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Recursos y barreras d<strong>el</strong><br />
fenómeno empren<strong>de</strong>dor<br />
femenino<br />
De acuerdo con Bruni (2004)<br />
existen tres principales barreras<br />
en contra d<strong>el</strong> fenómeno empren<strong>de</strong>dor<br />
femenino. La primera es <strong>el</strong><br />
rol con <strong>el</strong> que la mujer es plenamente<br />
i<strong>de</strong>ntificada en la sociedad;<br />
en casi todas las culturas predomina<br />
la atribución <strong>de</strong> las responsabilida<strong>de</strong>s<br />
domésticas y <strong>de</strong> la familia.<br />
La segunda es <strong>el</strong> difícil acceso a las<br />
re<strong>de</strong>s <strong>de</strong> asistencia que son vitales<br />
(fuentes <strong>de</strong> información) y en las<br />
que la mujer pue<strong>de</strong> ser víctima <strong>de</strong><br />
exclusión. La tercera es la dificultad<br />
en la obtención <strong>de</strong> capital con<br />
instituciones financieras y <strong>el</strong> a<strong>de</strong>cuado<br />
manejo <strong>de</strong> estos recursos.<br />
Respecto a la segunda barrera, po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>cir<br />
que, en promedio, las mujeres tienen menos<br />
probabilidad <strong>de</strong> contar con experiencia previa<br />
en poseer su negocio, menos años <strong>de</strong> experiencia<br />
en empleos pagados (Carter, 1997) y menos<br />
oportunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> acce<strong>de</strong>r a puestos gerenciales,<br />
lo cual las pue<strong>de</strong> llevar a dudar menos en<br />
<strong>de</strong>jar un trabajo que no les parece totalmente<br />
satisfactorio y empren<strong>de</strong>r un negocio, trasladando<br />
así pocos años <strong>de</strong> experiencia que junto con<br />
la educación constituye <strong>el</strong> capital humano. Es así<br />
que algunos autores afirman que las mujeres no<br />
cuentan con la experiencia profesional suficiente<br />
ni las re<strong>de</strong>s sociales que proveen <strong>de</strong> apoyo,<br />
comparten conocimiento y recursos (Manolova,<br />
2007) necesarios para su emprendimiento.<br />
La tercera barrera la confirma Coleman (2007), quien sugiere que las mujeres empren<strong>de</strong>doras<br />
se resisten a utilizar esquemas <strong>de</strong> financiación externo en mayor medida que los hombres. Esta<br />
autora menciona que a pesar <strong>de</strong> que <strong>el</strong> acceso al capital es una <strong>de</strong> las mayores preocupaciones en<br />
<strong>el</strong> género femenino, <strong>el</strong>las se resisten a solicitar préstamos, y es <strong>el</strong> poco capital financiero disponible<br />
un motivo por <strong>el</strong> cual sus compañías no alcanzan <strong>el</strong> éxito. Si tomamos en cuenta que lo <strong>de</strong>sconocido<br />
provoca temor, enten<strong>de</strong>remos que al carecer <strong>de</strong> preparación en las materias financieras<br />
y contables (Greene, 2003), las mujeres <strong>de</strong>sarrollan aversión a la utilización <strong>de</strong> fuentes externas<br />
<strong>de</strong> financiamiento.<br />
Por otra parte, en su estudio, Bo<strong>de</strong>n y Nucci (2000) hablan d<strong>el</strong> su<strong>el</strong>do <strong>de</strong> hombres<br />
y mujeres y su impacto en la acumulación <strong>de</strong> capital humano y financiero, ya<br />
que usualmente los varones tienen su<strong>el</strong>dos mejor pagados que <strong>el</strong>las en la misma<br />
posición y niv<strong>el</strong>. Esto llega a crear una <strong>de</strong>sventaja para <strong>el</strong> sexo femenino, <strong>de</strong>bido a<br />
que no logran acumular una cantidad <strong>de</strong> conocimiento, experiencia y dinero, a un<br />
niv<strong>el</strong> similar d<strong>el</strong> que podría acumular un hombre para iniciar su propia empresa.<br />
La primera barrera se r<strong>el</strong>aciona con <strong>el</strong> hecho <strong>de</strong><br />
que las mujeres participan <strong>de</strong> distintas maneras y<br />
con diferentes roles en la sociedad. Usualmente<br />
se hacen responsables d<strong>el</strong> hogar, hijos si los tienen<br />
y a la vez <strong>de</strong> su <strong>de</strong>sarrollo profesional como<br />
empleadas o dueñas <strong>de</strong> su propio negocio. Para<br />
triunfar en <strong>el</strong> a<strong>de</strong>cuado manejo <strong>de</strong> todas las facetas,<br />
las mujeres requieren una habilidad especial<br />
y un balance personal para <strong>el</strong> que también<br />
es necesario <strong>el</strong> apoyo <strong>de</strong> sus parientes y amigos<br />
más cercanos; <strong>el</strong>ementos indispensables para <strong>el</strong><br />
éxito <strong>de</strong> sus empresas (Lituchy, 2003). Aunque<br />
recientemente los hombres han comenzado a<br />
hacerse cargo <strong>de</strong> más responsabilida<strong>de</strong>s d<strong>el</strong> hogar<br />
y la familia, la mujer aún asume una gran proporción<br />
<strong>de</strong> <strong>el</strong>las y po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>cir que una <strong>de</strong><br />
sus principales preocupaciones es la seguridad<br />
familiar (Buttner, 1997).<br />
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