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[34] ricas, tal como las narra la Biblia en el Antiguo y en el Nuevo Testamento. Aunque<br />
haya otras vías de acceso al conocimiento de Dios, este es un camino del que no se puede<br />
prescindir.<br />
Los actos salvíficos de Dios<br />
El análisis que hemos hecho al describir la estructura “teándrica” de los hechos salvíficos<br />
es en cierto modo artificial. Para poder realizarlo, hemos tenido que objetivar el accionar de<br />
Dios en el mundo y distinguir los actos salvificos de sus acciones en el curso ordinario del<br />
acontecer cósmico y humano. Esa dualidad no existe para el que confiesa la historia y la narra<br />
como gesta Dei. Los dos factores —el humano y el divino- son igualmente esenciales e<br />
inseparables. El éxodo de Egipto, por ejemplo, es al mismo tiempo fuga de un grupo de<br />
esclavos y acción redentora de Dios, paso de la servidumbre a la libertad y experiencia de<br />
salvación. Los israelitas vieron allí el brazo poderoso de Yahvé y creyeron en él y en Moisés,<br />
su servidor (Ex 14, 31).<br />
No obstante esto, es posible distinguir en los hechos salvíficos dos aspectos o<br />
dimensiones: el aspecto fáctico, que sitúa el evento en el curso normal de la historia, y la<br />
dimensión trascendente, accesible sólo a la fe, que define el hecho como acción de Dios y<br />
permite caracterizarlo como hecho salvífico. Así, cuando la antigua confesión de fe cristiana<br />
(1 Cor 15,3) declara que<br />
Jesús murió<br />
por nuestros pecados<br />
según las Escrituras<br />
expone de la manera más concisa posible el hecho histórico (Jesús murió en tiempos de<br />
Poncio Pilato) y el carácter salvífico de la crucifixión (murió “por nuestros pecados” y en<br />
conformidad con el plan de Dios anunciado en las Escrituras). De este modo, la vida y el<br />
sufrimiento de Jesús, sin dejar de ser hechos históricos únicos e irrepetibles (efápax llegaron a<br />
ser causa de “redención eterna” (Heb 9,12).<br />
Pero la historia de la salvación no está hecha únicamente de acciones divinas en sentido<br />
estricto, como la creación, la revelación, la redención y la parusía. En ella también<br />
desempeñan un papel fundamental las acciones humanas, en cuanto respuestas a las iniciativas<br />
de Dios (sea para aceptarlas o para rechazarlas). Los