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luces carente del apoyo de sectores gremiales con un fuerte peso político y de
representatividad entre los trabajadores privados pertenecientes a las áreas significativas de
producción o servicio. Y esta visión puede ganar mayor fuerza cuando dicha incorporación
es rescatada únicamente por el impacto que tuvieron fenómenos como los de las ollas
populares organizadas en partidos del conurbano bonaerense; o, por la participación de las
organizaciones de base en alguno de los relevamientos realizados a partir de encuestas
provinciales en el marco de programas de asistencia alimentaria, y que propiciaron, entre
los 1995 y 1996, la conformación de una “red de barrios”. 29
La explicación de una tardía posición asumida por el sindicalismo, o
específicamente, por un reducido núcleo del mismo, resulta pues evidente en la medida en
que permanece opacado un proceso de reformulación identitaria que precede los hechos
antes mencionados.
En efecto, la creación de la FTV, en el marco de la CTA, puede ser comprendida
prestando atención a: a) los lazos forjados por la CTA, y originalmente por ATE, con las
experiencias de crecimiento de las organizaciones de base comunitaria en los años ochenta;
y, b) por la participación de la CTA en la protesta social y en los cortes de ruta en el interior
del país. 30
El primer punto reclama sin duda rastrear el nacimiento de las organizaciones
barriales que protagonizan las protestas de estos últimos años. Su origen puede ser
advertido tanto en los alcances que adquirieron los fenómenos de ocupación de tierras y
formación de asentamientos 31 en el Gran Buenos Aires durante los primeros años de la
grandes edificios en la Ciudad de Buenos Aires durante los años ochenta.
29 Se debe tener en cuenta que delegaciones locales de ATE, así como SUTEBA colaboraban con esas
iniciativas que surgían en los barrios y que en un primer momento constituyeron reclamos por bolsones de
alimentos.
30 Para un análisis más pormenorizado del caso de la CTA, se han omitido las referencias a otras
organizaciones que participaron activamente de la protesta social durante la década del noventa, como es el
caso de la Corriente Clasista y Combativa a partir del año 1994, o aquellas agrupaciones que comienzan a
conformarse hacia fines de esos años.
31 En los primeros años de la década del ochenta comienzan a tener lugar una serie de acontecimientos en el
Gran Buenos Aires que manifiestan demandas provenientes de los sectores populares ligadas a la
problemática de la tierra y la vivienda. Ese proceso reconoce entre sus causas algunas de las posiciones
asumidas por el último régimen autoritario a raíz de la problemática habitacional entre los sectores populares
y que se tradujo, en el caso de la provincia de Buenos Aires, en la introducción de fuertes modificaciones y
restricciones al Código de Planeamiento Urbano, así como el descongelamiento de los alquileres; mientras
que en el caso de la Capital Federal se plasmó en clara voluntad de implementar una política de erradicación
de las Villas Miseria. (Fara, 1985: 121-123).
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