Descargue el archivo - Universidad Autónoma del Estado de México
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Revisión <strong>de</strong> la literatura y<br />
planteamiento <strong>de</strong> hipótesis<br />
Se adopta la perspectiva conductual utilizada por Arenius y Minniti (2005), más tar<strong>de</strong><br />
retomada por Langowitz y Minniti (2007), la cual sugiere que los factores que influyen<br />
en <strong>el</strong> comportamiento empren<strong>de</strong>dor se integran en tres grupos básicos, siendo estos<br />
los socio<strong>de</strong>mográficos, los perceptuales y <strong>el</strong> contexto. Cabe <strong>de</strong>stacar que este trabajo<br />
sólo consi<strong>de</strong>ra los factores socio<strong>de</strong>mográficos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva <strong>de</strong> género 1 que<br />
a su vez integran las variables edad, educación, situación laboral y niv<strong>el</strong> <strong>de</strong> ingresos<br />
como in<strong>de</strong>pendientes para <strong>el</strong> análisis y como variable <strong>de</strong>pendiente <strong>el</strong> empren<strong>de</strong>dor<br />
potencial, es <strong>de</strong>cir, aqu<strong>el</strong>los individuos que no han <strong>de</strong>cidido aún una profesión empresarial<br />
pero son susceptibles a estar interesados a iniciar su propio negocio en <strong>el</strong><br />
futuro (Mu<strong>el</strong>ler, 2000; Gupta, 2009). Este tipo <strong>de</strong> empresario ha sido poco estudiado<br />
en las investigaciones <strong>de</strong> creación <strong>de</strong> empresas; son más estudios los que analizan a<br />
los empresarios que están en la puesta en marcha <strong>de</strong> un negocio. A continuación se<br />
presenta una breve revisión <strong>de</strong> literatura.<br />
Las investigaciones <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva<br />
psicológica, tanto para mujeres como para<br />
hombres, son pioneras (Cooper, 1981; Gatner,<br />
1989; Brush, 1990) y han <strong>de</strong>mostrado una y<br />
otra vez la importancia <strong>de</strong> las características<br />
personales en <strong>el</strong> proceso empren<strong>de</strong>dor. Estudios<br />
recientes han seguido evi<strong>de</strong>nciado que<br />
ciertas características personales y <strong>de</strong>mográficas,<br />
como la edad, los ingresos, la situación<br />
laboral, la educación y <strong>el</strong> género (Shane, 2003;<br />
Minniti, 2007), son factores <strong>de</strong>terminantes<br />
en la <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> ser empresarios tanto para<br />
hombres como para mujeres.<br />
La educación y la experiencia laboral y otros<br />
tipos <strong>de</strong> experiencias que ayudan a preparar al<br />
empresario (Coleman, 2007) han sido abordados<br />
en busca d<strong>el</strong> capital humano.<br />
En este contexto, Leazar (2005) menciona que<br />
aqu<strong>el</strong>los con <strong>de</strong>terminados niv<strong>el</strong>es educativos<br />
y experiencia laboral por los diversos trabajos<br />
que hayan tenido son mucho más propensos a<br />
iniciar sus propios negocios en ambos sexos.<br />
Sin embargo, resultados contradictorios han señalado<br />
la existencia <strong>de</strong> diferencias significativas<br />
<strong>de</strong> capital humano entre hombres y mujeres;<br />
mientras otros argumentan no haber diferencias<br />
y, que <strong>de</strong> existir, en realidad son mínimas<br />
(Brush, 1990). Asimismo, Bo<strong>de</strong>n y Nucci (1998)<br />
y Shim y Eastlick (1998) encontraron diferencias<br />
<strong>de</strong> género en términos <strong>de</strong> educación y la<br />
cantidad <strong>de</strong> experiencia laboral entre las mujeres<br />
empresarias, argumentando que <strong>el</strong>las están<br />
en <strong>de</strong>sventaja en r<strong>el</strong>ación con sus homólogos<br />
masculinos.<br />
1<br />
El término género en este trabajo se refiere a los significados que las socieda<strong>de</strong>s y los individuos atribuyen a esta categoría.<br />
El vocablo sexo se refiere a la agrupación <strong>de</strong> las personas en categorías masculina y femenina (Pines, 2008).<br />
Estudios más recientes indican que <strong>el</strong> capital<br />
humano es crucial para <strong>el</strong> inicio <strong>de</strong> cualquier<br />
actividad empresarial en ambos sexos (Coleman,<br />
2007; Manolova, 2008; Detienne, 2007).<br />
Sorpren<strong>de</strong>ntemente, Blannchflower (2004)<br />
argumenta que la r<strong>el</strong>ación entre la educación y<br />
la formación <strong>de</strong> un nuevo negocio es incierta,<br />
con excepción <strong>de</strong> los países más ricos, don<strong>de</strong><br />
la formación <strong>de</strong> posgrado ha <strong>de</strong>mostrado<br />
tener efectos positivos en las tasas <strong>de</strong> la actividad<br />
empren<strong>de</strong>dora. Por otra parte, están<br />
aqu<strong>el</strong>los que han encontrado que los niv<strong>el</strong>es<br />
<strong>de</strong> formación <strong>de</strong> las mujeres siguen siendo bajos<br />
y, por tal motivo, generan pocas posibilida<strong>de</strong>s<br />
<strong>de</strong> éxito (Lituchy, 2003) para <strong>el</strong> potencial<br />
empresarial (Evans, 1989; Greene, 2000). Por<br />
lo tanto, se espera que:<br />
H1: Exista una r<strong>el</strong>ación positiva entre la<br />
intención empren<strong>de</strong>dora <strong>de</strong> las mujeres<br />
mexicanas y su niv<strong>el</strong> <strong>de</strong> estudios.<br />
H2: Exista una r<strong>el</strong>ación positiva entre la<br />
intención empren<strong>de</strong>dora <strong>de</strong> los hombres<br />
mexicanos y su niv<strong>el</strong> <strong>de</strong> estudios.<br />
En cuanto a la situación laboral, esta variable<br />
es asociada en <strong>el</strong> emprendimiento con aqu<strong>el</strong>los<br />
individuos que se encuentran empleados. Arenius<br />
y DeClercq (2005) la <strong>de</strong>finen en términos<br />
<strong>de</strong> la persona que labora frente a quien no lo<br />
está haciendo en <strong>el</strong> mercado <strong>de</strong> trabajo; se dice<br />
que los que se encuentran en una situación<br />
activa <strong>de</strong> empleo tienen más probabilidad <strong>de</strong><br />
iniciar una actividad empresarial (Bo<strong>de</strong>n, 1998;<br />
Arenius, 2005). Estudios recientes han abordado<br />
esta i<strong>de</strong>a, investigando las diferencias entre<br />
los trabajadores a tiempo parcial y trabajadores<br />
a tiempo completo por sexo (Lohmann, 2001).<br />
Se ha encontrado que existen muchos retos<br />
para las mujeres. Sin embargo, la empresaria <strong>de</strong><br />
hoy, la llamada “empresaria mo<strong>de</strong>rna”, normalmente<br />
tiene un historial <strong>de</strong> empleo con éxito,<br />
<strong>el</strong> cual proviene <strong>de</strong> una gran organización; <strong>el</strong>la<br />
utiliza esta experiencia, habilidad y los contactos<br />
adquiridos en dicho empleo para establecer su<br />
propio negocio (Moore, 1990; Marlow, 2005).<br />
A pesar d<strong>el</strong> alentador panorama a favor <strong>de</strong> las<br />
mujeres, estudios recientes argumentan que la<br />
ten<strong>de</strong>ncia actual sigue apuntando que los hombres<br />
son más activos en la actividad empren<strong>de</strong>dora<br />
que las mujeres en todo <strong>el</strong> mundo (Wilson,<br />
2007). Por otra parte, han señalado que tanto<br />
mujeres como hombres en situación activa <strong>de</strong><br />
empleo visualizan más fácilmente las oportunida<strong>de</strong>s<br />
y tienen más posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> adquirir<br />
capital financiero y humano (Bo<strong>de</strong>n, 1998) para<br />
éxito d<strong>el</strong> futuro negocio. La gran participación<br />
<strong>de</strong> la mujer en <strong>el</strong> mercado laboral ha permitido<br />
<strong>el</strong> creciente número <strong>de</strong> mujeres empresarias<br />
(Koper, 1993), ya que éstas confían en los atributos<br />
obtenidos <strong>de</strong> la experiencia dada por <strong>el</strong><br />
empleo, haciéndolas persistir en una actividad<br />
empresarial, por tal motivo se ha afirmado que<br />
existe una r<strong>el</strong>ación entre los atributos iniciales<br />
que se perciben y <strong>el</strong> posterior éxito <strong>de</strong> cada<br />
individuo en <strong>el</strong> inicio <strong>de</strong> una empresa. Por lo<br />
tanto, se espera que:<br />
H3: Exista una r<strong>el</strong>ación positiva entre la intención<br />
empren<strong>de</strong>dora <strong>de</strong> las mujeres mexicanas<br />
y su situación activa <strong>de</strong> empleo.<br />
H4: Exista una r<strong>el</strong>ación positiva entre la<br />
intención empren<strong>de</strong>dora <strong>de</strong> los hombres<br />
mexicanos y su situación activa <strong>de</strong> empleo.<br />
La edad es otra variable comúnmente utilizada<br />
como medida para examinar la r<strong>el</strong>ación entre<br />
ser o convertirse en empresario. Tal es <strong>el</strong><br />
caso <strong>de</strong> Langowitz y Minniti (2007) y Minniti<br />
y Nardone (2007), quienes, en sus estudios <strong>de</strong><br />
género, han encontrado significativa a la variable.<br />
Otros estudios <strong>de</strong> género han encontrado<br />
diferencias en la edad <strong>de</strong> mujeres en negocios<br />
hispanos, concluyendo que las mujeres son más<br />
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