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No obstante, debe subrayarse que sin la afiliación individual ni la elección directa de
autoridades hubiese sido imposible otorgar a esa franja de trabajadores de los barrios, o a
los trabajadores desocupados, un espacio de participación significativo en términos de
organización.
Otro aspecto que cabe explorar a partir de este breve recorrido es la relación que
existe entre la reformulación del concepto de clase trabajadora que concreta la CTA y las
representaciones e imaginarios derivados de la retórica peronista que se resumen en la
asociación entre términos como: clase trabajadora- pueblo- justicia social- unidad nacional.
En este sentido, el cambio operado en el concepto de clase trabajadora propicia una
interpretación que inscribe ese cambio en la imposibilidad de “realización” del principio de
“justicia social” en tanto síntesis de la experiencia de movilidad social y de integración
política que convertía a la clase trabajadora en el “pueblo” merecedor por excelencia de esa
máxima peronista. “Imposibilidad” que tendría un origen previo a la llegada de Menem al
gobierno, pero que éste sella definitivamente con el programa de reformas implementadas,
que asomarán, entonces, como las perversiones del modelo neoliberal.
Asimismo, el proyecto de la CTA de conformar un movimiento político, social y
cultural, cuyo primer anuncio data de 1991, y que es ratificado en el Congreso de Mar del
Plata de 2002, resignifica en un contexto de desocupación, pobreza y fragmentación de la
fuerza trabajadora, los elementos que hacen a la unidad nacional. 39
En este sentido, ante las evidencias de construcción de un movimiento que tiene por
objetivo recrear la unidad nacional, y que reconoce como base de sustentación a la central
sindical, no sería del todo extraño hallar allí la continuidad del legado peronista en tanto
declaraciones el fuerte carácter comunitario de la pueblada de 1996, y admiten haber participado en forma
individual una vez que el sector político que había impulsado el corte —es decir, la línea interna del
Movimiento Popular Neuquino liderada por Jorge Sobisch— había perdido el control de la protesta.
39 Como queda expresado en las palabras de Víctor De Gennaro en relación al partido político y al
movimiento: “el partido es una herramienta electoral importante... o un frente... yo no tengo ningún prejuicio
con ninguna estructura que se pueda dar. La recuperación de espacios institucionales es muy importante.
Ahora, más que construir un partido, creo que tenemos que construir un entero, que es el entero del
protagonismo del pueblo. [Y esto] es un proceso, no es una sola forma de tomar el poder. Porque el poder está
afuera y dentro de uno. Alguna vez en el 76, o antes del 76, nosotros decíamos: “tomar el poder” (...)Creo que
el poder se construye todos los días. (...)Entonces los embriones de nueva sociedad no están en un partido
selecto, está en todos lados. Y esos embriones es la construcción de nuevas relaciones, también culturales”.
Entrevista a Víctor De Gennaro, 21-08-03.
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