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A modo de conclusión: armando un planeta vivo
A lo largo y ancho del territorio nacional, los síntomas de crisis ambiental se repiten una
y otra vez. Y decimos CRISIS en mayúscula, porque los jóvenes de Chile perciben que, a
escala global, la situación empeora en la medida en que el medio ambiente es un tema
secundario cuando se trata de crecimiento económico o rentabilidad productiva. En el
norte, centro y sur del país, hay focos de alerta.
Desde la Región de Arica y Parinacota hasta la Región de Coquimbo, uno de los problemas
más graves es la escasez del agua. La minería consume gran parte de los recursos
hídricos, y los pequeños agricultores sortean con dificultad la siembra de sus vegetales y
frutos. A esto se suma la contaminación de los valles, el aumento de la desertificación,
la sobreexplotación del fondo marino. En menos de quince años hubo una involución
de biodiversidad, producto de una actividad productiva que no se ha preocupado de la
sustentabilidad de los recursos naturales.
En la Zona Central, la situación no cambia, y si bien son otros los problemas, coinciden
en lo siguiente: el afán de crecer económicamente casi por sobre cualquier cosa. Las
autoridades aseguran que el medio ambiente es relevante, pero se habla de medidas
de mitigación de impacto, más que de medidas que prevengan y pongan freno al
empeoramiento de la situación medioambiental.
Desde el río Aconcagua hasta el Biobío se concentra la mayor cantidad de población y,
por ende, las industrias y las grandes fábricas se han instalado también en este espacio.
La contaminación atmosférica y acústica en las zonas urbanas es parte del contexto
existente, a niveles que muchas veces son de extremo peligro para las personas. Las áreas
agrícolas, los ríos, los bosques, muchos han sido intervenidos por las inmobiliarias para
construir grandes complejos habitacionales o turísticos, sin considerar la biodiversidad
y el área geográfica. En el mismo sentido, pueblos indígenas fueron desplazados de
su tierra ante la urgencia de construir infraestructura, como fue el caso de una gran
megacentral hidroeléctrica (Ralco). La justificación para intervenir y construir proyectos
de esta envergadura es la necesidad de crecer y aumentar el PIB per cápita para mejorar
la calidad de vida de la gente. .48
Al sur, la problemática se concentra en la contaminación de las aguas y del mar, en la
sobreexplotación de los bosques. En la mayoría de los casos, las empresas celulosas,
madereras, salmoneras tienen una alta responsabilidad en estos episodios. Y aunque casi
todas estas organizaciones se declaran preocupadas por el medio ambiente, la práctica
demuestra desconsideración casi absoluta por las generaciones más jóvenes. 49
Desde un punto de vista económico, el sur ha sido una de las zonas privilegiadas del país,
con alta expansión en muy pocos años. Para los políticos y empresarios, la suma es casi
positiva, porque el número de empleos ha aumentado. Sin embargo, el costo ha sido
altísimo en términos ambientales y sociales.
48 Esta premisa sostiene gran parte de los discursos que se desploman cuando se revisan los indicadores de
equidad.
49 El 30 de enero de 2004 inició su funcionamiento la Planta Valdivia de Celulosa Arauco (Celco). No había
transcurrido siquiera un mes del funcionamiento de la planta y los habitantes de las comunas cercanas
alzan su voz ante los insoportables olores que provenían de la Planta de Celulosa. Al poco tiempo se constató
que los cisnes que habitaban en el río donde eran arrojadas las descargas de riles estaban muriendo
a escala sorprendente. Celco estaba siendo responsable de esta muerte de cisnes y de la emigración de
miles de aves. Hasta el día de hoy, Celco se trata de defender, aunque hay estudios elocuentes que muestran
su responsabilidad ambiental en este episodio.