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VE-07 NOVIEMBRE 2014

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Así la conocí, en un tiempo y espacio no esperado en mi vida. Sin<br />

embargo, más allá de las tradiciones, violando la realidad del derecho a<br />

ser lo que somos, en la naturaleza de nuestro sentir, la contagié de mi<br />

lucha por la verdadera libertad, quedando atrapado en los hilos<br />

invisibles del alma pura que terminó arrebatando mi razón.<br />

Al pasar el tiempo esa utopía se convirtió en cuerpo, con la pasión<br />

de la palabra esparcida en panfletos, añorando claridad en el horizonte<br />

del naciente pueblo sediento de lo que merecíamos tener. Ser hombres<br />

y mujeres caminando entre diferencias, tolerables en una sana<br />

convivencia, en el justo derecho a ser y dejar ser, en plena libertad de<br />

credo y pensamiento.<br />

Ése fue el pecado que me llevó a mi condena, disentir ante el poder<br />

establecido, y a la vez vulnerable en su amor. Amor que fue mi refugio,<br />

pero también me dejó desnudo al mundo que me perseguía. Así me<br />

atraparon, entrelazado en sus brazos, en una oscuridad que solo se<br />

iluminaba por el fuego de nuestra pasión, que al verse descubiertas, en<br />

mi desesperación, mis manos se ahogaron en el llanto de su partida. No<br />

obstante, el saberla libre de ellos fue suficiente agua fresca en la aridez<br />

de mi agonía.<br />

Mis verdugos flagelaron mi cuerpo, logrando traspasar mi alma,<br />

pero sin quebrantar lo que era; un rebelde de mis tiempos, enmudecido<br />

hasta la eternidad. Así llegué aquí, con ese olor a muerte, en una cárcel<br />

de almas atrapadas en sus paredes, peleando por el espacio desdibujado<br />

de una cama sin forma y vacía de reposo. Ese día comencé a compartir<br />

gemidos y quebrantos perdidos en el tiempo, y el infierno de mi claustro<br />

terminó socavando mi razón.<br />

Así pasaron los días y las noches, indiferentes a mi realidad. Un día<br />

terminé escuchando multitudes en el vacío de una celda para<br />

perturbados. Sentí el roce frío de su elocuente presencia,<br />

atormentándome con sus quejas. No sé si eran muchos o pocos, pero si<br />

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