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En segundo lugar, el triunfo de las elecciones de septiembre, como ya se señaló, fue
decisivo para la revalidación de las políticas del gobierno y para que éste fuera reconocido
por gran parte del sindicalismo como el actor con cual se tendría que negociar en adelante.
Pero las elecciones no sólo ratificaron la legitimidad del gobierno, sino que tuvieron un
significado especial para los sectores del sindicalismo disidente. Por un lado, Ubaldini, que
se había presentado como candidato en la provincia de Buenos Aires por afuera del Partido
Justicialista, obtuvo resultados contundentemente negativos. Por otro lado, los sindicatos
que se habían alejado de las filas ubaldinistas, entre los cuales se encontraban aquellos que
posteriormente participaron de la convocatoria de la localidad de Burzaco, y que en abril
de 1991 habían conformado el llamado ENSIPRON —Encuentro Sindical por un proyecto
nacional— a través del cual apoyaron la candidatura de Oscar Alende para la gobernación
de la provincia de Buenos Aires, cosecharon, al igual que Ubaldini, resultados nada
favorables. 21 Aun así, para muchos de quienes habían participado de esa experiencia, la
derrota constituyó la revelación de que la búsqueda de la construcción de una alternativa al
modelo en marcha no podía basarse exclusivamente en la competencia partidaria.
Tras ese triunfo, el gobierno tomó la iniciativa en determinadas áreas que afectaban
los intereses sindicales 22 , y por resolución del Ministerio de Trabajo quedó oficialmente
reconocido que la CGT San Martín era la única confederación con derecho a usar esa
en evidencia cuando la UOM no quiso participar en los actos de protestas en contra del proceso de
privatización de ENTel en el que se apoyaba a la iniciativa de la delegación de capital federal de FOETRA,
que fue el último acto al que asistió Ubaldini como representante de la CGT Azopardo.
21 Clarín, 19-12-91. p. 19.
22 Durante el mes de noviembre de 1991 se dictaron decretos y se sancionaron leyes sobre materias que
involucraban intereses sindicales. Específicamente, el poder ejecutivo dictó los decretos 2284/91 de
desregulación de la economía y 1334/91. El primero de ellos contempla la desregulación del sistema de obras
sociales que afecta directamente una de las fuentes principales de financiamiento de los sindicatos, y el
segundo decreto condiciona los aumentos salariales a los aumentos de productividad. Además el senado
sanciona después de mucho tiempo de tratamiento el proyecto de ley de empleo que tenía iniciativa del
ejecutivo y promueve con posterioridad al decreto de desregulación de la economía un proyecto de ley que
completa la desregulación del sistema de obras sociales. Frente a este panorama, la unidad sindical se
comienza a gestar a partir de la comunicación que se comienza a dar en el marco del consejo nacional del
empleo, la productividad y el salario mínimo vital y móvil que estaba previsto en la ley de Empleo. Así, el
consejo designado por el gobierno a propuesta de la CGT quedó conformado por los siguientes 16
sindicalistas que respondían a diferentes sectores: entre los más allegados a Menem estaban José Rodríguez
(SMATA), Carlos West Ocampo (FATSA), José Pedraza (UF), Gerardo Martínez (UOCRA), Pedro
Goyeneche (AOT), Andrés Rodríguez (UPCN), Ramón Valle (seguros), José Luis Lingieri, Rogelio
Rodríguez (FOETRA), Alfredo Atanasof (sindicato de empleados municipales), Por el sector de Lorenzo
Miguel irían Diego Ibánez y el propio lider de la UOM; entre los independientes estarían Armando Cavalieri
(mercantil), Oscar Lescano (FATLyF) y Juan José Zanola (bancarios); por el Ubaldinismo sólo fue nombrado
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