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CTA. 41 Esta afirmación coincide en parte con la temprana interpretación que ofrecían
búsqueda de una integración “organizada” de los sectores excluidos. 40
La propuesta de construcción de un movimiento parece recrear, en algún sentido,
las referencias que le valían al movimiento peronista. Así como para su líder o para los
militantes, el “movimiento peronista” trascendía el ámbito del partido; de forma similar, los
principales dirigentes de la CTA recurren a una retórica equívoca cuando se trata de develar
la forma organizativa en la que ese movimiento debe plasmarse. Así afloran las opiniones
que minimizan la ausencia de una definición acerca del carácter político partidario, o por el
contrario, exclusivamente sindical que debe guiar el camino de ese núcleo.
Pero lejos de que el ánimo de estas “similitudes” sea el de trazar forzadas
comparaciones, la discusión debe pasar más bien por dilucidar qué sentido cobra aquí la
alusión a la unidad nacional, o, a la unidad del pueblo. En otros términos, ¿es posible hallar
en los elementos que delinean el proyecto de construcción de un movimiento político,
social y cultural el juego discursivo que en el peronismo expresaba la aspiración de superar
las diferencias internas a partir del llamado a la unidad del cuerpo político?
Si bien cualquier respuesta a esta pregunta es aún apresurada, se podría no obstante
rescatar que tanto la decisión de recorrer un camino autonómico respecto del partido
justicialista y del Estado, que se configura claramente con el menemismo; así como los
lazos sociales que la redefinición de la clase trabajadora promueve, encierran rupturas y
continuidades que sugieren una tensión inherente a la articulación que se plasma en la
Martuccelli y Svampa (1997) al advertir que el proyecto sindical que representaba la CTA
transitaba un equilibrio inestable al combinar íntimamente la continuidad y la ruptura del
modelo nacional-popular. Equilibrio inestable que parecía insinuar la necesidad de su
40 El carácter “organizado” de la integración de algunas franjas de los sectores excluidos sin duda parece
reeditar algunas construcciones discursivas del peronismo plasmadas en alusiones como la de “movimiento
obrero organizado”. En este sentido, cabe igualmente recordar la interpretación que Svampa (1994) hacía
respecto a los alcances de la imagen sarmientina de “civilización o barbarie”. Imagen que en el dispositivo
discursivo del peronismo quedaba revelado en el pasaje de una “masa obrera inorgánica” a la “clase
trabajadora organizada”.
41 Obsérvese que el principio de la CTA que proclama la autonomía respecto del Estado, es uno de los
elementos que mayor tensión genera en su construcción identitaria en la medida que los principales sindicatos
que conforman esa organización pertenecen al ámbito estatal, a la vez que sus acciones vinculadas a la
problemática de la desocupación enfatizan la obligada injerencia social del Estado a través de los subsidios
por desempleo.
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