descargar documento .pdf - Sociedad Argentina de Análisis Político ...

afirmando a la vez que en tanto él no renunciara, su mandato en la CGT ubicada en la calle
Azopardo se extendía hasta el 7 de noviembre de 1990. Mientras tanto, el reconocimiento
implícito hacia las autoridades surgidas del congreso por parte del ministro de trabajo,
Jorge Triaca, así como de otros funcionarios del gobierno, fortalecía la posición de la
denominada CGT-San Martín, que sería de allí en adelante la interlocutora privilegiada del
gobierno. 10
Con la ruptura de la CGT quedó a la luz la tensión que entonces atravesaba al
movimiento obrero. De ahí en más, los sindicatos nucleados en la CGT Azopardo,
continuaron oponiéndose a las políticas de reformas en las que avanzaba el gobierno
nacional, y especialmente a aquellas relacionadas con las privatizaciones. La estrategia que
este sector del sindicalismo parecía dispuesto a encarar se basaba en la resistencia.
Resistencia que encontraba seguidores no sólo en el campo sindical sino que alcanzaba
también a parte de la militancia peronista ligada a la esfera partidaria.
Si bien la resistencia fue la modalidad que asumió la disconformidad con el nuevo
rumbo político y económico que parecía guiar al país, llevaba igualmente implícita la
inquietud por dilucidar el lugar que le correspondería a la tradición peronista en el nuevo
contexto. Esto equivalía a situar en el centro del debate la crisis en la que estaba inmersa la
identidad peronista.
El documento final del Encuentro de Militantes Peronistas que se desarrolló en el
mes de junio de 1990 en la ciudad cordobesa de Villa María, bajo la consigna de
“Peronismo o Liberalismo”, hace referencia, en uno de sus breves pasajes, a tres elementos
inconfundiblemente ligados al discurso peronista, y que dan cuenta de esa inquietud: la
política, el Estado y el movimiento obrero:
“La concepción gremial vinculada al modelo sindical que propone el
los destinos de la CGT”. Clarín, 7-10-89.p.5.
10 Pocos días después del Congreso cegetista, el Consejo Nacional del Partido Justicialista a cargo de Antonio
Cafiero, anunció que no se realizarían actos oficiales en conmemoración del Día de la Lealtad peronista
debido a los acontecimientos y disturbios que rodearon el congreso de la CGT. Este anuncio, sumado a la
negativa de Cafiero para pronunciarse con respecto a la división sindical, reflejó no sólo la posición debilitada
que ocupaba este dirigente luego del ascenso de Menem, sino también el impacto que la fractura del
movimiento obrero había tenido en el escenario partidario. Finalmente, las dos CGT realizaron actos
separados por el 17 de octubre, y el presidente de la Nación sólo se reunió con los miembros del Consejo
Nacional del partido. (La Nación, 13-10-89. p. 6.)
12