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del sindicalismo vandorista ocupaba la vicepresidencia primera del Partido Justicialista,
ubicándose de esa manera a la cabeza del partido, debido a la ausencia en el país de quien
era su presidente: Isabel Perón. Esta situación, reflejo de la influencia de la “columna
vertebral” del movimiento peronista en la estructura partidaria, se extendería hasta 1988,
año en el que se elige una nueva conducción partidaria tras el triunfo de la corriente
“renovadora” en las elecciones legislativas de 1987. 5 La composición sindical de la
Cámara de Diputados de la Nación tampoco resultó ajena a la marcha ascendente del
nuevo sector interno. A partir de esas elecciones se observó no sólo una disminución de los
diputados de extracción sindical en la Cámara de diputados, sino también una merma de la
participación de los diputados de origen sindical identificados con los sectores ortodoxos
(encarnado principalmente por las 62 Organizaciones) en comparación con otros sectores
próximos al núcleo de los renovadores, como era precisamente el caso de la denominada
“Comisión Nacional de los 25” cuyos integrantes compartían varios de los principios
enarbolados por la renovación. 6
En el clima de auge de la corriente renovadora, el camino de Menem hacia el
gobierno nacional se delineó a partir de la articulación de un discurso que reivindicaba la
tradición popular, a la vez que construía una coalición de apoyo que incorporaba a aquellos
sectores que el impulso renovador había buscado desplazar. Aunque Menem tomaba así
obtuvo como respuesta inmediata la reunificación de la CGT.
5 Aunque Lorenzo Miguel permaneció en la vicepresidencia primera del PJ hasta diciembre de 1984,
momento en que quedó a cargo de la vicepresidencia segunda al dejar su puesto anterior a José María Vernet
—ligado al sector sindical que lideraba Miguel—, el sindicalista metalúrgico logró mantener su capacidad de
influencia en la elección de los miembros del Consejo Nacional Partidario. El Congreso del PJ celebrado en
Mar del Plata en enero de 1988 dio lugar a la conformación de un Consejo Nacional integrado principalmente
por representantes renovadores y en el que la vicepresidencia segunda le fue asignada a un dirigente sindical
que no contaba con el apoyo de Lorenzo Miguel: el referente de los taxistas Roberto García. La magnitud de
las transformaciones impulsadas por los renovadores también se tradujo en la alteración de la cuota de
representación sindical en el Consejo Nacional que pasó del histórico 33% al 15% (la carta orgánica
modificada bajo el predominio renovador establece que de los 110 miembros que integran el consejo sólo 17
provendrán del movimiento obrero). Véase (Gutiérrez, 2001: 93-112).
6 La evolución del porcentaje de diputados de origen sindical en el bloque peronista, considerando cuatro
períodos legislativos es la siguiente:1) 1983-85: 28,3% (32 diputados); 2) 1985-87: 29,70% (30 diputados);
3) 1987-89: 24,27% (25 diputados); 4) 1989-91: 20% (20 diputados). Si se analiza el origen intersindical de
los diputados sindicales de Buenos Aires y capital federal, la evolución a lo largo de tres períodos legislativos
es la siguiente: 1) 1983-85: sobre un total de 17 diputados, 16 estaban relacionados con las 62 organizaciones
y sólo uno con el llamado Grupo de los 25; 2) 1985-87: sobre un total de 15 diputados, 11eran próximos a las
62 Organizaciones y 4 estaban vinculados al “Grupo de los 25”; 3) 1987-89. Sobre un total de 13 diputados,
los representantes ligados a los dos sectores antes mencionadas se igualan en 6, mientras se registra la
presencia de un diputado relacionado con el ubaldinismo. Véase, (Gutiérrez, 2001: 98-100).
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