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Sin título - Revista Biblica

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[22] un modo especial la perspectiva misionera, extendiéndola a las relaciones de Israel<br />

con todas las naciones. Israel es el “servidor” elegido por Dios para realizar sus designios en<br />

el mundo. Pero ya no se espera que los paganos afluyan a Jerusalén (Is 2, 1-5: Miq 4,1-3), sino<br />

que Israel es enviado como “luz de las naciones”, para iluminarlas en lo que se refiere a la<br />

justicia (Is 42,1). En esta visión, la alianza de Dios con un pueblo particular adquiere un<br />

significado para toda la humanidad.<br />

El lugar que ocupa el tema de la elección se expresa en la rica variedad de imágenes con<br />

que el Antiguo Testamento representa la unión de Dios con su pueblo. La imagen de la arcilla<br />

y del alfarero podría sugerir que se trata de una acción arbitraria por parte de Dios. Él tiene en<br />

sus manos el destino del pueblo que se ha elegido, y en este sentido, como lo indica el texto de<br />

Jeremías (18,1-10), su soberanía se asemeja al dominio incontrastable que ejerce el alfarero<br />

sobre la vasija que está fabricando. Pero este dominio, si bien es absoluto, no es arbitrario,<br />

porque tiene en cuenta la libertad humana. Los seres humanos son libres, y lo son hasta tal<br />

punto que su conversión puede hacer que Dios revise sus decisiones: a veces el Señor se dirige<br />

a una nación y habla de arrancar, derribar y destruir; pero si esa nación se convierte y deja de<br />

cometer el mal, entonces él “se arrepiente” del mal que había pensado infligirle (Jer 18.7).<br />

La imagen de la unión conyugal tiene una cierta preeminencia sobre las demás. Oseas<br />

aplicó por primera vez esa imagen a la relación de Yahvé con Israel (caps. 1-3), y luego la<br />

retomaron Jeremías (2, 1-7; 3,11-12), Ezequiel (16 y 23) y el Déutero-Isaías (50,1; 54.5.8.10;<br />

62,4-5). Ya en el marco de la alianza esa relación debía estar basada en la lealtad (Jesed) y en<br />

la fidelidad (emet) recíprocas. Pero el concepto de alianza se prestaba a ser entendido en un<br />

sentido puramente jurídico (o, peor aún, como un simple contrato del tipo do ut des), y por eso<br />

el simbolismo conyugal se agregó oportunamente para introducir en el vínculo establecido por<br />

la alianza una nota de mayor calidez afectiva. Así, al elegir a Israel y al establecer su alianza<br />

con él, Yahvé, como un esposo fiel, se comprometió a mantener para siempre el lazo de unión<br />

que él mismo había instituido. 15 Pero Israel podía ser infiel al compromiso contraído y romper<br />

de ese modo la unión, como de hecho fue lo que sucedió. El amor de Dios no fue<br />

correspondido, y la alianza se rompió a causa del pecado:<br />

15<br />

Antes de ser una alianza, el matrimonio es una elección. Este principio es tanto más verdadero cuanto<br />

que el derecho israelita concedía al marido la facultad de repudiar a su mujer.

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