía llegaba a desencadenar
una serie de reacciones químicas, que luego,
por sí solas, comenzaban a actuar sin necesidad
de la «presencia» de las moléculas del LSD.
Toda esta aseveración se apoyaba en trabajos
experimentales llevados a cabo en ratas, que metabolizan
la droga mucho más rápidamente que
el hombre. Recientemente, sin embargo, ha que­
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