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L A S T E O R Í A S S O B R E C R I M I N A L I D A D , V I O L E N C I A Y J U V E N T U D<br />
Emile Durkheim [1858-1917] (1986) menciona a la criminalidad como un<br />
hecho que, si bien execrable, debe cumplir alguna función en la sociedad, al es-<br />
6<br />
tar presente en toda sociedad conocida. Respecto a la patologización del cri-<br />
7<br />
men, Durkheim considera que aquello que es normal no puede ser patológico.<br />
La criminalidad y otros fenómenos normalmente referidos como patológicos,<br />
como por ejemplo la prostitución, solo lo serían al alcanzar niveles en los que<br />
amenazan la reproducción del orden social y conducen al estado de anomia o<br />
ausencia de normas.<br />
Podemos afirmar que los estudios sobre la criminalidad bien nos podrían llevar<br />
a preocuparnos por el tema con el prurito eugenésico de conjurarlo –situación<br />
que podría sesgar la visión del investigador– o bien nos podrían llevar a presentar<br />
la funcionalidad o carácter inexorable del crimen. La dicotomía propuesta<br />
en estas líneas guarda relación con las tradiciones mencionadas por Schneider<br />
y Schneider (2008) sobre los estudios concernientes a la criminalidad en el<br />
campo de la antropología. Las corrientes mencionadas son los estudios de la<br />
criminalización y el crimen.<br />
Sobre la criminalización, los autores señalan que se trata de cómo se construye<br />
al sujeto criminal, normalmente con pretensiones de estigmatizarlo frente<br />
a un orden establecido. Esto queda ilustrado en algunos trabajos, como el libro<br />
«Rebeldes Primitivos» de Erick Hobsbawn, que muestra cómo se criminalizan<br />
ciertos actos que pueden ser interpretados como rebeliones contra un orden<br />
8<br />
injusto. De este modo, fenómenos como el bandidaje serían formas prepolíticas<br />
de subvertir el orden. Muchos otros trabajos (citados por Schneider y<br />
Schneider) encuentran a los sujetos criminalizados en regímenes coloniales o<br />
autoritarios que intentan acallar cualquier forma de protesta a través de la crimi-<br />
9<br />
nalización.<br />
10<br />
La antropología del crimen ha seguido una ruta distinta, concentrándose<br />
en organizaciones criminales reconocidas frente a sistemas legales específicos.<br />
6 Esta función sería mantener activas las estructuras de vigilancia y castigo de las sociedades. De<br />
no haber sujetos recurrentes a quienes perseguir, o con cuyo accionar contrastar la ley, las instituciones<br />
represivas, que no reprimen tan solo el delito común u organizado, sino también la<br />
subversión política, se verían debilitadas. Esto último no sería una situación deseada por gobernantes<br />
o muchos funcionarios, aunque la función social no requiera conciencia ni intencionalidad<br />
expresa de sus actores.<br />
7 Normal, aquí, debe entenderse como recurrente.<br />
8 Robo en áreas rurales perpetrado a grandes propietarios y en el que los bandidos pueden ser<br />
reconocidos positivamente por los pobladores.<br />
9 Otro caso emblemático es la descripción que daban los medios oficiales mejicanos sobre Emiliano<br />
Zapata. De ellos se podía imaginar a un ser brutal y sin ley, pero no a un líder revolucionario.<br />
10 Cabe precisar que las investigaciones sobre el tema no se limitan a la antropología.<br />
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