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E S T U D I O S P E R U A N O S S O B R E J U V E N T U D , V I O L E N C I A Y S E G U R I D A D C I U D A D A N A<br />
esto, es posible que realice acciones de menor prestigio, durante un tiempo. Otra<br />
situación en que un delincuente deba dedicarse a actividades de menor prestigio<br />
se da cuando este migra al extranjero. En este caso el delincuente puede ser un<br />
asaltante, pero no podrá ejercer esa actividad en otro país porque no tendrá los<br />
contactos necesarios, ante tal situación puede que se dedique al robo a transeúntes.<br />
Los jóvenes que inician sus primeras acciones en el mundo de la delincuencia<br />
no habrían completado aún una carrera en el mundo de los delincuentes. Sin<br />
embargo, el robo menor, ya sea individual o en grupos, es reconocido por los delincuentes<br />
como una etapa formativa en la carrera delincuencial. No todos los<br />
jóvenes que realizan estas acciones se internarán en el mundo del crimen. El<br />
contacto con los centros de reclusión, en un efecto opuesto al deseado, puede<br />
crear mayores vínculos entre los jóvenes y el mundo del hampa. Jóvenes que<br />
son recluidos por robos menores pueden salir de estos centros entrenados para<br />
ser asaltantes.<br />
Existe otro grupo de actividades delictivas que ameritan prisión, pero que<br />
no son perpetradas necesariamente por personas pertenecientes a la «cultura<br />
delictiva». Se puede ser condenado a prisión por delitos como homicidio, violación<br />
o estafa. Con la excepción de que la estafa sí puede ser considerada una forma<br />
reconocida y de alto prestigio en el mundo criminal, los otros tipos de delito<br />
no generan estatus delincuencial. Los delincuentes presos son catalogados de<br />
acuerdo a su «trabajo delincuencial», sin importar el tipo de delito en específico<br />
por el que hayan llegado a prisión.<br />
En años recientes se ha hecho evidente en América Latina que los asesinatos<br />
«a sueldo» se han hecho más frecuentes (Carrión M., 2008). Esto implica la especialización<br />
de quienes se dedican al «homicidio», como oficio. El texto de<br />
74<br />
Pérez Guadalupe de 1994 no brinda información sobre este fenómeno. Otro<br />
fenómeno del cual no presentan datos es el de la relación entre narcotraficantes<br />
y delincuentes comunes. En el libro se indica que los «narcos» tienen poder económico,<br />
como para vivir holgadamente en los penales, pero no se brinda información<br />
sobre si estos mantienen relaciones «laborales» o desprecian a los delincuentes<br />
comunes y su cultura.<br />
Es necesario señalar que, si bien existe una cultura en la que los delincuentes<br />
hacen carrera, no todos los que delinquen pertenecen a esta cultura o siguen los<br />
pasos establecidos por la «carrera delincuencial». Algunos estudiantes o profesionales<br />
se dedican a actividades ilegales como la estafa. También ciertos<br />
miembros de grupos como policías o militares pueden convertirse en asaltantes<br />
74 No aparece el «sicariato» como un «trabajo delincuencial» ya sea de alto o bajo estatus.<br />
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