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se deriva de ello que toda identidad es relacional, sino que además se supone que las
articulaciones de sentido resultantes de las relaciones sociales carecen de una estabilidad y
están, por ende, expuestas a reformulaciones.
Dos son los acotados objetivos que proponemos discutir aquí de un modo, desde ya,
inacabado. En primer lugar nos centraremos en desandar el camino seguido por el Congreso
de los Trabajadores Argentinos, rastreando sus prolegómenos y, fundamentalmente, el
carácter con el cual se operó su ruptura con el sindicalismo peronista en tanto revelación de
la búsqueda por el establecimiento de una práctica autonómica. En segundo lugar, se
buscará analizar los cambios operados en el concepto de clase trabajadora, hecho que está a
la base de la metamorfosis de la categoría tradicional de sindicato y que le ha permitido a
esta central sindical crecer en términos cuantitativos, al tiempo que alcanzar un
reconocimiento institucional y social. Por último, dedicaremos algunas breves y tempranas
palabras a los elementos que delinean el proyecto de construcción de un movimiento
político, social y cultural.
Algunas lecturas sobre los años noventa
Los años en los que se inscribe el despertar de la CTA tuvieron la particularidad de
cobijar una amplia gama de calificativos tales como neoliberalismo, neopopulismo,
decisionismo, hiperpresidencialismo, los cuales fueron, en el lenguaje académico, y hasta
cierto punto cotidiano, sinónimos de menemismo.
En este sentido, uno de los debates más notorios ha sido el relativo a los estilos de
liderazgo político que acompañaron el proceso de transformaciones económicas desplegado
fundamentalmente a partir del inicio del primer gobierno menemista. Acorde con esto,
asomaron tanto las visiones que hicieron hincapié en el diseño institucional y en las
prácticas informales que alientan un exacerbado ejecutivismo, aquellas que a partir de esas
evidencias se interrogaron por sus repercusiones sobre el régimen democrático, como así
también las lecturas que priorizaron el interés por el liderazgo político con el fin de trazar
rupturas y continuidades respecto de las prácticas e identidades políticas tradicionales, y en
especial las que remitían a la experiencia populista que encarnó el peronismo.
Es aquí donde se anotan contribuciones como las de Marcos Novaro (1994) para
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