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[2] kai polytropos), que ponen de relieve el carácter fragmentario, parcial e incompleto de<br />
la revelación otorgada a Israel: como Dios había hablado antiguamente “en múltiples<br />
ocasiones y de diversas maneras”, ninguna de las muchas palabras dirigidas a los israelitas (y<br />
ni siquiera el conjunto de ellas) podría ser considerada como la plenitud de la verdad revelada;<br />
máxime, si tenemos en cuenta la última de las oposiciones distintivas señaladas en los dos<br />
primeros versículos: la multiplicidad y la variedad de las manifestaciones divinas (rasgos<br />
característicos de una revelación que aún no había llegado a su etapa definitiva) implicaban<br />
necesariamente una pluralidad de mediadores, que aquí son designados globalmente con el<br />
nombre de “profetas”, y cuya mediación, transitoria y prefigurativa como todas las demás<br />
instituciones de la antigua alianza (8,5: 9,9; 10,1), aparece claramente contrapuesta a la<br />
revelación nueva y definitiva (o, como suele decirse, a la revelación “escatológica”) realizada<br />
por Dios en las palabras y en la persona del “Hijo".<br />
Así, a través de una serie de oposiciones dispuestas simétricamente en dos enunciados<br />
paralelos (este procedimiento estilístico se inspira indudablemente en el paralelismo<br />
“antitético” de la antigua poesía hebrea), el autor de la carta a los Hebreos fue conduciendo a<br />
sus lectores, en forma gradual, hasta el acontecimiento que recapitula todo el pasado y a la vez<br />
contiene implícitamente todo el porvenir. Este acontecimiento —la revelación de Dios en el<br />
Hijo- acaeció una sola vez (efapax) en el curso de la historia terrena, y es por eso mismo<br />
único, singular e irrepetible (7,27; 9,12; 10,10); pero es al mismo tiempo el acontecimiento<br />
final y definitivo (“escatológico”), porque introdujo en este mundo transitorio ese kreittón ti o<br />
“algo mejor” (11,40), que habían anunciado los profetas y estaba prefigurado en los ritos e<br />
instituciones de la antigua alianza, pero cuya plena manifestación había quedado reservada<br />
para los últimos tiempos (9,26).<br />
El comparativo griego kreitton, “mejor”, es una palabra clave en la carta a los Hebreos,<br />
que a veces tiene el significado general de “más grande” o “más valioso” (1,4; 7,7), pero que<br />
con más frecuencia establece una comparación entre los dones concedidos a Israel y los bienes<br />
aportados por Cristo. La nueva alianza es una “alianza mejor” (7,22; 8,6; cf. 12,24), ya que, al<br />
tener a Cristo como mediador y garante, lleva a su cumplimiento esa unión con Dios que la<br />
alianza antigua había sido incapaz de realizar plenamente.<br />
Esto quiere decir que el comparativo "mejor” pone de relieve la relación de continuidad y<br />
discontinuidad que existe entre lo antiguo y lo nuevo, o, más precisamente, la semejanza, la<br />
diferencia y la superioridad de lo nuevo con respecto a lo antiguo. La nueva alianza,