Capitulo 6 Mil dias de allende - Salvador Allende

SUBLEVACION MILITAR
ha ido más allá de las posibilidades reales de
la economía. Tales son algunas de las confesiones
del mensaje.
«No oculto lo grave de la situación económica»
exclama tardiamente S.E., pues se trata
de una gravedad inocultable, que se intentó
negar por mucho tiempo y dio motivo para que
recibieran injurias los que la advertían.
El Presidente no fija requisitos fáciles para
salir de la quiebra: exige nada menos que primen
la responsabilidad y un superior sentido
nacional. ¿Cómo puede exigir esto el régimen
de la UP después de haber comprometido en
una aventura las energías del país?
El mensaje prevé horas duras para la seguridad
de los chilenos, y estima que los problemas
inmediatos son la inflación, el desabastecimiento
y la crisis de la locomoción colectiva.
Se ve entonces que la misma destrucción
institucional y ética tiene por paralelo la destrucción
de la seguridad nacional y las posibilidades
económicas más elementales.
Muy caro cuesta el Poder Popular que imagina
S.E. Cuesta la crisis institucional, la pérdida
de la jerarquía, la autoridad y el orden que
el Presidente denomina «burgueses»; la amenaza
para la seguridad nacional, el aniquilamiento
de la moneda, el hambre y la ausencia
de locomoción para la población.
En este cuadro de caos y de insatisfacción
ciudadana —que está muy lejos por cierto de
constituir una lucha entre conservación y revolución—
sobrevienen las huelgas de empleados
y obreros así como las protestas por el grave
desabastecimiento. Como las autoridades dilatan
la solución de los conflictos o sencillamente
las obstaculizan, sobrevienen distintos tipos
de enfrentamientos que son reprimidos con
gran dureza. El resultado es que los desórdenes
aumentan y que la exasperación pública
ante la ineficiencia y arbitrariedad administrativas
generan estallidos de violencia cada vez
más graves.
Los dirigentes de la Unidad Popular previeron
sin duda las consecuencias del profundo
deterioro de las normas de convivencia y la
crisis económica generalizada. Para salir con
alguna explicación frente al descontento creciente
de sus propios partidarios, la Unidad
Popular encabezada por los comunistas imaginó
la consigna de que está promoviéndose una
guerra civil con elementos internos y externos.
El vicepresidente de la República, señor Clowww.cepchile.cl
- Los mil días de Allende
zadora y la preparación al enfrentamiento que
desarrolla la Unidad Popular; como si ignorara
la forma en que las autoridades toleran y hasta
incitan la quiebra del estado de derecho; como
si no comprobara el aflojamiento de la disciplina
y de los casi irrecuperables hábitos de trabajo
y de respeto a la ley S.E. interpreta el gran
desorden en que está sumergido el país como
«el enfrentamiento diario entre conservación y
revolución». Al oírlo, parecería que Chile rompe
las tinieblas de un pasado inicuo y estéril
para avanzar hacia el progreso, cuando los habitantes
del país comprueban a diario la destrucción
de la economía, de la moral pública,
de la seguridad y del porvenir nacionales.
Toda la filosofía del mensaje podría tal vez
resumirse en una sentencia amenazante: «o nos
dejan tomar todo el poder político, económico
y social, o ustedes se harán responsables de
una guerra civil». El diálogo, que menciona de
paso el Presidente, no tiene sentido para la Unidad
Popular sino en cuanto se transforma en
una cesión de posiciones por parte de los adversarios
del Gobierno.
CONDICIONES DEL CAOS
Este régimen, que no gobierna sino que desgobierna,
trata de levantar el Poder Paralelo o
mal llamado Poder Popular. El mensaje señala
en forma precisa las condiciones que determinan
la presente situación revolucionaria: «la jerarquía,
la autoridad y el orden burgués han
perdido su vigencia ante los trabajadores, quienes
se esfuerzan por crear, dentro del régimen
institucional del Estado y su normativa legal,
un orden y una disciplina que repose socialmente
en ellos mismos», dice S.E. Y añade: «Comités
de Dirección del Area Social, Consejos
Comunales Campesinos, Consejos de Salud,
Consejos Mineros, Juntas de Abastecimientos
y Precios, Cordones Industriales, Comandos
Comunales, etc., son otras tantas manifestaciones
de esta realidad surgida después de 1970».
Mientras el Gobierno se ha dedicado a invadir
atribuciones de los otros dos poderes
constitucionales y a fabricarse un poder ad hoc
a expensas de la ciudadanía, la situación económica
no permite optimismos según S.E.
«No hemos podido crear una dirección económica
adecuada»; «nos ha atrapado la maraña
burocrática»; no se pueden captar «los excedentes
de la burguesía»; la política distributiva
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