Revista Quid 57
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Año 9 | Número <strong>57</strong><br />
ABRIL - MAYO 2015<br />
CONSEJO EDITORIAL<br />
Adolfo de Vincenzi<br />
Jorge González<br />
Luz Henríquez<br />
Antonio Dalto<br />
DIRECCIÓN<br />
Jorge González<br />
EDICIÓN<br />
Carla Pandolfo<br />
COORDINACIÓN<br />
Hugo Cayssials<br />
Melina Dorfman<br />
DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN<br />
Raúl Bruno | Preciada Imagen, Inc.<br />
FOTOGRAFÍA<br />
Silvana Sergio<br />
CORRECCIÓN<br />
Esteban Bertola<br />
COLABORAN EN ESTE NÚMERO<br />
Florencia Álvarez, Pablo Bassi, Laura Berti,<br />
Juan Manuel Cibeira, Horacio de Dios,<br />
Marina García, Martín Garrido, Nancy Giampaolo,<br />
Silvia Hopenhayn, Nadia Koval, Roger Koza,<br />
Christian Kupchik, Silvana Moreno,<br />
Mauro López Oyanarte, Felipe Pigna,<br />
Gabriel Rolón, Lucila Rolón, Carlos Sáez,<br />
Emilia Simison, Mónica Tracey,<br />
Maximiliano Tomas, Esteban Ulrich, Sergio Varela<br />
y Nando Varela Pagliaro<br />
FOTO DE TAPA<br />
Paul Kane / Getty Images<br />
PUBLICIDAD Y REDACCIÓN<br />
Tel.: 4943-8219/22<br />
Patagones 2463 | c1282aca | CABA<br />
Correo: revistaquid@ilhsa.com<br />
Web: yenny-elateneo.com / Sección <strong>Quid</strong><br />
REVISTA QUID<br />
Grupo Ilhsa S.A. es propietaria de <strong>Quid</strong>, publicación de<br />
Yenny y El Ateneo. Queda prohibida la reproducción<br />
del contenido de esta publicación, aun mencionando<br />
la fuente.<br />
Los editores no son responsables por las opiniones<br />
vertidas por los colaboradores, entrevistados, las notas<br />
firmadas y el contenido de los mensajes publicitarios.<br />
Registro Nacional de la Propiedad Intelectual<br />
Nº 506670. ISSN 1669738-3.<br />
Distribución en locales Yenny y El Ateneo de la Ciudad<br />
de Buenos Aires, GBA e interior del país.<br />
En la mitología griega se cuenta que había un santuario en el cual vivía un sacerdote,<br />
guía y sabio de su pueblo. De su vida y bienestar dependía la sociedad y el<br />
curso de la naturaleza. No podía morir ni de vejez ni de alguna enfermedad. Si<br />
así sucedía, toda la sociedad y la naturaleza caerían en la maldición. Por eso, era<br />
preciso que su sucesor le diera muerte cuando el rey estuviera sano y fuerte. El<br />
santuario se llamaba Aricia.<br />
Había una vez una muchacha a la que le gustaba mucho bañarse; y se quedaba en<br />
el agua largas horas. Su madre, cansada de este capricho la maldijo deseando que<br />
nunca pudiera salir de allí; y así la muchacha se convirtió en una sirena. La historia<br />
forma parte del folclore hispánico.<br />
En Nigeria, el Congo, México, y otros lugares, los reyes no podían tocar el suelo<br />
con sus pies. Si lo hacían significaba una catástrofe para su pueblo, así que había<br />
personas encargadas de llevarlos sobre sus hombros y una serie de reglamentaciones<br />
para prevenir y evitar la maldición.<br />
Aún hoy sobreviven dos maldiciones: “Ojalá te enamores”, una popular maldición<br />
gitana, y “ojalá que nazcas en una época interesante”, proveniente de la China<br />
antigua pero todavía vigente.<br />
Quisimos dedicar este número a los seres malditos, a quienes ocupan el lado oscuro<br />
del mundo real y ficticio, porque ellos pueden subyugarnos destilando ese<br />
veneno, ese extraño magnetismo que nos seduce, a pesar nuestro.<br />
Disfruten este nuevo número de <strong>Quid</strong>.<br />
Adolfo de Vincenzi<br />
Director General<br />
Grupo Ilhsa
Sumario <strong>57</strong><br />
o8<br />
Nota de tapa. Christian Kupchik nos sumerge en los<br />
comienzos del término “maldito”. Utilizado por primera<br />
vez por Verlaine, tomado de los versos de Baudelaire, el<br />
autor recorre la historia hacia atrás, hasta llegar a Caín.<br />
4o<br />
Ser editor. Carlos Sáez, editor de Del Nuevo Extremo,<br />
discurre acerca de lo significa su trabajo.<br />
12<br />
El señalador. Maximiliano Tomas explica el porqué de la<br />
ausencia de los grandes villanos de Stephen King en los<br />
resultados de una encuesta de un diario inglés.<br />
42<br />
Tema de tapa 4. Juan Manuel Cibeira nos cuenta tres<br />
historias, la de Robert Leroy Johnson, Nick Drake y<br />
Tanguito.<br />
14<br />
Opinión. Gabriel Rolón habla sobre algunos “malditos”<br />
que cambiaron el modo de ver el mundo: Galileo Galilei,<br />
Descartes, Copérnico, Freud y Darwin; malditos de ayer,<br />
héroes de hoy.<br />
54<br />
Música clásica. En el centenario del fallecimiento de<br />
Alexander Scriabin recordamos su vida y su obra.<br />
16<br />
Tema de tapa. Roger Koza recorre algunas versiones<br />
cinematográficas de la encarnación del mal: Adolf Hitler,<br />
para concluir con otra “criatura infame”: Chris Kyle, el<br />
personaje principal de Francotirador, de Clint Eastwood.<br />
56<br />
Semblanza 1. Antonin Artaud, poeta, dramaturgo, ensayista,<br />
novelista, director escénico, actor y maldito.<br />
18<br />
Tema de tapa 1. Silvia Hopenhayn escribe sobre Los<br />
cantos de Maldoror, de Isidore Ducasse, con una nueva<br />
traducción del escritor Aldo Pellegrini.<br />
62<br />
Reseña. Del caminar sobre hielo, de Werner Herzog<br />
(Editorial Entropía).<br />
2o<br />
Tema de tapa 2. Una breve pero intensa galería de<br />
asesinos de la historia que eriza la piel.<br />
83<br />
Historia & política. Felipe Pigna recomienda dos títulos:<br />
Historia del espejo y Josefa.<br />
27<br />
Tema de tapa 3. Mi villano favorito. Representantes de<br />
nuestra cultura responden qué malvado les gustaría ser.<br />
84<br />
Tema de tapa 5. Políticos desafortunados que terminaron<br />
muy mal.<br />
Dossier<br />
literatura<br />
Edgar Allan Poe<br />
La leyenda negra<br />
A los dos años su padre lo abandonó y su madre murió de tuberculosis.<br />
Lo adoptó un padrastro que no lo quiso. Se casó con su prima, pasó muchas<br />
penurias económicas. Murió en circunstancias misteriosas. Fue el escritor<br />
que marcó una gran brecha. Borges decía que las letras occidentales no se<br />
comprenden sin él.
78<br />
58<br />
46<br />
74<br />
32<br />
64<br />
22<br />
36<br />
96<br />
86<br />
22. Pablo Ramos en tinta de sangre<br />
32. Sergio Sinay, veinte años no es nada<br />
36. Luis Sagasti, el lenguaje de lo otro<br />
46. Jazmín Stuart, amor filial<br />
58. Alejandro Jodorowsky y La danza de la realidad<br />
64. Martín Piroyansky, tres en uno<br />
74. Federico Moccia, italiano y romántico<br />
78. Hernán Casciari, escritor instantáneo<br />
86. Marguerite Yourcenar, cocinera<br />
96. Etiopía, tras las huellas de Rimbaud
MISCELÁNEAS<br />
Feria del Libro<br />
El 23 de abril abrirá sus puertas en la Rural.<br />
El orador principal en la inauguración será el dramaturgo Roberto<br />
“Tito” Cossa, autor de obras teatrales como La Nona,<br />
Tute Cabrero y Gris de ausencia, entre otras.<br />
Entre los autores del exterior que visitarán la Feria, estarán los<br />
españoles Rosa Montero, Javier Cercas y Arturo Pérez<br />
Reverte; el irlandés John Banville, ganador del Premio Príncipe<br />
de Asturias; el novelista estadounidense Dan Wells; y la<br />
antropóloga francesa Michele Petit, entre otros.<br />
Tres muestras<br />
MALBA inauguró su calendario 2015 con tres nuevas exposiciones<br />
temporarias:<br />
Experiencia Infinita, instalaciones<br />
en vivo, representaciones y<br />
coreografías. Se exhiben obras de<br />
ocho destacados artistas nacionales<br />
e internacionales: Allora &<br />
Calzadilla, Diego Bianchi,<br />
Elmgreen & Dragset, Dora<br />
García, Pierre Huyghe, Roman<br />
Ondák, Tino Sehgal y Judi<br />
Werthein. La mayor parte de<br />
ellos exhiben por primera vez sus<br />
trabajos en Argentina. Hay tiempo<br />
de verla hasta el 8 de junio.<br />
Annemarie Heinrich, Intenciones<br />
secretas es una selección de 90 fotografías<br />
producidas entre los años<br />
30 y 60. Muchas de ellas nunca antes<br />
exhibidas. Hasta el 6 de julio.<br />
Osías Yanov, VI Sesión en el<br />
Parlamento indaga, a partir de la<br />
escultura como objeto, sobre las<br />
investigaciones recientes del artista<br />
sobre el lenguaje de acción. La<br />
performance se podrá ver todos<br />
los jueves a las 19 horas. Hasta el<br />
8 de junio.<br />
Teatro de la diferencia<br />
Se estrenó en Pan y Arte (Boedo<br />
876) Indiscrinadamente discriminados.<br />
La obra cuenta a través de<br />
tres escenas centrales, intervenciones<br />
coreografías, y relatos, historias<br />
sobre la discriminación y el abuso<br />
de poder. Dirigido por Gisela<br />
Amarillo, el elenco está conformado<br />
por personas de capacidades<br />
diferentes. Reservas: 49<strong>57</strong>-6922.
La recomendación<br />
DEL LIBRERO<br />
POR Mauro López Oyanarte<br />
Cuando en 1884 Paul Verlaine publicó su ensayo Los poetas<br />
malditos de Saftsack introdujo en la cultura occidental la figura<br />
del “genio maldito”, con la que muchos contemporáneos<br />
dialogan aún hasta el día de hoy. Verlaine homenajeó allí a seis<br />
poetas (entre los que se contaban Rimbaud, Mallarmé y el<br />
propio Verlaine) calificándolos “malditos”, término que alude<br />
a que el genio de cada uno de ellos fue también su maldición,<br />
alejándolos del resto de las personas<br />
y llevándolos de esta forma a acoger<br />
el hermetismo y la idiosincrasia como<br />
formas de escritura. Hace relativamente<br />
poco más de cien años después, Tim<br />
Burton publicó el libro de poemas<br />
La melancólica muerte de Chico Ostra,<br />
e inevitablemente, surgió un diálogo<br />
entre sus obras. Si bien recomiendo la<br />
lectura de ambos, me interesa detenerme<br />
aquí en La melancólica muerte de<br />
Chico Ostra.<br />
A su libro, Burton le coloca el título de un poema homónimo,<br />
incluido en la obra. Dicho poema narra la muerte de un niño<br />
cuya característica principal es haber nacido con una malformación<br />
(mitad niño, mitad ostra) que lo vuelve indeseado para sus<br />
padres. El atributo principal del desamparado personaje (ser<br />
mitad “ostra”) lo asocia con la idea de “ostracismo”, término<br />
que ya desde la Grecia antigua designaba el destierro y la<br />
exclusión (en inglés, oyster y ostracism, respectivamente). Los<br />
sucesos están narrados con una buena dosis de humor negro y<br />
un estilo provocador.<br />
A lo largo del libro las historias se multiplican: El chico robot;<br />
La mirona; Ojos de clavo; La niña de muchos ojos; Chico<br />
Mancha… Cada uno de ellos es un personaje trágico y gracioso.<br />
Todos los poemas del libro están escritos en verso, con rima,<br />
con rasgos cercanos a la oralidad, sombríos y cadenciosos. Por<br />
esto, recuerdan a los poemas de Charles Dickens y Edgar<br />
Allan Poe, solo que Tim Burton utiliza la métrica para mantener<br />
al lector atento pero distendido, como un elemento lúdico<br />
más que como una tradición a respetar.<br />
A diferencia de Verlaine, Burton no homenajea a ciertos artistas<br />
ni se hace cargo de una discusión respecto de la sociedad, sino<br />
que se refiere a personajes anónimos y populares sin atribuir<br />
sus maldiciones a nadie en particular (al menos, no de forma<br />
directa).<br />
Hay un parecido importante entre Burton y Verlaine ya que<br />
ambos escriben narrándose a sí mismos (el cineasta escribe estos<br />
poemas cuando aún su carrera no era tan exitosa como lo es<br />
hoy y lidiaba con la incomprensión de su arte). Solo que Burton<br />
utiliza un tono muy distinto al de su predecesor: es cómplice,<br />
cómico, creativo.<br />
El libro cuenta con ilustraciones originales del autor y en Argentina<br />
se consigue la publicación de Anagrama, en una edición<br />
bilingüe, lo que enriquece mucho su lectura.<br />
En La melancólica… no puede distinguirse a los malditos de<br />
Verlaine tal como aquel los había descripto, pero sí puede verse<br />
que en la actualidad las maldiciones no han desaparecido en<br />
absoluto. Es más, los malditos se han multiplicado y vuelto<br />
mucho más visibles.
Nota<br />
de tapa<br />
o8<br />
El<br />
PRECIO de la<br />
DIFERENCIA<br />
POR Christian Kupchik*
Rimbaud, de Mark Jackson (2013)<br />
El tema es el “malditismo”. La cuestión se desató, aparentemente,<br />
o al menos cobró relieve público, a partir de la<br />
publicación en 1884 de Les Poètes maudits de Sáftsàck, de<br />
Paul Verlaine (luego ampliada y definida cuatro años<br />
más tarde). Ya se sabe, la escandalosa conexión de Verlaine<br />
con el niño-prodigio-maldito de Arthur Rimbaud acabó<br />
con cárcel para uno y huida para el otro. Luego se comenzó<br />
a utilizar el término para caracterizar a aquellos artistas<br />
cuyo genio los condenó de diversas formas también a una<br />
suerte de maldición, aislándolos debido a ese aire particular<br />
y llevándolos a asumir cierto hermetismo. También fueron<br />
retratados como desiguales respecto a la sociedad, lo cual<br />
los condujo a vidas trágicas y entregadas con frecuencia a<br />
tendencias autodestructivas. El concepto de Verlaine del<br />
poeta maldito fue en parte tomado del poema de Charles<br />
Baudelaire llamado Bendición (precisamente), que abre<br />
su libro Las flores del mal y supuso que de pronto, sopló un<br />
aire helado que potenciaba la sensibilidad de ciertos creadores<br />
hasta dotarlos de esa terrible máscara que los hacía<br />
inasibles a cualquier comprensión. Se trataba de gente de<br />
una inteligencia superior, mentes creativas, que caían sumidos<br />
en los alientos demoníacos de una enfermedad incomprensible.<br />
No podía ser cierto: algún agente peligroso debía<br />
intervenir en esos aquelarres monstruosos.<br />
Encontrar un presunto culpable no resultó difícil. A fin de<br />
cuentas, ella se paseaba a sus anchas sobre cuerpo y espíritu<br />
de sus víctimas. Era verde, líquida, y respondía al curioso<br />
alias de Fée Verte (Hada Verde). Su verdadero nombre era<br />
Absynthe y sus cabellos dejaban el letal veneno en todos<br />
los poetas infectados. Malditos. Aunque muy pronto se<br />
descubrió que no, que si bien el ajenjo era el convidado<br />
favorito de los festines y por las venas de sus frecuentadores<br />
corría, antes que sangre, esencia de la Artemisia absinthium<br />
a 82 grados de alcohol, no todo podía ser explicado por su<br />
poder. Ya siglos antes, gente como François Villon o el<br />
divino Marqués de Sade fueron retratados como malditos<br />
sin haber probado el ponzoñoso trago. En consecuencia,<br />
algo debía ocurrir más allá de su poder: el Mal que seguía<br />
a determinados seres no era producto de ningún paraíso<br />
artificial, por mucho que estos pudieran interferir. Tampoco<br />
propiedad exclusiva de poetas ni franceses (aunque ya se<br />
sabe, ciertas almas débiles…).<br />
En la búsqueda del origen del mal, las antiguas historias<br />
narran en primer lugar el nacimiento de la libertad, el despertar<br />
de la conciencia, y con ella la experiencia del tiempo.<br />
Narran en segundo lugar los embrollos dramáticos que surgen<br />
por el hecho de existir diferencias entre los hombres,<br />
por el hecho de que estos se hacen conscientes de ellas,<br />
que en adelante quieren esas diferencias y aspiran a que se<br />
difundan activa y agresivamente. La esperanza de una unidad<br />
restablecida acompaña a la lucha –no pocas veces con<br />
verdadera saña– por la diferencia. Sólo Dios en su trono se<br />
ubica por encima de todas las diferencias y oposiciones. Ya<br />
en la historia fratricida de Caín, este Dios demuestra que<br />
sabe hacer y reconocer diferencias. Si la historia del pecado<br />
original relata el origen del conocimiento y la conciencia<br />
del tiempo, la historia de Caín narra el nacimiento de la<br />
voluntad en oposición a la diferencia. Adán despertó al<br />
conocimiento, mientras que en su hijo Caín se despierta la<br />
voluntad de distinguirse. Dios maldice a Caín, que andará<br />
“errante y fugitivo en la tierra”, pero a la vez lo protege: “El<br />
que matare a Caín sufrirá una venganza siete veces peor”.<br />
De modo tal que Caín, el primer maldito de la historia,<br />
encarna la lección de Dios: según la interpretación de Hobbes,<br />
el hombre sólo puede sobrevivir si no escapa a la disciplina.<br />
Si no se distingue.<br />
Alejandro Magno llegó a Atenas. Sabía que Diógenes,<br />
el filósofo-perro, estaba en su lugar de costumbre, al<br />
lado de su barril. El emperador se sentía incómodo ante<br />
la vida miserable de ese hombre al que consideraba sabio,<br />
de modo que intentó ayudarlo. Encontró a Diógenes casi<br />
desnudo tomando sol, cercado por los cachorros de siempre<br />
y en una situación nítida de indigencia. Entonces el rey le<br />
dijo al filósofo cínico: “Pida lo que quiera y yo se lo daré,<br />
sabe que soy Alejandro, el rey de todo el Imperio greco-macedonio”.<br />
Diógenes permaneció inmóvil, sentado junto a su<br />
barril, y sólo atinó a desviarse de la sombra del emperador.<br />
Se movió hacia la izquierda y la derecha, moviendo su larga<br />
barba blanca, pero todo parecía inútil. Entonces habló, y<br />
dijo: “Lo único que deseo en este momento es que se mueva,<br />
pues se interpone entre los rayos solares y yo, estorbando<br />
mi baño de sol”.<br />
Este episodio, verídico o no, explica la forma en que el<br />
cinismo se ejercía como filosofía. Esta escuela apunta al<br />
perro abandonado como un habitante más de la ciudad, al<br />
igual que el hombre, pero sin la necesidad de considerar<br />
las convenciones sociales. Ese desprecio por la regla, por lo<br />
público, marca un abandono de lo banal y, en consecuencia,<br />
marca la transgresión interpretada como signo maldito.<br />
Para Alejandro ayudar a un filósofo era un hecho trivial,<br />
pero Diógenes no pidió ayuda alguna. Apenas si expresó, a<br />
través de su modesta exigencia, que el poder no podría y no<br />
debería retirar al filósofo de su relación con lo divino, una<br />
relación natural, no posible de ser nublada por la institución<br />
llamada gobierno o la propia figura de un emperador. Lo<br />
que Diógenes dijo, invocando al sol de su lado, fue un acto<br />
subversivo y pudo haberle costado la cabeza de no haber<br />
sido Alejandro el emperador. Pero la diferencia ya estaba en<br />
su naturaleza.<br />
Un hombre flaco, de extensas pilosidades y ojos de carbón,<br />
o9
1o<br />
que se hacía llamar Rasputín, llegó de Pokrovskoe, una<br />
aldea perdida de los Urales, hasta San Petersburgo como<br />
un santo itinerante. Se presentó ante una corte demasiado<br />
susceptible al misticismo rural y a lo oculto. Debido<br />
posiblemente a cierto magnetismo hipnótico, además de<br />
detener la hemorragia interna del hijo hemofílico del zar,<br />
logró una ascendencia sobre la pareja que se mantuvo casi<br />
sin debilitarse hasta 1916, el año que fue asesinado luego<br />
de varios intentos. ¿Quién era este monje negro? Difícil<br />
saberlo, aunque lo evidente habla de un casi analfabeto que<br />
apenas sabía escribir, pero que predicaba con vigor campesino;<br />
borracho y lujurioso, se ufanaba de haber conocido las<br />
camas de todas las damas de la corte, incluida la zarina. Tan<br />
enamorado del poder como de sí mismo, representa esa<br />
vieja intimidad rusa entre la santidad y el pecado. Esa encarnación<br />
lo transformó en un maldito y su maldición alcanzó<br />
también a sus protectores y hasta a quienes rodeaban a<br />
sus protectores. La transgresión de Rasputín era su camino<br />
hacia Dios y eso no se perdona.<br />
Quien se ocupó a fondo de este tema fue el crítico Georges<br />
Bataille, quien ya en 19<strong>57</strong> publicó el ensayo La<br />
literatura y el mal, donde repasa las obras y claves estéticas<br />
de muchos autores considerados malditos, como Baudelaire,<br />
Blake, Kafka, Proust, Genet, Sade, entre otros. Ya<br />
en el prefacio, declara que: “la literatura no es inocente y,<br />
como culpable, tenía que acabar por confesarlo”. Según el<br />
autor francés, la literatura nace de la decadencia del mundo<br />
sagrado, heredando los prestigios divinos de sus sacerdotes.<br />
Por otra parte y a diferencia de los sacerdotes, el escritor<br />
tiene clara conciencia de su impotencia, del hecho de que<br />
no es auténticamente soberana y divina: “Lo que el príncipe<br />
aceptaba como el más legítimo y el más envidiable de<br />
los beneficios es recibido, en cambio, por el escritor como<br />
don de un triste advenimiento. Su parte es en primer lugar<br />
la mala conciencia, el sentimiento de la impotencia de las<br />
palabras y... ¡la esperanza de ser ignorado! Su ‘santidad’ y<br />
su ‘realeza’, acaso su ‘divinidad’, se le aparecen para humillarlo<br />
más: lejos de ser auténticamente soberano y divino, lo<br />
arruina la desesperación o, más profundamente, el remordimiento<br />
por no ser Dios... porque no posee auténticamente<br />
naturaleza divina y sin embargo no tiene oportunidad de no<br />
ser Dios”.<br />
Al mismo tiempo, en tanto desafía la lógica que organiza el<br />
bien común, la literatura representa –como la transgresión<br />
de la ley moral– un peligro. Bataille es un lector de Nietzsche;<br />
sabe que la valoración moral responde en la modernidad<br />
a la lógica de la acción eficaz, de la subordinación del<br />
presente al futuro y del deseo a la medida; sabe también<br />
que todo lo que no se adecúa a un mundo así ordenado<br />
(todo aquello que transgrede su ley) queda irremediable-<br />
mente del lado del Mal. Evidentemente, la literatura no<br />
se acomoda a los conceptos de bien y de mal tal como se<br />
encuentran determinados en una sociedad dada (existe una<br />
incompatibilidad entre la literatura y la moral), sino que<br />
se caracteriza por lo que Bataille denomina “hiper-moral”<br />
–en el sentido nietzscheano: más allá del bien y del mal–.<br />
Pero, por otra parte, lo cierto es que en muchos de los casos<br />
analizados por Bataille, el Mal aparece como el medio<br />
más fuerte de exponer la pasión, como si el Mal tuviese una<br />
cierta positividad: la transgresión. La positividad del mal<br />
(transgresión) y la obsesión por el goce actual (puerilidad)<br />
coinciden en la caracterización de la total autonomía de la<br />
literatura tal como esta es entendida por Bataille. Sea por la<br />
incomprensión de la ley (deseo infantil), sea por la negación<br />
de la medida (devoción por el mal), la literatura se define<br />
por la insubordinación, por su negación a acatar el orden.<br />
En una obra que recoge un ciclo de conferencias dictadas<br />
entre 1947 y 1948, La religión surrealista (Las Cuarenta,<br />
2008), Bataille revela “los encantos de la vida no-servil y, a<br />
la vez, de su violencia”, porque, si bien es cierto que el ser<br />
no está abocado al Mal, también es verdad que no puede<br />
dejarse encerrar en los estrechos límites del bien común.<br />
Como ejemplo de ello, sirve el testimonio de una carta de<br />
Sade de 1782:<br />
“Tú quieres que el universo entero sea virtuoso<br />
y no presientes que todo perecería al instante si<br />
sólo hubiera virtudes sobre la tierra... No quieres<br />
comprender que, ya que es preciso que existan<br />
vicios, es tan injusto que tú los castigues como lo<br />
sería que te burlaras de un tuerto.”<br />
En suma, la relación de la escritura con el Mal se presenta<br />
bajo la forma de una maldición. Porque si la literatura es la<br />
única capaz de dar testimonio de esa pústula en el hombre<br />
que desborda todos los proyectos en los cuales se encuentra<br />
comprometido, no lo puede hacer más que a través del<br />
lenguaje, que constituye un momento de la acción y no<br />
se comprende fuera de ella. El precio por la libertad, se<br />
sabe, es alto. Los pactos con el diablo suelen ser arteros y<br />
se pagan con el alma. Y, con todo, a pesar de su naturaleza<br />
ambivalente, de su irresolución trágica, de su fragilidad, el<br />
escritor es el único guardián de esa parte maldita. Claro, no<br />
cualquier escritor como tampoco cualquier hombre. Y las<br />
hadas verdes, en este asunto, tienen poco que decir<br />
*<br />
ESCRITOR, TRADUCTOR y PERIODISTA, ha publicado varios libros de poesía y<br />
editó la colección Planeta Nómade sobre literatura de viajes. Aparecieron los<br />
títulos El camino de las damas, La ruta argentina, En busca de Cathay y Las huellas<br />
del río, todos en Editorial Planeta. También la antología En la vía - Relatos<br />
desde un tren y Relatos de París.
12<br />
El<br />
señalador<br />
En septiembre de 2008 el diario inglés<br />
The Telegraph hizo una encuesta para<br />
seleccionar a los cincuenta villanos más<br />
grandes de la literatura universal. La<br />
lista la terminó encabezando el Satanás<br />
de El paraíso perdido, poema narrativo<br />
de John Milton publicado en 1667,<br />
y se completaba con personajes como<br />
Cruella de Vil (número 3), Yago de Otelo<br />
(número 4), el Capitán Kurtz de Joseph<br />
Conrad (puesto 9), el Conde Drácula<br />
(13), el yuppie Patrick Bateman de Psicópata<br />
americano (17), el hábil Marqués<br />
de Merteuil de Las relaciones peligrosas<br />
(29), el Tom Ripley de la saga de novelas<br />
de Patricia Highsmith (31) y la ballena<br />
blanca de la gran novela americana,<br />
Moby Dick (39).<br />
Con suspicacia y prejuicio inglés, en la<br />
lista no figura ni uno de los personajes<br />
de un escritor que ha sabido aportar<br />
algunos malditos inolvidables a la cultura<br />
popular, Stephen King. ¿Por qué? Tal<br />
vez porque los villanos de King escapan a<br />
los estereotipos: hasta el momento de su<br />
conversión al lado oscuro, son personajes<br />
que muestran lo que la sociedad considera<br />
comportamientos normales (aunque<br />
sepamos, por supuesto, que la normalidad<br />
es una categoría ilusoria). King tuvo la<br />
suerte y la desgracia de que muchos de<br />
sus libros fueran adaptados a la pantalla<br />
grande y si bien es un autor que ha vendido<br />
millones de ejemplares, fue probablemente<br />
a través de las películas que sus<br />
personajes han anidado en las pesadillas<br />
de cientos de miles de personas.<br />
CUANDO LOS QUE AMAN,<br />
ODIAN<br />
POR Maximiliano Tomas*<br />
Carrie es la cuarta novela escrita por<br />
King pero fue la primera en ser publicada,<br />
en 1974. El libro, compuesto por<br />
cartas, misivas, recortes de periódicos y<br />
extractos de libros, narraba la historia de<br />
Carrie White, una chica atenazada por el<br />
pensamiento religioso de su madre que<br />
luego de ser víctima de abuso psicológico<br />
en la escuela (hoy hablaríamos de<br />
bullying) decide vengarse de sus compañeros<br />
utilizando sus poderes mentales. La<br />
novela fue filmada en 1976 por un joven<br />
Brian de Palma y se convirtió en un<br />
éxito. Pero ya en la composición del libro<br />
se pueden advertir no sólo ciertos temas<br />
recurrentes de su obra posterior (poderes<br />
paranormales, violencia, venganza, terror<br />
y muerte) sino cierta preocupación formal<br />
que ubicará a King como un escritor a<br />
medio camino entre el clasicismo y la<br />
experimentación.<br />
En 1977 aparece El resplandor. Como un<br />
homenaje a La máscara de la muerte roja<br />
de Edgar Allan Poe, King, por entonces<br />
adicto al alcohol y las drogas y con<br />
una situación familiar agobiante, construye<br />
esta fábula en la que un escritor ex<br />
alcohólico (Jack Torrance) se instala con<br />
su familia en el hotel Overlook, en medio<br />
de las montañas, donde deberá oficiar<br />
de casero durante un invierno brutal. La<br />
historia, filmada en 1980, terminó siendo<br />
una de las más grandes películas de<br />
Stanley Kubrick y nadie que la haya<br />
visto olvidará a Torrance, interpretado<br />
por Jack Nicholson, golpeando con un<br />
hacha la puerta de madera detrás de la<br />
cual se esconde su mujer al grito de “Here’s<br />
Johnny!”. Aquí pueden verse algunas<br />
de las diferencias que siempre existirán<br />
entre sus libros y las adaptaciones, ya que<br />
en la novela Torrance alcanza a advertir a<br />
su hijo para que escape antes de morir en<br />
una explosión, mientras el film construye<br />
aquel inolvidable final en un laberinto de<br />
nieve.<br />
Finalmente existe otro libro notable,<br />
Misery (1987), del cual se ha hecho una<br />
película algo mediocre. Nuevamente<br />
el personaje es un escritor (otro rasgo<br />
moderno de King como autor), Paul Sheldon,<br />
famoso por sus novelas románticas,<br />
cuyo personaje principal se llama Misery<br />
Chastain. Sheldon sufre un accidente de<br />
auto camino a Los Ángeles y despierta<br />
en la casa de la enfermera Annie Wilkes,<br />
quien resulta ser una gran admiradora<br />
de su obra. Sheldon había liquidado a<br />
su personaje de ficción, al cual ya no<br />
soportaba, dando fin a la saga literaria<br />
de Misery. Pero Wilkes tiene otras ideas<br />
para su heroína,<br />
y hará lo posible<br />
para que durante<br />
esa recuperación,<br />
que se convierte en<br />
cautiverio, Sheldon<br />
cambie de opinión.<br />
La novela es mucho<br />
más sangrienta y<br />
bestial que su adaptación<br />
cinematográfica,<br />
hecha en 1990 por Rob Reiner.<br />
King utiliza al personaje de Wilkes para<br />
escenificar una reflexión escalofriante sobre<br />
los límites que puede rebasar el amor<br />
al convertirse en devoción y fanatismo.<br />
Los villanos de King son obra de la<br />
sociedad en la que viven: Carrie White<br />
como metáfora de la brutalidad inherente<br />
a las instituciones educativas; Torrance<br />
como producto del abuso de las drogas<br />
y el alcohol y de los sofocantes mandatos<br />
familiares; Sheldon y Wilkes como<br />
consecuencia del consumo irrefrenable<br />
en la sociedad de masas y la elaboración<br />
del amor como mercancía. Que ninguno<br />
de ellos haya figurado en la lista de The<br />
Telegraph habla más de la enajenación<br />
y la estrechez mental de ciertos editores<br />
periodísticos que de la propia obra de<br />
King<br />
* Editor literario, crítico y periodista cultural.
Curiosidades en<br />
INTERNET<br />
POR Lucila Rolón |<br />
@lupittar<br />
12 recomendaciones de Henry<br />
Miller para escritores.<br />
El fotógrafo holandés Reinier<br />
Gerritsen registró qué leía la gente<br />
en el transporte público de Nueva York,<br />
sin pose y sin aviso.<br />
Cuatro clases de Allen Ginsberg sobre<br />
La Tempestad, de Shakespeare.<br />
http://www.advicetowriters.com/<br />
home/2014/6/11/henry-millers-12-<br />
commandments-for-writers.html<br />
Poemas infantiles de Sylvia Plath,<br />
ilustrados por Quentin Beck.<br />
http://www.reiniergerritsen.nl/preview/<br />
LASTBOOK/<br />
La única fotografía de Einstein derivando<br />
E=mc²<br />
http://www.openculture.com/2014/03/<br />
hear-allen-ginsbergs-short-free-courseon-shakespeares-play-the-tempest-1980.<br />
html<br />
Recuadro publicado en 1966 sobre una<br />
jornada maratónica de la banda Greatfull<br />
Dead.<br />
http://www.dead.net/features/blog/<br />
documenting-dead-remembering-deadpart-1-press-series-grateful-dead-archive<br />
Textos breves de Walter Benjamin.<br />
http://lilielphick.blogspot.com.<br />
es/2010/01/textos-breves-de-walterbenjamin.html<br />
http://www.brainpickings.<br />
org/2013/04/04/the-bed-book-sylviaplath-quentin-blake/<br />
Infografía de los géneros literarios.<br />
13<br />
El Photoshop cumplió 25 años; su historia<br />
y algunos tips para aprovecharlo<br />
bien.<br />
25 castings que hicieron historia.<br />
http://xabes.com/2015/02/20/photoshoplo-mejor-25-anos/<br />
http://hipertextual.com/imagen-deldia/la-unica-fotografia-de-einsteinderivando-emc<br />
http://cinemania.es/especiales/25-<br />
pruebas-de-casting-que-hicieronhistoria/<br />
http://electricliterature.com/infographica-map-of-the-literary-genres/
DE ÁNGELES Y DEMONIOS<br />
Opinión<br />
POR Lic. Gabriel Rolón<br />
14<br />
Hace tiempo, en 1581, durante una misa<br />
que se oficiaba en la catedral, Galileo<br />
Galilei posó su mirada en las lámparas<br />
y percibió el movimiento particular con<br />
el que oscilaban, a causa de la corriente<br />
de aire, en círculos mayores y menores.<br />
Tenía 17 años y había elaborado la teoría<br />
del péndulo. Amante de la matemática y<br />
la física se fue a Florencia en busca de un<br />
mecenas y realizó un descubrimiento que<br />
lo hizo acreedor al odio generalizado del<br />
ámbito científico de su época.<br />
Dos mil quinientos años antes, Aristóteles<br />
había planteado que la velocidad<br />
de caída de un objeto era proporcional<br />
a su peso. Es decir, que los objetos más<br />
pesados caían más rápidamente que los<br />
livianos. Galileo empezó a pensar que tal<br />
vez la velocidad de caída tenía que ver<br />
con el volumen de un objeto y no con su<br />
peso. Cuenta la leyenda que subió a la<br />
Torre de Pisa con dos bolas de cañón de<br />
igual tamaño. Una hecha de hierro fundido<br />
y otra de madera. La primera pesaba<br />
diez veces más que la segunda. Las arrojó<br />
juntas y ambas cayeron al mismo tiempo.<br />
Galileo, a los 27 años, había destronado<br />
la autoridad de Aristóteles y la dignidad<br />
de sus colegas universitarios. No se lo<br />
perdonaron. Tuvo que abandonar Pisa.<br />
Se fue a la Universidad de Padua donde<br />
diseñó un telescopio y el 7 de enero de<br />
1610 hizo un descubrimiento crucial:<br />
cuatro lunas que giraban alrededor de<br />
Júpiter cada una de ellas en su órbita.<br />
Este era un descubrimiento muy fuerte,<br />
porque refutaba la idea de que todos los<br />
cuerpos celestes giraban alrededor de la<br />
tierra. Un año después llevó su telescopio<br />
a Roma e hizo su demostración ante la<br />
anonadada corte papal, pero la mayoría<br />
no quiso ni mirar. Las lunas de Júpiter<br />
no podían haber sido creadas por Dios<br />
y, si el instrumento permitía verlas, sólo<br />
había dos opciones: o el instrumento estaba<br />
mal o, lo que era más grave, estaba<br />
endemoniado. La Sagrada Inquisición<br />
lo enjuició y fue obligado a confesar que<br />
estaba equivocado. Hubo de jurar que la<br />
Tierra estaba quieta y al darse vuelta<br />
para retirarse pronunció en voz baja<br />
aquella famosa frase: “Y sin embargo se<br />
mueve”.<br />
El conocimiento avanza siempre destronando<br />
los supuestos anteriores y generando<br />
resistencias en los espíritus conservadores.<br />
Por eso, como Galileo, muchos<br />
otros fueron considerados los malditos de<br />
su época. Copérnico destronó el geocentrismo,<br />
Descartes le cortó la cabeza<br />
a Dios; Freud, a la razón cartesiana y<br />
Darwin, a la supuesta herencia divina<br />
del ser humano.<br />
Cada uno de ellos puso su carrera en juego,<br />
cuando no su vida, en defensa de una<br />
verdad. Sus contemporáneos los negaron<br />
y aborrecieron pero, como si fuera un<br />
acto de justicia universal, el tiempo los<br />
rescata y les concede su verdadero lugar<br />
en el firmamento de la historia.<br />
Me queda una última reflexión: tal vez<br />
cada época, a partir de sus conocimientos<br />
y creencias decida quiénes son los<br />
ángeles y cuáles los demonios y de allí<br />
que resulte aconsejable, antes de juzgar,<br />
recordar que los malditos de hoy pueden<br />
ser los héroes del mañana<br />
Demostración de Galileo en la Torre de Pisa
Escena de La caída, de Oliver Hirschbiegel (2004)<br />
Tema de tapa<br />
cine<br />
Criaturas<br />
INFAMES<br />
POR Roger Koza*<br />
16<br />
Las formas de la maldad en el cine son muchas y siempre<br />
encuentran su expresión. El mal absoluto, una fascinación de<br />
época, a veces se identifica con una fuerza diabólica. Puede<br />
encarnarse incluso en la naturaleza, más precisamente en un<br />
exceso que surge de ésta. Véase el tiburón de Spielberg<br />
que amenazaba a los turistas más allá de su apetito, entidad<br />
acuática capaz de concebir estrategias de ataque y merodear<br />
alrededor de un barco con fines ajenos a la satisfacción dietética.<br />
En el fondo, ese tiburón gigantesco canalizaba un motivo<br />
conocido. Era una suerte de variación y apropiación pop de<br />
Moby Dick, fuerza marítima que sintonizaba indirectamente<br />
con fuerzas metafísicas. Aún hoy, al menos para los espectadores<br />
de ese gran film de Spielberg que vimos cuando éramos<br />
niños, cada vez que entramos al mar revive la película. Para<br />
la memoria emotiva del espectador de Tiburón (1975), el mar<br />
tiene siempre un plus de terror.<br />
El mal absoluto puede ser un hombre. Hitler, por ejemplo.<br />
¿Qué versión elegir entre las tantas que ha dado el cine?<br />
Está su versión sarcástica, su doble cómico y cognitivamente<br />
inservible, al que se le retuerce el sentido de sus palabras en<br />
ruidos molestos que nada dicen, aunque mantienen la eficacia<br />
simbólica que atemoriza a sus dóciles receptores. Es el Hitler<br />
ridículo de Chaplin, al que en plena guerra el director decide<br />
atacar a golpes de parodia. En El gran dictador (1940), el cine<br />
deviene en arma: socavar humorísticamente al fascismo, ese<br />
es el objetivo último. Tal vez no se gane una guerra con esta<br />
táctica de inteligencia, pero a largo plazo debe considerársela<br />
como una forma de prevención de la lógica bélica.<br />
Veamos otra versión, el Hitler de La caída (2004), esa especie<br />
de Hitler para todos que previene la discordia interpretativa.<br />
Se trata del militar enfurecido y conocido por sus gestos<br />
toscos, proclive al paroxismo emocional. A este Hitler le llegó<br />
una parodia tardía e inesperada. Le valió una y otra vez una<br />
reapropiación extradiegética de su semblante, un uso lúdico<br />
para imponerle en su encarnación cualquier motivo de indignación<br />
deportiva históricamente irrelevante. Una y otra vez la<br />
secuencia en la que el mandatario pierde los estribos se viraliza<br />
en la web con fines humorísticos. Este uso satírico ocasional<br />
indica la débil representación del infame dictador en La caída.<br />
No se trata de un mal trabajo de Bruno Ganz, quien meticulosamente<br />
intenta hallar un adecuado lenguaje corporal para<br />
transmitir la furia del Führer y su violencia contenida. Ganz<br />
cree descubrir en las manos de Hitler un síntoma conductual<br />
de su desprecio y misantropía. Pero lo siniestro de ese film y la<br />
composición del actor reside en ver que él, Bruno Ganz, es el<br />
mismo intérprete de Las alas del deseo (1987). ¿Cómo puede<br />
ser que quien fuera un ángel benevolente acabe como agente<br />
del mal absoluto?
Tal vez el Hitler más intratable y despreciable es el de Aleksandr<br />
Sokurov en Moloch (1999). En esta ocasión, la personificación<br />
física es como cualquier otra. El bigote asoma como<br />
siempre y la raya al costado de la cabellera se percibe con toda<br />
nitidez. Pero la fórmula de Sokurov excede la mímesis; más<br />
bien consiste en destruir el prestigio del líder nazi a partir de<br />
juntar situaciones cotidianas en donde despunta sistemáticamente<br />
la banalidad de su conducta y su absoluta mediocridad,<br />
dos atributos que nunca deberían disociarse del ejercicio del<br />
poder. El Hitler de Sokurov emerge así como un imbécil.<br />
Cuando se baña y se alimenta, cuando baila y juega con sus<br />
amigos, cuando mira los noticieros cinematográficos en donde<br />
se ve reflejado o simplemente cuando se relaja durante un fin<br />
de semana en su cabaña en la montaña, su maldad brilla en<br />
todo su esplendor y el contexto lo festeja y legitima. La maldad<br />
es aquí casi una forma de idiotez que cuenta misteriosamente<br />
con poder; un hombre infame puede erigirse como guía, de tal<br />
forma que las sociedades sean capaces de cualquier cosa.<br />
Entre las criaturas infames existe una particularmente notable.<br />
Es la del hombre común que por circunstancias imprevistas se<br />
va convirtiendo en una figura maligna. El presunto héroe de<br />
Francotirador (2014), de Clint Eastwood, es una de esas<br />
criaturas. En principio, se trata de un cowboy, iniciado en el<br />
tiro por su padre y adoctrinado en una hermenéutica bíblica<br />
con consecuencias psicológicas y sociológicas. Como se sabe,<br />
en el film se hablará de perros, lobos y pastores que cuidan a<br />
los perros, tipos sociológicos simples de una rigidez conceptual<br />
propia de una cosmovisión reducida a una nación que sencillamente<br />
encarna el Bien y lo defiende de sus agresores.<br />
A Chris Kyle, dice Eastwood en su prefacio, no le quedaba<br />
más alternativa que convertirse en un francotirador de<br />
los SEAL. De aquí que Eastwood empiece con una escena<br />
atroz: Kyle tiene en la mira a un niño y a una mujer iraquíes<br />
que aparentan estar a punto de cometer un atentado. ¿Les<br />
disparará? El falso raccord llevará a confundir el disparo sobre<br />
esos blancos, pero la escena ya es sin anunciarse un flashback:<br />
el pequeño Chris aprende con su padre a disparar y alcanza en<br />
esta ocasión a aniquilar a un animal del bosque. En la infancia<br />
sus víctimas eran animales salvajes, en su edad madura sus<br />
muertos serán salvajes con habla. Este procedimiento poético y<br />
narrativo intentará ser el puntapié de una genealogía esquemática<br />
del francotirador, el cual va pasando por distintas etapas de<br />
formación que lo preparan para el arte de matar.<br />
Se dirá que Eastwood mantiene una cierta ambivalencia a<br />
lo largo del relato. Es posible que así sea en varios pasajes.<br />
Es evidente el remordimiento anticipado que surge en Kyle<br />
cuando sus blancos son inocentes. Frente a los rebeldes confirmados<br />
no hay duda: disparar es lo que corresponde. Es decir,<br />
el enemigo nunca es un otro legítimo con objetivos opuestos<br />
o diferentes, algo que Eastwood sí había concebido en Cartas<br />
desde Iwo Jima (2006). En Francotirador, ni en la consciencia<br />
de Kyle ni en el punto de vista que toma la película la indecisión<br />
de matar constituye una opción. Así, bastante rápido, Kyle<br />
se transformará en una leyenda viviente de la puntería; gracias<br />
al número de muertos que acumulará en Irak incrementará su<br />
popularidad entre los miembros de los pelotones.<br />
Eastwood, en verdad, oscila constantemente entre retratar a<br />
un héroe bastante oscuro o a un psicópata en evolución cuya<br />
maldad se sublima patrióticamente bajo una racionalidad<br />
nacionalista y reaccionaria. Por un lado, el psiquismo de Kyle<br />
se deteriora paulatinamente. En efecto, por cada viaje a Irak,<br />
por cada muerto, la enajenación crece y el malestar aumenta.<br />
Los sonidos exteriores en su hogar o en el vecindario remiten<br />
a la batalla; Kyle mirando la televisión apagada mientras la<br />
guerra suena en su cabeza es la forma preferida por Eastwood<br />
para impugnar lo que sucede en las expediciones patrióticas<br />
del ejército estadounidense. También pondrá atención en otros<br />
daños colaterales: no faltará la inclusión de varias escenas en<br />
las que se ve a veteranos de guerra convertidos en lisiados o a<br />
soldados que expresan dudas respecto de las aventuras castrenses.<br />
¿Concesiones de consciencia? Por otro lado, y al mismo<br />
tiempo, Eastwood cederá a la tentación de convalidar el sacrificio<br />
de los soldados, y en especial el de Kyle, racionalizándolo<br />
como una virtud heroica. En una de las escenas más ridículas<br />
de la película, Kyle se encuentra en un negocio de repuestos<br />
de automóviles con un exsoldado que ha perdido su pierna. La<br />
escena no admite dudas, a pesar de la incomodidad de Kyle<br />
frente al elogio del excombatiente. Cuando en el final de la<br />
secuencia este se agache para decirle al hijo de Kyle que su padre<br />
es un verdadero héroe, el film confirmará, en ese instante,<br />
que ha prescindido de la indeterminación para pasar a construir<br />
deliberadamente su proselitismo. ¿Hacía falta, entonces,<br />
la inclusión del material de archivo en el que se observan las<br />
reacciones de la ciudadanía en las calles frente a la muerte concreta<br />
de Kyle? Doble misión cumplida: un hombre con cientos<br />
de víctimas en su haber deviene en héroe nacional mientras las<br />
acciones militares en Oriente dejan, por lo tanto, de resultar un<br />
asalto con fines espurios en nombre de la democracia. El cine<br />
instituye e imprime un mito, en las antípodas de la lucidez que<br />
Eastwood demostró en La conquista del honor (2006).<br />
El director tenía la oportunidad de desenmascarar al héroe<br />
bélico y emprender entonces una crítica de las condiciones históricas<br />
y políticas que llevan a un hombre a transmutar en una<br />
máquina de asesinar. Prefirió el mito, desoír al propio Kyle en<br />
su biografía publicada y proseguir con la superstición invencible<br />
acerca de la dignidad de los héroes en el campo de batalla.<br />
En vez de detectar la aparición de la infamia como un fenómeno<br />
excepcional por el cual un sujeto encarna involuntariamente<br />
la maldad de un proceso social determinado, Eastwood se<br />
plegó como artista y empalideció bastante, no siendo en esta<br />
oportunidad más que un remedo de sí mismo. Por un instante,<br />
acaso, él también fue un hombre infame. ¿Cómo describir, si<br />
no, a quien dirige un film de reclutamiento?<br />
* CRÍTICO DE CINE de La voz del interior, Córdoba. Publicó El inconsciente de las<br />
películas, ed. Brujas. Programador del Festival de Cine de Hamburgo.<br />
17
Tema de tapa<br />
uno<br />
18<br />
BICHO<br />
Se reedita la mejor traducción de una novela poética escrita en cantos, que hace temblar las manos<br />
de cualquier lector desprevenido: Los cantos de Maldoror,<br />
con traducción y prólogo del poeta argentino Aldo Pellegrini (Editorial Argonauta)<br />
POR Silvia Hopenhayn<br />
¿La maldición es un rasgo o una fatalidad?<br />
¿Un territorio del alma o una<br />
época de la vida? Podríamos empezar<br />
por el nombre, que suele ser el collar<br />
con el que la lengua nos pasea por<br />
este mundo. Un maldito sería un “mal<br />
dicho” (o mal “decido”, aceptando<br />
la corrección de los que siempre se<br />
alteran con lo que se dice mal). En<br />
francés –ya que de un francófono<br />
se trata– hay un agregado fonético,<br />
maudit suena igual que mot dit, o sea,<br />
“palabra dicha”. En suma –o sumando–,<br />
la palabra dicha mal dicha. Y el<br />
maldito… ¡mal bicho!<br />
El animal viene a cuento, ya que el<br />
maldito suele horadar su naturaleza,<br />
asomarse en el abismo del lenguaje<br />
y llegar a un estadio salvaje donde el<br />
bien y el mal pierden su estatuto moral.<br />
Y también porque en esta novela<br />
aparecen al menos ciento cuarenta<br />
animales y varias metamorfosis. Al<br />
respecto, se recomienda le lectura de
la introducción de Aldo Pellegrini, una<br />
verdadera exploración literaria.<br />
El nombre de nuestro personaje maldecido,<br />
mal bicho, maldito, es Maldoror,<br />
uno de los más feroces y desdichados<br />
de la literatura de todos los tiempos. Y<br />
cuando digo todos los tiempos, es por<br />
el carácter arrasador de la novela que lo<br />
contiene. Los cantos de Maldoror, escrita<br />
en 1868, recauda lo peor del hombre<br />
en los textos que lo han retratado, para<br />
dar cuenta irónicamente y con belleza<br />
inaudita de su potencial desperdiciado,<br />
del hombre convertido en basura. Su<br />
autor, el francés de origen montevideano,<br />
Isidore Ducasse, con sólo veinte<br />
años, al mejor estilo Rimbaud (también<br />
tildado de maldito), escribe esta obra<br />
brutal, poética, rica en referencias, en<br />
la que se cuelan frases o paráfrasis de<br />
El Apocalipsis, de San Juan, La divina<br />
comedia, de Dante, El paraíso perdido,<br />
de Milton o Las flores del mal, de<br />
Baudelaire, novela que a su vez se<br />
convertirá en referencia y fuente inagotable<br />
para los surrealistas de comienzos<br />
del siglo XX o el psicoanálisis (véase el<br />
libro de Enrique Pichón Rivière,<br />
Psicoanálisis del Conde de Lautréamont,<br />
Argonauta).<br />
Maldoror libra una batalla contra el<br />
Creador. Apunta al verbo y su embate<br />
es tan desatado que revuelve la lengua<br />
hasta agotar su mandato. Según Maldoror,<br />
un Creador que se denomina a sí<br />
mismo creador, ya es un Principio fraudulento.<br />
Maldoror, en cambio, deriva de<br />
su nombre: “mal de horrores”, “mal de<br />
aurora”, “mal dolor”, “mal dorado”…<br />
¿Y quién creó a Maldoror? Otro nombre<br />
inventado: el Conde de Lautréamont,<br />
seudónimo de Isidore Ducasse,<br />
el autor real de esta obra maldita. El<br />
nombre del autor es como el lugar del<br />
Creador. En este caso, es múltiple:<br />
contiene el título de nobleza comparable<br />
a ilustres de la época, como el conde<br />
de Vigny o el vizconde de Chateaubriand;<br />
en aquel entonces estaba de<br />
moda El conde de Montecristo, y dada la<br />
oposición de Isidore Ducasse a Cristo,<br />
como vislumbre del anticristo nietzscheano<br />
y medio para oponerse a Dios,<br />
puede haber elegido llamarse l’autre<br />
mont; también están sus coordenadas,<br />
ya que Ducasse vivió en Montmartre,<br />
“otro monte”, con respecto a Monte-video.<br />
Por otra parte, su obra es una “otra<br />
manera” de contar (suena igual: autrement).<br />
“La” otra manera de contar la<br />
Creación y su correlato: la destrucción.<br />
Todos los lectores<br />
Isidore Ducasse<br />
Maldoror se dirige al lector en varias<br />
oportunidades. A veces lo previene de<br />
los peligros de la lectura, otras lo elige<br />
como único aliado en su lucha contra<br />
los horrores del mundo, en esa “orbita<br />
aterrorizada por la que gira el globo humano<br />
en delirio, habitado por espíritus<br />
crueles que se matan entre sí.”<br />
Así comienza su cruzada literaria:<br />
“Quiera el cielo que el lector, animoso<br />
y momentáneamente tan feroz como lo<br />
que lee, encuentre su camino abrupto y<br />
salvaje a través de las ciénagas desoladas<br />
de estas páginas sombrías y rebosantes<br />
de veneno...”.<br />
El veneno no es más que combustible<br />
para la travesía. Así, Rimbaud, en Una<br />
temporada en el infierno, exclama: “Sea<br />
tres veces bendito el veneno que hay<br />
en mí”. Sin veneno no hay lengua y sin<br />
lengua no hay retorno.<br />
Más adelante, en el Canto Primero, hay<br />
una nueva apelación al lector: “Lector,<br />
quizá quieres que invoque al odio en<br />
el comienzo de esta obra”. El odio es<br />
la destilación del veneno en su escritura,<br />
el sostén de su lucidez (…arcángel<br />
del mal, entre lucero y Lucifer). Así,<br />
Maldoror ataca con lo que escribe: “Mi<br />
poesía tendrá por objeto atacar por<br />
todos los medios al hombre (...) Por<br />
ella estáis informados de que me he<br />
propuesto atacar al hombre y a Aquel<br />
que lo creó”.<br />
La soledad del maldito<br />
El problema del maldito, o del mal<br />
mismo, es la soledad. Lautréamont lo<br />
plantea con terrible belleza en el Canto<br />
Sexto: “Nuestro héroe comprobó que<br />
frecuentando las cavernas y cobijándose<br />
en los lugares inaccesibles caía en un<br />
círculo vicioso. Pues, si por un lado,<br />
reforzaba de este modo su repugnancia<br />
por los hombres mediante la indemnización<br />
de la soledad y el apartamiento,<br />
entre arbustos raquíticos, zarzas y viñas<br />
silvestres, por otro lado, su actividad ya<br />
no encontraba ningún alimento para<br />
nutrir al minotauro de sus instintos<br />
perversos”.<br />
¿Maldoror inflige el mal o agota su<br />
naturaleza? El mal es inagotable en la<br />
literatura, representa el intento desesperado<br />
de ceñir o apaciguar el dolor<br />
humano, que es real. En este sentido,<br />
Maldoror es un héroe del Mal. Un maldito,<br />
bien dicho<br />
Obras completas.<br />
Los cantos de Maldoror - Poesías - Cartas,<br />
de Conde de Lautréamont<br />
(Isidore Ducasse)<br />
Editorial Argonauta, 2014<br />
19
2o<br />
Tema de tapa<br />
dos<br />
A sangre<br />
FRíA<br />
Los asesinos fueron y seguirán siendo el terror de<br />
la humanidad. Mentes criminales que convierten su gusto<br />
por la muerte en un oscuro arte<br />
POR Florencia Álvarez<br />
Peligrosos homicidas han aterrorizado<br />
a la población mundial a lo largo de<br />
toda la historia: sangrientos, en serie,<br />
en masa, caníbales, descuartizadores, a<br />
sueldo, kamikazes, e incluso hombres<br />
lobos y vampiros.<br />
La lista de los más “célebres” asesinos<br />
comienza por los que, por una cosa u<br />
otra, se volvieron más famosos. Como<br />
el caso de Charles Manson o Ted<br />
Bundy. El primero se hizo conocido<br />
luego de formar un grupo con rasgos<br />
esotéricos al que llamó La familia.<br />
Manson y sus seguidores entraron a la<br />
mansión californiana de Roman Polanski<br />
y mataron a su mujer, Sharon<br />
Tate, embarazada de ocho meses.<br />
Le propinaron dieciséis puñaladas, la<br />
dejaron morir desangrada y la colgaron<br />
del techo.<br />
En el exterior de la casa escribieron<br />
“pig” con su sangre. Esa noche otros invitados<br />
también fueron asesinados, pero<br />
lo que nunca quedó claro fue el móvil<br />
del crimen. Algunos dicen que pudo<br />
haber sido una venganza por la película<br />
de Polanski El bebé de Rosemary, otros<br />
creen que fue una masacre por error.<br />
Por este y otros crímenes, a Manson lo<br />
condenaron a la pena de muerte, pero<br />
al ser abolida la ley lo confinaron a una<br />
cadena perpetua que aún hoy cumple.<br />
Bundy, por su parte, fue un auténtico<br />
asesino en serie estadounidense. Se caracterizaba<br />
por ser un tipo buen mozo,<br />
carismático y con muy buenos modales,<br />
lo cual aprovechó para liquidar brutalmente<br />
a treinta y seis mujeres, aunque<br />
se cree que también es el responsable<br />
de la desaparición de otras cuarenta.<br />
Era tan perverso que planeaba sus<br />
crímenes al detalle. Se hacía pasar por<br />
discapacitado, lesionado, y mil artimañas<br />
para pedir ayuda a chicas que,<br />
sin imaginárselo, terminaban convirtiéndose<br />
en sus víctimas. Las violaba,<br />
torturaba, asesinaba, desmembraba y se<br />
guardaba recuerdos, como sus cabezas.<br />
“Toda la rabia que he estado desahogando<br />
con las mujeres que maté, estaba<br />
dirigida contra mi madre”, le confesó<br />
Bundy a un psiquiatra. Fue arrestado<br />
en 1979 y condenado a la silla eléctrica<br />
diez años después.<br />
Conocido como el carnicero de Milwaukee,<br />
Jeffrey Dahmeer fue otro<br />
terrible asesino de Estados Unidos.<br />
Entre 1978 y 1991, mató a diecisiete<br />
hombres y chicos practicando actos<br />
de necrofilia y canibalismo. Tuvo una<br />
infancia normal, a diferencia de otros
asesinos del mismo estilo, fue querido<br />
por sus padres y no sufrió maltratos de<br />
pequeño. Pero a los 10 años ya se empezaba<br />
a notar que algo no andaba bien<br />
en su cabeza, se dedicaba a torturar y<br />
matar animales para luego coleccionar<br />
sus huesos. Era alcohólico, después<br />
de matar a sus víctimas se masturbaba<br />
sobre sus cuerpos, luego tomaba fotografías<br />
de cada etapa del desmembramiento<br />
y, al igual que Bundy, guardaba<br />
partes como trofeos, la mayoría eran<br />
cabezas. Al momento de su detención<br />
encontraron tres de ellas en la heladera<br />
de su casa.<br />
Dahmer fue llevado a prisión y sentenciado<br />
a quince cadenas perpetuas<br />
consecutivas. Finalmente, murió en la<br />
cárcel, en una pelea entre reos.<br />
Manuel Blanco Romasanta fue un<br />
asesino del siglo XIX. Su caso es uno de<br />
los más estudiados de la criminología<br />
española, ya que se creía que era un<br />
licántropo. Sí, un hombre lobo. Incluso<br />
los documentos clínicos alegaban que<br />
tenía “licantropía clínica”, en referencia<br />
a una enfermedad mental.<br />
Mató a más de trece personas utilizando<br />
sus manos y dientes. Durante el juicio,<br />
conocido como “la causa contra el hombre<br />
lobo”, afirmó que era víctima de<br />
un maleficio. “La primera vez que me<br />
transformé fue en la montaña de Couso.<br />
Me encontré con dos lobos grandes<br />
con aspecto feroz. De pronto, me caí al<br />
suelo, comencé a sentir convulsiones,<br />
me revolqué tres veces sin control y a<br />
los pocos segundos yo mismo era un<br />
lobo. Estuve cinco días merodeando<br />
con los otros dos, hasta que volví a recuperar<br />
mi cuerpo. El que usted ve ahora,<br />
señor juez. Los otros dos lobos venían<br />
conmigo, que yo creía que también<br />
eran lobos, pero se cambiaron a forma<br />
humana. Eran dos valencianos. Uno se<br />
llamaba Antonio y el otro don Genaro.<br />
Y también sufrían una maldición como<br />
la mía. Durante mucho tiempo salí<br />
como lobo con Antonio y don Genaro.<br />
Atacamos y nos comimos a varias personas<br />
porque teníamos hambre”, contó<br />
Romasanta al juez.<br />
Peter Kürten era conocido como “el<br />
vampiro de Düsseldorf”. En Alemania<br />
asesinó a nueve personas, y tuvo otros<br />
siete intentos frustrados. Además,<br />
agredió sexualmente a casi ochenta<br />
personas. Violaba, apuñalaba y degollaba<br />
con el fin de beberse la sangre de sus<br />
víctimas. Fue condenado a la guillotina<br />
en 1931.<br />
Pero no todos los asesinos en serie que<br />
quedaron en la historia fueron hombres.<br />
Aileen Wournos, cuya vida es conocida<br />
por la película Monster que le valió<br />
el Oscar a Charlize Theron, era una<br />
prostituta que asesinó al menos a siete<br />
hombres entre 1989 y 1990.<br />
A Isabel Báthory, una de las aristócratas<br />
húngaras más importantes del<br />
siglo XVI, se la apodaba “la condesa<br />
sangrienta”. Tiene el Récord Guinness<br />
como la mujer que a más personas mató<br />
en la historia de la humanidad: seicientas<br />
treinta.<br />
Ella creía que debía bañarse y beber la<br />
sangre de sus doncellas vírgenes para<br />
no envejecer, estaba obsesionada con<br />
la belleza eterna. Mataba a sus víctimas<br />
en su castillo, pero antes las dejaba<br />
agonizando, desangrándose, hasta que<br />
obtenía cada gota de su sangre. Las<br />
autoridades encontraron más de cincuenta<br />
cadáveres enterrados debajo de<br />
la mansión, y otra gran cantidad en el<br />
exterior tapados con aserrín. El olor era<br />
nauseabundo.<br />
Pero esto no es algo ajeno al ámbito local,<br />
donde también existieron y existen<br />
asesinos de temer. Cayetano Santos<br />
Godino, conocido como “El Petiso<br />
Orejudo”, aterrorizó a la población con<br />
sus crímenes. Comenzó a mostrar los<br />
primeros signos de extrema violencia<br />
a los 8 años golpeando a tres de sus<br />
compañeros con piedras e hiriéndolos<br />
gravemente.<br />
A ellos no llegó a matarlos, pero a<br />
Arturo Laurora, a Reina Bonita<br />
Vainicoff y a Jesualdo Giordano,<br />
sí. El primero tenía 13 años, lo encontraron<br />
muerto a golpes y estrangulado<br />
en una casa vacía, en enero de 1912.<br />
Dos meses después, prendió fuego a la<br />
niña de 5 años, que murió debido a las<br />
quemaduras. Jesualdo<br />
tenía 4, lo encontraron en un baldío,<br />
estrangulado con un piolín y con un<br />
clavo en la sien. El Petiso Orejudo fue<br />
procesado por los asesinatos a la edad<br />
de 15 años. Se lo acusó además de siete<br />
tentativas de homicidios frustrados y<br />
siete incendios intencionales. Fue trasladado<br />
a la cárcel del Fin del Mundo,<br />
en Ushuaia, donde murió.<br />
El de Yiya Murano es un caso emblemático,<br />
una señora que se hacía pasar<br />
por instruida y acaudalada, cuando no<br />
era ninguna de las dos cosas, que mató a<br />
tres de sus amigas para quedarse con su<br />
dinero, envenenándolas con petits fours<br />
a los que les agregó cianuro.<br />
A pesar de que ella aún hoy asegura que<br />
es inocente, pasó dieciséis años en la<br />
cárcel. Yiya llegó a sentarse a la mesa<br />
de Mirtha Legrand, y se atrevió a<br />
convidar a la diva con unas masitas que,<br />
si bien tardó en probar, finalmente lo<br />
hizo. Y salió ilesa.<br />
En 1992 una espeluznante noticia<br />
estremecía al país. Un odontólogo de<br />
La Plata había asesinado a sus dos hijas,<br />
a su esposa y a su suegra. Ricardo<br />
Barreda se despertó y le dijo a su<br />
mujer que iba a limpiar las telarañas del<br />
techo. “Andá a limpiar, que los trabajos<br />
de conchita son los que mejor hacés”, le<br />
respondió ella.<br />
Esto desató la furia del dentista, quien<br />
encontró la escopeta que su suegra le<br />
había traído de Europa, la cargó y mató<br />
una a una a todas las mujeres de la casa.<br />
Después se fue al zoológico y pasó la<br />
tarde en un hotel con su amante. Más<br />
tarde confesaría haber sido el autor de<br />
los crímenes y sería condenado a prisión<br />
perpetua, aunque tiempo después le<br />
otorgaron la libertad condicional.<br />
Claro que los asesinos argentinos y de<br />
otras nacionalidades no empiezan ni<br />
terminan en esta corta enumeración. La<br />
lista de los demasiado malos es larga<br />
y se continuará extendiendo.<br />
Lo mejor será no toparse<br />
nunca con ninguno<br />
de ellos<br />
21
22<br />
Entrevista<br />
uno
“Soy más jodido<br />
de lo que parezco”<br />
El escritor PABLO RAMOS habla de su novela La ley de la ferocidad, de su escritura, de los críticos,<br />
de los lectores y de cómo, todo el tiempo, construye su obra<br />
POR Nando Varela Pagliaro<br />
Yo estaba internado todavía, iba con un acompañante terapéutico al taller. Era un problema. Todos los martes me<br />
acompañaba desde San Isidro. Se quedaba en lo del esposo de Liliana. Una vez le faltó no sé qué. Le dije: “loco, no<br />
robés”. Lo devolvió y pidió perdón. Después me siguió acompañando y le siguieron dando confianza. Un día estaba<br />
muy podrido y le dije a Liliana que no iba a ir más. Liliana, esperó que se fueran todos y me dijo: “te voy a decir esto<br />
que nunca se lo dije a nadie y tampoco te lo voy a volver a decir a vos. Quizás vos seas fundamental para la literatura;<br />
yo no lo sé, pero te aseguro que la literatura es fundamental para vos. Si no venís, te vas a derrumbar”. Le hice caso<br />
y seguí yendo. Desde ese lugar empiezo cada día.<br />
Liliana es Liliana Heker y el que le hizo caso y siguió<br />
yendo para no derrumbarse, para vivir para contarla es Pablo<br />
Ramos, un tipo difícil, intenso, profundo, talentoso, francotirador,<br />
dueño de una de las voces más interesantes de la literatura<br />
argentina. Con él estuve hablando en su casa de Paternal,<br />
rodeado de libros, guitarras y máquinas de escribir.<br />
–En algunas entrevistas dijo que mucha gente no vio<br />
la gran valorización de la palabra que hay en La ley<br />
de la ferocidad, que lo que termina salvando a Gabriel<br />
Reyes, esta especie de álter ego suyo, son las palabras,<br />
¿por qué cree que no se ve el trabajo que hay detrás<br />
de lo que escribe? Acá hay un prejuicio grandísimo, aun<br />
en escritores amigos y eso me hace reír y también aislar un<br />
poco. El hecho de que sea público que yo solamente tengo la<br />
primaria hace que muchos que se autodenominan brillantes<br />
el uno con el otro y yo no los veo tan brillantes, no puedan<br />
ver lo que verdaderamente hay en lo que escribo. Detrás<br />
de historias muy fuertes hay un enorme ejercicio literario.<br />
Yo creo que la Ley de la ferocidad es una novela con una<br />
aventura del lenguaje como pocas. Y ese es el verdadero valor<br />
que tiene. De hecho, en cada historia mía se puede encontrar<br />
un lenguaje completamente diferente, como si yo fuera<br />
personas diferentes. No hace falta escribir sobre niños que<br />
se convierten en mariposas. Está bueno también, pero no es<br />
eso un ejercicio de la imaginación superior a imaginar una<br />
situación real e imaginarla de manera perfecta y ahondar en<br />
los sentimientos, en las intenciones, los secretos y las reservas<br />
de los personajes. Igual, no importa que ellos no lo puedan<br />
ver porque lo pueden ver muchos lectores, y lo puedo ver yo<br />
para poder seguir escribiendo cada vez mejor.<br />
–Volviendo a la salvación y las palabras, ¿en qué momento<br />
sintió que podía elegir este otro camino lleno de<br />
libros y letras? Sí, me acuerdo perfectamente. Fue cuando<br />
entré en el taller de Abelardo Castillo.<br />
–Me refiero a antes que eso, porque me imagino que<br />
primero lo salvó la palabra ajena, las palabras de otros<br />
escritores, ¿no? La lectura de alguna manera me salvaba<br />
pero no tanto como la escritura. Porque en eso que dice Santa<br />
Teresa: “las palabras llevan a las acciones, alistan el alma, la<br />
ordenan y la mueven hacia la ternura” se refiere a la palabra<br />
23
24<br />
escrita. Yo empecé a ordenar, cuando empecé a escribir,<br />
cuando pude escribir desordenadamente lo que pensaba que<br />
era algo ordenado y pude ver que eso era un caos y que era<br />
el reflejo de mi vida. Entonces, cuando escribí el segundo<br />
borrador de ese caos y lo organicé, sin darme cuenta, empecé<br />
a organizar mi vida. Como si al corregir un texto, me fuese<br />
corrigiendo yo. En mi manera de escribir eso es un paso<br />
fundamental. Yo me corrijo para corregir un texto. Quizás a la<br />
persona que le debo una palabra ajena es a Mario, un tipo de<br />
Alcohólicos Anónimos que conocí cuando estuve en la cárcel<br />
de Caseros. Sus palabras no sólo me ayudaron sino que me<br />
incitaron a escribir. Yo le hinchaba tanto las bolas a Mario que<br />
él me decía: “no me lo contés, escribilo porque no te aguanto<br />
más”. Y con esto, creo que él lejos de querer sacarme de encima,<br />
confiaba que al escribir yo iba a ordenarme. Yo estoy convencido<br />
de que los psicólogos tendrían mucho menos trabajo<br />
si la gente llevara un diario personal en el que poder ordenar<br />
todo lo que hace. Ver qué cosa mereció hacerse y qué cosa<br />
uno no hizo. Leerlo y ver que no es tan grave; mañana puedo<br />
empezar y ser más ordenado. Inclusive si uno se anima podría<br />
escribir el diario de mañana, yo durante mucho tiempo llevé<br />
el diario de mañana. Uno tiene la posibilidad de convertir a la<br />
máquina de escribir en la máquina del tiempo.<br />
–Abelardo Castillo, uno de sus maestros, dijo que<br />
preguntarle a un escritor cuándo escribe es obligarlo a<br />
mentir, ¿usted también tiene esa relación culposa con<br />
la literatura? Sí, nunca escribo. Ahora estaba por escribir y<br />
me fui a ver un partido de fútbol. Siempre postergo, esquivo.<br />
Es igual de tortuosa mi relación con la escritura pero creo que<br />
tiene que ver con todo lo interior que necesito que cuadre,<br />
que cuaje y que no sé bien qué es, qué falta. Nunca es el<br />
momento adecuado para escribir. Pero por otro lado, siento<br />
que también uno está escribiendo todo el tiempo. De la<br />
misma manera que no escribo nunca, escribo todo el tiempo,<br />
porque mi vida es sólo esto. Me paso semanas enteras en esta<br />
casa. Quizás salgo una vez por semana a la calle. Voy al chino,<br />
que lo tengo al lado, y no mucho más. Después estoy todo<br />
el tiempo rodeado de papeles, de máquinas de escribir, de<br />
computadoras, de libros y todo el tiempo planeando. Yo creo<br />
que, y esto es algo que también dijo Abelardo, tanto el mejor<br />
escritor como el peor escriben de la misma manera: como<br />
pueden y cuando pueden.<br />
–En una entrevista reciente dijo que prefiere estar del<br />
lado de los que hacen, que del lado de los que critican,<br />
¿cuál es su relación con la crítica, pero no con la<br />
especializada, sino con la de la gente que realmente le<br />
importa? Con ellos la relación es bárbara. Son mis lectores<br />
de confianza y me hacen una crítica como la del taller. Es un<br />
crítica dada desde el amor, desde la confianza en lo que estoy<br />
haciendo y desde la más absoluta despersonalización. En<br />
cambio, en la crítica especializada, el crítico quiere escribir<br />
con la sangre del escritor. Es una rata por eso. Abelardo Castillo<br />
también dice “si no amás a la literatura, no escribas, pero<br />
por favor no seas crítico”. Hablo de los críticos que no aman<br />
a la literatura. Yo tengo una crítica de La ley de la ferocidad<br />
en la que una periodista dijo que la escena de las palomas era<br />
un “kiss literario”. A eso después le agregaba que yo escribía<br />
bien, que estaba excelentemente redactada, como lavando la<br />
culpa porque tenía que decir algo. Pero a veces es mejor mojar<br />
la pluma en tu propia sangre. La letra sale más apretada y<br />
quizás hay más riesgo, pero mojar la pluma en la sangre de los<br />
demás es bastante impune. Esa crítica de la que te hablo salió<br />
en Ñ. Era genial porque la gente me decía: “che, qué buena la<br />
crítica en Ñ” y yo decía: “no, si me da con un caño”. Pero eso<br />
no lo leía nadie, todos veían la foto enorme que estaba arriba<br />
del texto. Es una pena porque es hasta ahí donde llegan. No<br />
pueden ni hacer que lean lo que escribieron porque las palabras<br />
son impotentes. El texto no significa nada, el texto es una<br />
cascarita sutil que flota en el contexto. El mar es el contexto.<br />
En ese contexto de no sentir nada, tu texto puede ser perfecto,<br />
pero una cascarita perfecta y una cascarita imperfecta<br />
flotando en el mar quién la puede diferenciar.<br />
–En referencia a la crítica, antes nombraba una frase<br />
suya bastante peronista. Es muy gracioso cómo fue su<br />
primer contacto con el peronismo… Sí, mi viejo tuvo<br />
mucho que ver en eso. Un día en la escuela, estaba en quinto<br />
grado y por primera vez escuché la palabra peronista. Entonces,<br />
apenas llegué a mi casa, le pregunté a mi viejo: “¿qué es<br />
peronista?”. Y él me respondió: “lo que vas a ser de acá hasta<br />
que te mueras, si no querés que te rompa el culo a patadas”.<br />
Una buena forma de adoctrinamiento. Pero después me afilié<br />
al Partido Obrero. Fundé el local de Avellaneda, milité cuatro<br />
años. Estudié El capital, la historia de la Revolución Rusa,<br />
me morfé a Trotski, que me encanta como escribe. Un día<br />
le quise explicar a mi papá y él me dijo: “yo tengo una sola<br />
ideología: ahí donde hay una necesidad nace un derecho, Eva<br />
Perón”. Eso me quedó para siempre. No hace falta estudiar<br />
nada más, entra todo en esa frase. Claro, el peronismo tiene<br />
un líder fascista y la izquierda nunca lo entendió porque ese<br />
detalle es duro. Pero en excusa de ese detalle se volvieron<br />
“gorilas” y descreyeron de todo el movimiento obrero que significó<br />
todos los logros que significó y terminaron en una teoría<br />
que es “cuanto peor, mejor”, que es la teoría que hoy tiene el<br />
trotskismo argentino.<br />
–¿Le molesta que muchas veces se crea que toda literatura<br />
autobiográfica tiene que ver con cierta falta de<br />
imaginación del autor? Primero que autobiográfico es un<br />
término que está mal. Mi biografía no es esa, en todo caso es<br />
autorreferencial. Yo creo que la gran literatura está hecha de<br />
eso. Inclusive lo mejor de Borges: “Nadie rebaje a lágrima<br />
o reproche / esta declaración de la maestría / de Dios, que<br />
con magnífica ironía / me dio a la vez los libros y la noche”. Y<br />
el tipo era ciego y trabaja en la Biblioteca Nacional. Para mí<br />
hay que tener mucha más imaginación para ser Bukowski<br />
que para ser Tolkien, te lo aseguro. “Alguna gente es joven<br />
y nada más / alguna gente es vieja y nada más / Y alguna gente
está en el medio / sólo en el medio”. Para escribir “Nota sobre<br />
la construcción de las masas” hay que tener más imaginación<br />
que para escribir El Señor de los Anillos, que está bueno, pero<br />
que es la mitología de todos los días, donde los lindos son<br />
eternos y buenos y los feos son negros y vienen en elefante.<br />
Tolkien le tenía miedo a los musulmanes. Era uno de los siete<br />
escritores católicos, pero parece que ahí no quieren ver el<br />
racismo ni el fascismo. En Perón es más fácil porque se ponía<br />
un uniforme, este agarraba una lapicera.<br />
–Recién nombraba a Bukowski, ¿cuánto pesa, a la hora<br />
de leer a un escritor, el mito o la figura que se construye<br />
detrás del escritor? Creo que de alguna manera soy más<br />
jodido de lo que parezco. En algunos reportajes, cuando sale<br />
un libro, digo cosas que me voy guardando para que influyan<br />
en la lectura. Un periodista de Página/12 se dio cuenta de<br />
eso, de qué manera también con lo que digo construyo mi<br />
obra. Yo estoy construyendo mi obra todo el tiempo. Cuando<br />
camino, cuando hablo, cuando respondo un reportaje estoy<br />
construyendo algo que me obsesiona. Porque construyo mi<br />
obra alrededor de mí, no la construyo sólo en un papel y hacia<br />
adelante. Construyo capas y capas de algo que se solidifica y<br />
hace una pelota cada vez más grande. Llega un momento que<br />
estoy perdido ahí adentro y no sé ni quién soy yo. Eso está<br />
bueno para escribir una novela. No puedo llegar a mi casa y<br />
poner en la perilla novela y listo, porque lo que voy a escribir<br />
es una mala novela. En cambio en mi forma de trabajar,<br />
mi casa se transforma en la novela. Como la casa es grande,<br />
elijo lugares distintos para escribir. Tengo un colchón al lado<br />
de la máquina de escribir porque por más que mi habitación<br />
esté arriba, no son pocas las noches que necesito tirarme una<br />
hora, levantarme y seguir escribiendo. Me preguntan si voy a<br />
comer algo y yo sigo acá, siempre escribiendo. Mi literatura<br />
es una literatura física, la vivo con el cuerpo. Porque, además<br />
de construir mi obra, quiero traer algo a la literatura. Yo creo<br />
que renové algunos votos que se creían viejos porque lo que<br />
escribo no aburre y también profundiza. No hace falta un<br />
diccionario para leerlo, lo que hace falta es detenerse.<br />
–En La ley de la ferocidad, el padre de Gabriel Reyes<br />
le dice que es el propio Gabriel, el que va a necesitar<br />
contar su historia, ¿alguna vez pensó cómo hubiera<br />
leído la historia su padre? Es algo que pienso mucho,<br />
pero no sé cómo lo hubiera tomado. Mi madre me dio una<br />
respuesta aproximada. A mí la lectura familiar de mi literatura<br />
me preocupa y ella que es una gran lectora, cuando leyó La<br />
ley de la ferocidad me dijo: “me sentí en muchas páginas y es<br />
lo mejor que escribiste hasta ahora”. Quizás mi viejo hubiera<br />
entendido lo que él quería entender. De alguna manera él<br />
está adentro de la novela con la historia de Rojitas, la única<br />
historia que me contó él de verdad. Ahí está su manera de<br />
hablar. Después mi mamá me dijo algo que para mí fue genial,<br />
que me quedara tranquilo porque sólo una persona que<br />
amaba mucho a su padre podía escribir ese libro.<br />
–¿Podría haberlo escrito con su padre vivo o fue necesario<br />
que él muriera? Si<br />
mi viejo hubiera estado vivo,<br />
hubiera tenido la oportunidad<br />
no de sentarme a escribir un<br />
libro, sino de hacer algo más<br />
práctico y amigarme con él,<br />
que igual lo hice. Esta casa la<br />
arregló mi papá y dos meses<br />
antes de que se muriera<br />
estábamos muy bien. De<br />
todos modos, es un tema con<br />
el que todavía sigo. En cinco<br />
minutos levántate María<br />
también es un libro sobre el<br />
padre porque con mi mamá<br />
no tengo ese conflicto. Mi<br />
mamá es todo en mi vida, no quiero ni pensar que un día me<br />
falte mi mamá. Cuando murió la mamá de Maradona yo<br />
pensé qué terrible, ¿no? Yo me siento muy afín a Maradona<br />
en el sentido de haber sido tan adicto, en esa necesidad tan<br />
interior de ser querido, de ser reconocido por el hecho de ser<br />
mirado. Creo que esa mirada que me negó mi padre, esa falta<br />
de reconocimiento me convirtió en este escritor. La falencia<br />
me convierte en escritor, no la virtud; la virtud por ahí te<br />
hace buen matemático. Cuando Guillermo Martínez se<br />
olvidó de las falencias, empezó a escribir esos libros perfectos<br />
pero que no dicen nada. Después de haber escrito Acerca<br />
de Roderer o Infierno grande se pone a escribir las huevadas<br />
policiales que escribe ahora. El anarquista Rafael Barrett<br />
dijo: “la palabra es un arma” y yo quiero mantener esa arma<br />
cargada y limpia.<br />
–Antes hablaba de la infancia de Gabriel Reyes. Fabián<br />
Casas dice que la infancia es la etapa en la que uno carga<br />
combustible y después no vuelve a cargar nunca más<br />
y que de la calidad de ese combustible depende el tipo<br />
de persona que uno va a ser cuando las papas quemen.<br />
En su literatura, ¿qué lugar ocupa la infancia? Ahí está<br />
todo, las cosas que te importaban y las que no. Están las respuestas<br />
de cuando vos pensás que no sabés. Yo me escribí una<br />
frase en el estudio en el que escribí La ley de la ferocidad que<br />
dice: “qué fingís no saber” y mientras escribía, la miraba todo<br />
el tiempo. Porque cualquier cosa que yo finjo no saber o me<br />
hago el desentendido, voy a la infancia y encuentro lo que ya<br />
sé. Yo creo que el mejor combustible que uno puede cargar<br />
es un combustible de infancia perpetua, tener siempre ante la<br />
vida y ante la gente una mirada de chico, de asombro.<br />
–Además de literatura, después de hacer el disco con<br />
Gabo Ferro, volvió a hacer música, ¿qué le da la música,<br />
que no le da la literatura? Los sueños de la infancia.<br />
Yo quiero ser estrella de rock, siempre quise ser eso. Como<br />
dice Paul Auster, que él sigue jugando al baseball, porque<br />
eso le recuerda los sueños de la infancia. A mí la música me<br />
recuerda y me trae vivos los sueños de la infancia<br />
25
Tema de tapa<br />
dos<br />
<strong>Quid</strong> consultó a diversos referentes culturales, desde críticos literarios y escritores<br />
a actores y músicos de rock, sobre su villano favorito.<br />
Desde el emblemático John Silver de Stevenson, padre ficcional de los piratas,<br />
a El Guasón, archienemigo de Batman, una colección de malditos apta para todos los gustos<br />
27<br />
PRODUCCIÓN:<br />
Silvia Hopenhayn y Nancy Giampaolo<br />
ARIEL MAGNUS, escritor, autor de La<br />
cuadratura de la redondez, La 31, A<br />
Luján y Cazaviejas: “El villano que me<br />
gustaría ser (lo cual no implica que no<br />
lo sea ya) es Pierre Nodoyuna, el de Los<br />
autos locos. Por la única razón posible,<br />
desde Homero hasta hoy: Penélope.<br />
Me enamoré de ella como no creo<br />
haberme enamorado de ninguna otra<br />
heroína y eso que pongo en la terna a<br />
la mujer maravilla y aun a la biónica,<br />
que jugaban con la ventaja de ser de
verdad. Por perseguir al Gatito Compacto<br />
de Penélope Glamour, sólo por<br />
participar de la misma carrera que ella,<br />
aunque me aseguren que nunca voy a<br />
alcanzarla, estaría incluso dispuesto a no<br />
ser Pierre sino directamente su perro<br />
Patán (que en el fondo era el villano del<br />
villano)”.<br />
DIEGO CAPUSOTTO, actor: “El villano<br />
que elijo es alguien que, antes de<br />
matar, deja un enigma a resolver por la<br />
víctima, demostrando que ha comprendido<br />
que toda pregunta, aun estúpida,<br />
es esclava del tiempo y no modifica el<br />
final. Es la representación corpórea<br />
de lo que nos ha tocado en el reparto:<br />
Pensar, después morir. Por eso elijo al<br />
Acertijo. (Y para una partuza, agrego<br />
claro, a la inmortal madre de todos los<br />
deseos, Gatúbela)”.<br />
PABLO KRANTZ, músico y escritor.<br />
Este año edita su sexto disco, Vivo en<br />
mi cabeza pero con vista al universo:<br />
“Siempre he sido un gran fanático de la<br />
historieta y, por sobre todas las cosas,<br />
de la historieta francesa. Y entre las<br />
geniales creaciones del guionista René<br />
Goscinny (autor de Asterix), brillan<br />
con luz desopilante los cuatro hermanos<br />
Dalton: Joe, William, Jack y Averell,<br />
enemigos mortales del cowboy justiciero,<br />
Lucky Luke. Teóricamente son malvados,<br />
pero a la vez son tan idiotas que<br />
sus planes criminales siempre conducen<br />
al fracaso (propio) y a la carcajada (del<br />
lector). Para escapar de la prisión, estos<br />
cuatro energúmenos cavan cuatro túneles<br />
en vez de uno. Y al más estúpido<br />
de todos, el larguirucho Averell (que no<br />
para de devorar todo lo que se encuentra),<br />
dan ganas de abrazarlo al final de<br />
cada página. En la realidad, los villanos<br />
idiotas son seguramente los más peligrosos<br />
de todos, ya que son totalmente<br />
impredecibles: pueden hacer las cosas<br />
más inútiles, suicidas y contraproducentes,<br />
pues ni siquiera la lógica de su<br />
propio provecho detiene su crueldad.<br />
En la ficción cuanto más tonto es el<br />
villano, más querible resulta, como Los<br />
Hermanos Dalton”.<br />
JOSÉ MARÍA BRINDISI, escritor, director<br />
editorial de la revista El Ansia, autor<br />
de las novelas Frenesí y Placebo: “El<br />
acercamiento que el cine o la literatura<br />
nos proponen –cuando lo hacen– a los<br />
villanos tiene como fin convencernos de<br />
que había otra verdad, una justificación<br />
para el mal, ya sea la defensa propia,<br />
los sufrimientos del pasado, un mundo<br />
absolutamente ajeno o un fin que –se<br />
supone– que justifique los medios.<br />
Pero si nos atenemos a la realidad, y<br />
consideramos que el jefe de la mafia es<br />
objetivamente un villano, quizá Michael<br />
Corleone [El padrino, de Mario Puzo]<br />
sea el más grande de todos los malos.<br />
Hace unos pocos años, Heath Ledger<br />
humilló a todos sus predecesores e hizo<br />
de El Guasón un personaje insuperable<br />
–muy preferible al pacato de Batman–,<br />
que para colmo la muerte convirtió<br />
en mito. ¿Pero cómo competir con el<br />
terror, con esa construcción ancestral?<br />
Si Drácula es el villano perfecto –para<br />
colmo con el glam de vivir sólo de noche–,<br />
la versión de Coppola es la única<br />
remake contemporánea que hace honor<br />
a los orígenes del género. “He atravesado<br />
océanos de tiempo para encontrarte”,<br />
le dice el Conde a su amada, a la<br />
que espera desde hace siglos. ¿Cómo<br />
resistirse a eso? ¿Cómo no beber de su<br />
misma sangre?”<br />
ANDREA STEFANONI, escritora, autora<br />
de La abuela civil española, entre otras:<br />
“Elijo a la abuela malvada de Claus y<br />
Lucas, de Agota Kristof. Por ese<br />
capítulo magistral en el que, cuando los<br />
hermanos mellizos, los cuales están a su<br />
cuidado, deciden hacer un “ejercicio de<br />
ayuno” y ella, la abuela mezquina, por<br />
28
única vez, mata a una gallina y la cocina.<br />
Después, frente a los niños hambrientos,<br />
se come la gallina, toda, entera, la<br />
come con las manos, chupando los huesos<br />
y dejándolos caer uno por uno en el<br />
plato. Al otro día, cuando terminan el<br />
ayuno, sólo habrá caldo para almorzar.<br />
En los libros, a los malvados se los ama<br />
en silencio. De eso se trata”.<br />
ADELA BASCH, escritora, dramaturga,<br />
autora de Que la calle no calle y Crecí<br />
hasta volver a ser pequeña, entre otros:<br />
“Cuando pienso en villanos de la literatura,<br />
el primero que se me presenta<br />
es el fabuloso Mr. Hyde. Creo que para<br />
su otra parte, el no menos fabuloso Dr.<br />
Jekyll, debe haber sido un gran alivio<br />
poder dejar de reprimir sus aspectos<br />
‘bestiales’ y permitir que se expresaran<br />
en el voluntarioso y solidario (para con<br />
el Dr. Jekyll) Mr. Hyde. Más aún, imagino<br />
que para el siempre correcto doctor,<br />
de una personalidad obsesionada por<br />
el cumplimiento del deber, de características<br />
casi rayanas con el afán de<br />
perfección, ha de haber resultado muy<br />
liberador ver que sus partes ‘monstruosas’,<br />
de las que no le era posible hacerse<br />
cargo ni sublimar, cobraban vida en otra<br />
persona en apariencia absolutamente<br />
ajena a él”.<br />
ALEJANDRO SOIFER, escritor, autor de<br />
Los Lubavitch en la Argentina: “Siempre<br />
me encanta pensar a los villanos, los<br />
considero lo más rico de la experiencia<br />
literaria. Mi villano favorito en realidad<br />
es un colectivo y son los nazis. Creo que<br />
el nazismo, con toda su enorme responsabilidad<br />
en el horror más terrible del<br />
siglo XX, ha pasado a la literatura y la<br />
ficción como el villano perfecto, porque<br />
encarnan precisamente el Mal Absoluto.<br />
Además, la cuidada estética tenebrosa<br />
de sus oficiales SS (uniformes negros,<br />
calaveras, runas vikingas) y la arquitectura<br />
y el arte exagerado de barroquismo<br />
gótico-esotérico también aportaron a su<br />
construcción como el perfecto villano<br />
de miles de ficciones. Para pruebas<br />
científicas basta ver el listado de<br />
películas de Indiana Jones: de las cuatro<br />
hay dos excelentes y dos malas o mediocres.<br />
Las dos excelentes (Los cazadores<br />
del arca perdida y La última cruzada,<br />
sin contar el videojuego Indiana Jones y<br />
el destino de la Atlántida) tienen como<br />
villanos a los nazis. ¿Coincidencia? No<br />
lo creo”.<br />
ESTEBAN CASTROMAN, escritor, autor<br />
de El alud: “Me gustan aquellos libros y<br />
films donde los villanos son verdaderos<br />
héroes del relato. Esas caracterizaciones<br />
que en vez de constituir la metonimia<br />
del mal absoluto, por el contrario, funcionan<br />
como telescopios para examinar<br />
la complejidad panorámica de una<br />
época. Entre la infinidad de ejemplos<br />
posibles, mi villano favorito de los últimos<br />
tiempos es Alien: el matón, dealer,<br />
rapero, traficante de armas, latin lover,<br />
soldado de la chifladez y pianista amateur<br />
que interpreta James Franco en<br />
la película indie estadounidense Spring<br />
Breakers (Harmony Korine, 2012).<br />
Cada vez que vuelvo a ver ese mash up<br />
de comedia teen, erotismo drogadictil,<br />
thriller soleado, drama tenue y acción/<br />
disparos/mafia que es Spring Breakers<br />
pienso que la villanía de Alien tal vez<br />
sea una manera exagerada e irracional<br />
–algo tragicómica, algo romántica,<br />
incluso algo ingenua, aunque violenta al<br />
mango aun en su teatralización neurótica–<br />
para no pensar en la muerte. Como<br />
si la intensidad-non-stop fuera un cubo<br />
con ácido donde disolver los horrores<br />
más profundos o una alfombra mullida<br />
bajo la cual ocultar todo lo otro. Para<br />
seguir viviendo al límite, en velocidad<br />
hardcore, con la inercia de lo irreversible.<br />
Pura violencia pop en carne viva”.<br />
ERICA GARCÍA, cantante y artista plástica:<br />
“Sin dudar elegiría ser la versión<br />
femenina de El Guasón (The Joker),<br />
enemigo de Batman. La interpretación<br />
de Heath Ledger es una de mis<br />
lecciones de actuación de cabecera. El<br />
personaje es malvado pero ríe, lo que le<br />
aporta paradoja y acción. Es muy inteligente,<br />
carismático y no tiene límites.<br />
Estéticamente es un ícono que aparece<br />
en millones de remeras, avatares y posters.<br />
Es mi preferido, de lejos”.<br />
NORMAN BRISKI, actor, dramaturgo,<br />
director teatral, docente: “Mi villano<br />
es Ricardo III. Las razones: haber sido<br />
el primer protector del teatro en la<br />
historia moderna y el creador de las<br />
dos universidades más importantes de<br />
Inglaterra”.<br />
ALEJANDRO PARISI, escritor, autor de<br />
La niña y su doble y Con la sangre en el<br />
ojo: “Cuando tenía 10 años, en el cumpleaños<br />
de un compañero vi por primera<br />
vez El regreso del Jedi en súper 8,<br />
proyectada en una sábana blanca en un<br />
patio de Lugano. Enseguida me fascinó<br />
Darth Vader con su respiración pesada,<br />
su cuerpo mitad robot mitad despojo<br />
humano, y esa voz capaz de acojonar<br />
a cualquiera. Y su máscara, ese rostro<br />
escondido, imperturbable. Treinta años<br />
después, Darth Vader sigue siendo el<br />
mejor. Admiro su decisión de vengarse<br />
del universo por atreverse a contrariarlo,<br />
su poder para destruir a cualquiera<br />
sin necesidad de tocarlo… Lord Vader,<br />
Darth Vader, señor del Lado Oscuro.<br />
Los demás son aprendices de malvados”.<br />
ALBERTO ROJAS APEL, actor, dramaturgo,<br />
guionista: “Sin ninguna duda el<br />
villano que más me gustaría ser es un<br />
zombi. No uno de los zombis nuevos, de<br />
esos que ahora se llaman ‘infectados’,<br />
que corren y parecen rabiosos. No. Un<br />
zombi clásico, los que arrastran los pies<br />
y parecen medio tontos. Desde siempre<br />
me gustaron. Quizás porque un zombi<br />
es puro instinto, cero raciocinio. Y me<br />
encantaría probar eso de no pensar,<br />
29
3o<br />
aunque sea por un rato. Los zombis no<br />
se ponen tristes, no se decepcionan,<br />
no se hacen problema. Están sucios,<br />
rotosos, babeantes. No son villanos cool<br />
ni lo quieren ser. No hablan ni necesitan<br />
hablar. No hay cosas para decir,<br />
sólo hay que vivir su no-vida. Se les<br />
pueden cortar las piernas y es como si<br />
nada. Aceptan lo que les toca. Son un<br />
ejemplo. Avanzan superando cada obstáculo<br />
hasta que logran su objetivo. Se<br />
sumergen en el placer animal de comer<br />
cerebros, con las manos, encastrándose.<br />
Después vuelven a empezar sin mirar<br />
atrás. Y, si no, el héroe de turno los<br />
decapita y punto. Hasta la muerte de<br />
un zombi me gusta. Morir sin temor<br />
a la muerte, sin anticiparla, sin luchar<br />
absurdamente por la sobrevalorada<br />
longevidad. Ojalá algún día me toque<br />
ser un zombi. Y ahí agarrate”.<br />
CLAUDIA PIÑEIRO, escritora, autora de<br />
Las viudas de los jueves, Tuya y Betibú,<br />
entre otras: “Como maldito, me gustaría<br />
ser Tom Ripley [de la saga El talento de<br />
Mr. Ripley, de Patricia Highsmith]<br />
porque como su misma autora lo dice,<br />
era un maldito con gran talento, tanto,<br />
que va pasando de novela en novela y<br />
logra que los lectores nos pongamos<br />
muchas veces de su lado. Queremos<br />
que las cosas le salgan bien. Para mí,<br />
uno de los personajes mejor trazados<br />
psicológicamente en la literatura”.<br />
GORI LONCHARICH, músico, cantante y<br />
guitarrista de Fantasmagoria y Hermanos<br />
de distinto padre y madre: “Mi<br />
villano favorito es el hombre invisible<br />
por la misma razón que todos mencionan<br />
cuando hablan de él: la posibilidad<br />
de ver sin ser visto, el grado máximo del<br />
espía. ¡Ni se imaginan las cosas que yo<br />
haría si fuese invisible! Pero si al poder<br />
de la invisibilidad se le pudiera sumar el<br />
tener la máquina del tiempo como vehículo<br />
para transportarse, sería un sueño<br />
hecho realidad. Con esas dos cosas me<br />
divertiría mucho, mucho”.<br />
PALOMA FABRYKANT, escritora y periodista<br />
especializada en artes marciales,<br />
“Si pudiera ser una villana de ficción<br />
erigiría ser Mistique, de los X-men, por<br />
su poder de metamorfosearse en cualquier<br />
otra persona. Tanto en el cómic<br />
como en la serie animada, ella usaba<br />
este poder para sus planes siniestros,<br />
para sus fugas de prisión, para los robos,<br />
para los siempre necesarios reemplazos<br />
de identidad y otros delitos varios. Yo<br />
creo que me conformaría solamente<br />
con los incontables usos eróticos que<br />
presenta esa maravillosa capacidad”.<br />
SILVIA HOPENHAYN, crítica literaria,<br />
periodista, autora de ¿Lo leíste? y<br />
Elecciones primarias, entre otros libros:<br />
“Mi villano favorito está por fuera de la<br />
literatura (quizá porque la maldad exige<br />
actuación…): uno es de aspecto cándido<br />
y terribles intenciones y el otro al revés,<br />
tiene gestos excesivos, aspecto atroz,<br />
malvado y es tremendamente sensible.<br />
El primero es Simón, el agradable, un<br />
personaje de la serie El agente 86 y el<br />
segundo, el Guasonborder de El caballero<br />
de la noche (Batman)”.<br />
LUISA VALENZUELA, escritora, periodista,<br />
autora de La máscara sarda,<br />
el profundo secreto de Perón: “Elijo a<br />
Erzsébet Báthory, la imaginativa<br />
condesa sangrienta. La mujer más malvada<br />
de la historia, personaje real del<br />
siglo XVI que inspiró (ella o su leyenda)<br />
a grandes poetas como Alejandra<br />
Pizarnik. Su crueldad infinita estaba<br />
guiada por un sueño estético: superando<br />
de lejos a Cleopatra y sus baños de<br />
leche de burra, elegía para desangrar a<br />
las más bellas doncellas del reino a fin<br />
de bañarse en sangre recién exprimida<br />
en procura de la juventud eterna”.<br />
MARÍA NEGRONI, escritora autora de El<br />
testigo lúcido y Arte y fuga, entre otros:<br />
“Elijo a Drácula. La noche y el día, el<br />
paria y las autoridades médicas, morales<br />
y patrióticas, el celibato y el matrimonio,<br />
la homosexualidad y la heterosexualidad,<br />
los fluidos del cuerpo y las varas<br />
de la razón. A este mundo de oposiciones,<br />
Drácula responde de dos modos:<br />
con el aislamiento y con la subversión.<br />
Ataca y se retrae, ocupa ilegalmente el<br />
cuerpo ajeno y rinde paradójico tributo<br />
a la distancia, entra al teatro de la<br />
crueldad y se protege en la tristeza. Un<br />
continuo vaivén donde la única fraternidad<br />
que cuenta es la que traman belleza<br />
y muerte. El vampirismo es un club selecto,<br />
de seres desolados, refinados como<br />
Lestat (el ícono queer de Anne Rice),<br />
de ávidos espectadores de una aventura<br />
existencial única, la propia”.<br />
LILIANA HEER, escritora, psicoanalista y<br />
crítica literaria argentina: “El hedor del<br />
Loco Rodríguez reverbera. Inigualable<br />
maldito, fértil fiord [El fiord, de Osvaldo<br />
Lamborghini]. Una cruzada sonrisa<br />
intuye el manotazo de Carla Greta<br />
arrancándose los pelos, arremetiendo<br />
sorda a sus propios alaridos y al berreo<br />
del miserable llorón. No parió sola,<br />
aquí estoy, dijo el Loco, este engendro<br />
tiene padre, mi látigo apresura su salida.<br />
Terremotos carnales, salivazos, puñetas.<br />
Poco hace un estómago cubierto<br />
de musgo si la tropa conspira. Arriba.<br />
Atrás. Atrás. Si hay Patria hay Muerte”.<br />
ANA ARZOUMANIAN, escritora, autora<br />
de Káukasos y Mar Negro, entre otros<br />
libros: “Un personaje literario es la<br />
manera que tiene la lengua de atravesar<br />
una experiencia. En ese sentido no<br />
leo a malos o a buenos literarios, sino<br />
a intensidades. Saint Fond de Historia<br />
de Juliette de Sade despliega una cierta<br />
codificación del poder. El libro deviene<br />
una fábrica de puestas en escena donde<br />
se muestra el fantasma como dispositivo<br />
productor de simulacros. El personaje,
en la reflexividad del texto, hace andar<br />
la máquina-escritura desde los cuerpos.<br />
Así, el despotismo privado de la orgía<br />
revela el despotismo público. El discurso<br />
político de Sade hace ver lo pulsional<br />
en el funcionamiento de las instituciones.<br />
De allí, al crimen. El personaje<br />
traslada los engranajes del terror robesperriano<br />
al protocolo privado del ritual.<br />
Lo ilegible del exceso habla acerca del<br />
desborde del relato que normaliza la<br />
violencia reflejando una época donde el<br />
suplicio construía derechos”.<br />
PAULA VARSAVSKY, escritora, autora<br />
de Nadie alzaba la voz: “Elijo a Heathcliff,<br />
el protagonista de la novela Cumbres<br />
borrascosas de Emily Bronte, es<br />
un personaje maldito. Niño huérfano<br />
que vagaba por el puerto de Liverpool<br />
a quien recoge un hombre viudo, padre<br />
de dos hijos, que lleva a vivir con ellos.<br />
Heathcliff nos muestra su capacidad<br />
de venganza, abuso, sadismo, estafa;<br />
que contrastan con el profundo amor<br />
que siente por Catherine, su hermanastra.<br />
Tras una infancia de abandono y<br />
sometimiento logra confundir al lector<br />
que justifica sus innumerables acciones<br />
siniestras durante su vida adulta. Paradójicamente,<br />
se convierte en un gran<br />
héroe romántico”.<br />
ESTHER CROSS, escritora, autora de<br />
La inundación, entre otros libros: “Me<br />
quedo con Long John Silver [La isla del<br />
tesoro, de Robert Stevenson] dueño<br />
del physique du rôle de los piratas:<br />
pierna de palo, loro Flint al hombro,<br />
‘cara del tamaño de un jamón’. Su<br />
maldad es inteligente y rápida porque<br />
sabe adaptarse a las circunstancias. Le<br />
gana a la civilización con la astucia, es<br />
un malo refinado y de temer. Logra<br />
que el joven Jim Hawkins lo crea, de a<br />
ratos, un buen hombre. ¿Puede confiar<br />
en él, después de todo? En esa duda<br />
late su maldad. Conoce las debilidades<br />
humanas. Atrae y espanta, tejiendo una<br />
historia de tensión. Silver negocia con<br />
los buenos y los malos, después hay<br />
que decidir quién es quién. Revela un<br />
mundo donde nada es tajante y fácil.<br />
Al final, Hawkins, aliviado, lo pierde de<br />
vista. Conjetura que estará ‘con su vieja<br />
negra y quizá siga viviendo cómodamente<br />
con ella y con el capitán Flint’.<br />
Así, Silver sigue vivo en su imaginación<br />
y en la nuestra, cambiante, inolvidable”.<br />
FEDERICO JEANMAIRE, escritor, autor<br />
de Más liviano que el aire y La guerra<br />
civil, entre otras novelas: “Un personaje<br />
bien malo que recuerdo es el protagonista<br />
de la una excelente novela de Luis<br />
Gusmán, Villa. Se trata de un médico<br />
mediocre y pusilánime que trabaja en<br />
el Ministerio de Bienestar Social en la<br />
época de la Triple A. Hay una posibilidad<br />
de la maldad que me inquieta<br />
y que este personaje refleja especialmente.<br />
No sólo es malo, a veces, desde<br />
la consciencia. También, y sobre todo,<br />
lo es desde la inconsciencia, desde la<br />
omisión, desde el desgano, desde la cobardía,<br />
desde el cerrar los ojos para no<br />
ver las cosas que pasan o se amontonan<br />
a su alrededor. La peor especie de la<br />
maldad humana, se me ocurre.”<br />
31
Entrevista<br />
dos<br />
32<br />
Sergio Sinay<br />
Escribir<br />
DESDE LA SOMBRA<br />
Después de veinte años escribiendo ensayos sobre los vínculos y la nueva masculinidad, el escritor vuelve<br />
al género negro con Noruega te mata (Del Nuevo Extremo)<br />
POR Christian Kupchik
33<br />
Cuando escribir policiales todavía no era para cualquiera,<br />
Sergio Sinay construyó un prestigio entre los cultores del<br />
género como uno de sus más sólidos representantes. Pero<br />
en un momento determinado, alguien le propuso escribir<br />
un ensayo sobre los vínculos humanos y el éxito alcanzado<br />
en la materia (nuevos vínculos, masculinidades, relación<br />
de padres e hijos), lo apartó de la literatura. Por fortuna,<br />
casi veinte años después, Sinay regresa con Noruega te
34<br />
mata (Del Nuevo Extremo, 2015), un policial muy negro,<br />
no tanto por lo que implica la acción como por la atmósfera<br />
que envuelve a los personajes. Con maestría, Sinay<br />
toma un abanico de personajes –en particular su protagonista,<br />
Jimmy Flaherty– que parecen a la deriva, buscando<br />
algún elemento que los rescate de la realidad y los lleve<br />
a “Noruega”, ese Hades idealizado e imposible donde<br />
alcanzar la salvación.<br />
–¿Cómo fue volver a la novela después de veinte<br />
años? Debo responder como Troilo, cuando le preguntaban<br />
por qué volvió al barrio: “¿Por qué volver, si en<br />
realidad nunca me fui?”. Más que volver, siento que es un<br />
despertar o bien salir de un estado de hibernación. Durante<br />
todos estos años seguí siendo un lector permanente y<br />
atento del género. Pasó que luego de mi última novela, Es<br />
peligroso escribir de noche, del año 92, yo tenía otra cantidad<br />
de historias que ofrecer. En general creo que tengo<br />
más historias de las que realmente puedo escribir, pero en<br />
ese momento se cruzó el ensayo en mi vida. Me ofrecieron<br />
escribir sobre un tema que me interesaba, el amor a los<br />
40, y me gustó la propuesta. Ya sea ensayo o ficción, para<br />
escribir a mí me tiene que pasar por el cuerpo, aunque<br />
después se desarrolle en la cabeza. Ese ensayo anduvo<br />
muy bien y por entonces me puse a estudiar psicología<br />
gestáltica, el fenómeno de la nueva masculinidad, etc.<br />
Un ensayo fue llevando a otro, porque aparecían editores<br />
que me pedían nuevas ideas y por suerte nunca me faltan,<br />
hasta que al cabo de seis o siete años empecé a sentir una<br />
suerte de síndrome de abstinencia respecto a la ficción.<br />
Tenía apuntes hechos, diálogos imaginados, pero no tenía<br />
tiempo de reunir esos materiales en una novela. Cuando<br />
me quise acordar, pasaron veinte años y la molestia se convirtió<br />
en una deuda: la vida se va y debía volver al primer<br />
amor. En el verano pasado me quedé en Buenos Aires<br />
y hubo un paréntesis en la escritura ensayística, así que<br />
aproveché para ordenar y releer lo hecho. Tenía escrita la<br />
parte de Jimmy, el hijo, y contrariamente a otros proyectos<br />
a los que no visualizaba, me dije: “Aquí hay algo”. Así fue<br />
que me dejé llevar por el enorme disfrute de la escritura<br />
(que no es igual en la ficción que en el ensayo) y dejé que<br />
los personajes me usaran a mí para contarse.<br />
–No obstante, el tiempo debe haber planteado otro<br />
tipo de dilemas: ni el policial, ni la sociedad, ni<br />
sospecho que usted mismo, son iguales a veinte años<br />
atrás. De hecho, hubo un cambio en el paradigma<br />
de masculinidad que ha estudiado y lo aplica en<br />
la novela. ¿Cómo fue enfrentar esas transformaciones?<br />
Sí, lo que describís es así y por suerte yo no lo<br />
pensé. Cuando leí la novela terminada, casi impresa, me di<br />
cuenta de todo esto que marcás. Del mismo modo que me<br />
di cuenta de que lo escrito era una historia muy argentina:<br />
perdedores de toda la vida que se juntan y creen tener<br />
“el plan” que los va a sacar de pobres para siempre. Esto<br />
ocurre en todos los niveles del país, ya sea a los políticos o<br />
a oscuros ciudadanos comunes. Así es Argentina, que vive<br />
prometiéndose un futuro grandioso y poco a poco aparece<br />
más hundida. Son planes que cualquiera que tome un<br />
poco de distancia y lo vea desde afuera suenan descabellados,<br />
pero no obstante se sigue adelante hasta confirmar su<br />
fracaso. Están basados en los mecanismos de la tragedia<br />
griega, con un final inevitable y no obstante ineludible.<br />
Tampoco lo pensé previamente, ya que de haberlo hecho,<br />
de haber propuesto una novela que hable de la relación de<br />
padres e hijos, del fracaso argentino como proyecto, del fin<br />
de los príncipes azules, quizá hubiera escrito una novela,<br />
pero hubiese sido una novela chata. No digo que esta no lo<br />
sea, pero de la otra manera hubiera sido de una mediocridad<br />
programada. Creo que si uno se propone usar personajes<br />
o un género para establecer una tesis me parece que<br />
no leva, es como hacer un pan sin levadura. Es cierto que<br />
han pasado (me han pasado) veinte años, pero uno escribe<br />
con lo que es, no en función de un programa. Eso ocurre<br />
con un escrito científico y cuánto más con la novela negra,<br />
que saca nuestras partes más oscuras, lo que Jung llamaba<br />
“la sombra”. Las mejores cosas que uno escribe las hace a<br />
partir de su propia sombra.<br />
–Uno de los protagonistas, Jimmy, es una suerte de<br />
“hombre sin atributos”: va pasando por la vida dejando<br />
trabajos, lugares, amigos, amantes, hijos a los<br />
que no conoce, como si nada ocurriera. ¿Fue difícil<br />
su caracterización? Sí, fue difícil sobre todo porque<br />
fue un personaje al que quise mucho mientras lo escribí.<br />
Jimmy está hecho con partes de gente que he conocido y<br />
quise mucho y también con partes mías, con experiencias<br />
vividas. No sé si el término correcto es “difícil”, sí me<br />
resultó triste la composición de su personaje. De todos<br />
modos, creo que la emoción enriquece la escritura. Por<br />
supuesto, esa emoción debe ser administrada, pero tiene<br />
que estar presente.<br />
–En general, toda la novela está construida como<br />
un caleidoscopio de sombras: todos los personajes<br />
se ven rodeados de pequeños fracasos, no grandes<br />
tragedias, pero sí vidas construidas bajo la insatisfacción<br />
y el desamparo… Sí, esto es exacto. Al cabo<br />
de tantos años con la escritura, he descubierto que más<br />
importante que contar con una buena trama es contar con<br />
personajes. Estos personajes son los que hacen cosas y<br />
acaban por construir la trama. A la inversa, puede conce-
irse una novela interesante, pero fácilmente olvidable. A<br />
veces me pasa como lector: hay novelas de las que no me<br />
acuerdo qué tratan exactamente, pero sus personajes me<br />
resultan inolvidables. Fijate que en mi libro hasta superada<br />
más de la mitad no se sabe bien hacia dónde va la<br />
trama, puede pertenecer a cualquier género. ¿Cuál es el<br />
famoso “plan”? No se sabe todavía y sólo se revela hacia el<br />
final y de manera breve.<br />
–Lo interesante es que la historia de los personajes<br />
también lo lleva a incluir fragmentos de la historia<br />
social del pasado y del presente, vinculada a Irlanda,<br />
a la guerra civil española o incluso la actualidad<br />
argentina, vista por lo general críticamente… Lo<br />
que une la realidad de todos estos personajes es<br />
un escepticismo absoluto. ¿En qué creen los que<br />
no creen? Todos creyeron en algo en algún momento,<br />
incluso Flaherty padre, si bien también es un escéptico<br />
total, es hijo de un sueño, que era el sueño de su padre y<br />
de su abuelo. En definitiva, es el mismo sueño de tantos<br />
inmigrantes, que vinieron al fin del mundo en pos de<br />
construir una vida sobre los deshechos de otros sueños.<br />
Cuando se da cuenta de que no va a cumplir el sueño de<br />
los mayores, decide cumplir un sueño propio diseñando<br />
una familia de acuerdo a sus convicciones. Después la vida<br />
también lo desengaña por lo que entiende es la traición<br />
de su hijo. Todos en algún momento creyeron en algo:<br />
el príncipe azul, triunfar como futbolista o ser un buen<br />
policía. Siempre pensé que la novela negra tiene algo<br />
de documento antropológico importantísimo, como lo<br />
demuestran las novelas norteamericanas de la década del<br />
30 y 40, que son los mejores documentos para describir el<br />
crack. Pienso que si esta novela mía sobrevive y alguien la<br />
lee dentro de sesenta o setenta años, se va a encontrar con<br />
esa incredulidad generalizada que identifica a este país y<br />
este tiempo. Creo que esta década (no por culpa exclusiva<br />
de ella, sino que había un proceso que cocinaba a fuego<br />
lento y explotó ahora), no posibilitó un clima de esperanza<br />
y sueños posibles, sino todo lo contrario, aunque a algunos,<br />
como el Flaherty padre de la novela, les haya ido bien. Ni<br />
hablar si trasladamos todo a 2001: ¿de qué sueños hablaríamos<br />
entonces? Ahora, todo esto es factible razonarlo<br />
una vez que la novela está escrita e impresa. Antes hubiese<br />
sido imposible: no la hubiera podido escribir. Todo esto<br />
está, pero debe traerlo a la superficie la literatura, no la<br />
sociología, al menos si tiene la intención de ser arte. Que<br />
después lo sea o no es otro fenómeno.<br />
–La narrativa actual se ve dominada por el policial<br />
y la crónica, donde hay un yo muy fuerte. Esta<br />
tendencia, ¿tiene que ver con una salida individual<br />
ante la falta de respuestas colectivas? Lo colectivo no<br />
necesariamente tiene que ser un sueño que una a todos:<br />
a veces alcanza con el respeto por el otro. Vivimos en una<br />
comunidad con otros y debe prevalecer un pacto tácito<br />
que hace a la convivencia. Que un automovilista se detenga<br />
para que cruce un peatón, no tiene que ver con un sueño<br />
colectivo (a lo mejor incluso tienen sueños opuestos),<br />
sino con el respeto por ese pacto. Aquí no vivimos con el<br />
otro, sino contra del otro. Los personajes de mi novela,<br />
la verdad, tienen un roce mínimo con lo colectivo. Los<br />
cuatro involucrados en el plan no piensan en algún tipo<br />
de proyecto común en caso de que salga bien, ni siquiera<br />
entre algunas de las partes. Cada uno tiene pensado hacer<br />
la suya. Esto es lo tan argentino que descubrí al terminar<br />
de escribir: ¿cómo puede cohesionar, resultar coherente,<br />
un proyecto donde los que se unen sólo piensan en<br />
sí mismos? Esto ya es un signo de identidad argentina y<br />
es muy probable que vuelva a ponerse de manifiesto en<br />
octubre. Si no hay un acuerdo honesto, profundo, real, y<br />
que además se traduzca en las acciones de todos los días,<br />
otra vez Noruega te mata. Otra vez vamos a tener un ideal<br />
legendario, lejano, inalcanzable, porque al final el que<br />
llega a Noruega ya es otro.<br />
–¿No es un mecanismo muy argentino? Sí, totalmente,<br />
vivimos proyectando en la Providencia. Nos creemos de<br />
verdad que Dios es argentino y que en algún momento nos<br />
va a dar una señal. Y no, Dios está ocupado. Y si no está<br />
ocupado, suponiendo su existencia, está en todo su derecho<br />
de decir: “Bueno, mi parte está hecha, les di todos los<br />
climas, agua, tierras fértiles… Ahora hagan algo ustedes,<br />
muchachos”. Y siempre aparece alguno que se dice delegado<br />
de Dios, un caudillo, un general, un empresario o<br />
un futbolista. No, alguna vez habrá que laburar por el<br />
futuro<br />
Noruega te mata,<br />
de Sergio Sinay<br />
Del Nuevo Extremo, 2014<br />
35
Dossier<br />
literatura<br />
o1<br />
Edgar Allan Poe<br />
La leyenda negra<br />
POR Nancy Giampaolo<br />
Edgar Poe (el “Allan” vendría más tarde) nació el 19 de enero de 1809 en Boston; apenas<br />
otro punto en el itinerario de la compañía de teatro ambulante a la que pertenecían sus padres,<br />
David Poe y Elizabeth Arnold Poe. David desapareció de escena al año siguiente y el trayecto<br />
de su mujer, que incluía a una hermana menor de Edgar, llamada Rosalie, se detendría<br />
definitivamente en Richmond, debido a la tuberculosis. Muchos biógrafos señalan que Edgar,<br />
huérfano desde los dos años, recibió una nula exposición al mundo teatral, a la que sería inútil
o2<br />
rastrear en su posterior carrera literaria. Sin embargo, al reconocimiento usual que se hace de<br />
su obra como clave en el desarrollo del relato corto y de múltiples formas asociadas a la literatura<br />
moderna (“Poe indisolublemente pertenece a la historia de las letras occidentales, que no<br />
se comprende sin él”, llegó a escribir Jorge Luis Borges), existe otro, mayormente ligado<br />
con lo teatral y que emana de su propia figura. El “príncipe de los poetas malditos”, según<br />
Rubén Darío, cargaba una leyenda negra capaz de hacer que su vida eclipsase los argumentos<br />
lacrimosos y truculentos que representaban sus padres sobre el escenario. Si bien es cierto que<br />
mucha de esta “teatralidad” partió de equívocos fomentados por el propio autor (magnificados<br />
luego por la imaginación o la calumnia de sus rivales), existe cierto paralelo entre la carrera de<br />
Poe y la de sus padres: Edgar estuvo entre los primeros escritores estadounidenses de renombre<br />
que intentaron hacer de la escritura su modo de vida. El resultado terminó de otorgar al<br />
autor el barniz gótico de muchos de sus mejores cuentos.<br />
Una vez huérfano, fue tomado a cargo por John Allan, un comerciante de Richmond proveniente<br />
de una familia que había hecho fortuna gracias al contrabando y su esposa Frances. La<br />
devoción que ella demostró por Edgar sirvió para atemperar de algún modo el trato riguroso al<br />
que fue sometido por su padrastro, quien había ya elegido para el muchacho una carrera dentro<br />
del ámbito de los negocios. De 1815 a 1820, los Allan vivieron en Escocia y Londres, donde<br />
Poe comenzó su educación y demostró una primera afición por las letras. De 1821 a 1825 y ya<br />
de vuelta en Richmond, Edgar recibió en los mejores colegios de la ciudad la educación correspondiente<br />
a un caballero virginiano. Como alumno del English Classical School pudo conocer<br />
a los clásicos latinos, a los que combinaría de una manera algo heterodoxa con la lectura de las<br />
revistas inglesas importadas a América por su padrastro.<br />
Julio Cortázar escribió sobre este período: “Edgar Poe creció como sureño, pese a su nacimiento<br />
en Boston, y jamás dejó de serlo en espíritu. Muchas de sus críticas a la democracia, al<br />
progreso, a la perfectibilidad de los pueblos, nacen de ser un caballero del Sur, de tener arraigados<br />
hábitos mentales y morales moldeados por la vida virginiana. Otros elementos sureños<br />
habrían de influir en su imaginación: las nodrizas negras, los criados esclavos, un folclore donde<br />
los aparecidos, los relatos sobre cementerios y cadáveres que deambulan en las selvas bastaron<br />
para organizarle un repertorio de lo sobrenatural sobre el cual hay un temprano anecdotario”.<br />
Existe otro elemento atribuido a la influencia del folclore negro: los ritmos obsesivos, las repeticiones<br />
de carácter hipnótico que funcionan a la vez como mantra y principio estructurador en<br />
muchas de sus obras (sea poesía o prosa). Este elemental factor rítmico, con su ingenua musicalidad<br />
(propia de las nanas infantiles), convierte a Poe en un eslabón perdido entre las pesadas<br />
cláusulas del romanticismo y la síntesis de la modernidad. Más aún: termina ubicándose en el<br />
corazón de su poética, muchas veces construida a partir de contrastes entre complejos estados<br />
de ánimo y la puerilidad fundamental de los elementos que los desencadenan. El folklore<br />
negro es rastreable también en otro punto: la sonoridad de un texto es crucial en Poe, quien<br />
se haría famoso en vida no sólo por su obra impresa sino por las lecturas públicas que haría de<br />
ella. En suma, por una literatura escrita para ser oída tanto como leída.<br />
En Virginia, Poe también se enamoró. Helen Stanard era la joven madre de un condiscípulo<br />
Izq. Retrato del joven Poe.<br />
Der. La antigua casa de Edgar Allan<br />
Poe que originalmente se encontraba<br />
en Kinsbridge Road y ahora,<br />
luego de ser restaurada, está en Poe<br />
Park gracias a la Sociedad Bronx de<br />
las Artes y las Ciencias.
Izq. Retrato de John Allan, quien<br />
lo adoptó cuando el niño quedó<br />
huérfano.<br />
Centro. Virginia Clemm Poe, prima<br />
del escritor y luego esposa.<br />
Der. Portada de la primera edición<br />
de Tamerlán y otros poemas (1826).<br />
y a ella Poe dedicaría luego uno de sus más admirables poemas. No hay señales de que Helen<br />
llegase a saber alguna vez lo que Edgar sintió por ella, pero probablemente el joven intuyera el<br />
carácter iniciático de quien sería la primera de una larga galería de amores imposibles: mujeres<br />
de las que habría de enamorarse precisamente porque se trataban de un ideal. Helen, acaso<br />
previsiblemente, murió al poco tiempo.<br />
En su hogar, las cosas no iban mejor. Edgar había advertido que John Allan tenía unos cuantos<br />
hijos extramatrimoniales y sospechaba que nunca lo adoptaría formalmente, a pesar de haberle<br />
dado su nombre definitivo.<br />
Poe ingresó a la Universidad de Virginia en 1826, pero la institución tenía un complejo sistema<br />
de gobierno interno que, en la práctica, la convertía en una extensión de los caprichos de la<br />
aristocracia sureña. Allí Edgar comenzó a beber. Se cuenta que unas pocas copas bastaban para<br />
perturbarlo por completo y sumirlo en un estado de embriaguez total. Paralelamente, comenzó<br />
a escribir a su hogar solicitando pequeñas cantidades de dinero, dado que el otorgado por Allan<br />
le resultaba insuficiente para afrontar sus gastos. Sus calificaciones brillantes poco pudieron<br />
hacer frente a la falta de recursos y Poe se vio obligado a dejar la institución. Después de esto,<br />
intentó ganarse la vida como periodista en Boston, para terminar ingresando al ejército como<br />
soldado raso. Ese mismo año publicó su primer libro, un opúsculo de poesía de cuarenta páginas<br />
que tituló Tamerlán y otros poemas. Pero pasó desapercibido.<br />
Tras servir durante dos años en el ejército, Poe trató de acortar sus cinco años de alistamiento<br />
recurriendo a su padrastro, pero Allan se mostró indiferente a su suerte. Finalmente, una tardía<br />
comunicación llegó a Poe: la dulce y sumisa madrastra Frances se moría. Poe sólo pudo acudir<br />
a su casa el día siguiente al funeral.<br />
Allan accedió finalmente a ayudar a Poe a obtener el licenciamiento, aunque con la condición<br />
de que se alistase en la Academia de West Point. Antes de hacerlo, el joven se trasladó a<br />
Baltimore para pasar un tiempo con su tía paterna, María Clemm, y su hija, Virginia Eliza<br />
Clemm (prima del poeta). También se reencontró allí con su hermano William Henry y su<br />
abuela. En ese tiempo, publicó un segundo libro de poesía que fue una extensión del primero<br />
hasta por el éxito obtenido.<br />
Poe viajó a West Point y se inscribió como cadete en julio de 1830. En octubre de ese año, John<br />
Allan se casó por segunda vez, y ahora tendría hijos que serían sus legítimos herederos. Por su<br />
parte, la vida militar en West Point se volvió rápidamente insoportable para Poe. A sabiendas<br />
del resultado, cometió una serie de faltas que concluyeron en su expulsión. El distanciamiento<br />
entre Edgar y Allan se hizo definitivo.<br />
Librado a sus propios recursos, Poe regresó a Baltimore con su tía, su prima y su hermano en<br />
marzo de 1831. Poco después moría este último, debido a una salud precaria y al alcoholismo.<br />
Poe se instaló en la buhardilla que había compartido con él, para trabajar como escritor<br />
a tiempo completo por primera vez en su vida. Su atención, puesta en ganar un sustento para<br />
el grupo familiar en el que participaba, se trasladó de la poesía al cuento (el único género que<br />
podía ser considerado vendible en ese momento) y hacia el mercado de las revistas literarias. A<br />
pesar de ello, viviría los cuatro años siguientes en una pobreza que incluía la falta material de<br />
o3
o4<br />
comida: los editores estadounidenses preferían piratear obras inglesas en lugar de pagar a sus<br />
conciudadanos por las suyas.<br />
En 1832 consiguió publicar cinco relatos en un periódico de Filadelfia. Entre ellos se incluía el<br />
primer relato que escribió, de corte gótico: “Metzengerstein”, y al año siguiente un periódico<br />
de Baltimore otorgó al escritor un premio de 50 dólares por su cuento “Manuscrito encontrado<br />
en una botella”.<br />
Poe se encontró en la paradójica situación de empezar a ser reconocido en los círculos literarios<br />
de Baltimore al tiempo que se hundía en la miseria. John Allan había muerto en 1834 sin<br />
dejarle un centavo de su enorme fortuna.<br />
Ya de regreso en Baltimore, Poe inició un romance más bien platónico con una vecina. La<br />
pequeña Virginia, su prima, era la encargada de transportar mensajes y cartas entre los amantes.<br />
Cuando la relación se enfrió, la atención de Edgar se trasladó a su joven mensajera. Poco<br />
tiempo más tarde, y con el consentimiento de la tía de Edgar, los primos se casaron. Virginia<br />
tenía 13 años y Edgar, 27.<br />
Cortázar retrata a una Virginia muy particular: “Si bien en aquel tiempo no era insólito que las<br />
mujeres se casaran a los catorce años, el hecho de que Virginia no estuviera mentalmente bien<br />
desarrollada y diera hasta su muerte la impresión de una niña agrega un elemento penoso al<br />
episodio”.<br />
Algunos biógrafos han sugerido que los esposos mantuvieron una relación más fraternal que<br />
conyugal y que nunca consumaron el matrimonio. En todo caso, son muchos los que coinciden<br />
en que Virginia hizo justicia a su nombre. Se ha sugerido una impotencia o inhibición sexual de<br />
orden psíquico como posible explicación de semejante enlace. Edmund Wilson afirma que<br />
no hay evidencias de ello, aunque sí de que, a causa de los escrúpulos de Poe, el matrimonio<br />
de los dos primos resultó de algún modo insatisfactorio, jugando un extraño papel en la obra<br />
del escritor. Otros han recordado la carencia de pasajes que se refieran a la lujuria o a los goces<br />
sensuales en la obra de Poe. La psicoanalista Marie Bonaparte busca en el hecho una previsible<br />
explicación edípica: Poe fue para su mujer a la vez esposo, hijo y hermano.<br />
Fue por estos años cuando encontró unos de sus primeros empleos permanentes dentro del<br />
rubro literario, como redactor del Southern Literary Messenger, de Richmond. Una experiencia<br />
previa en la publicación había terminado con un despido provocado por sus problemas con<br />
la bebida, pero, tras el episodio, Poe fue readmitido en el periódico y volvió a Richmond con<br />
Virginia y su tía-suegra como acompañantes.<br />
Se mantuvo en el periódico hasta enero de 1837, haciendo aumentar su tirada a varios miles.<br />
Publicó en él poemas, reseñas de libros, críticas literarias y obras de ficción. La severidad de<br />
sus juicios provocaba prontas respuestas y, aunque ganó algunas enemistades, su presencia en<br />
la escena literaria y lo incisivo de su estilo acrecentaron más su fama. Poe comenzó a ser conocido<br />
con el apodo de Tomahawk man.<br />
Pero la tarea de subordinado no resultaba feliz para Poe: se trasladó con su familia a Nueva<br />
York, donde intentó publicar inútilmente un primer volumen reuniendo varios de sus relatos.<br />
Los editores le aconsejaron que escribiera una obra larga de aventuras y de ahí surgió su (úni-<br />
Izq. Portada de una antología de<br />
poemas.<br />
Der. Una escena del film El cuervo<br />
(Roger Corman, 1963). Aquí Boris<br />
Karloff, Peter Lorre y Vincent Price.<br />
Recordemos que en este film también<br />
trabajó un joven Jack Nicholson<br />
en el papel de Rexford, el hijo de<br />
Bedlo (Peter Lorre).
Izq. Afiche promocional de El gato<br />
negro (Albert Rogell, 1941).<br />
Protagonizada por Basil Rathbone,<br />
Hugh Herbert, Broderick Crawford y<br />
Bela Lugosi.<br />
Der. Afiche promocional de<br />
El fantasma de la calle Morgue (Roy<br />
del Ruth, 1954). Protagonizada por<br />
Karl Malden, Claude Dauphin,<br />
Patricia Medina y Steve Forrest.<br />
ca) novela La Narración de Arthur Gordon Pym.<br />
La novela no fue un éxito de ventas ni logró, junto a un puñado de relatos y reseñas, paliar la<br />
situación económica de los Poe. En 1838 se trasladaron al centro literario norteamericano de la<br />
época, la ciudad de Filadelfia. Debido a las estrecheces que pasaban, Poe se prestó a firmar con<br />
su nombre obras ajenas, algo que luego le acarrearía dificultades.<br />
Sin embargo, en 1839 logró convertirse en redactor jefe de la revista Burton’s Gentleman’s<br />
Magazine y, un año después, del Graham’s. Las dos publicaciones aumentaron sensiblemente<br />
sus tiradas gracias a los artículos, relatos y críticas literarias de Edgar. Ese año también salieron<br />
dos volúmenes suyos: Cuentos de lo grotesco y arabesco, integrados por clásicos tales como “La<br />
caída de la Casa Usher”, “Ligeia” o “Manuscrito encontrado en una botella”.<br />
La situación de los Poe comenzó a mejorar y lograron mudarse a una bonita casa situada en las<br />
afueras de la ciudad. Durante este período de bonanza, Poe desarrolló el germen de la novela<br />
policial, a través de relatos como “Los crímenes de la calle Morgue” o “El escarabajo de oro”,<br />
y, en líneas generales, el núcleo de su obra más importante. Varios biógrafos se han detenido<br />
en la imagen de un Poe sobrio y feliz, marchando bajo las amplias arboledas mientras su mente<br />
trabaja en fantasías que incluyen simios decapitando ancianitas y bromistas emparedados en<br />
palacios venecianos. Muchos de estos relatos (“La cita”, “Un cuento de las Montañas Escabrosas”,<br />
“La caja oblonga” y “El barril de amontillado”) fueron publicados en la más importante<br />
revista de la época: la Godey’s Lady’s Book. Poe se permitió entonces el lujo de fantasear con<br />
un sueño que nunca haría realidad: la aventura de dirigir su propia revista literaria.<br />
En enero de 1842, se produjo un acontecimiento decisivo en las vidas de Poe y su familia. Cortázar<br />
lo relata así: “Poe y los suyos tomaban el té en su casa, en compañía de algunos amigos.<br />
Virginia, que había aprendido a acompañarse en el arpa, cantaba con gracia infantil las melodías<br />
que más le gustaban a Eddie. Súbitamente su voz se cortó en una nota aguda, mientras la<br />
sangre manaba de su boca”.<br />
El propio marido describió el hecho como la rotura de un vaso sanguíneo en su garganta, pero<br />
en verdad se trataba de la reaparición de un viejo conocido de Poe: la tuberculosis. El escritor<br />
comenzó a beber más de la cuenta debido a la ansiedad que le producía la enfermedad de su<br />
mujer y él mismo empezó a sufrir graves problemas de salud.<br />
Fue por entonces cuando un viejo rival de Poe reapareció en la escena: Rufus Wilmot<br />
Griswold, crítico y “dictador literario”, autor de numerosas y pesadas antologías, se hizo cargo<br />
del puesto de Poe en el Graham. Los problemas de salud de Poe habían sido el detonante<br />
y una vieja rivalidad (dado que Poe había escrito reseñas negativas sobre la obra de su colega)<br />
hizo el resto.<br />
Los Poe regresaron a Nueva York, donde Edgar trabajó en diferentes periódicos. Fue en uno<br />
de ellos donde publicó en 1845 su poema “El cuervo”. La pieza se convirtió en un gran éxito<br />
popular, el primero de su carrera (se ha asegurado que se trata sin duda del poema más famoso<br />
de la literatura estadounidense). Sin embargo, y como ocurriera antes, este éxito no se vio<br />
reflejado económicamente.<br />
Poe escribiría luego un meticuloso tratado acerca de la composición de esta obra (“Filosofía<br />
o5
o6<br />
de la composición”) según el cual el resultado final se habría obtenido a través de una serie de<br />
procesos lógicos y tan puramente racionales “como un teorema matemático”. Sin embargo,<br />
sabemos hoy que el poema atravesó infinitas etapas de retoque (los “ajustes” de toda obra de<br />
Edgar se multiplicaban en cada nueva edición) y que el autor lo leyó a varios amigos, pidiendo<br />
sus opiniones. En rigor, esta versión de los hechos no se contrapone fundamentalmente con<br />
la ofrecida por Poe, pero resulta interesante examinar las diferencias que ofrece con respecto<br />
a la mayoría de las leyendas que, en torno a la creación de sus obras, los poetas románticos de<br />
la época se apresuraban a poner a disposición del público. Donde ellos hablan de una fuerza<br />
arrolladora y ciega que baja de los cielos como una inspiración divina, Poe exagera el aspecto<br />
“matemático” del asunto al punto de terminar resultando tan sospechoso como los otros (aunque<br />
en un sentido inverso).<br />
En verdad, Poe se limita aquí a disfrazar bajo la forma de ensayo a una línea dialéctica presente<br />
en mucha de su obra, a la que podríamos reducir a la fórmula de “la lógica racional versus<br />
el terror de lo inconmensurable”. El narrador de “El pozo y el péndulo”, que, en medio del<br />
horror de las sucesivas torturas a las que es sometido, tiene el suficiente sentido lógico como<br />
para medir con exactitud el diámetro de su calabozo, se parece demasiado al marino de “Un<br />
descenso al Maelström” quien, siendo arrastrado a las profundidades por un tifón monumental,<br />
comienza un soliloquio sobre las propiedades de los distintos cuerpos geométricos.<br />
Para el escritor argentino Héctor Murena, Poe es el primero que cifra metafóricamente<br />
una obsesión constitutiva de la temprana América: la idea de precariedad, de despojamiento<br />
y abandono que el alma europea experimenta a través del nuevo hombre, americano en los<br />
hechos, pero espiritualmente europeo en lo sustancial. Esta secesión anímica es metaforizada<br />
por Poe en cuanto a su relación con lo abierto, los amplios espacios que se presentan al joven<br />
americano que se siente un exilado forzoso en una América donde todo es amplitud, espacio<br />
y abismo. Murena habla de “relación abisal con el entorno geográfico”, de “horror al vacío<br />
como eje de un mundo ficcional”, pero lo cierto es que la fauna del escritor está compuesta en<br />
alto grado por la especie de los “mensuradores”: criaturas ocupadas en otorgar una dimensión<br />
calculable (en metros, yardas o libras) a los terrores infinitos que provienen del alma. El escritor<br />
ruso Fedor Dostoievski veía a Poe como una encarnación de la vocación materialista<br />
estadounidense (la idea de lo plausible o lo verosímil incrustado en el corazón de una narración<br />
fantástica), sin dejar de notar que el intento de medir lo infinito era una tarea condenada al<br />
fracaso. El protagonista de “El corazón delator” planea un crimen, lógico en todos sus detalles,<br />
que en nada se diferencia a los miles de crímenes perfectos que luego serían planeados por la<br />
novela policial. El problema es que el motivo para ejecutarlo es el intenso disgusto que siente<br />
por uno de los ojos de su víctima.<br />
Este extraño contraste entre elementos macabros y pueriles (y aun humorísticos) no siempre<br />
sería bien recibido o incluso comprendido por la crítica posterior, que lo achacaría, acaso no<br />
del todo incorrectamente, a los baches que poseía la educación del escritor o su necesidad<br />
imperiosa de ganarse la vida. Para Robert L. Stevenson, Poe “a veces, adopta una aguda voz<br />
de falsete; otras, por obra de algo semejante a un truco de magia, deriva de su historia más de<br />
Escena de La caja oblonga o<br />
El ataúd, como se tradujo en algunos<br />
países (Gordon Hessler, 1969).<br />
Protagonizada por Vincent Price<br />
(en el papel de Edward) y<br />
Christopher Lee (Markham).
Izq. La escultura Poe regresa a casa,<br />
de Stefanie Rocknak, descubierta<br />
el 5 de octubre de 2014.<br />
La obra está ubicada en la Plaza<br />
Poe, inaugurada en 2009.<br />
Der. Lápida del escritor colocada en<br />
1913, en el sitio original donde<br />
yacen sus restos.<br />
lo que ha sabido invertir en ella; y mientras sobre la explanada la guarnición en pleno desfila<br />
ante nuestros ojos en carne y hueso, desde las almenas continúa él aterrándonos con cañones<br />
de pacotilla y múltiples morriones de fiero aspecto que penden de palos de escoba”.<br />
En 1845, la guarnición desfilaba a pleno para el señor Poe. La publicación de “El cuervo” lo<br />
había convertido en el hombre del momento. Recitaba su poema públicamente (según parece,<br />
con melodiosa voz), causando una enorme impresión entre el público y recibiendo la especial<br />
atención de las damas. Sin embargo, esta repentina fama coincidía con la agonía de Virginia. La<br />
paradoja no podía sino resultar grotesca para una persona con la sensibilidad del Edgar.<br />
Se ha dicho que su relación con la poetisa Frances Sargent Osgood fue originada por esta<br />
situación y que incluso Virginia veía en esta mujer una influencia beneficiosa sobre su marido;<br />
pero el devaneo dio lugar a uno de los mayores escándalos en la vida del escritor. Una escritora<br />
desdeñada por Poe pudo ser la promotora del escándalo; pero otras fuentes hablan de las pretensiones<br />
que Griswold, el viejo rival de Poe, tenía sobre el corazón de Frances.<br />
En todo caso, en 1847, Poe y Frances Osgood dejaron de verse definitivamente. Esta ruptura<br />
coincidió con la muerte de Virginia. La mujer de Poe tenía sólo veinticuatro años de edad.<br />
Parece ser que Poe, cuya salud ya no se repondría del todo, siguió el cortejo fúnebre de su<br />
mujer envuelto en su vieja capa de cadete que durante meses había constituido el único abrigo<br />
de la cama de Virginia. En todo caso, los biógrafos del escritor se servirían de la escena para<br />
recordarnos la importancia que en Poe poseía el tema de la muerte de una hermosa mujer.<br />
Cada vez más inestable, el escritor intentó cortejar a otras mujeres. Hubo incluso propuestas<br />
de matrimonio. Nada llegó a concretarse. El poema “Ulalume” y el ensayo cosmogónico “Eureka”<br />
son el producto literario de esa época alucinada, en la que la obra epistolar de Poe cobra<br />
una particular importancia. En esas cartas se advierte cómo se alternaban en el escritor los<br />
accesos de lucidez y aun de entusiasmo, con otros de la más negra desesperación. En noviembre<br />
de 1848, Poe intentó suicidarse con láudano. La droga actuó de emético, salvando la vida<br />
del escritor.<br />
Su reencuentro, en Richmond, con un antiguo amor de juventud, Sarah Elmira Royster,<br />
lo animó una vez más a contraer matrimonio. La fecha de la boda se concertó finalmente para<br />
el 17 de octubre de 1849. Se vio al escritor en la ciudad de Richmond entusiasmado, e incluso<br />
feliz. Es en ese momento cuando se le pierde el rastro, hasta su última aparición en Baltimore.<br />
El 3 de octubre de 1849, Poe fue visto en las calles de Baltimore delirando, sucio y con parte<br />
de la vestimenta rota. Un amigo al que le llegó la noticia se ocupó de gestionar la internación<br />
en el Washington College Hospital, donde el escritor murió el domingo, 7 de octubre, a las<br />
cinco de la madrugada. En ningún momento fue capaz de explicar cómo había llegado a una<br />
situación tan lamentable y oprobiosa, ni por qué llevaba ropa rota que, además, no era de él. La<br />
leyenda cuenta que en sus últimos momentos invocaba obsesivamente a un tal Reynolds (acaso<br />
el explorador polar que había servido de referente para su novela de aventuras fantásticas).<br />
Los periódicos de la época informaron que la muerte del señor Poe se debió a “congestión” o<br />
“inflamación” cerebral.<br />
Hoy, la causa exacta de la muerte continúa siendo un misterio, aunque se cree que pudo<br />
o7
o8<br />
deberse al abuso de agentes electorales sin escrúpulos, que en la época solían utilizar a pobres<br />
incautos, emborrachándolos, para hacerles votar varias veces por el mismo candidato: una venganza<br />
final de la democracia contra uno de sus máximos detractores. Otras especulaciones han<br />
incluido el delírium tremens, el ataque cardíaco, epilepsia, sífilis, meningitis, cólera, diabetes e<br />
inclusive el asesinato.<br />
Sin embargo, uno de los actos más significativos en la vida de Poe estaba aún por producirse.<br />
Dos días después de su muerte, una esquela fue publicada en un periódico de Nueva York. La<br />
línea que la encabezaba se haría célebre: “Edgar Allan Poe ha muerto. Murió anteayer en Baltimore.<br />
Esta noticia sorprenderá a muchos y algunos pocos se apenarán”.<br />
Este obituario, reproducido por muchos periódicos de todo el país, estaba firmado por un tal<br />
“Ludwig” y contenía una lírica descripción del autor que coincidía en muy poco con el hombre<br />
real y en mucho con el estereotipo del “maldito” popularizado por la peor literatura romántica<br />
(de hecho, muy pronto se descubriría que párrafos completos de esta caracterización<br />
habían sido tomados de la descripción de un personaje ficticio que hacía el escritor Edward<br />
Bulwer-Lytton en su novela The Caxtons).<br />
Según Ludwig, Poe solía vagabundear por las calles ya fuese demente o melancólico, mascullando<br />
y maldiciéndose a sí mismo; añadió que se irritaba fácilmente, que era un gran envidioso<br />
y consideraba la sociedad compuesta de villanos. Su aliciente para alcanzar el éxito había sido<br />
ganarse el derecho a despreciar a un mundo que irritaba a su engreimiento. “Ludwig” fue identificado<br />
muy pronto. Se trataba de nuestro viejo conocido, Rufus Wilmot Griswold.<br />
Griswold había logrado, incomprensiblemente, convertirse en el albacea literario del escritor.<br />
Muchas hipótesis se plantearon sobre este punto, pero el hecho es que, al poco tiempo<br />
Griswold editaba, para su beneficio exclusivo, un volumen con los relatos de Poe. Este libro se<br />
hallaba precedido por un artículo biográfico sobre el escritor, redactado por el mismo Griswold.<br />
En él, Poe aparecía descrito como un ser depravado, borracho y drogadicto, y se aportaban<br />
diversas cartas del propio Poe como evidencia (que finalmente resultaron ser falsificaciones).<br />
La mentira de Griswold fue denunciada por aquellos que conocieron bien a Poe, pero no pudo<br />
evitarse que se convirtiera en la más aceptada popularmente, y, dado que era la única biografía<br />
disponible, fuera reimpresa varias veces, en parte porque los lectores se entusiasmaban ante la<br />
idea de estar leyendo las obras de un “hombre malvado”.<br />
De hecho, la caracterización de Poe realizada por Griswold (a partir de refundiciones de mala<br />
literatura ajena) no sólo conoció un éxito formidable sino que ayudó a popularizar definitivamente<br />
a nivel internacional la figura del escritor. Cuando una generación posterior pudo producir<br />
una primera biografía seria sobre el autor, la figura pública de Poe ya había sido mundialmente<br />
modelada a partir de la versión de Griswold.<br />
Edgar Allan Poe es, como Borges bien observó, un escritor indispensable para entender la<br />
moderna literatura occidental. El alcance de su influencia en todos los ámbitos literarios resulta<br />
inabarcable e incluye a todas las corrientes vanguardistas francesas que, desde el simbolismo<br />
hasta el surrealismo, bebieron de Poe a través de las traducciones canónicas de Baudelaire;<br />
así como el decadentismo inglés, la ficción detectivesca, y géneros tales como la ciencia ficción,<br />
el horror y lo fantástico. Algunos teóricos incluyen a esta extensa lista una influencia decisiva<br />
en las teorías formalistas y estructuralistas contemporáneas. Escritores como Charles Baudelaire,<br />
Fedor Dostoievski, William Faulkner, Franz Kafka, H. P. Lovecraft, Ambrose<br />
Bierce, Guy De Maupassant, Antonin Artaud, Thomas Mann, Cortázar o Borges serían<br />
inimaginables sin la existencia previa de un Edgar Allan Poe.<br />
Rufus Wilmot Griswold, en cambio, es recordado apenas por alguna memoria literaria como<br />
un dictador de cánones felizmente olvidados, polemista estéril, arribista y falsario. Definido por<br />
Stevenson como: “una figura tan repulsiva en la historia de la literatura que muy bien pudiera<br />
haber sido acuñada por la virulenta imaginación de su víctima” y por Georges Walter como:<br />
“el Yago de la literatura”, pocas dudas quedan acerca de que Griswold sea un escritor de último<br />
orden. Y, sin embargo, este escritor menor seguirá siendo recordado para siempre (acaso de<br />
manera involuntaria) por uno de sus no menos involuntarios personajes: un escritor maldito del<br />
siglo XIX llamado Edgar Allan Poe<br />
FUENTES<br />
Héctor A. Murena: “El pecado<br />
original de América”. Ensayo citado<br />
por Ángel Faretta en su artículo<br />
“Sobre algunos temas de Poe y<br />
Lovecraft”.<br />
<strong>Revista</strong> El Péndulo, número 14,<br />
Tercera época, 1987.<br />
Julio Cortázar: “Vida de Edgar<br />
Allan Poe”, Obras en Prosa I. Cuentos<br />
de Edgar Allan Poe.<br />
Editado originalmente en 1956 por<br />
Ediciones de la Universidad de<br />
Puerto Rico.<br />
<strong>Revista</strong> ADN
Entrevista<br />
tres<br />
Realidades<br />
paralelas<br />
de un dios<br />
36<br />
celeste<br />
El escritor bahiense, LUIS SAGASTI, acaba de<br />
publicar Maelstrom (Eterna Cadencia). Allí, las<br />
realidades paralelas y de lo que vive por fuera<br />
del lenguaje son espacios donde se desarrolla un<br />
relato fascinante<br />
POR Christian Kupchik
El vocablo “maelstrom” remite a la idea de remolino, una<br />
fuerza centrífuga que se debe al encuentro de las aguas de<br />
la bajamar con las de la pleamar. También da título a la última<br />
novela de Luis Sagasti (Bahía Blanca, 1963), un autor<br />
tan fascinante como inclasificable que plasma con esta<br />
su cuarta novela. La narración parte de la investigación de<br />
un jardín ubicado en Santiago de Compostela, Andrómeda,<br />
que encierra una serie de placas con nombres aparentemente<br />
comunes y sin vinculación entre ellos. Gustavo y<br />
el narrador siguen el rumbo de estos nombres hasta dar<br />
con un jardín paralelo en Nueva Zelanda, que encierra<br />
otras placas donde se repite un nombre. Este torbellino<br />
arrastra a conceptos que unen la astronomía con los mitos<br />
griegos, Verne con Van Gogh, un circo del Gran Rosario<br />
que caza perros con un grupo secreto de Temperley donde<br />
se reúnen familiares de violadores encarcelados, o el delirante<br />
pintor Hundertwasser, que creó un Jardín de los<br />
muertos felices, en el que fue el primer enterrado. A través<br />
de este Maelstrom deslumbrante, Sagasti construye una de<br />
las obras más originales de la narración actual.<br />
–¿Cómo fue la génesis de Maelstrom? Había en principio<br />
una serie de ideas en torno al espacio, a la espacialidad,<br />
que siempre me han atraído mucho; tomaba algunos<br />
apuntes, esbocé algunas ideas sin mucho rumbo. Logré<br />
salir del pantano a través de dos versos de Arnaldo Calveyra<br />
que, de alguna manera, son claves para descifrar la<br />
intriga que se plantea. A partir de allí la trama comenzó a<br />
hilarse con mucha soltura. En general, si bien se lo piensa,<br />
uno siempre da vueltas entre dos o tres temas. La idea de<br />
conspiración, de totalidad, de lo que vive fuera del lenguaje,<br />
son ideas muy fuertes de la trama.<br />
–El narrador aparece como intermediario de la<br />
obsesión. ¿En qué medida, a partir de este dato, se<br />
Maelstrom,<br />
de Luis Sagasti<br />
Eterna Cadencia, 2014<br />
conecta lo autobiográfico con la ficción? Creo que no<br />
debe haber persona que no visite cada tanto el territorio<br />
de la ficción, de mundos que solo están en su cabeza.<br />
Digamos, cierta tendencia a la desmesura, a “enroscarse” y<br />
empantanarse en una serie de imágenes que, al no ponerle<br />
palabra, terminan por generar peste, a imaginar cosas que<br />
nunca suceden o que, cuando lo hacen, tienen al sigilo<br />
como aliado. Un paso más peligroso es obsesionarse con<br />
conspiraciones, complots, lo que equivale a instalarse en<br />
el centro del mundo ya sea como poseedor de un conocimiento<br />
–el del complot– que nadie o pocos ostentan,<br />
o bien ser el objetivo del complot (tópicos propios tanto<br />
de la política como la psiquiatría). Si bien no adhiero a la<br />
teoría del éxito de las conspiraciones –porque conspiraciones<br />
hay, claro– sí comulgo con la idea de acuerdos tácitos<br />
entre diferentes actores sociales que diseñan ficciones que<br />
terminan por ser reales. La novela, o al menos parte de<br />
ella, apunta hacia este lado.<br />
–En esta obra hay una fijación con las placas y los<br />
nombres, que ofician como hilo de Ariadna del relato.<br />
En las anteriores este rol lo jugaban una cajita<br />
de música o el cerdo volador de Pink Floyd. ¿En qué<br />
medida para usted el fetichismo por ciertos objetos<br />
de lo trivial conduce a mundos secretos? Sospecho<br />
que la puerta de acceso a esos mundos posibles puede<br />
encontrarse en cualquier objeto aunque, es verdad, algunos<br />
más que otros llevan en su adn una disposición para la<br />
epifanía. La cajita de música es un buen ejemplo al menos<br />
para mí. Hay otros objetos que parecieran ser inagotables,<br />
pero se hace difícil no caer en fantasías muy triviales, el<br />
libro perdido, por ejemplo. De alguna manera todo objeto<br />
al mismo tiempo tiene en sus genes una carga mcguffin,<br />
como decía Hitchcock: pueden presentarse como una<br />
simple excusa para que la trama avance. No sabría decir<br />
bien cómo se comportan esos objetos en mis novelas,<br />
suelen ser muy erráticos, pero casi siempre hay uno que<br />
está allí para lograr atrapar al mundo sin lenguaje, como si<br />
fuéramos niños o sea, más que atrapar, dejarlo fluir.<br />
–Internet aparece casi como un personaje más, una<br />
suerte de detective privado que va facilitando información.<br />
¿Qué rol le asigna a las nuevas tecnologías<br />
en la narración? Se me ocurre que recién estamos cruzando<br />
un umbral. Así como la imprenta dio luz a la novela<br />
moderna, estoy convencido que internet puede generar un<br />
nuevo modelo narrativo. Es difícil saberlo. Pero sí podemos<br />
afirmar que nuestra percepción del mundo, las maneras<br />
en que salimos a su encuentro, se están modificando<br />
en forma muy acelerada. La atención, por ejemplo, tiende<br />
a enflaquecer ante tantos estímulos que la demandan. El<br />
37
38<br />
acto de escuchar un disco ha desparecido. Cada vez nace<br />
menos gente que sea capaz de acometer una novela de<br />
mil páginas: Guerra y Paz será exclusiva para académicos.<br />
Entonces si nuestra percepción se está modificando, no<br />
es muy aventurado pensar que los soportes que la reflejen<br />
se modifiquen también. Sospecho que lo fragmentario, lo<br />
discontinuo, cierta brevedad en las formas, pueden llegar<br />
a alcanzar una preponderancia que antes no. Eso sí, la<br />
carga poética trabaja por fuera de esto; es, se me ocurre,<br />
a-histórica.<br />
–El texto plantea una serie de simetrías e interrupciones.<br />
Se plantea así la posibilidad de una realidad<br />
paralela. En tal caso, ¿cómo la imagina? Hay maravillosas<br />
realidades paralelas que no puedo imaginar, pero<br />
por suerte otros lo hacen por mí. El inconseguible (al<br />
menos por estos lares) Codex seraphinianus da cuenta<br />
de una de ellas. Pero saliendo de ese tipo de fantasías y<br />
entrando en otras, me gusta pensar que nosotros constituimos<br />
realidades paralelas de otros. Algo de eso se esboza<br />
en Maelstrom. Imagino culturas de otros planetas que<br />
observan nuestro sol (y a nosotros con él), como parte<br />
de un dios celeste. Acaso cuando nos pique un oído no<br />
sea porque alguien habla de nosotros, sino que nos estén<br />
llenando de plegarias incomprensibles desde el otro lado<br />
del cosmos. Otro ejemplo: un broker sicópata –y perdón<br />
por la redundancia–, de Wall Street, por ejemplo, habita<br />
una realidad absolutamente paralela para mí; sin embargo<br />
así como mis decisiones no interfieren su mundo, las suyas<br />
pueden que sí el mío.<br />
–En el catálogo de la artista Zoe Vizcaíno que se cita<br />
en la novela, se rescata el concepto de “ruptura”.<br />
¿Cómo aplica este concepto a su literatura? Para<br />
Vizcaíno ruptura significa posibilidad, ocasión para que<br />
algo suceda, una idea taoísta que encuentro muy sabía.<br />
En mi caso la literatura, creo darme cuenta ahora, surge<br />
a partir de algo que se rompe, y precisamente esa fisura,<br />
ese quiebre, se refleja más en los aspectos formales que en<br />
la trama en sí. Creo que precisamente es nuestra visión del<br />
mundo, las estrategias con las que salíamos a su encuentro,<br />
el sentido que le otorgábamos a la realidad, lo que se han<br />
modificado desde hace un tiempo, se ha fisurado, al menos.<br />
Pero debo decir que estos aspectos formales, ciertos<br />
procedimientos, más allá de su muy discutible calidad,<br />
constituyen algo inevitable para mí.<br />
–Un fragmento muy bello dice: “Se escribe para alimentar<br />
el fuego. Se escribe para regresar”. ¿Podría<br />
específicar de dónde se regresa? El acto de escribir,<br />
me lleva a mí a dejar de hablarme, a estar, curiosa consecuencia,<br />
fuera del lenguaje. Me refiero a esa voz que tenés<br />
dentro y que sólo se acalla cuando abrazás las cosas en su<br />
singularidad más pura. Creo que al escribir y leer –ficción,<br />
poesía, aunque no solamente eso– te olvidás de vos, aún<br />
cuando escribas tu biografía. Por eso creo que regresamos<br />
del lenguaje a lo que habita por fuera de él. Curiosamente<br />
el lenguaje a veces es el vehículo (no él único, por supuesto).<br />
–De acuerdo a su juicio, ¿cómo se integra Maelstrom<br />
en el conjunto de su obra? Es difícil saberlo para mí.<br />
Siempre, más allá de las historias, me ha interesado el<br />
aspecto formal, la plasticidad del lenguaje, su musicalidad.<br />
Pero no es algo que se encuentra a priori sino que surge<br />
de acuerdo a lo que me interesa contar. Es fácil rendirse<br />
ante una fórmula probada. No puedo evitar, claro, ciertos<br />
procedimientos que, de alguna forma, constituyen parte<br />
de mi voz. En ese sentido Maelstrom no tiene una estricta<br />
continuidad formal con mis otras novelas aunque no se<br />
trata, por supuesto, de algo absolutamente novedoso. Lo<br />
que sí me he dado cuenta es que ciertas imágenes dialogan<br />
un poco, hablo de la trama ahora, con mi primera novela,<br />
El Canon de Leipzig<br />
“Se escribe para alimentar el fuego.<br />
Se escribe para regresar”
Ser<br />
editor<br />
4o<br />
Algunos apuntes sobre el oficio<br />
MÁS ANTIGUO DEL MUNDO<br />
El editor de Del Nuevo Extremo y algunas reflexiones acerca de lo que significa su trabajo<br />
POR Carlos Santos Sáez<br />
1. En el verano de 1971 en una librería<br />
de Villa Pueyrredón descubrí las ganas<br />
de ser librero. Tenía 16 años. Mi primera<br />
tarea fue acomodar la colección<br />
Robin Hood en los nuevos estantes.<br />
El dueño, un viejo solterón al que le<br />
decían “Chiquito”, abría y olía cada uno<br />
de los libros que sacaba de las cajas.<br />
Imito ese gesto desde esa época. Como<br />
librero, vendedor, docente, periodista,<br />
autor, editor y, sobre todo como lector,<br />
sigo oliendo libros.
2. Como editor me transformé en un<br />
mal lector, que intenta leer demasiado<br />
en nombre de muchos.<br />
3. Escucho y ando, afilo la observación<br />
y pongo en marcha la intuición. Pero no<br />
es suficiente estar al día con las últimas<br />
tendencias, hay que buscar el modo y<br />
las circunstancias para crearlas.<br />
4. Un editor necesita agudizar los cinco<br />
sentidos para desechar el sentido común.<br />
El sentido común de muchos editores<br />
ha enterrado varias generaciones de<br />
escritores, desestimado buenas ideas y<br />
pulverizado los más originales proyectos.<br />
5. Percibimos que algunas de nuestras<br />
propuestas pueden salir mal, pero nunca<br />
sabemos cuál de ellas será. El paradigma<br />
de ese desafío puede ser “ganar /<br />
perder”, si trabajamos impulsados por el<br />
miedo; o “ganar / aprender”, si trabajamos<br />
impulsados por la curiosidad.<br />
6. ¡No editar para editores! El juicio de<br />
los pares inmoviliza.<br />
7. Dos razones (creencias) para publicar<br />
un libro: 1. Creer que se venderán<br />
muchos ejemplares. 2. Creer que es<br />
maravilloso. Cualquiera de las dos razones<br />
(creencias) por separado justifican<br />
la publicación. Cuando las dos razones<br />
(creencias) coinciden estamos en presencia<br />
de un momento sagrado.<br />
8. Un editor puede elegir entre el<br />
atajo de la imitación y el itinerario de la<br />
innovación.<br />
9. Los desarrollos novedosos definen<br />
el espíritu de una editorial. Pero las<br />
modas inventan clientes. Un editor<br />
debe considerar también la lógica del<br />
mercado. Mantener puestos de trabajo<br />
con productos vendibles es uno de los<br />
compromisos del oficio. Hacerlo con<br />
buenos libros debe ser la búsqueda.<br />
10. Si las empresas se definen por sus<br />
clientes: ¿quiénes son los clientes de las<br />
editoriales?: ¿los que compran los libros<br />
o los que los leen?, ¿los libreros o las<br />
librerías? No es lo mismo editar para<br />
los que leen, que hacer libros para los<br />
que compran. No es lo mismo poner en<br />
manos de un librero una obra para que<br />
la recomiende, que consignar libros y<br />
abandonarlos a su suerte.<br />
11. Los libros se hacen de a uno, se<br />
leen de a uno y se venden de a uno,<br />
pero se piensan dentro de una colección<br />
y de un catálogo.<br />
12. Saber decir que no a algunos buenos<br />
libros para poder decir que sí a los<br />
mejores productos.<br />
13. Recorrer librerías y charlar con<br />
libreros antes de sacar un libro, no después<br />
de publicarlo para reclamar que<br />
esté exhibido en las mesas.<br />
14. Vivimos el tiempo de los editores.<br />
Todos editan. Las redes sociales, los<br />
mensajes, las comunicaciones electrónicas,<br />
requieren de una permanente edición.<br />
Elegir, recortar, decir, hacer decir,<br />
informar, mostrarse, corregir, diseñar,<br />
presentar, crear, vender y ofrecer son<br />
verbos que puede usar un editor en su<br />
trabajo diario, y que ponen en marcha<br />
eficazmente a cada instante los usuarios<br />
de Facebook o Twitter.<br />
15. Vivimos el tiempo de los lectores.<br />
Nunca antes hubo tantos lectores como<br />
en esta segunda década del siglo XXI.<br />
La lectura (y la literatura) no pasa solo<br />
por el papel o el e-book, diversos dispositivos<br />
acercan textos en nuevos formatos.<br />
Un viaje en tren puede mostrarnos<br />
un universo riquísimo de lectura, libros<br />
viejos y novísimos, pantallas de todo<br />
tipo, revistas y diarios de regalo, descansan<br />
entre las manos de un heterogéneo<br />
grupo de lectores. ¿Cuántos de ellos se<br />
convertirán en nuestros clientes?<br />
16. Cuando edito no puedo dejar de<br />
especular como vendedor, y sobre todo<br />
como librero. Sigo oliendo las páginas.<br />
Sigo pensando cada libro en la vidriera<br />
de una librería.<br />
17. En algunas ocasiones olvido mi circunstancia<br />
de editor, recupero mi condición<br />
de lector, y gozo y me emociono,<br />
como si estuviera solo en el universo<br />
con ese texto, sin otra preocupación que<br />
el placer de leer. El producto se hace<br />
belleza necesaria. El vendedor se hace<br />
consejero cómplice. El trabajo editorial<br />
se honra. Con las novelas de la colección<br />
Extremo Negro me pasa seguido.<br />
Son las oportunidades en las que uno<br />
agradece haber elegido el oficio.<br />
18. Elaborar los textos con los autores<br />
es delicioso. Me encanta, sobre todo,<br />
remar contra esos contenidos ajenos a<br />
mis saberes, gustos o intereses. Aprender<br />
sobre temas insólitos a los que<br />
nunca me hubiera asomado, acordar<br />
un tono de comunicación y ayudar a un<br />
profesional a convertirse en escritor.<br />
19. Durante algunos años he sido un<br />
prolífico ghost writer. Fueron tiempos<br />
felices. Fui astróloga, cura, novelista<br />
romántica, cocinera, científico, historiadora,<br />
y vi a los libros de mis criaturas<br />
ocupar lugares en las listas de best-sellers.<br />
En una oportunidad firmé una<br />
crítica adversa sobre un libro de gran<br />
venta, que yo mismo había escrito con<br />
un seudónimo de mujer. Muchos lectores<br />
me atacaron ferozmente defendiendo<br />
a mi otro yo femenino. Paradoja y<br />
metáfora del oficio.<br />
20. Ver un libro terminado, luego<br />
de haberlo acompañado en su largo<br />
camino, sigue emocionándome y<br />
sorprendiéndome. Lo huelo, lo hojeo<br />
y ojeo, lo toco, como en aquellos viejos<br />
tiempos de librero, cuando al abrir las<br />
cajas aparecía la novedad dispuesta a<br />
ser descubierta. Hacer y vender libros<br />
es una tarea conmovedora y misteriosa<br />
condenada a transformarse permanentemente,<br />
a transformarnos.<br />
21. “El de editor es el oficio más<br />
antiguo del mundo”, decía con doble intención<br />
y mucha gracia un viejo librero<br />
español, “¿Qué piensas? Hablo de Dios,<br />
que no creó el universo, lo editó”<br />
41
Nick Drake<br />
Tema de tapa<br />
cuatro<br />
Los<br />
DESGRACIADOS<br />
42 A lo largo de la historia de la música moderna, hay cientos de<br />
artistas no reconocidos, olvidados o simplemente frustrados<br />
en sus afanes creativos por contingencias de la vida. Talentos<br />
no reconocidos, postergados por el sistema, arruinados por<br />
sus propios demonios, estos personajes, sin embargo, en algún<br />
momento dejaron una marca, a veces imperceptible a primera<br />
vista, que sólo tuvo el reconocimiento de algunos de sus pares,<br />
unos pocos críticos visionarios y el descubrimiento tardío<br />
del público<br />
POR Juan Manuel Cibeira*<br />
El primero de estos artistas malditos<br />
–y el más emblemático– es Robert<br />
Leroy Johnson. Nació negro, en los<br />
territorios ribereños del Mississippi, el<br />
8 de mayo de 1911. Su madre era hija<br />
de esclavos, casada con un carpintero<br />
del pueblo donde vivían. La dama no<br />
puedo evitar la seducción de Noah<br />
Johnson, un trabajador rural que pasó<br />
por el pueblo y la dejó embarazada.<br />
Robert creció con el apellido de su padre<br />
legal, hasta que un día la madre le<br />
reveló la verdad y él adoptó el apellido<br />
de su padre biológico.<br />
Los primeros años de su juventud intentó<br />
ir al colegio pero no demostró demasiado<br />
interés en nada que no fuera<br />
la música y lo abandonó. Tenía 18 años<br />
cuando se casó con Virginia Travis,<br />
que apenas tenía 16. Al año quedó embarazada<br />
pero murió en el parto junto<br />
con la criatura en abril de 1930. Luego<br />
de este duro golpe Johnson volvió a<br />
casarse, esta vez con una mujer que ya<br />
tenía un hijo, Robert Lockwood Jr.,<br />
que luego se convirtió en músico de<br />
blues impulsado por su padrastro.<br />
El sufrimiento fue moldeando la oscura<br />
personalidad de ese joven que encontraba<br />
refugio en su vieja guitarra y el
whisky. Johnson compartía los maltrechos<br />
escenarios con otros intérpretes<br />
del blues rural como Son House, de<br />
quien tomó y mejoró el estilo sincopado<br />
de tocar la guitarra.<br />
Su técnica lo transformó en un referente<br />
del blues rural del delta del Mississippi.<br />
Así fue como llegó a grabar las<br />
29 canciones que integran su inspirada<br />
pero breve discografía. Entre 1936 y<br />
1937, Johnson realizó dos sesiones de<br />
grabación, ambas en el estado de Texas.<br />
En total fueron 42 registros ya que<br />
13 de los temas fueron grabados dos<br />
veces.<br />
Su muerte ocurrió en circunstancias extrañas,<br />
aparentemente fue envenenado<br />
con whisky por un marido celoso que<br />
regenteaba el bar donde estaba actuando.<br />
Johnson murió el 16 de agosto de<br />
1937 y su legado no fue sólo musical,<br />
dejó una leyenda típica de su época.<br />
Con una vida azarosa, plena del<br />
sufrimiento y la desventura característica<br />
del negro afroamericano del sur<br />
profundo, se forjó una leyenda según<br />
la cual Johnson hizo un pacto con el<br />
diablo para ser el mejor músico de<br />
blues. La fantástica historia cuenta que<br />
Johnson, harto de su mala vida, vendió<br />
su alma al demonio en un cruce de<br />
carreteras en Clarksdale, Mississippi,<br />
en el mítico “Crossroads”.<br />
Más allá de esta leyenda producto de<br />
supersticiones y oscuros ritos africanos,<br />
Robert Johnson se hizo conocido a<br />
partir del reconocimiento de grandes<br />
figuras del rock como Led Zeppelin,<br />
Fleetwood Mac, Eric Clapton, los<br />
Rolling Stones y Bob Dylan por sólo<br />
nombrar algunos de los que reconocieron<br />
su influencia y grabaron versiones<br />
de sus temas. Hoy es considerado uno<br />
de los más grandes guitarristas de blues<br />
y fue incluido en el prestigioso Salón de<br />
la Fama del Rock and Roll en 1986, en<br />
la categoría “Influencia temprana”.<br />
Alejado de las leyendas y los pactos<br />
satánicos pero igualmente considerado<br />
un gran músico, Nick Drake es otro<br />
caso de un artista maldito. Joven, bien<br />
parecido, melancólico crónico y muerto<br />
por sobredosis de antidepresivos a los<br />
26 años, reúne todas las condiciones<br />
del manual.<br />
Nicholas Rodney Drake era inglés, nacido<br />
en 1948 en Birmania, una colonia<br />
del imperio británico ubicada en el<br />
sudoeste asiático. Dos años más tarde<br />
él, sus padres y su hermana mayor<br />
regresaron a Inglaterra. Allí, impulsado<br />
por su madre comenzó a tocar el piano<br />
y componer sus primeras canciones.<br />
Fue desarrollando sus estudios, practicaba<br />
deportes y tocaba el piano en la<br />
orquesta de la escuela. En 1965 Drake<br />
comenzó a ocuparse de la música con<br />
más intensidad; compró su primera<br />
guitarra acústica y empezó a experimentar<br />
con distintas afinaciones, lo que<br />
luego sería una característica distintiva<br />
de su música.<br />
El año siguiente, consiguió una beca<br />
para estudiar en la universidad de<br />
Cambridge, pero antes de entrar<br />
estuvo un tiempo en Francia y viajó a<br />
Marruecos, donde comenzó a consumir<br />
cannabis. Luego se mudó a Londres y<br />
comenzó sus estudios. Paralelamente<br />
descubrió el movimiento folk británico<br />
y estadounidense. Drake conoció a<br />
Ashley Hutchings, bajista del grupo<br />
folk inglés Fairport Convention, quien<br />
le presentó al productor estadounidense<br />
Joe Boyd que tenía un contrato con<br />
el sello Island Records.<br />
Boyd escuchó un demo e inmediatamente<br />
le propuso grabar un disco. Las<br />
sesiones del disco debut Five Leaves<br />
Left comenzaron a fines de 1968 en<br />
un estudio londinense. Drake contó<br />
con la colaboración de músicos de<br />
la escena folk de Londres. El álbum<br />
tuvo innumerables problemas durante<br />
la grabación que atrasaron su lanzamiento.<br />
Finalmente, Five Leaves Left<br />
salió en 1969 y recibió tibias críticas y<br />
escasas ventas. Drake se deprimió con<br />
el resultado final.<br />
Aunque le faltaba poco para graduarse,<br />
abandonó Cambridge para establecerse<br />
43<br />
Drake con su guitarra y sus discos: Five Leaves Left, Bryter Layter y Pink Moon
44<br />
Tanguito<br />
en Londres y dedicarse sólo a la música.<br />
Se presentó en algunos festivales y<br />
también en locales de música folk en<br />
las afueras de Londres. La experiencia<br />
no fue buena, el público parecía no<br />
prestarle demasiada atención y Drake<br />
se sintió frustrado aumentando su<br />
depresión.<br />
A pesar del fracaso comercial del disco,<br />
el productor Boyd volvió a insistir y en<br />
1970 Drake grabó Bryter Layter. Desalentado<br />
por los resultados de su disco<br />
debut, Drake aceptó las sugerencias de<br />
su productor para incluir bajo y batería<br />
en las grabaciones. Como su predecesor,<br />
el disco contó con la colaboración<br />
de músicos de Fairport Convention y<br />
de John Cale en dos temas. Bryter<br />
Layter es un interesante mix de folk y<br />
jazz en el que se destaca la depurada<br />
técnica de guitarra de Drake. Aunque<br />
era un disco más “pop”, apenas vendió<br />
tres mil copias, lo que aumentó la crisis<br />
de Drake.<br />
En 1971 su familia lo convenció de visitar<br />
a un psiquiatra. El médico le recetó<br />
una serie de antidepresivos, Drake los<br />
tomaba junto con otras drogas.<br />
Aunque nadie esperaba un nuevo<br />
disco, en octubre de 1971 Drake se<br />
contactó con el productor John Wood,<br />
que había sido ingeniero de sus anteriores<br />
discos, para grabar. Las sesiones<br />
se desarrollaron en dos noches en las<br />
que sólo estuvieron en el estudio Drake<br />
y Wood. Grabaron once canciones<br />
con una duración total de apenas 28<br />
minutos, todas con Drake solo con su<br />
guitarra, excepto “Pink Moon” –que da<br />
título al álbum– que incluye un piano.<br />
Pink Moon tuvo algunas buenas críticas<br />
y pocas ventas, hundiendo aún más la<br />
precaria situación psicológica de Drake,<br />
que decidió regresar a Far Leys, la casa<br />
materna. A comienzos de 1972, sufrió<br />
una intensa crisis y fue hospitalizado<br />
durante cinco semanas.<br />
En algún momento durante la noche<br />
del 24 y la madrugada del 25 de<br />
noviembre de 1974, Nick Drake murió<br />
en su casa de Far Leys, a causa de una<br />
sobredosis de uno de los antidepresivos<br />
que estaba consumiendo. A pesar de<br />
que el dictamen del médico forense<br />
fue “suicido”, su familia cree que pudo<br />
ser accidental. De cualquier forma está<br />
claro que Drake no amaba la vida y<br />
le resultaba tremendamente dolorosa<br />
atravesarla.<br />
Después de su muerte, la corta obra<br />
artística de Nick Drake comenzó a ser<br />
revalorizada por la prensa británica. En<br />
los ochenta, Peter Buck de R.E.M y<br />
Roberth Smith de The Cure señalaron<br />
a Drake como una de sus influencias<br />
más importantes. Incluso Smith<br />
reveló que el nombre de la banda<br />
provenía de un tema de Drake. En el<br />
2000, Volkswagen usó la canción “Pink<br />
Moon” para un comercial de sus autos,<br />
haciendo explotar las ventas de los<br />
discos de Drake, incluyendo las listas<br />
de Amazon.com. El pibe que no podía<br />
competir con el glamour de Elton<br />
John y David Bowie triunfaba en la<br />
era digital…<br />
El rock nacional también tiene sus<br />
artistas malditos y se destaca uno que<br />
acompañó el surgimiento de esta música.<br />
José Alberto Iglesias, también<br />
conocido como Ramsés VII, Drago,<br />
Donovan… y Tanguito, siempre Tanguito.<br />
Nació en 1945 en un hogar humilde<br />
de San Martín, en los suburbios<br />
de Buenos Aires. Su padre era vendedor<br />
ambulante y su madre empleada<br />
doméstica, así que Tanguito tuvo que<br />
rebuscárselas desde temprano. A los 15<br />
dejó el secundario y trató de estudiar<br />
en la escuela del Jardín Botánico pero<br />
lo único que lo entusiasmaba era el<br />
rockanroll que nacía…<br />
Empezó en clubes de barrio, cantan-
do temas de rock de moda. Era buen<br />
bailarín del género y en esos lugares<br />
donde tradicionalmente se bailaba<br />
tango, los pibes le pedían que bailara<br />
un rock. Comenzó a ser conocido en el<br />
circuito musical y consiguió un trabajo<br />
de cantante con Los Dukes, una banda<br />
de Mataderos que trabajaba a destajo.<br />
En esos años el circuito de shows era<br />
una ronda interminable en los clubes<br />
barriales, y Los Dukes hacían hasta una<br />
docena de shows por fin de semana.<br />
Dicen que fue en esa época que Tanguito<br />
empezó a consumir anfetaminas,<br />
una droga muy de moda.<br />
Tenía 18 años cuando tuvo su debut<br />
discográfico con Los Dukes. En 1963<br />
grabaron un single con dos temas:<br />
“Decí por qué no querés” de Palito<br />
Ortega y Dino Ramos, y “Mi pancha”,<br />
compuesto por Iglesias aunque<br />
lo firmó toda la banda. Horacio “El<br />
Gordo” Martínez, un productor que<br />
tenía llegada con algunas discográficas,<br />
lo vio y lo tentó con una grabación.<br />
Tanguito se entusiasmó y, cansado de<br />
la rutina de los shows, dejó Los Dukes.<br />
Empezó a preparar algunas canciones,<br />
pero el proyecto se frustró…<br />
En 1964 una parte de la bohemia<br />
porteña confluía en un sórdido local de<br />
la avenida Pueyrredón y Juncal, que se<br />
llamaba La Cueva. Ahí caían para tocar<br />
músicos de jazz, artistas y… rockeros.<br />
Estaban Sandro, Moris, Litto<br />
Nebbia, Billy Bond, Javier Martínez<br />
y muchos más.<br />
Era una fauna variada que durante<br />
el día disfrutaba de “divagar” y eran<br />
“náufragos” de tiempo completo, juntándose<br />
en plazas y bares. Tanguito era<br />
uno más, un pibe que venía de Caseros,<br />
subía al escenario y cantaba algún clásico<br />
de Little Richard o Elvis en un<br />
inglés sanateado. Era creativo, pero su<br />
vuelo natural se fue transformando en<br />
delirio por el abuso de anfetaminas.<br />
Después de las noches en La Cueva,<br />
llegaban las madrugadas en La Perla de<br />
Once, un bar ubicado en Avenida Jujuy<br />
y Rivadavia donde empezaba el nuevo<br />
día. En el baño de ese bar, un amanecer<br />
Tanguito compuso los primeros<br />
acordes y palabras de “La balsa”, probablemente<br />
inspirada en “La barca”,<br />
un bolero de la época. Litto Nebbia la<br />
escuchó, le puso armonía profesional y<br />
la grabó con su banda, Los Gatos.<br />
En julio de 1967 se editó el single de<br />
Los Gatos con “La Balsa” en el lado A<br />
y “Ayer nomás” de Moris, Nebbia y el<br />
periodista Lernoud en el lado B. En<br />
pocas semanas vendió más de 250.000<br />
discos, convirtiéndose en el primer hit<br />
del rock nacional. Tanguito recibió por<br />
la canción un montón de dinero, como<br />
jamás había soñado. Y se la gastó toda<br />
de una: una montaña de discos, ropa,<br />
calzado, un combinado (tocadiscos) y<br />
hasta dos guitarras.<br />
Tanguito y sus secuaces cueveros participaron<br />
en la primavera de 1967 de una<br />
reunión hippie en la plaza San Martín<br />
con gran afluencia de público. La<br />
movida llamó la atención de los medios<br />
y Tanguito, que cantó en esa ocasión,<br />
llegó a la televisión de la mano de<br />
Nicolás Mancera y su show Sábados<br />
Circulares. Le fue bien, tanto que<br />
otro periodista, Antonio Carrizo,<br />
lo contrató para su programa Sábados<br />
Continuados.<br />
Los 15 minutos de fama pasan muy<br />
rápido. A comienzos de 1968 Tanguito<br />
grabó para el sello RCA un<br />
single acompañado por la orquesta de<br />
Horacio Malvicino. Las canciones<br />
eran “La princesa dorada” de Tanguito<br />
y Lernoud y “El hombre restante” en<br />
coautoría con Javier Martínez (Manal).<br />
El disco salió bajo el seudónimo de<br />
Ramsés VII, uno de los apodos que<br />
Tanguito solía tener porque sus temas<br />
siempre estaban en base a séptimas.<br />
No pasó nada y la cosa terminó ahí.<br />
Tanguito seguía consumiendo anfetaminas.<br />
Tomaba alcohol y otras drogas,<br />
caía preso con regularidad y su salud<br />
comenzó a deteriorarse rápidamente.<br />
A instancias del productor Jorge<br />
Álvarez, firmó un contrato con el<br />
sello independiente Mandioca. El proyecto<br />
incluía a los músicos de Manal.<br />
Las sesiones estaban programadas en<br />
los estudios TNT, pero Tanguito no<br />
apareció. Finalmente lo hizo el día que<br />
el único músico presente era su amigo<br />
Javier Martínez. Álvarez hizo encender<br />
las máquinas y puso a Tanguito a<br />
cantar solo con su guitarra. El resultado<br />
es un registro primitivo, desprolijo y<br />
salpicado de monólogos entrecortados<br />
de Martínez, con Tango tratando de<br />
interpretar grandes canciones como<br />
“Natural”, “Amor de primavera”, “La<br />
Balsa” y “Todo el día me pregunto”.<br />
En total fueron ocho temas que el<br />
productor pensó que podría mejorar<br />
agregando sobregrabaciones, pero eso<br />
nunca ocurrió.<br />
Sólo quedó la inclusión en un disco<br />
compilado de Mandioca del tema “Natural”,<br />
editado a fines de 1970. Tanguito<br />
tuvo más problemas con las drogas y<br />
la policía. Estuvo preso en Villa Devoto<br />
en 1971 y ante la gravedad de sus adicciones<br />
varias veces fue recluido en el<br />
Hospital Neuropsiquiátrico Borda. Allí<br />
fue prácticamente torturado, sometido<br />
a electroshocks y shocks insulínicos. En<br />
mayo de 1972 fue declarado demente<br />
y trasladado a la unidad penitenciaria<br />
del hospital, destinada a los criminales<br />
psicópatas.<br />
Finalmente, en la madrugada del 19 de<br />
mayo de 1972, Tanguito se fugó hacia<br />
la estación Palermo del ferrocarril San<br />
Martín, tratando de volver a su hogar<br />
de Caseros. Pero alrededor de las 11 de<br />
la mañana cayó a las vías en el puente<br />
Pacífico. Dicen que se cayó, o que un<br />
guarda del tren o un policía lo empujaron.<br />
Tenía 26 años y su muerte no salió<br />
en ningún medio<br />
* Periodista. Fue integrante del staff de la mítica<br />
revista Pelo. Actualmente forma parte del<br />
Departamento de Promoción de Warner Music.<br />
45
46<br />
Entrevista<br />
cuatro
Fotografía: Nico Faig<br />
Los hermanos<br />
SEAN<br />
UNIDOS<br />
Con Pistas para volver a casa, su segundo film,<br />
pero su primero como directora à part entière,<br />
JAZMÍN STUART se presenta formalmente<br />
en sociedad como una cineasta sensible y<br />
con ideas propias<br />
POR Esteban Ulrich<br />
De hermoso rostro, Jazmín Stuart, deja por un rato su<br />
función de actriz para regresar sobre una de sus inspiraciones<br />
originales, la de dirigir. Luego de un proyecto en<br />
codirección, debuta como directora con Pistas para volver<br />
a casa, la historia de dos hermanos en crisis económica y<br />
existencial que se lanzan tras la huella de una madre abandónica<br />
y el botín perdido por su alucinado padre. Más que<br />
una cara bonita, una mujer que madura artísticamente con<br />
gracia y personalidad.<br />
–¿Cómo fue su formación? ¿Qué la influenció de<br />
chica para adoptar el camino artístico? Mi primer<br />
recuerdo de contacto con lo creativo es a los 5, 6 años<br />
cuando aprendo a leer y me sumerjo en el mundo de los libros.<br />
El primero que leí fue Annie, de Thomas Mehann<br />
y, a partir de ese momento, no paré de leer y de escribir<br />
mis propias historias. También empecé a diseñar historietas,<br />
a la manera de un storyboard intuitivo. A los 12 años<br />
empecé a a estudiar teatro; y al terminar la secundaria,<br />
entré a la carrera de dirección de cine en la FUC. A los<br />
21 años ya estaba graduada, pero en ese momento no se<br />
filmaba tanto; recién empezaba el “Nuevo Cine Argentino”,<br />
y, como yo necesitaba trabajar, empecé como actriz,<br />
en televisión. Fue difícil empezar, porque estaba llena de<br />
prejuicios, pero pronto descubrí que era un espacio donde<br />
aprender muchas cosas. No sólo como actriz, sino como<br />
directora, observando aciertos y errores de los directores<br />
con quienes trabajaba. Me desarrollé seis años en tiras televisivas,<br />
hasta que en un momento decidí parar ese ritmo<br />
y recuperar la intención de profundizar en la tarea narrativa.<br />
Empecé a ser más selectiva como actriz, priorizando<br />
roles en cine y en unitarios; y recuperé la iniciativa de dirigir.<br />
Primero en teatro, con mi obra La mujer que al amor<br />
no se asoma, luego al ganar el concurso de cortometrajes<br />
con Juego de grandes, después codirigiendo Desmadre y,<br />
finalmente, escribiendo y dirigiendo Pistas para volver a<br />
casa. Hoy siento que voy combinando las tres caras de una<br />
misma moneda: contar historias. Me siento afortunada al<br />
poder combinar mis tres oficios: escribir, actuar y dirigir.<br />
–¿Cuándo comienza a formarse en usted la idea de<br />
ser actriz? Desde chica. Mi mamá era profesora de expresión<br />
corporal. Mi papá era director de cine publicitario.<br />
En mi casa había muchas películas, discos, libros. Era un<br />
poco inevitable.<br />
–¿Cuáles fueron sus primeros encuentros con el<br />
cine? Desde muy chica también. Íbamos al cine, al autocine,<br />
y había un proyector de súper 8 en casa. Se veían<br />
muchas películas. Mi papá compraba libros en el exterior<br />
sobre cómo se filmaban películas como Alien o Blade Runner<br />
y yo los miraba fascinada.<br />
47
48<br />
–¿Con el teatro? Fue algo que apareció con más fuerza<br />
en la escuela primaria. Empecé a estudiar en la escuela<br />
de Hugo Midón, luego con Cristina Banegas, luego<br />
con Augusto Fernándes y finalmente muchos años con<br />
Julio Chávez. El teatro, como hecho artístico, fue un<br />
espacio de entrenamiento muy importante para mí. Además<br />
de aprender con estos maestros, que me entrenaron,<br />
completé mi formación con otras disciplinas, como danza<br />
contemporánea, acrobacia, canto lírico, improvisación...<br />
–¿Cómo llega a la televisión? A partir de la necesidad<br />
de trabajar, probando suerte. Verano del 98 fue el primer<br />
casting que hice para tele y quedé elegida el mismo día de<br />
la audición. Estaba aterrada. Tenía muchos prejuicios con<br />
la televisión. A partir de ahí, no paré de trabajar.<br />
–Me parece un punto importante en su carrera su<br />
trabajo en Los paranoicos, junto a Daniel Hendler.<br />
¿Cómo llega a ese proyecto? Gabriel Medina (el<br />
director de Los paranoicos) y yo habíamos sido compañeros<br />
en la carrera de Dirección Cinematográfica en la<br />
FUC. Y cuando Gabriel empezó a delinear ese proyecto,<br />
enseguida me contactó para proponerme que fuera Sofía,<br />
a lo cual accedí inmediatamente. Daniel Hendler entra<br />
inmediatamente después al proyecto para interpretar a<br />
Luciano y se genera una mística en rodaje, que transforma<br />
a Los paranoicos en una de las películas de culto del cine<br />
argentino.<br />
–¿Siente algo especial con respecto a ese trabajo?<br />
Justamente esa mística. Es muy fuerte y palpable cuando<br />
un director hace una película desde las entrañas. Este caso<br />
es uno de esos, y creo que nos contagió a todos con ese<br />
espíritu. En la película se ve, se siente, esa honestidad y<br />
ese impulso vital con que se filmó.<br />
–Luego llega a la dirección, ¿puede contar un poco<br />
cómo fue ese cambio y la experiencia de codirigir<br />
Desmadre? Desmadre es, originalmente, un proyecto<br />
impulsado por Juan Pablo Martínez, mi codirector en<br />
esa experiencia. Él estaba fascinado con la novela original<br />
de Guillermo Fadanelli y me propuso adaptar juntos<br />
la novela a guión. Le pareció que, para contar esa historia<br />
de una hija adolescente y su madre, necesitaba el punto<br />
de vista femenino que yo podía aportarle. Para mí fue una<br />
experiencia muy valiosa para perder ciertos temores y refrescar<br />
algunas herramientas de dirección. Necesitaba foguerame,<br />
volver a entrar en el clima de “detrás de cámara”<br />
y fue la oportunidad ideal. Pistas para volver a casa, ya es<br />
un guión propio y la dirigí sola. Pero creo que Desmadre<br />
fue el trampolín ideal para animarme.<br />
–¿Cómo aprendió el oficio de dirigir? Creo que todo<br />
lo que pude observar en mi vida, en danza, en música, en<br />
literatura, e incluso en la vida cotidiana, sirvió para formar<br />
mi ojo de directora, que todavía tiene mucho que aprender.<br />
Y la formación académica en la Universidad del Cine<br />
también fue clave. Sin embargo, estoy convencida de que<br />
para aprender a hacer películas, la mejor manera es hacer<br />
películas. No queda otra. Hay que salir a la cancha para<br />
aprender a jugar.<br />
–Imagino que habrá aprendido estudiando a los<br />
directores con los que ha trabajado también... Vi<br />
trabajar a muchos directores, pero absorbí con más atención<br />
las formas de filmar de colegas universitarios como<br />
Gabriel Medina o Nicolás Goldbart, al trabajar con<br />
ellos como actriz.<br />
–¿Cómo se relaciona con la escritura? Escribo siempre.<br />
Es una de las partes de este oficio de contar historias.<br />
Las épocas que paso escribiendo son de mucha introspección<br />
y me hacen muy bien, para retirarme por un rato<br />
de lo ruidoso de la actuación y la dirección. Lo disfruto<br />
mucho.<br />
–¿Qué películas la marcaron, qué libros u obras<br />
teatrales? En cuanto al abanico de mis referencias, siento<br />
que es demasiado amplio para describirlo ahora. Soy muy<br />
ecléctica a la hora de absorber influencias. Afortunadamente<br />
sigo teniendo el ojo intuitivo y visceral del espectador<br />
promedio. No analizo, dejo que me impacte lo que<br />
veo, leo o escucho. Y no me cierro a nada. No me gusta<br />
hacer charts de autores favoritos. Creo que haciéndolo<br />
existe el riesgo de obturar la mirada.<br />
–¿Cómo nace el proyecto Pistas para volver a casa?<br />
Tengo entendido que siendo usted hermana, hay<br />
un cierto paralelo entre su vida y este proyecto... La<br />
relación con mi hermano fue un disparador, pero luego la<br />
historia amplió sus horizontes ficticios hasta transformarse<br />
en la película que es hoy.<br />
–También pensaba si, al ser su primera película<br />
como única directora, no la siente como su verdadero<br />
debut. Definitivamente, esta película la siento mucho<br />
más propia que Desmadre. Tiene que ver con que es un<br />
guión mío, con muchas más certezas sobre los personajes,<br />
los conflictos, los tonos y el lenguaje cinematográfico.<br />
–¿Cómo llega al casting? ¿Qué actores tenía ya<br />
pensados de antemano, si los había, y cuáles surgieron<br />
después o le sorprendieron de alguna manera?<br />
Hugo Arana y Beatriz Spelzini siempre fueron los<br />
padres en mi imaginación. Con respecto a los protagonistas,<br />
tenías tres opciones de Dina y tres para Pascual, pero<br />
al conocer a Érica Rivas y Juan Minujín decantó rápidamente<br />
la decisión. Y hoy estoy feliz de tener esta dupla<br />
protagónica, que hizo un trabajo brillante.
–Algo que llama la atención de la película es el cuidado<br />
en el arte, por un lado en cuanto al tratamiento<br />
de color de la fotografía de Daniel Ortega, esos<br />
colores apagados... ¿Cómo llegó a ese concepto?<br />
Sobre todo para una historia que tiene cierta búsqueda<br />
humorística, género que suele inclinarse por<br />
los colores más estridentes... Para mí la comedia es más<br />
comedia en la medida en que se desprende de la tragedia.<br />
Esa visión “gastada” de los personajes y sus contextos me<br />
parecía clave para después poder desarrollar empatía, y<br />
reírnos “de” y “con” ellos. En ese sentido, tanto Verónica<br />
Romero (directora de arte), como Daniel Ortega<br />
(director de fotografía), supieron interpretar y enriquecer<br />
la visión que yo traía previamente.<br />
–También, y en un sentido similar, llama la atención<br />
la cuidada personificación loser tanto de Juan como<br />
de Érica... ¿Cómo se fue dando la construcción de<br />
estos personajes tan precisos como delicados? A<br />
ambos actores los conocía pero nunca había trabajado<br />
con ellos. Inmediatamente se entregaron a la búsqueda<br />
y caracterización de los personajes. Y en este sentido fue<br />
clave el aporte de Néstor Burgos (genio del maquillaje<br />
y el peinado, quien se destacó anteriormente en Relatos<br />
salvajes), y Roberta Pesci en el vestuario, que brilló en<br />
todas las películas de Daniel Burman y más. Entre todos<br />
fuimos encontrando, en cada detalle, a Dina y Pascual.<br />
–En cuanto al humor, resulta muy interesante ese<br />
juego entre la opacidad y los rayos solares esporádicos<br />
que se dan en la historia y los personajes. O sea,<br />
¿cómo se trabajó ese medio-tono humorístico? ¿Proviene<br />
de alguna otra obra? No tengo una referencia<br />
concreta. Fueron decisiones desde lo intuitivo, sabiendo<br />
que corría cierto riesgo al construir un camino tan sinuoso<br />
en cuanto a la búsqueda emocional de los tonos. Recién<br />
cuando empecé a ver proyecciones con público, tuve la<br />
certeza de que el espectador agradecía y disfrutaba de esa<br />
montaña rusa de géneros y climas.<br />
–En algún lado dijo: “Me di cuenta que un hermano<br />
es un documentalista de tu vida, un testigo, casi<br />
como un historiador omnipresente de tu historia”,<br />
en este sentido, ¿Pistas... sería una suerte de oda a la<br />
hermandad? Creo que sí. Revaloriza el vínculo fraterno y<br />
también la familia desde un lugar realista, falible, posible<br />
y humano.<br />
–¿Tiene otros proyectos entre manos para el futuro?<br />
Tengo una primera versión de mi próximo guión cinematográfico,<br />
que por el momento se llama La bestia. En paralelo,<br />
escribo una película de terror junto a Gabriel Medina,<br />
que él dirigiría y yo protagonizaría. Además, tenemos con<br />
Hernán Guerschuny (El crítico) un guión escrito en<br />
conjunto, que aparentemente estaríamos codirigiendo este<br />
año, y en el cual actuaría uno de los roles. Por último, fui<br />
convocada por Diego Fried para protagonizar su nueva<br />
película. Y en televisión, estamos esperando que tenga aire<br />
una comedia alucinante de Gabriel Nesc (Todos contra<br />
Juan y Días de vinilo), que protagonicé junto a Fernán<br />
Mirás, Gustavo Garzón, Damián Dreizik y Marcelo<br />
Mazzarello<br />
49
RECOMENDADOS<br />
LAS MIL Y UNA NOCHES<br />
Anónimo<br />
Planeta<br />
Una edición traducida directamente del árabe<br />
que acerca al lector los relatos que durante<br />
generaciones han alimentado la imaginación<br />
de jóvenes y adultos del mundo entero.<br />
El rey Schahriar decide vengar la infidelidad<br />
de su esposa casándose cada día con una<br />
joven virgen que es ejecutada a la mañana<br />
siguiente. La osada Scherezade desafía al<br />
rey con tan solo el poder de su palabra y el<br />
encanto de sus cuentos, que se prolongarán<br />
a lo largo de mil y una noches.<br />
PÁJARO DE CELDA<br />
Kurt Vonnegut<br />
La bestia equilátera<br />
El protagonista de esta novela, Walter F.<br />
Starbuck comienza a contar su vida a partir<br />
de lo que le fue sucediendo en cada año,<br />
inevitablemente unido a la historia de los<br />
Estados Unidos.<br />
Kurt Vonnegut se pasea con total libertad<br />
por el lado oscuro del siglo XX estadounidense<br />
y construye una sátira magistral sobre<br />
el poder y el dinero utilizando el sarcasmo,<br />
el ingenio, la invención, pero también la<br />
compasión y la ternura.<br />
PASOS DE BAILE<br />
Diana Bellessi<br />
Adriana Hidalgo editora<br />
Y que entres en mí/ poema pequeño/ que no<br />
sos de mí/ cuando tuya soy/ como lo es/ esa<br />
torcaz/ que sigue a otra/ por los fondos/ de la<br />
casa/ y se suspende todo/ menos la obsesión/<br />
de alcanzarte/ en la línea/ de vacío bajo el<br />
sol…<br />
Estos versos corresponden a “Ensalmo”,<br />
uno de los ochenta poemas que componen<br />
el último libro de Diana Bellessi, una de<br />
las más valoradas poetas argentinas de este<br />
tiempo.<br />
5o<br />
LA BIBLIOTECA SECRETA<br />
Haruki Murakami<br />
Libros del zorro rojo<br />
Un niño encerrado en los sótanos de una biblioteca<br />
es el disparador para hablar de miedos<br />
humanos como la existencia y la soledad.<br />
Al igual que en Sueños, el libro está ilustrado<br />
por la maravillosa Kat Menschik.<br />
“Tras el beso, mi mente había quedado muy<br />
trastornada, incapaz de hilvanar una sola<br />
idea. Pero, al mismo tiempo, mi ansiedad<br />
se había convertido en una ansiedad que ya<br />
no lo era todo. Y una ansiedad que en cierto<br />
modo había dejado de serlo era, en definitiva,<br />
una ansiedad poco digna de ser tomada<br />
en cuenta”.<br />
EL GATO QUE VENÍA DEL CIELO<br />
Takashi Hiraide<br />
Alfaguara<br />
Es la primera novela del poeta japonés, que<br />
ha sido traducida a un sinfín de idiomas y<br />
reconocida con numerosos premios. Es la<br />
historia de un gato que entra de improviso<br />
a la casa de una pareja que decidió alejarse<br />
de la agitación de Tokio, y se convierte en el<br />
centro de una intriga sutil. “Fue muy cruel<br />
que tuviese que morir cuando apenas había<br />
superado la treintena. Me doy cuenta ahora,<br />
pero aquel fue un tiempo en el que jugábamos<br />
inconscientes en la cresta de una ola<br />
entre la salud y lo irreparable”.<br />
CIENTÍFICOS SOBRE RUEDAS<br />
Autores varios<br />
El Ateneo<br />
Un grupo de científicos decidió transmitir<br />
sus conocimientos a través del humor y del<br />
lenguaje universal, que nada tiene que ver<br />
con lo académico y lo indescifrable. Los<br />
autores de este singular libro de ciencia son<br />
doce físicos, matemáticos, bioquímicos e<br />
ingenieros que se propusieron divulgar sus<br />
conocimientos sobre las distintas disciplinas.<br />
Desde hace algún tiempo se dedican a<br />
recorrer el territorio español explicando lo<br />
que saben mediante cómicos monólogos que<br />
ellos mismos escriben, los mismos que ahora<br />
decidieron plasmar en papel.
RANKING<br />
FICCIÓN NO FICCIÓN INFANTIL JUVENIL<br />
1. HOMBRES SIN MUJERES<br />
Haruki Murakami<br />
Tusquets<br />
1. CÓDIGO STIUSO<br />
Gerardo Young<br />
Planeta<br />
1. EL PRINCIPITO<br />
Antoine de Saint-Exupéry<br />
Salamandra<br />
1. DESTROZA ESTE DIARIO<br />
Keri Smith<br />
Paidós<br />
2. LAS MIL Y UNA NOCHES<br />
Anónimo<br />
Planeta<br />
3. CINCUENTA SOMBRAS MÁS<br />
OSCURAS<br />
E. L. James<br />
Grijalbo<br />
4. CINCUENTA SOMBRAS DE GREY<br />
E. L. James<br />
Grijalbo<br />
5. EL TEOREMA KATHERINE<br />
John Green<br />
Nube de tinta<br />
2. EN CAMBIO<br />
Estanislao Bachrach<br />
Sudamericana<br />
3. USAR EL CEREBRO<br />
Facundo Manes<br />
Planeta<br />
4. ÁGILMENTE<br />
Estanislao Bachrach<br />
Sudamericana<br />
5. LA ESPIRITUALIDAD Y LOS<br />
FAMOSOS<br />
Marcela Tauro<br />
Planeta<br />
2. ABREMENTE 7/8<br />
Editores de Catapulta<br />
Catapulta<br />
3. EL PRINCIPITO<br />
Antoine de Saint-Exupéry<br />
Emecé<br />
4. ABREMENTE 5/6<br />
Editores de Catapulta<br />
Catapulta<br />
5. GATURRO 23<br />
Nik<br />
De La Flor<br />
2. ¿Y SI QUEDAMOS COMO AMIGOS?<br />
Elizabeth Fulberg<br />
Alfaguara<br />
3. SALSEO GAMER<br />
Alexby11, Mangel y Sr. Cheeto<br />
Planeta<br />
4. FANGIRL<br />
Rainbow Rowell<br />
Alfaguara<br />
5. CAÍDOS DEL MAPA<br />
María Inés Falconi<br />
Quipu<br />
51<br />
MÚSICA<br />
1. LAS MIL Y UNA NOCHES<br />
Varios intérpretes<br />
Sony<br />
2. REBEL HEART (2CD SUPER DELUXE)<br />
Madonna<br />
Universal<br />
3. A QUIEN QUIERA ESCUCHAR (DELUXE)<br />
Ricky Martin<br />
Sony<br />
4. 500 NOCHES PARA UNA CRISIS (2CDS + DVD)<br />
Joaquín Sabina<br />
Sony<br />
5. PARÍS<br />
Zaz<br />
Warner<br />
PELÍCULAS<br />
1. EL LIBRO DE LA VIDA<br />
Jorge R. Gutiérrez<br />
20th Century Fox<br />
2. JUNIOR EXPRESS - EL TEATRO<br />
N/D<br />
Walt Disney<br />
3. AL FILO DEL MAÑANA<br />
Doug Liman<br />
Warner<br />
4. MALÉFICA<br />
Robert Stromberg<br />
Walt Disney<br />
5. 101 DÁLMATAS + 101 DÁLMATAS 2<br />
N/D<br />
Walt Disney<br />
Esta información comprende los libros (ficción/no ficción/infantiles/juveniles), CDs y películas más vendidos en todos los puntos de venta del Grupo ILHSA entre el 9/3/15 y el 15/3/15.
Federico Moura, líder de Virus<br />
Música<br />
alternativa<br />
Lo que queda<br />
DEL DÍA<br />
La placa Rock Nacional 80-90 (Sony Music)<br />
rescata algunos de los sonidos más estridentes y<br />
vasodilatadores de una época confusa,<br />
donde la euforia disimulaba duelos góticos<br />
de criaturas trágicas<br />
POR Sergio Varela<br />
Hubo un tiempo que no fue hermoso. En el que los vampiros<br />
vivían en Avellaneda o Belgrano, pisaban la madrugada por<br />
Avenida Corrientes y llamaban “atardecer” a la salida del sol.<br />
Los góticos que “usaban sobretodo negro hasta en noviembre<br />
para parecerse a los ángeles de Wenders” podían ser perfectamente<br />
confundidos con las atormentadas criaturas de un relato<br />
de terror. De hecho, a su manera lo eran, pero en la vida real.<br />
Herederos de la cultura del ajenjo parisino o de la euforia del<br />
charleston alcoholizado de Scott Fitzgerald, distorsionaban<br />
sus sentidos con sustancias de todo grupo y factor, y la fiesta y<br />
el descontrol eran su rutina. En ese período conocido vagamente<br />
como “los 80” (aunque designe una década, el movimiento<br />
cultural se expresó en todo su potencial desde 1987), las 5W del<br />
periodismo (“qué, quién, cómo, dónde, cuándo”) tenían a cada<br />
despertar entre cefaleas un jocoso correlato desorbitado (“dónde<br />
estoy”, “qué pasó”, “qué tomé”, “vos quién sos”).<br />
Había un sentido bastante lógico de desahogo en aquellos excesos<br />
trasnochados. Después de la larga noche de la dictadura militar,<br />
incluida una guerra filicida contra una potencia de la OTAN,<br />
los sobrevivientes se bebían la vida de un sorbo, con un impetuoso<br />
espíritu punk de ausencia de cálculo a futuro, como en una<br />
violenta “vuelta olímpica” de egresados del colegio nacional.<br />
Esa época tuvo sus héroes y sus mitos. Fue un tiempo de malditos,<br />
en tanto trágicas criaturas que acarreaban –ajenos a toda<br />
voluntad– la maldición de haber nacido en un momento histórico<br />
de lo más ominoso e ineludible en sus garras caprichosas, que<br />
transformaban a sus víctimas en aleatorios juguetes del destino.<br />
Esa época tuvo su moda, difundida por el mundo en los diseños<br />
de Dianne Westwood, la verdadera creadora del punk, que<br />
primero fue hábito y después sonido. Tuvo su estética expresionista<br />
impresa en blanco y negro por los ángeles de Wim Wenders<br />
en El cielo sobre Berlín, hasta convencer al más escéptico<br />
de que “la realidad es en colores, pero el blanco y negro es más<br />
realista”. Y tuvo su correlato local, sobre todo en el teatro de<br />
vanguardia y la música.<br />
Rock Nacional 80-90 es una placa que recopila algunos de los<br />
fragmentos más inspirados del sonido de la furia y el alivio de<br />
aquellos tiempos de euforia y surrealismo. Allí están desde Virus,<br />
un grupo emblemático de la androginia glam cuyo nombre<br />
refería a la maldición del HIV recién descubierto, con su “Amor<br />
descartable”, hasta la testosterona barrial de Adrián Otero<br />
cantando con una galantería renacentista a la “flor más bella” de<br />
la mujer como objeto de culto (con perdón por lo de “objeto”).<br />
Ecos de una noche de euforia y lujuria, de distorsión que enfocaba<br />
la realidad más cruda. Como ese “Spaghetti del rock” de los<br />
Divididos, emergentes a su vez del legendario Sumo, ese hito liderado<br />
por Luca Prodan y su repulsión a “Los viejos vinagres”.<br />
También está el “Rock del gato”, de Los Ratones Paranoicos, ese<br />
ritual sensual y festivo, más cercano a<br />
los 90, como quien festeja con tono<br />
merecidamente erótico haber sobrevivido<br />
también a la noche maldita de la<br />
fiesta de los vampiros con algo de sangre<br />
en el gin-tonic.<br />
Un disco monumental y documental,<br />
para escuchar con el alma y la piel<br />
53
Música<br />
clásica<br />
Alexander Scriabin,<br />
EL MíSTICO<br />
En el centenario del fallecimiento del gran músico, recordamos sus obras,<br />
su genio y sus ambiciosas ideas sin concretar<br />
POR Nadia Koval<br />
54<br />
¿Tienen las artes el poder de transformar la conciencia de la<br />
gente y elevar el espíritu humano hasta las máximas alturas?<br />
Alexander Scriabin estaba convencido de que sí. Percibía<br />
la música como una manifestación superior de energía que<br />
tiene la capacidad de influenciar el mundo interior de las<br />
personas. León Tolstoi describía el arte de Scriabin como<br />
“la expresión sincera de un genio”. Pero según el biógrafo del<br />
músico “Nadie era más famoso que él durante la vida, y pocos<br />
fueron ignorados más rápidamente después de la muerte”.<br />
Alexander Scriabin nació en Moscú, el 6 de enero de 1872<br />
(25 de diciembre de 1871 según el calendario Juliano), en una<br />
familia aristocrática. El hecho de haber nacido en Navidad,<br />
fue para el futuro compositor no sólo una simple coincidencia<br />
sino el signo de una gran importancia espiritual. Cuando<br />
Sasha (diminutivo del nombre Alexander) tenía sólo un año<br />
de edad, su madre, que era una talentosa pianista, falleció de<br />
tuberculosis. Después de su muerte, su padre, un diplomático,<br />
partió hacia Turquía, dejando al niño con su abuela y su<br />
tía. La tía Lyubov fue la primera persona que introdujo a<br />
Scriabin al mundo de la música enseñándole a tocar el piano.<br />
Pronto este instrumento se convirtió en el objeto de su adoración<br />
y en su amigo para toda la vida.<br />
De acuerdo con la tradición familiar, en el año 1882 a Alexander<br />
lo enviaron a recibir la formación militar en el Cuerpo de<br />
Cadetes. Un año más tarde, él dará allí su primer concierto<br />
público. En 1887 ingresó al Conservatorio de Moscú para<br />
estudiar piano y composición. Sus pedagogos fueron los compositores<br />
Antón Arenski, Sergei Taneyev y Vasili Safonov.<br />
En 1892, se graduó con medalla de oro como pianista.<br />
No pudo completar los estudios de composición debido a las<br />
fuertes diferencias de personalidad y opinión musical con<br />
Arenski (cuya firma fue la única que faltaba en el certificado<br />
de graduación de Scriabin).<br />
Inspirado por Chopin, las primeras composiciones de Scriabin<br />
eran lustrosos ejemplos de la música romántica para piano.<br />
Después de lesionarse la mano derecha ensayando, Scriabin<br />
se dedicó a componer obras para orquesta. Paralelamente<br />
estaba trabajando como profesor del Conservatorio moscovita<br />
en el período entre 1898 y 1903.<br />
En 1903, repentinamente abandonó a su esposa Vera y a sus<br />
cuatro hijos y realizó una serie de viajes por Italia, Suiza y<br />
Bélgica junto a su joven admiradora Tatiana Schloezer.
Durante su estancia en Lausana compuso su Quinta Sonata<br />
para piano y terminó el Poema del éxtasis para orquesta, que<br />
logró estrenar en 1908 en Nueva York. Por aquellas fechas<br />
entró en contacto con Sergei Koussevitzki, reconocido<br />
director de orquesta que decidió convertirse en su representante.<br />
Fue él quien convenció al compositor de que regresara<br />
a Moscú en 1909 y estrenara en Rusia su Poema del éxtasis.<br />
El gran éxito que obtuvo la obra tanto en Moscú como en San<br />
Petersburgo, convirtió a Scriabin en uno de los compositores<br />
de vanguardia más importantes de su país.<br />
La lectura de Friedrich Nietzsche y Emmanuel Kant,<br />
el acercamiento a los círculos teosóficos y el contacto con el<br />
simbolismo ruso lo empujaron a buscar en la música la interpretación<br />
de conceptos filosóficos y místicos superiores. Después<br />
de 1908, se dedicó de manera casi obsesiva y exclusiva a<br />
la exploración de las posibilidades de su “acorde místico”. Lo<br />
utilizó en su obra más conocida Prometeo: el poema del fuego.<br />
La elección del héroe, que roba el fuego de los dioses, no fue<br />
accidental para Scriabin porque para él el fuego significaba la<br />
energía del Universo, el mayor principio creativo.<br />
Scriabin tenía un extraño don de la sinestesia que le permitía<br />
asociar sonidos musicales con colores. De este modo,<br />
afirmaba que, por ejemplo, la tonalidad de Fa mayor tiene<br />
el color rojo oscuro, la de Re mayor es de color dorado y la<br />
de Fa sostenido mayor es azul. De acuerdo con este sistema<br />
de luz y sonido, los principales colores del Prometeo fueron<br />
de la gama azul-violeta que coinciden con los colores de las<br />
destacadas obras del Siglo de Plata: el cuadro Demonio del<br />
pintor ruso Mikhail Vrubel y el poema Desconocida del<br />
poeta Aleksander Blok. Además de aumentar la cantidad<br />
de integrantes de la orquesta, el uso de las campanas y el<br />
coro. Prometeo fue compuesto para el clavier a lumieres, un<br />
instrumento de teclado cuya función se basaba en producir<br />
luces de colores combinados con los sonidos. Desafortunadamente<br />
este instrumento existió solamente en teoría, nadie<br />
pudo realizar la idea del compositor exactamente. La primera<br />
interpretación de Prometeo, con la proyección de luces, tuvo<br />
lugar en Nueva York en 1915. Con el desarrollo técnico, varias<br />
orquestas experimentaron con la producción de esta obra.<br />
En los últimos años de su vida Scriabin estuvo inmerso en el<br />
trabajo de su más ambicioso proyecto llamado Mysterium.<br />
La ejecución de esta grandiosa obra estaba planificada para<br />
la India. Un templo cosmopolita tenía que ser construido con<br />
la forma de un semicírculo que acogería 2000 personas sin<br />
ninguna distinción entre la audiencia y los intérpretes. Amaneceres<br />
y puestas de sol iban a ser incorporados en la obra y<br />
enormes campanas tenían que estar “suspendidas de las nubes<br />
sobre el Himalaya” en la imaginación del compositor.<br />
Lamentablemente la muerte prematura de Scriabin, el 27 de<br />
abril de 1915 a la edad de 43 años, dejó sin realización todos<br />
sus planes creativos: una erupción en su labio se infectó y la<br />
infección se expandió por todo su cuerpo. Su tumba se encuentra<br />
en el Cementerio Novodevichi de Moscú<br />
RECOMENDADOS<br />
RECOMENDADO DE NOTA PRINCIPAL<br />
Vladimir Ashkenazy, Scriabin. Sinfonías completas<br />
Dentro de los últimos 25 años, el mundo occidental<br />
se ha vuelto lentamente hacia Alexander Scriabin. Tal<br />
vez a causa de la curiosidad o al incremento de la tolerancia,<br />
los intérpretes y el público parecen ansiosos<br />
de sumergirse en la música de Scriabin y explorar los<br />
temas originales, robustos y excéntricos que alimentaron<br />
su obra. Las tres sinfonías y el Concierto para<br />
piano, que se ofrecen bajo el liderazgo de Vladimir<br />
Ashkenazy, interpretadas por la Deutsches Symphonie<br />
Orchester de Berlín, son brillantes, deslumbrantes<br />
lecturas de la obra del compositor. Ashkenazy captura<br />
a Scriabin en toda su furia y pasión y conduce a los<br />
músicos a las más elevadas alturas de interpretación.<br />
NOVEDAD<br />
Joshua Bell, Bach<br />
El violinista Joshua Bell es uno de los violinistas más<br />
aclamados de la actualidad, conocido por su interpretación<br />
inteligente, elegante y expresiva. A lo largo<br />
de las últimas tres décadas ha grabado más de cuarenta<br />
álbumes que incluyen gran parte del repertorio<br />
para violín. Sony Classical ha grabado recientemente<br />
a Bell interpretando obras maestras de J. S. Bach<br />
junto a The Academy of St. Martin in the Fields. En la<br />
tercera temporada como director musical, Bell interpreta<br />
los sublimes Conciertos N°1 y N°2 para violín,<br />
junto a “Chacona” de la “Partita N°2” y la universalmente<br />
admirada “Aria para la cuerda de Sol”.<br />
PARA ARMAR SU COLECCIÓN DE MÚSICA CLÁSICA<br />
Carl Orff, Carmina Burana/Simon Rattle (DVD)<br />
Carmina Burana es una cantata escénica del siglo<br />
XX compuesta por Carl Orff entre 1935 y 1936, utilizando<br />
como texto poemas medievales. Se trata de<br />
una colección de cantos goliardos de los siglos XII y<br />
XIII reunidos en un manuscrito encontrado en Benediktbeuern<br />
(Alemania) en el siglo XIX. La cantata se<br />
estrenó el 8 de junio de 1937. La obra se compone<br />
principalmente de versos en latín aunque cuenta con<br />
fragmentos en alemán y provenzal antiguo. Su fragmento<br />
más conocido es el O Fortuna, que constituye<br />
la primera parte del preludio y que se repite al final<br />
de la obra.<br />
LIBRO RECOMENDADO<br />
Carlos Prieto, Dmitri Shostakóvich. Genio y drama<br />
Dmitri Shostakóvich ha sido una presencia permanente<br />
en la carrera de Carlos Prieto como violonchelista.<br />
En este libro, el músico mexicano hace un relato<br />
único de uno de los compositores más enigmáticos<br />
del siglo XX, retratando las agitadas épocas en que<br />
vivió. La obra, además de un texto introductorio a<br />
cargo de Jorge Volpi y de una serie de apéndices que<br />
dan cuenta de la obra completa del compositor, incluye<br />
un link para que el lector descargue dos obras<br />
de Shostakóvich, interpretadas por Carlos Prieto.<br />
55
Semblanza<br />
uno<br />
Artaud,<br />
la bandera<br />
CALCINADA<br />
Poeta, dramaturgo, ensayista,<br />
novelista, director escénico, actor<br />
y maldito<br />
56<br />
POR Nancy Giampaolo<br />
Nació en Marsella, Francia, el 4 de<br />
septiembre de 1896 y lo llamaron Antoine<br />
Marie Joseph Artaud. Poeta,<br />
dramaturgo, escritor, guionista, director<br />
de teatro y actor, se consolidó, después<br />
de su muerte en marzo de 1948, como<br />
un favorito del público joven. “El grito<br />
de Artaud –dijo André Breton– parte<br />
de las cavernas del ser. Para siempre<br />
la juventud reconocerá como suya esa<br />
bandera calcinada”.<br />
Fue adicto al opio y escribió a favor y<br />
en contra de las drogas. Se peleó con<br />
otros artistas de su tiempo, fue pobre al<br />
punto de no tener para comer y escribió<br />
infinidad de páginas. Se metió de lleno<br />
en las experiencias con alucinógenos<br />
junto a los Tarahumaras<br />
de Méjico,<br />
país al que viajó “casi sin dinero y decidido<br />
a todos los riesgos para cambiar<br />
de vida”, al cumplir los 50 años. Diagnosticado<br />
de esquizofrenia, adicto y<br />
compulsivo, pasó largos periodos en clínicas<br />
para enfermos mentales, pero es<br />
tomado como una importante influencia<br />
para pensadores de su país, como Deleuze<br />
y Guattaridre. Breton también<br />
reflexionó en ese sentido durante<br />
una entrevista que le hicieron en 1959:<br />
“La enfermedad de Artaud no fue de<br />
aquellas que entrañan, en un sentido<br />
psiquiátrico, un déficit intelectual. Es<br />
un error demasiado expandido<br />
creer que en semejante caso<br />
la ideación está comprometida a fondo y<br />
que todos los territorios que dependen<br />
de ella están alterados. Nada es tan simple.<br />
En cuanto a Artaud, hay grandes<br />
extravíos de juicio acerca de los fines<br />
últimos, extremas violencias espumando<br />
en un total desenfreno verbal, manifestando<br />
una tensión interna de la especie<br />
más punzante ante la cual nada impedirá<br />
que nosotros seamos estremecidos<br />
durante mucho tiempo. En el estado<br />
actual de nuestros conocimientos, demasiado<br />
ambicioso sería querer explicar<br />
por qué efecto de conjuración “en espejo”,<br />
Artaud, poco antes de morir, ha<br />
podido realizar la obra hiper lúcida, la
obra maestra indiscutible que es su Van<br />
Gogh le suicidé de la société (Van Gogh<br />
el suicidado de la sociedad)”.<br />
Artaud se metió con la mayoría de los<br />
géneros literarios, utilizándolos como<br />
caminos hacia un arte absoluto y “total”.<br />
Inventó El teatro de la crueldad y trabajó<br />
en 22 películas, durante los años<br />
20 y 30, entre las que reluce La pasión<br />
de Juana de Arco de Carl Theodor<br />
Dreyer. Su obra se conoce en el ámbito<br />
académico al tiempo que interpela<br />
lo popular. Lo reivindicaron músicos<br />
de la vanguardia estadounidense de la<br />
postguerra como John Cage y nuestro<br />
Luis Alberto Spinetta le puso su<br />
nombre a uno de sus mejores discos.<br />
“Yo reclamo películas<br />
espeluznantes”<br />
Como con tantas otras cosas, el vínculo<br />
de Artaud con el cine es frecuentemente<br />
contradictorio. Como actor,<br />
Napoleón, de Abel Gance es otro<br />
de sus hitos, pero nunca tuvo papeles<br />
realmente importantes, ni premios, ni<br />
alfombras rojas, ni fans. Como teórico<br />
planteó nuevos problemas, pergeñó<br />
varias teorías divergentes y se animó a<br />
anticipar el futuro. “El cine reclama los<br />
temas excesivos y la psicología minuciosa<br />
–escribió–. Exige la rapidez, pero sobre<br />
todo, la repetición, la insistencia, la<br />
vuelta sobre lo mismo. El alma humana<br />
desde todos sus aspectos”. Comparándolo<br />
con el teatro, acentuó su vocación<br />
surrealista: “Si el cine no está hecho<br />
para traducir sueños o todo lo que en<br />
la vigilia se emparenta a los sueños, no<br />
existe. Nada le diferencia del teatro”.<br />
Y miró hacia adelante sin sentirse subyugado<br />
por la técnica: “…en un futuro<br />
próximo se llegará al cine en relieve, y<br />
aún en colores. Pero éstos no pasan de<br />
ser medios accesorios que no pueden<br />
añadir gran cosa a los que es el sustrato<br />
más específico del cine, que hace de él<br />
un lenguaje, al mismo nivel que la música,<br />
la pintura o la poesía”.<br />
Cuando René Clair le preguntó:<br />
“¿Qué tipo de películas te gustan?”, respondió:<br />
“Me encanta el cine. Me gustan<br />
todo tipo de películas. Pero todavía hay<br />
que crear todo tipo de películas. Creo<br />
que el cine puede ser un cierto tipo de<br />
cine: aquel en el que se han utilizado todos<br />
los medios sensuales de las películas<br />
de acción.” Y cuando Clair le preguntó<br />
sobre el tipo de películas que le gustaría<br />
crear, dijo: “Yo reclamo películas espeluznantes,<br />
películas poéticas, filosóficas,<br />
psicológicas”. En 1933, acusó en una<br />
columna periodística: “El mundo del<br />
cine es un mundo muerto, ilusorio. El<br />
mundo del cine es un mundo cerrado,<br />
sin relación con la vida”.<br />
Uno de sus planes cinematográficos<br />
fue la adaptación de El mayorazgo de<br />
Ballantrae de R. L. Stevenson. Promocionó<br />
el proyecto como “un aporte<br />
personal” con “un relieve especial sobre<br />
el espíritu de ciertas escenas” de las<br />
escritas por el escocés y no tuvo éxito.<br />
Aunque sus sinopsis y propuestas estéticas<br />
espantaran a los eventuales productores<br />
por raras y alocadas, la relación de<br />
Artaud con la cultura popular no empieza<br />
en la reivindicación post mortem que<br />
pudieron hacer de él el rock o el video<br />
arte. Al menos como espectador, Artaud<br />
elogiaba el trabajo de autores muy lejanos<br />
a la alta cultura como los hermanos<br />
Marx, cuya ópera prima, Animal<br />
Crackers, juzgó como “extraordinaria” e<br />
indiscutiblemente surrealista.<br />
En lo concerniente a la dirección, el<br />
guión y la producción de películas, las<br />
cosas nunca dejaron de ser complicadas<br />
para Artaud y el saldo más concreto se<br />
llama La coquille et le clergyman. Es la<br />
única película escrita por él que llegó<br />
a filmarse, pero que no pudo dirigir,<br />
recayendo la responsabilidad en Germanine<br />
Dulac, una directora también<br />
francesa y tachada de feminista. El estreno,<br />
en 1928 (un año antes del de Un<br />
perro andaluz (de Luis Buñuel y Salvador<br />
Dalí) fue escandaloso, como<br />
se acostumbrara entre los surrealistas.<br />
Los incidentes fueron originados por<br />
Artaud, que al mediar la proyección,<br />
fue expulsado de la sala por insultar a<br />
los gritos. Después de ver ese film, dio<br />
un volantazo en sus opiniones, avaló lo<br />
hecho por Dulac y acusó a Buñuel de<br />
plagio<br />
<strong>57</strong><br />
Artaud interpretando a Marat en una escena de Napoleón, de Abel Gance (1927)
58<br />
Semblanza<br />
dos
El<br />
mago<br />
Luego de 23 años de<br />
ausencia, ALEJANDRO JODOROWSKY, el gurú<br />
chileno, deja por un rato los cómics, el Twitter,<br />
la psicomagia y el tarot para regresar al cine con<br />
La danza de la realidad<br />
POR Esteban Ulrich<br />
Érase una vez los años 70 en Nueva York. Cuenta la leyenda<br />
que cuando John Lennon fue a ver El topo junto a Yoko<br />
Ono, al salir de la función de trasnoche quedó tan impresionado<br />
que le pidió a Allen Klein, su mánager en Apple en<br />
aquel momento, que comprara los derechos de la película<br />
de un ignoto Alejandro Jodorowsky. Fundador de esta<br />
manera de ese mítico circuito nocturno de cine de culto neoyorkino,<br />
el film se mantuvo en cartel durante un largo tiempo,<br />
permitiendo que otros famosos de la época pasaran por<br />
la proyección del western spaghetti metafísico inclasificable,<br />
Andy Warhol y Dennis Hopper, quien a raíz de esto lo<br />
llamó para editar su película de 1971, The Last Movie, entre<br />
otros. El mismo Klein luego aportaría el dinero y produciría<br />
La montaña mágica, su siguiente película.<br />
Alejandro Jodorowsky nació en Iquique, Chile, el 7 de febrero<br />
de 1929, en el seno de una familia de origen ucraniano<br />
y judío que huyó hacia Chile de los progroms del Imperio<br />
ruso. Fue un niño prodigio, a los cuatro dicen que su primera<br />
palabra fue “ojo”, que ya leía y que a los nueve ya había<br />
devorado todas las novelas de aventuras de la biblioteca<br />
municipal. A los diecinueve años descubre a Franz Kafka y<br />
a Fiodor Dostoievski.<br />
Su padre, un hombre ríspido y al que nunca logró amar,<br />
le hizo pasar una infancia dura. A pesar de que lo quería<br />
estudiando medicina, el joven Alejandro tenía otros planes,<br />
y luego de pasar por la Universidad de Santiago, de crear un<br />
teatro de marionetas y de trabajar como payaso de circo, en<br />
1953 viaja a París, para estudiar mimo con Marcel Marceau.<br />
Según él mismo la ultrafamosa mímica de la pared<br />
invisible, que hemos hecho todos alguna vez, la imaginó<br />
él para el maestro y se llamaba La jaula. “Fui a parís para<br />
hacer tres cosas. Tenía 23 años y quería trabajar con Marcel<br />
Marceau porque amaba el mimo, quería también estudiar<br />
con los filósofos en la Sorbona, y también porque quería<br />
sumarme al movimiento surrealista de André Breton.<br />
Hice las tres cosas. Trabajé con Marceau durante varios años,<br />
escribí pantomimas para él –la mejor que escribí se llamó La<br />
jaula (sí, las de las manos que se encuentran con una pared<br />
invisible). Luego estuve dos años con Breton durante los<br />
últimos momentos del grupo surrealista y estudié filosofía en<br />
la Sorbona. Después hice lo que quise, comencé a hacer mi<br />
propia vida”. 1<br />
Luego de trabajar con la puesta en escena de un espectáculo<br />
de Maurice Chevalier y de realizar su primer cortometraje,<br />
La corbata (19<strong>57</strong>), en donde filma una pantomima,<br />
Jodorowsky crea en 1962 el grupo Pánico junto a Roland<br />
Topor y Fernando Arrabal, un poco en reacción al movimiento<br />
surrealista, y en ese marco comienza un ida y vuelta<br />
entre México y Francia, haciendo teatro alternativo, creando<br />
el cómic Fábulas Pánicas y llegando así, en el país de Zapata,<br />
a su primer largometraje, una historia de amor surrealista<br />
titulada Fando y Lis (1968), basada en una obra teatral de<br />
59
Arrabal, que luego de su estreno en el festival de Acapulco<br />
causó un escándalo tan grande en la sociedad mexicana que a<br />
pesar de haber sido defendida por Roman Polanski, quien<br />
se encontraba allí, no pudieron evitar que fuera bajada de<br />
cartel. En el país centroamericano también filmaría enseguida<br />
El topo (1970) y La montaña sagrada (1973), esta última<br />
con financiación y distribución del antes mencionado Allen<br />
Klein, con quien se pelearía luego a muerte. En 1975 regresa<br />
a Francia para encarar un ambicioso proyecto que quedaría<br />
trunco, casi a esta altura una película maldita como las<br />
hay varias en la historia del cine: Duna. La misma que años<br />
más tarde terminaría realizando un tal David Lynch para<br />
producir uno de los mayores fracasos económicos que viera<br />
el séptimo arte. La versión de Jodorowsky incluía la participación<br />
de Orson Welles, Salvador Dalí y Pink Floyd<br />
en la banda de sonido, y a talentosos dibujantes como H. R.<br />
Giger (quién luego haría el arte de Alien), Dan O’Bannon<br />
y Jean “Moebius” Giraud. De este proyecto sólo quedaron<br />
los materiales de preproducción, más que nada dibujos, que<br />
no hace mucho fueron motivo de una muestra de arte en<br />
Europa y de un documental. Aquí comienza la etapa “oscura”,<br />
si se quiere, de Alejandro, o más bien “oculta”, en la que<br />
comienza a retrotraerse a su mundo de dibujos, happenings y<br />
artes ocultas como el tarot.<br />
De todas formas, otros tres films verán la luz: Tusk (1980),<br />
la película de horror alucinado Santa Sangre (1989) y la<br />
superproducción obviamente fallida de El ladrón del Arcoiris<br />
(1990), con Omar Sharif y Peter O’Toole. Durante<br />
estos años, en paralelo escribirá una serie de novelas gráficas<br />
de ciencia ficción a su estilo, entre las que se destacan The<br />
Adventures of John Difool y El Incal (1981-1989), que<br />
para muchos puede ser considerada la mejor novela gráfica<br />
jamás realizada. En este sentido, otras de sus obras fueron<br />
Technopriests y Metabarons y en cuanto a sus novelas,<br />
que debieron esperar a los años noventa para ver la luz en<br />
castellano se cuentan: El loro de siete lenguas (1991), Las<br />
ansias carnívoras de la nada (1995), Donde mejor canta un<br />
pájaro (1992), El niño del jueves negro (1999) y Albina y los<br />
hombres-perro (1999). También publicó libros sobre sus búsquedas<br />
espirituales, que lo llevaron a desarrollar un sistema<br />
llamado psicomagia o psicochamanismo, para los que toma<br />
de manera caprichosa cosas tanto de la alquimia como del<br />
tarot, el budismo zen y el chamanismo. Cuando le preguntan<br />
sobre su consultoría psicomágica, el gurú contesta: “Tú haces<br />
psicoanálisis y te das cuenta de que estás enamorado de tu<br />
padre y quieres hacer el amor con él. Ese es tu problema. Así<br />
el psicoanálisis te dice que tienes un complejo de Electra y<br />
tú dices, “¿y ahora qué hago?”... Con el psicoanálisis hablas,<br />
pero ¿qué haces?, ¿sublimas?, ¿haces arte? No hay una<br />
verdadera solución. La psicomagia te da una solución, te<br />
propone realizar tu deseo de una manera metafórica. Haces<br />
el amor con tu padre, tienes un hijo con él, pero es un sueño.<br />
Lo haces. Sin juzgarte. ¿Quieres matar a alguien? OK. Matas<br />
a la persona, pero metafóricamente”.<br />
Jodorowsky es un ser alado, una suerte de hada madrina<br />
con barba y surrealista. Actor, director, escritor, dibujante,<br />
gurú, tarotista y psicodramista. Tal vez su obra más grande<br />
es su propia vida. Una vida de saltimbanqui metafísico hecha<br />
a golpes de arte, con la conciencia de un Buda y la alegría<br />
de un niño. Hoy, en los albores del siglo XXI lanza desde<br />
su cuenta de Twitter, máximas para la autorrealización, o al<br />
menos pequeñas píldoras poéticas lanzadas a la mar virtual<br />
6o
para que cada uno haga de ellas lo que quiera. Y veintitrés<br />
años más tarde, con casi todos sus films reeditados y remasterizados<br />
por él mismo en bellas ediciones de DVD,<br />
su leyenda comienza a tomar vuelo de nuevo. Desde que<br />
Marilyn Manson lo llamó para que oficiara de padre de<br />
ceremonia en su casamiento-performance con Dita Von<br />
Teese, Alejandro volvió a estar de moda. Su nombre cae<br />
bien cuando es lanzado en cualquier conversación que se<br />
pretenda “artística”, bandas trendy lo citan, MGMT, en el<br />
video de Time To Pretend, haciendo referencia a La montaña<br />
sagrada, Santigold en el de LES Artistes, también los Mars<br />
Volta, e incluso Kasabian. Y ahora, luego de varios amagues,<br />
regresa a la pantalla grande en nuestro país con La danza de<br />
la realidad (2012), un film autobiográfico con el que vuelve<br />
a su Chile natal para saldar cuentas con su padre y su pasado<br />
siempre fiel a su estilo: “El cine es una industria comercial.<br />
Hoy una película es valorada si hace mucho dinero. Yo<br />
declaro que quiero hacer una película que pierda dinero.<br />
¡En serio! ¡Quiero perder dinero! ¿Por qué? Porque no es la<br />
finalidad del arte hacer dinero. Hoy haces arte conceptual.<br />
Tratas de sorprender al público, pero no estás diciendo nada<br />
profundo sobre el alma humana. ¡Nada! Yo siempre pensé<br />
que el arte es una forma de sacrificio”.<br />
A los 82 años la mirada de Alejandro está más viva que nunca,<br />
seguramente también gracias a su mujer, una artista de<br />
37 años, Pascale Montandon, pero también a un espíritu<br />
que ve lo que otros, más jóvenes que él, no pueden: “[El<br />
Twitter es] una forma de expresión artística. Porque en él no<br />
hablo sobre mí. La expresión es limitada y sus mensajes se<br />
han transformado en los haikus de nuestro siglo. Lo uso para<br />
compartir ideas poéticas, filosóficas. Me parece que ayudo,<br />
respondo preguntas. Doy consejos, cosas así. Cuando comencé,<br />
la gente se reía de mí porque decían que era sólo para<br />
idiotas que escriben sobre lo que comen, sobre lo que hacen.<br />
Es una herramienta para políticos, celebridades, atletas, para<br />
hacer poemas e incluso filosofía. Me trataban de loco. Yo<br />
dije: ¡no! Es un arte. Haré un arte de él y lo hice”.<br />
Porque siempre hubo en su forma de hacer arte una misma<br />
intención libertaria: “El film es para ti lo que tú quieras<br />
que sea... Si eres chato el film será chato, si eres profundo<br />
el film será profundo”. Como muestra vaya esta respuesta<br />
cuando habla sobre cine puro, sobre la puesta en escena y<br />
sobre todo la famosa decisión de dónde poner la cámara, que<br />
supuestamente hace a todo director de cine: “Cuando hay<br />
un accidente, la cámara lo filma desde el punto de vista que<br />
puede, y es siempre correcto porque un accidente es algo<br />
terrible. Yo digo: construyamos un accidente y filmémoslo,<br />
no importa tanto desde dónde, estará bien. Lo importante no<br />
es la cámara. El estudiante de cine, el joven de hoy a la hora<br />
de hacer un film, comienza pensando sobre dónde pondrá la<br />
cámara, cómo la moverá, porque no tiene nada que decir. El<br />
único mundo que tiene se encuentra en otras películas. No<br />
está alimentado, no está lleno. Para mí, la manera de hacer<br />
una película es controlar el accidente. El contenido. Uno no<br />
piensa en la manera en que lo filma. Y otra cosa: yo no muevo<br />
la cámara, muevo a los actores. Nunca muevo la cámara<br />
para mostrar algo. La cámara no existe”<br />
1. Extractos de una entrevista realizada en 2012 por Margaret Barton-Fumo.<br />
61
Werner Herzog y Klaus Kinski en el set de Cobra Verde (1987)<br />
Reseña<br />
62<br />
Herzog:<br />
se hace camino al andar<br />
La editorial Entropía acaba de editar un cuaderno de viaje que el gran director cinematográfico<br />
escribió en 1974<br />
POR Christian Kupchik<br />
Entre los muchísimos méritos que acumula el cineasta<br />
alemán Werner Herzog, hay uno que resulta incontrastable:<br />
ha agotado varias vidas sin, por fortuna, dar por<br />
terminada la presente. Nos remitimos a las pruebas. A<br />
saber, ha filmado con enanos y actores bajo hipnosis; convirtió<br />
en estrella a Bruno S., un muchacho hasta entonces<br />
encerrado en su autismo; tomó como escenarios para sus<br />
obras la Antártida y Siberia, el desierto de Australia Central<br />
y el Amazonas (donde se animó a subir un barco por<br />
una montaña), incluso las cuevas prehistóricas de Chauvet.<br />
Por si fuera poco, viene resistiendo relativamente bien a<br />
Hollywood y ha conseguido sobrevivir a su actor fetiche,
Klaus Kinsky, a quien lo unía una irreparable relación<br />
de amor-odio (en verdad, más odio que amor).<br />
Herzog parece estar siempre un paso más allá de todo, de<br />
cualquier límite, de cualquier frontera, incluida la muerte.<br />
La primera señal que dejó de ello fue un breve diario de<br />
viaje o cuaderno de apuntes que escribió antes de llegar<br />
a la treintena. En noviembre de 1974 el alemán recibió la<br />
llamada de un amigo de París que le comunicaba que Lotte<br />
Eisner, una institución del cine alemán (la primera<br />
difusora del expresionismo), además de mentora y amiga<br />
personal de Herzog, estaba al borde de la muerte. La respuesta<br />
no se hizo esperar: el director tomó una campera,<br />
una brújula y un bolso con lo estrictamente necesario y<br />
salió a la carretera para unir los casi mil kilómetros que<br />
separan a Munich de París. Pero le añadió a su travesía<br />
un sentido místico: cubriría la distancia a pie y durante el<br />
tiempo que demandara el camino él tenía la certeza que su<br />
amiga se mantendría con vida.<br />
Era pleno invierno y el conjuro suponía un duro esfuerzo,<br />
además, en virtud del clima. La experiencia iba siendo<br />
documentada por Herzog en un pequeño cuaderno que<br />
accedió a editar por primera vez en 1978 bajo el título<br />
de Del caminar sobre hielo (Entropía, 2015). Se trata en<br />
verdad de un relato formidable, con una escritura bella y<br />
poética, lleno de agudas observaciones y reflexiones que<br />
exceden lo subjetivo y la anécdota personal. Habla en<br />
realidad de lo que la marcha ofrece, cómo potencia las<br />
capacidades de ver y pensar. Habla de lo que significa el<br />
sentido de las pruebas que muchas veces se autoimponen<br />
los hombres y la forma de superarlas. El periplo no fue<br />
fácil: debió enfrentar el frío, el viento, la tempestad violenta,<br />
las nubes bajas, la lluvia, el agua que chorrea, el granizo<br />
menudo y duro y la nieve ardiendo plena en el rostro,<br />
exponer el cuerpo al dolor, el agotamiento y, en ocasiones,<br />
la tentación de volver atrás, de rendirse, de interrumpirlo<br />
todo, de abandonar una convicción puesta en marcha por<br />
un sueño insensato y cambiar los lechos de heno en un<br />
granero por la seguridad de una cama cálida. No obstante,<br />
Herzog siguió adelante, a pesar de los peligros latentes y la<br />
inseguridad propia.<br />
Y no lo hizo únicamente por esa fidelidad que sentía por<br />
su vieja amiga. El paisaje comenzó a hablarle, lo invitó a la<br />
reflexión. Las impresiones nacidas de esta marcha larga y<br />
peligrosa son exquisitas, en la medida que exaltan la cantidad<br />
y variedad de ideas que sorprenden al caminante, estímulos<br />
imposibles de asimilar para el sedentario. Al caminar<br />
se redescubren formas y volúmenes invisibles, el olor<br />
de los campos resulta algo poderoso y nuevo a los sentidos.<br />
Surgen sonidos imposibles, el aire se llena de silbidos. El<br />
Herzog durante el rodaje del documental Grizzly Man (2005)<br />
caminante redescubre en soledad la infinita capacidad del<br />
silencio. Herzog confiesa volver a sentirse vivo hundido<br />
en lo profundo de un bosque tenebroso, donde el silencio<br />
sepulcral sólo era interrumpido por una ráfaga de viento.<br />
Se pregunta por los beneficios de la soledad y la respuesta<br />
se abre a intuiciones dramáticas del futuro. Los instantes<br />
de armonía perfecta, de euforia con él mismo, donde<br />
comprueba que el aire es de una pureza y de una frescura<br />
perfecta, ponen al lector también en camino.<br />
En este diario de viaje el paso de lo real a lo imaginario se<br />
sucede sin continuidad. Quizá sirva como clave para observar<br />
allí varias de las vidas que Herzog sigue agotando. Por<br />
momentos lo asalta una sed tan poderosa que siente sólo<br />
puede entregarse a ella: la sed por recorrer. El hombre<br />
que camina es soberano, irreductible, libre y, al mismo<br />
tiempo, frágil, anacrónico, mecánicamente imperfecto, físicamente<br />
hundido. Volátil, se vuelve inútil, pues comienza<br />
a ser<br />
Del caminar sobre hielo,<br />
de Werner Herzog.<br />
Entropía, 2014<br />
63
Entrevista<br />
cinco<br />
64<br />
“SOY<br />
un vago”<br />
MARTÍN PIROYANSKY estrenó Voley, su nuevo emprendimiento donde cumplió<br />
sus tres funciones: guionista, actor y director<br />
POR Silvana Moreno
“Lucho contra un vago que tengo adentro. En el fondo, soy<br />
muy vago. Siento que conviven en mí alguien muy trabajador<br />
y un vago total”. Pero martín Piroyansky no tiene nada de<br />
vago. Tiene 29 años y trabaja como actor desde muy chico<br />
(empezó en televisión, participando en Magazine for fai, hace<br />
veinte años, y es cara conocida en el cine, con películas como<br />
XXY, La araña vampiro y Vino para robar). También es muy<br />
prolífico como guionista y director independiente. Con o sin<br />
presupuesto, suele arreglárselas para hacer trabajos brillantes<br />
como la película Abril en Nueva York y las series Web Tiempo<br />
libre y el film animado Bar San Miguel (disponibles en martinpiro.com).<br />
Todos los sábados interpreta a un pelilargo extremo en la obra<br />
teatral Lunes cerrado y acaba de estrenar el film Voley, una<br />
comedia que por momentos se vuelve drama (enredos amorosos<br />
entre un grupo de veinteañeros que se van a pasar Año<br />
Nuevo al Tigre).<br />
Voley es una película muy Piroyansky (donde él es actor,<br />
director y guionista). Con temperatura veinteañera, tiene el<br />
sello de la frescura pero también el de la planificación más<br />
prolija (en diálogos, música, trama). Hay cruces inesperados<br />
de estéticas que pueden llevar a la carcajada en situaciones<br />
dramáticas.<br />
Con todos estos antecedentes, cuesta creerle lo de la vagancia,<br />
pero el cineasta/ actor/ guionista/ dibujante insiste: “Es<br />
que es eso lo que me hace hacer muchas cosas, el no querer<br />
ser un vago”.<br />
–Una buena táctica… Lo que más me satisface de todo es<br />
la concreción, el producto terminado. Ese momento donde<br />
termino algo me hace muy feliz. Entonces, me la paso creando<br />
algo nuevo para eventualmente terminarlo y ser muy feliz.<br />
Es muy desesperante cuando no termino algo. Quizás es un<br />
trastorno obsesivo-compulsivo, no sé. Le pongo mucho trabajo<br />
a las cosas y me busco muchos aliados que de alguna manera<br />
me hacen “endeudarme” y me obligan a terminar las cosas,<br />
justamente porque trabajaron conmigo. Me genero trampas<br />
para asegurarme eso. Si me pongo la meta de escribir una película,<br />
sólo sé que puedo tardar un montón de tiempo, pero si<br />
involucro a otros empieza a pasar otra cosa y tengo una fecha<br />
de cierre. Todo me sirve.<br />
–Voley es la primera película que escribe y dirige y se<br />
estrenó a lo grande... Sí. Ya tenía la experiencia de Abril<br />
en Nueva York, pero fue más como un experimento independiente<br />
que se estrenó y de repente tomó un lugar inesperado.<br />
Pero Voley es una película más clásica, otro tipo de cine, más<br />
organizado, con presupuesto, ensayo y un guión escrito antes<br />
de filmar.<br />
–Aunque también estuvo en casi todo... Sí, igual coescribí<br />
el guión con dos chicos más, con Ignacio Sánchez Mestre<br />
[el director y autor de la obra Lunes cerrado] y Rodrigo<br />
Moraes [co-autor de Tiempo libre].<br />
–¿Cómo llegó a producirla Patagonik? Presenté el guión<br />
en la productora, una de las más grandes que hay acá, porque<br />
desde hace diez años conozco, del medio, a Juan Vera, productor<br />
que lleva los proyectos en Patagonik. Había tenido una<br />
reunión con él cuando no había terminado de editar mi primer<br />
corto. O sea, yo había filmado un corto, se me había ocurrido<br />
dirigir, tuve una reunión con él y él me trató como a un<br />
director; me dijo: “Bueno, cuando tengas el corto, traémelo”.<br />
Y no se lo llevé. Después hice otro corto, No me ama, y tampoco<br />
se lo llevé. Pasaron los años y, no sé, yo no me la creí, la<br />
verdad. Tuve muchas reuniones en mi vida, y muy pocas son<br />
serias, siempre te dicen “dale” y qué sé yo… Pero él me lo<br />
estaba diciendo en serio. Entonces, una vez que tuve el guión<br />
de Voley se lo llevé y me dijo: “Bueno, dale, hagámosla”, así,<br />
sin mucha duda. Fue espectacular. Y hasta me dejó armar el<br />
elenco y el equipo técnico. Yo pensaba que los productores<br />
tomaban muchas decisiones por uno, pero acá no fue así,<br />
siempre me trataron muy bien y me dieron mucha libertad,<br />
como para que yo también trabajara con la gente con la que<br />
estuviera cómodo. Todo forma parte del combo: el equipo, el<br />
elenco… Y se armó la peli.<br />
–¿Toda la gente que elegió ya venía trabajando con<br />
usted? En cuanto a los técnicos, yo, como actor, siempre fui<br />
tomando nota en cada rodaje: “Bueno, me gusta éste que<br />
hace esto, me gusta aquel…” Y ahora finalmente pude convocarlos<br />
y estuvo buenísimo. Del elenco, en realidad, yo conocía<br />
cercanamente a Inés Efrón y a Violeta Urtizberea. Los<br />
demás (Chino Darín, Vera Spinetta y Justina Bustos)<br />
aparecieron por casting, y terminamos armando un grupo de<br />
amigos; nos juntamos a comer una vez al mes.<br />
-¿Qué es lo mejor que le encuentra a las tareas de guionista,<br />
director y actor? ¿Hay alguna que prefiera sobre<br />
las demás? Ser guionista es lo que más me cuesta de todo.<br />
Me gusta, pero lo disfruto y lo sufro a la vez. Dirigir es placer<br />
puro, obviamente es difícil pero lo disfruto mucho. Y actuar<br />
es para mí el terreno más conocido. Pero la novedad es la<br />
dirección, ahí es donde pongo toda la fuerza.<br />
–¿Cómo es su proceso de escritura? Solía tener un<br />
cuadernito y anotar todo, pero ahora el iPhone mató a los<br />
cuadernitos, entonces anoto las ideas en el teléfono. Tengo<br />
épocas donde anoto muchas cosas, épocas donde estoy en<br />
blanco; y otras, donde estoy expectante y veo cosas… Y eventualmente<br />
hay ideas que resisten el paso del tiempo y esas son<br />
las ideas que finalmente decido desarrollar y trabajar. Se me<br />
pueden ocurrir cosas y después me despierto al día siguiente<br />
y digo: “Mmm qué innecesaria idea”. Pero cuando una idea<br />
sobrevive, y se la sigue pensando y sigue interesando, creo<br />
que ahí hay algo interesante de verdad.<br />
-¿Cómo fue el sistema de trabajo entre los tres guionistas<br />
de Voley? Para mí lo más importante es la disciplina, que<br />
significa juntarnos a escribir diariamente, tres horas por día.<br />
Igual, el primer borrador lo escribí hace como cinco o seis<br />
años. La película se escribió durante el mismo año en que<br />
escribimos Tiempo libre. Con Rodrigo e Ignacio nos juntábamos<br />
todas las mañanas, durante todo el año, a escribir tanto la<br />
65
66<br />
película como la serie. Y yo necesito mucho un interlocutor,<br />
no me gusta mucho escribir solo. Necesito decir en voz alta<br />
lo que pienso, porque al decirlo en voz alta me activa algo y<br />
puedo escupir mejor las cosas. Me cuesta mucho el rebote<br />
conmigo mismo, necesito decir, necesito que sea en voz alta.<br />
Las ideas se me ocurren mucho más así que trabajando solo.<br />
–¿Y en cuanto a la tarea de director? Me fascina. Me<br />
quiero dedicar toda la vida a esto, descubrí que es lo que<br />
más me gusta, lo que más me completa. Me encanta actuar<br />
también, pero hay algo en la dirección donde me termino de<br />
apropiar, es distinto, es otra cosa. El actor es una herramienta<br />
para la visión de otra persona. Pero al dirigir estoy contando<br />
mi propio cuento como lo quiero contar. Es muy divertido, y<br />
aparte es inabarcable: una película tiene tantas capas y tantos<br />
frentes posibles que nunca se termina el trabajo, se puede<br />
pensar desde mil ángulos distintos.<br />
–¿Cuánto tiempo llevó el rodaje de la película? Cinco<br />
semanas. Fuimos al Tigre, vivíamos ahí en un hotel los días<br />
de semana y volvíamos a Buenos Aires los fines de semana.<br />
El plan fue bastante ajustado, no teníamos mucho tiempo<br />
para probar cosas, pero fue justo. En la mitad del rodaje me<br />
di cuenta de que faltaban escenas y las escribí, se pudieron<br />
hacer, por suerte, y son fundamentales para mí. Hasta son<br />
mis escenas preferidas. Me gusta estar atento a lo nuevo que<br />
pueda aparecer, me obsesiona no perderme chistes, ideas…<br />
Si uno está atento aparecen cosas que no están previstas en el<br />
guión. Sólo hay que estar abierto y escuchar qué proponen los<br />
demás, es un trabajo en equipo. Pero, bueno, eso exige cierta<br />
flexibilidad a nivel producción, es lo más complicado.<br />
–Es un poco dejarse llevar sin intentar controlar todo<br />
de antemano… Total. Eso es lo más desesperante del cine,<br />
eso de querer generar un momento de verdad y magia completamente<br />
artificial, porque se está inventando todo, se está<br />
poniendo la cámara, cortando de un plano a otro, se están<br />
haciendo un montón de cosas completamente artificiales<br />
intentando emular un momento de realidad. Eso es lo más<br />
impresionante del cine, lo más increíble, y no sólo eso, sino<br />
que cada una de esas perlas formen una narración y que uno<br />
como espectador transite distintos estados a lo largo de una<br />
película y que se trate de una progresión coherente. Es muy<br />
difícil de prever, lo importante es que todo eso esté en el<br />
guión, y leerlo mil veces hasta sentir que esa progresión existe.<br />
Igual, nunca termina funcionando como uno lo imagina.<br />
Pero, finalmente, me parece que todo se traduce en el tono<br />
de la película. Ahí es donde aparece la película, más allá de<br />
la historia que se cuenta. Uno empieza a ver una película y<br />
dice: “¡Ah! Esta película está en este tono y este es el humor<br />
que maneja y esta es la sensación que me genera”. Ese fue mi<br />
descubrimiento con Voley, cuando encontré el tono. Ahora,<br />
cuando pienso en escribir algo nuevo, mi única pregunta y mi<br />
único conflicto es cómo es el tono de la nueva película.<br />
–¿Cómo director se reconoce en un tono determinado?<br />
Creo que me interesaría investigar distintos tonos, no<br />
me cerraría en uno en particular. Voley es una comedia pero<br />
eventualmente se vuelve más oscura, se va dramatizando. No<br />
es una comedia al estilo Loco por Mary, sino una película<br />
donde la trama dramática empieza a ganarle a la comedia, y<br />
me interesa jugar a esas dos puntas.<br />
–¿Cómo se lleva con el teatro? Me copa, me re gusta, es<br />
otro terreno donde siempre fui actor, nunca dirigí. En Lunes…<br />
cada función es una carrera: salgo de la largada, tengo<br />
que hacer un circuito y tengo que ver cómo transitar eso.<br />
Cada función es una revancha, es como hacer una película<br />
en vivo, sin cortes, y entrando y saliendo de cada situación,<br />
un trabajo muy divertido para actuar, es muy mágico todo lo<br />
que va pasando, tener el público ahí y ver la respuesta. Lunes<br />
cerrado me gustó desde que la leí. Y cada vez me gusta más,<br />
le voy encontrando más cosas.<br />
–¿Por qué quiso ser actor? No fue algo que yo deseé. Se<br />
fue dando naturalmente. Simplemente me mandaron a estudiar<br />
de chiquito, me salió laburo sin que lo buscara y cuando<br />
me quise dar cuenta ya era actor. Pero sí fui en busca de la<br />
dirección y la escritura; dije: “Acá hay algo que me interesa,<br />
voy a investigar”, aunque también se fue dando muy naturalmente.<br />
–¿Cómo sigue su agenda de trabajo? En abril voy a filmar<br />
una película de Alejandro Chomski, Waterfall. Mi personaje<br />
se llama Roque Waterfall. La historia está basada en la<br />
novela Maldito seas, Roque Waterfall, de Jorge Larrondo,<br />
y trata sobre un pibe que nunca trabajó ni quiere trabajar y<br />
un documentalista checo que hace un documental sobre él.<br />
Y en mayo se estrena la película Sin hijos, de Ariel Winograd,<br />
donde hago una participación chiquitita, pero ya más<br />
que nada por cábala, porque siempre estoy en sus películas.<br />
Por eso ahora tengo el pelo platinado, porque al director se le<br />
ocurrió que mi personaje tuviera el look de Eminem
INFANTIL Y JUVENIL<br />
Sigmar presentó dos colecciones para los más chiquitos.<br />
La primera propuesta es Imantados, con cuatro entretenidos cuentos:<br />
Billy, el oso; Timo, el tigre; Marta, la mona y Pablo, el pingüino.<br />
Acompañados por fichas imantadas que invitan a participar del relato en cada página, los chicos aprenderán sobre<br />
números, formas, animales y palabras.<br />
La segunda colección se llama ¡Qué grandes!, con cuatro títulos disponibles:<br />
Animales de la granja, Animales de la selva, Insectos y Dinosaurios.<br />
Al levantar las grandes solapas de cada página se desplegarán los animales que crecen tanto que hasta salen del libro.<br />
69<br />
Tres hermosos libros Del zorro rojo que invitan a leer<br />
a grandes y chicos. El primero, El libro de las camas, es un<br />
trabajo bellísimo e inédito de la poeta Sylvia Plath con<br />
ilustraciones de Quentin Blake. La traducción estuvo a<br />
cargo de Marcial Souto. Muy recomendable.<br />
El segundo libro es de Emily Hughes y se llama Salvaje.<br />
Cuenta la historia de una niña criada en medio de la naturaleza<br />
cuyos amigos son los osos, los pájaros y los lobos.<br />
Pero un día los seres humanos la encontraron y ella quiso<br />
volver con sus verdaderos amigos, los animales.<br />
El tercero se llama Los pájaros y cuenta la historia de<br />
un día muy especial. Con bellas ilustraciones (a cargo de<br />
Albertine) y sólo el texto imprescindible (de Germano<br />
Zullo), el resultado de este trabajo es encantador.
INFANTIL Y JUVENIL<br />
Hugo y Oguh es un hermoso<br />
cuento inspirado en el clásico<br />
de Oscar Wilde, El retrato de<br />
Dorian Gray. Se trata de una fábula<br />
sobre el egoísmo y la amistad.<br />
Recluido en una torre vive<br />
Hugo Centrik, que es demasiado<br />
orgulloso, desdeñoso y pretencioso<br />
como para tener amigos.<br />
Pero un día, mientras se está admirando<br />
en el espejo, su reflejo<br />
cobra vida y sale del marco.<br />
Alfaguara infantil presentó<br />
dos libros para chicos mayores de<br />
6 años.<br />
El primero es Pulgoso y otros<br />
cuentos perros, de Ricardo Mariño<br />
e ilustraciones de Cucho<br />
Cuño. Se trata de cuatro cuentos<br />
donde los perros son los protagonistas.<br />
Divertido y disparatado.<br />
El segundo es Una cama para<br />
tres, de Yolanda Reyes con<br />
ilustraciones Ivar Da Coll donde<br />
un dragón que escupe fuego<br />
parece ser la pesadilla de Andrés…<br />
y también la de su papá.<br />
Fabián Sevilla escribió dos<br />
libros para la colección Cuentos<br />
clásicos indiscretos (Albatros).<br />
El primero es la historia de Marimonda,<br />
una bruja principiante<br />
a la que las maldades no le salen<br />
nada bien. El trabajo se llama<br />
Una bruja con mayúscula y las<br />
ilustraciones son de Dany Duel.<br />
El segundo cuento es Príncipe<br />
azul en tres sencillas lecciones y<br />
el protagonista es el Sastrecillo<br />
que debe buscar, a pedido de<br />
su padre, una muchacha para<br />
casarse y, para eso, antes deberá<br />
transformarse en un príncipe<br />
azul. Desopilante.<br />
De la colección Crecer en familia,<br />
Albatros presentó El álbum de mi<br />
mascota. Pensado para que los chicos<br />
dibujen, escriban o peguen fotos con<br />
su mejor amigo y aliado. Los paseos,<br />
las travesuras, las visitas al veterinario<br />
conforman un libro de recuerdos para<br />
divertirse.
Para los amantes de los héroes y<br />
villanos de Ultimate, Catapulta<br />
presentó The Avengers. Guía<br />
de personajes Ultimate. Más de<br />
doscientos amigos del bien, y sus<br />
archienemigos, con toda la información<br />
de sus armas de poder,<br />
su velocidad y sus batallas más<br />
increíbles.<br />
Otra aventura de Orff, el dragón<br />
más bueno del mundo, junto a<br />
su querida amiga Romm. Esta<br />
vez en Orff, una aventura en la<br />
montaña (Alfaguara infantil). Un<br />
relato de Mario Méndez que<br />
retoma las historias iniciadas en<br />
El vuelo del dragón con ilustraciones<br />
de Vladimiro Merino.<br />
Para chicos de 10 años, llega<br />
Bienvenido, Plumas, de María<br />
Fernanda Heredia, con ilustraciones<br />
de Roger Ycaza. Una<br />
novela que habla sobre los amigos,<br />
el compromiso y la familia.<br />
De la Colección Ultracalavera y<br />
para chicos mayores de 11 años,<br />
llega Siniestro viaje de estudios, de<br />
Fabián Sevilla con ilustraciones<br />
de Dany Duel. Una visita a un<br />
pueblo rural se convierte en una<br />
maldición sin escapatoria para<br />
Bruno y Martín.<br />
Por los consultorios de Paula y de José pasaron muchas familias,<br />
todas muy diferentes y, a la vez, muy parecidas entre<br />
sí. De tanto escuchar y conocer, pensaron<br />
en contar y compartir algunas<br />
de esas historias. Así nació De familia en<br />
familia (Pípala), el primer libro que<br />
escribieron juntos. Un trabajo donde<br />
varios ilustradores colaboraron y donde<br />
se puede ver la enorme<br />
diversidad de las<br />
diferentes familias.
INFANTIL Y JUVENIL<br />
La novela de Elizabeth<br />
Eulberg ¿Y si quedamos como<br />
amigos? es especial para chicas.<br />
Cuenta la historia de Macallan<br />
y Levi, amigos inseparables que<br />
un día prueban ser novios y…<br />
las cosas no salen tan bien.<br />
Hugo está preocupado, las chicas<br />
actúan de un modo extraño,<br />
Samanta le escribe SMS a Bully,<br />
unas cuantas chatean con Jan.<br />
¿Es que el amor está en el aire?<br />
Todo se devela en Hugo ¡despega!<br />
(V&R), de la saga de<br />
Sabine Zett.<br />
Salud<br />
Más de 150 recetas con su<br />
correspondiente valor nutricional<br />
reducidas en azúcar y calorías,<br />
bajas en grasas dañinas, ricas en<br />
fibras y basadas en hidratos de<br />
carbono de absorción lenta. El<br />
trabajo, de Gabriela Lima, se<br />
llama Cocina para personas con<br />
diabetes.
74<br />
Entrevista<br />
siete
Amor<br />
A LA ITALIANA<br />
El escritor italiano de novelas románticas FEDERICO MOCCIA regresó a la Argentina tres años después de<br />
su presentación en la Feria del Libro de Buenos Aires.<br />
Esta vez, vino para presentar Ese instante de felicidad, publicado por Planeta<br />
POR Pablo Bassi<br />
75<br />
Durante la entrevista, Moccia nos cuenta haber sufrido la<br />
tiranía del mercado en carne propia, como les ocurrió a tantos<br />
autores. Su primera novela Tres metros sobre el cielo no<br />
encontraba editor, por lo que el italiano financió de su bolsillo<br />
la publicación que luego fotocopió a demanda de nuevos<br />
lectores. Uno de ellos la llevó al cine. Desde entonces llegó<br />
la bendición editorial y la puesta en pantalla grande de sus<br />
novelas Tengo ganas de ti y Perdona si te llamo amor.<br />
Con Tengo ganas de ti sucedió un fenómeno social que masificó<br />
aún más el conocimiento de Moccia. Así como Step y<br />
Gin sellaron su amor colgando un candado del puente Milvio,<br />
cientos de jóvenes replican la escena sobre distintos viaductos<br />
de Europa.<br />
Nuestro entrevistado se ha convertido sin duda en uno de los<br />
mejores exponentes de la novela romántica italiana, en la que<br />
la juventud urbana es protagonista con sus giros idiomáticos y<br />
costumbres.<br />
–¿De qué trata Ese instante de felicidad? El dolor desde<br />
la perspectiva de un joven; cómo un chico puede sentirse<br />
traicionado por la vida. Es muy difícil enfrentar rápidamente<br />
estas cosas, lograr una armonía y encontrar ganas de vivir. El<br />
dolor es muy personal y cada cual responde a él de manera<br />
distinta.<br />
–Es casi una constante en su obra el protagonismo de<br />
la juventud… Por lo general, me gusta contar las cosas que<br />
involucran a los jóvenes y los entornos de su familia, como
76<br />
en Ese instante de felicidad, en el que están presentes las<br />
miradas de los hermanos y la madre de Nicco, el protagonista.<br />
–Sus libros se constituyen, en gran parte, de extraordinarios<br />
diálogos que, entiendo, son herencia de su oficio<br />
de guionista… Me gusta la fórmula de escribir libros como<br />
si fueran guiones de películas, porque hay un diálogo contemporáneo<br />
a la acción y la descripción. El lector comprende<br />
así más fácilmente lo que sucede. Quizás esta sea una de las<br />
razones por la que a los jóvenes les gusta tanto Ese instante de<br />
felicidad. Luego me agrada detenerme y entrar en profundidad,<br />
porque creo que una persona tiene una gran capacidad<br />
de sentir.<br />
–¿Es un gran comensal o buen investigador de la cocina<br />
italiana? Me gusta mucho comer y a veces estoy obligado<br />
a hacer dieta. Me gusta la idea de que mucha gente que lee<br />
mis libros los utilice asimismo como tour gastronómico, sobre<br />
todo porque encuentran lugares donde se gasta poco y pueden<br />
comer muy bien. No hay nada más lindo que comer bien<br />
en buena compañía, sin que te caiga pesado.<br />
–En entrevistas periodísticas lo consultan sobre el<br />
amor. ¿Se considera usted un especialista? Me gusta mucho<br />
la idea de haber sido elegido como ícono del amor, pero<br />
pienso que el amor debe ser considerado en su importancia<br />
justa.<br />
–¿Qué valoración hace de los candados colgando en<br />
puentes? El candado es un juego, pero también un símbolo.<br />
Es extraña la elección de un elemento fuerte como símbolo<br />
de la promesa en todas partes del mundo. Las modas nacen<br />
cuando existe una razón detrás; yo fui simplemente un caso.<br />
–¿Tuvo problemas con algunas autoridades gubernamentales<br />
por los candados? Cada tanto me entero de<br />
ciudades que los quitan, como París, donde era peligroso<br />
que estén ahí. Me gustaría de todos modos que las ciudades<br />
encuentren un sitio específico y seguro donde la gente se<br />
pueda expresar. Una vez me invitaron a Murcia, España, cuyo<br />
intendente me pidió poner juntos un candado. Me divirtió<br />
muchísimo porque parecíamos una pareja real. Tiramos juntos<br />
el candado, pero por suerte no me besó.<br />
–¿Cree que su éxito es hijo de la casualidad? ¿Hay<br />
muchos Moccia dando vueltas? Para editar mi primer<br />
libro Tres metros sobre el cielo, puse plata de mi bolsillo,<br />
ya que las editoriales grandes lo habían rechazado. Todavía<br />
guardo las correspondencias que mantuve con ellas. Después<br />
del fenómeno de los ejemplares fotocopiados, que emergió<br />
porque se agotó aquella primera edición, una persona leyó el<br />
libro y se interesó en llevarlo al cine. Luego de doce años de<br />
espera, aparecieron las casas editoriales para publicarlo. Muchos<br />
escritores italianos muy famosos también tuvieron que<br />
hacer una primera edición por cuenta propia, como Alberto<br />
Moravia. La vida está llena de circunstancias, y es posible<br />
que exista una gran cantidad de escritores que no tenga esta<br />
posibilidad. Puede suceder el fenómeno de las fotocopias,<br />
pero finalmente el éxito se logra por la calidad del libro. Es<br />
muy importante perseguir un sueño.<br />
–María, la protagonista de Ese instante de felicidad, es<br />
argentina en la edición argentina, pero española en la<br />
versión española… Lo he hecho también con Montenegro<br />
y Serbia. Me gusta que de esta manera un país se sienta<br />
más identificado y su lector más considerado por el escritor.<br />
Me gusta viajar a los países, investigarlos, documentarme,<br />
conocer la manera de comer, de cómo se relaciona su gente.<br />
También utilizo Internet y el Google Earth que me proveen<br />
de información.<br />
–Desde hace algunos años hay un regreso del éxito de<br />
las novelas románticas en la Argentina. ¿Tiene alguna<br />
explicación al respecto? Creo que esto forma parte de<br />
las cosas que vuelven en el tiempo. En la Argentina existen<br />
enraizadas características apropiadas para ello, como la<br />
melancolía. Para hacer un análisis superficial, a la distancia,<br />
estas crisis que atravesamos produce ciertos movimientos que<br />
nos hacen retornar. Por ejemplo, lo sentimental, porque es<br />
tuyo, lo podés cultivar, no cuesta dinero. Estamos frente a un<br />
proceso de búsqueda de vínculos constantes y más firmes.<br />
–¿Cuáles son sus modelos de escritor? De cuando era joven,<br />
una gran influencia tuvo Scott Fitzgerald. Al final de<br />
sus libros apuntaba anotaciones vinculadas con algún capítulo<br />
en particular. Me gusta mucho Ernest Hemingway, por la<br />
forma en que se tomaba la vida: la de un periodista que, a la<br />
vez, contaba parte de su historia.<br />
–¿Qué opina del éxito comercial de Cincuenta sombras<br />
de Grey? Me impactó mucho porque surgió después de Esta<br />
noche que me quieras. Me impactó porque, además, tienen<br />
muchas cosas en común, pero también muchas cosas diferentes.<br />
Lo común es la voluntad de un hombre que pretende una<br />
mujer mediante un intercambio de dinero. Pero en mi libro<br />
intenté contar el sentimiento de culpa de los personajes y de<br />
qué manera este sentimiento de culpa diferente los llevó a<br />
transformarse en personas infelices<br />
Ese instante de felicidad,<br />
de Federico Moccia<br />
Planeta, 2015
78<br />
Entrevista<br />
ocho<br />
“Yo lo que<br />
hago es batirte<br />
un cafecito”<br />
HERNÁN CASCIARI es el narrador virtual más<br />
leído en lengua española. Su obra Más respeto,<br />
que soy tu madre fue galardonada con el premio<br />
al mejor weblog del mundo; su versión teatral,<br />
protagonizada por Antonio Gasalla, que acaba<br />
de estrenar su segunda parte, se convirtió en<br />
la comedia más taquillera del teatro argentino.<br />
Como si fuera poco, por iniciativa de Mario<br />
Pergolini, empezó a grabar en 2012 unos micros<br />
radiales para Vórterix, a partir de textos<br />
propios. El resultado gustó tanto que llegó al<br />
Cosquín Rock y este año se dispone a realizar<br />
recitales por distintas ciudades del país<br />
POR Nando Varela Pagliaro<br />
Hernán Casciari debía tener no más de cuatro años cuando<br />
sus padres le enseñaron las únicas dos cosas del mundo<br />
que todavía hoy hace con placer: leer y escribir. Ya desde sus<br />
primeros garabatos supo que la herramienta de la escritura<br />
la usaría para contar cuentos. Una tarde, como tantas otras<br />
en su Mercedes natal, se vería obligado a arrancar la primera<br />
hoja en blanco del cuaderno de matemáticas y, al igual que<br />
Twain, Poe o Stevenson, él también tendría que echar luz<br />
sobre sus miedos y sus sueños para que alguien los leyera. Sin<br />
embargo, confiesa que tardó muchos años en considerarse<br />
un escritor: “Mi viejo estaba en el baño leyendo una revista<br />
que yo hacía en Mercedes. Él nunca leyó, nunca había leído<br />
nada. Y cuando escuché una carcajada suya sabía que estaba<br />
leyendo algo que yo había escrito en esa revista. Porque uno<br />
en realidad se considera escritor cuando puede enganchar<br />
al lector que a uno más le importa que lea. Y en mi caso<br />
siempre fue mi viejo. Yo creo que a los diecisiete, dieciocho,<br />
cuando escuché que él entendía lo que estaba haciendo,<br />
cuando él entendió que aunque lo mío no fuera el deporte,<br />
que era lo que él quería, cuando entendió que escribir estaba<br />
bien, me parece que me sentí por primera vez que tenía algo<br />
de sentido lo que estaba haciendo”.<br />
En sus primeros pasos como lector, fue de vital importancia<br />
una bolsa enorme repleta de libros que le regaló su tía Ingrid.<br />
En esa bolsa estaba casi toda la colección Robin Hood:<br />
Doyle, Verne, Salgari y tantos más. Pero, fue con “El<br />
gato negro” y “Los crímenes de la calle Morgue” de Edgar<br />
Allan Poe que Casciari descubrió una literatura superior. Algo<br />
mucho más potente, algo que de verdad lo asustaba. Se dio<br />
cuenta de que era muy impresionante lo que le podía pasar<br />
a una persona cuando leía. A partir de entonces comprendió<br />
que él haría lo imposible para provocar esa misma sensación,<br />
esos mismos sentimientos en sus lectores.<br />
A Chiri, su gran amigo, uno de sus primeros lectores y luego<br />
el protagonista de muchos de sus relatos, siempre le resultó<br />
muy sorprendente el poder de abstracción que tenía Casciari.<br />
“Muchas veces, estábamos en medio de una fiesta en los departamentos<br />
donde vivíamos, estaba todo el mundo fumando<br />
‘cuete’ y tomando cerveza y yo, haciendo exactamente lo mismo,<br />
estaba escribiendo un cuentito en una máquina de escribir”.<br />
Esto viene a probar que tal como decía Roberto Arlt:<br />
“cuando se tiene algo que decir, se escribe en cualquier parte.<br />
Sobre una bobina de papel o en un cuarto infernal”. Lo único<br />
que no puede faltar es la voluntad de sentarse y teclear hasta<br />
sacar de adentro lo que todo autor lleva consigo.<br />
A pesar de que desde muy pequeño Casciari supo cuál sería<br />
su vocación, entre los 18 y los 30 años tuvo una época larguísima<br />
en donde, según dice, no entendía nada de literatura y<br />
suponía que ser escritor era una tarea demasiado compleja.<br />
“Cuando escribía periodismo me salía todo muy suelto,<br />
porque realmente no me importaba y cuando me sentaba<br />
en la máquina de escribir a hacer literatura era como si me<br />
pusieran una corbata y pensaba que todo era muy solemne<br />
y me salían unas cosas horribles. Recién en España, cuando<br />
empecé a escribir para Internet, que no es literatura, da la<br />
impresión de que fuera mucho menos respetuoso, encontré<br />
mi propia voz. Cuando empecé a escribir para nadie, sin ninguna<br />
intencionalidad de publicación, sin que realmente me<br />
importara, encontré mi voz. Yo creo que las voces personales,<br />
los estilos, se encuentran, sobre todo, cuando se les pierde<br />
absolutamente el respeto a lo que eso significa. A veces leo<br />
libros, donde me doy cuenta de que el tipo está creyéndose<br />
algo y no es tan bueno. Las cosas están bien cuando de<br />
verdad hay tripas y cuando no te importa mucho. A mí me<br />
parece que yo tuve la suerte de encontrar en Internet la
79<br />
sensación de inutilidad de la literatura, necesaria para poder<br />
tener mi propia voz”.<br />
Fue gracias a Internet que Casciari se transformó en el narrador<br />
virtual más leído en lengua española. Sus obras, escritas<br />
“en directo” frente a miles de lectores, han impulsado un<br />
nuevo género, la blogonovela, que mezcla la literatura con las<br />
nuevas tecnologías. Su primera obra on line, Más respeto, que<br />
soy tu madre (2007) fue leída por más de cien mil internautas<br />
en todo el mundo y galardonada con el premio al mejor<br />
weblog del mundo por la cadena alemana Deutsche Welle;<br />
su versión teatral, protagonizada por Antonio Gasalla, se<br />
convirtió en la comedia más taquillera del teatro argentino.<br />
No obstante, el escritor no ve a la web sólo como una fuente<br />
de prestigio o como un motor que lo impulsa a sentarse a<br />
escribir, sino que la considera antes que nada una distracción:<br />
“Es algo que te distrae de la necesidad de trascendencia. La<br />
trascendencia es un peligro muy grande para el escritor. Ese<br />
sentimiento de que estoy haciendo algo, que necesariamente<br />
tiene que pasar a una posteridad, me parece que eso es un<br />
palo en la rueda muy grande. Y la distracción, el procastineo,<br />
el estar picoteando de un lado para el otro, a mí me hace muy<br />
bien. No sé si funciona como motor, pero sí me genera la<br />
sensación de amateurismo que necesito para poder trabajar”.<br />
Casciari piensa que la posteridad y el bronce no se pueden
8o<br />
conseguir con una literatura tan cotidiana como la suya. Eso<br />
se lo deja a otros: “Soy un escritor instantáneo, no soy un<br />
escritor de complejidades. Me encanta la literatura compleja,<br />
me parece muy bien, es admirable, pero no soy suficientemente<br />
inteligente para llegar a ese lugar. Yo lo que puedo<br />
hacer es entretener y emocionar rápidamente, pero con esa<br />
estructura de café instantáneo. No busco en ningún caso<br />
hacer el mejor café. Si alguien quiere tomar un buen café no<br />
tiene que venir a mi casa. Yo lo que hago es batirte un cafecito,<br />
tomamos un café y charlamos, pero lo mío es más parecido<br />
a una charla, a una conversación de sobremesa y no a una<br />
buena literatura. Yo sé cuál es la buena literatura. No soy tan<br />
pelotudo como para no darme cuenta. Mis libros tienen en la<br />
tapa a un toro y a una vaca cogiendo. No son libros buenos,<br />
son libros que tienen una cercanía muy grande con el lector”.<br />
Con el paso del tiempo, cada vez es más consciente de lo que<br />
está haciendo. Sabe qué es lo que busca y a quién quiere llegar<br />
con sus textos: “Yo necesito recibir correos de pibes que<br />
me dicen que nunca habían leído un libro hasta que encontraron<br />
tal cosa. Y obviamente no tiene que ser una literatura<br />
compleja esa. Tiene que ser una literatura cercana. Yo estoy<br />
mucho más contento con que me lea el que nunca leyó y no<br />
el crítico literario de La Nación. Ese tiene un montón de<br />
libros buenos para leer, porque es un tipo complejo. Yo necesito<br />
que lea el pibe, el que no lee, porque a mí me gusta tanto<br />
leer y me gustó tanto leer cuando tenía quince años, que lo<br />
que más busco es que un pibe de quince años que todavía no<br />
descubrió eso, lo pueda descubrir. Lo demás me chupa un<br />
huevo”.<br />
Casciari es tan vehemente como lo son sus palabras. Fue esa<br />
vehemencia la que lo llevó a renunciar a escribir sus columnas<br />
en La Nación y El País y a dejar de publicar sus libros<br />
con las editoriales Sudamericana en Argentina, Grijalbo en<br />
México y Plaza & Janés en España para dedicarse de lleno<br />
a llevar a cabo, hasta ahora, su epopeya más ambiciosa: la<br />
revista Orsai.<br />
Cansado de todo lo burocrático que rodea al mundo de los<br />
medios, junto con Chiri Basilis, su amigo de la infancia,<br />
Casciari le dio vida a un proyecto verdaderamente revolucionario:<br />
una revista literaria sin avisos publicitarios y con un<br />
sistema de distribución que apeló a eliminar a los intermediarios.<br />
El éxito de Orsai fue tan grande que bajo el mismo<br />
nombre lanzó una editorial, con la cual ya lleva publicados<br />
Cuadernos secretos de Horacio Altuna, El gran surubí de<br />
Pedro Mairal y su último libro Charlas con mi hemisferio<br />
derecho.<br />
En este tercer volumen con sus relatos, Casciari plantea<br />
que en su experiencia personal le resultaban más fructíferas<br />
esas “sesiones literapeúticas”, a las que recurría para soltar<br />
la mano, que ir a una terapia o a un taller literario. Cuando<br />
le pido precisiones sobre la incidencia que pueden tener los<br />
talleres en la formación de un escritor, no duda: “Alguna vez<br />
dije que los talleres literarios sirven para conocer minas y no<br />
mucho para otra cosa. Después, amigos que dan talleres me<br />
dijeron que no era tan así. Yo nunca fui a uno pero supongo<br />
que mucha gente sale de ahí con lecturas ajenas que son<br />
muy interesantes. Igual yo siempre recomiendo tener amigos<br />
cercanos que hagan eso. Además, ahora con Internet tenés<br />
lectores donde querés. Tirás un texto y vienen cuatro de<br />
Honduras y te dicen algo. Entonces, me parece que no hacen<br />
mucha falta. Lo único que sí hace falta es leer mucho y escribir<br />
mucho y nada más”.<br />
Cuando uno lee a Casciari tiene la sensación de que el desarraigo<br />
tuvo un papel preponderante en el desarrollo de su trabajo,<br />
no sólo porque su primer libro de relatos, España, decí<br />
alpiste, jamás hubiera existido sino porque, como él mismo<br />
cree, quizás el hecho de estar viviendo en Barcelona le dio<br />
una cierta inmunidad inicial: “Yo veía a gente muy talentosa<br />
en 2002, 2003, viviendo en Argentina, que se la ninguneaba<br />
un poco por vivir en el país, y a mí se me respetaba un<br />
poquito más por estar lejos. Posiblemente, el hecho de estar<br />
lejos, te aleja también de cuestiones políticas. Te aleja de una<br />
cercanía demasiado intrusiva con tu propia ciudad. El estar<br />
lejos te abre un camino de descripción de tu propia tierra,<br />
que es muy difícil de ver estando dentro”.<br />
Pero no todo es tan sencillo como parece, irse a vivir a otro<br />
país siempre tiene sus bemoles. Y en España, a pesar de que<br />
el idioma es el mismo, los códigos humorísticos son bien<br />
distintos. A Casciari le llevó dos años comprender de qué se<br />
reían los españoles: “Yo si no manejo la herramienta del humor<br />
no me puedo comunicar. Me pasó en la primera semana,<br />
en una reunión de amigos de mi mujer, donde me di cuenta<br />
de que era muy complicado hacer reír a esa gente. La ironía<br />
que manejan es un dos por ciento de la que manejamos nosotros<br />
y se ríen de cosas más circunstanciales que abstractas.<br />
Yo estuve un par de años escuchando mucho, hasta entender<br />
y hasta empezar a hacerlos reír. Y cuando empecé a hacerlos<br />
reír, empecé a trabajar en blogs que eran muy de allá. Pero<br />
me llamé a silencio un par de años, justamente para no ser<br />
ese pavo que se pone a hablar porque sí”.<br />
Lo autobiográfico y lo íntimo son dos elementos basales de<br />
los que Casciari se sirve para construir su obra. Sin embargo,<br />
a la hora de sentarse a escribir, se pone ciertos límites. “Yo<br />
tengo dos suegros, viven muy cerca de casa, pero no los vas a<br />
encontrar nunca en ningún libro mío. Y mirá que tengo cosas<br />
para contar, y divertidísimas todas, alucinantes, posiblemente<br />
mi mejor literatura sea de mi relación con mis suegros. Pero<br />
nunca nadie los ha visto en nada que yo escriba, porque les<br />
tengo mucho respeto y porque sé que no entenderían esos<br />
códigos. Con mi mujer, con Chiri y con mis viejos lo manejaba<br />
porque sabía que había un código muy cercano de guiño,<br />
pero con otra gente no. Entonces hay muchas cosas de mi<br />
vida que no cuento, no porque a mí me resulten vergonzosas.<br />
A mí me chupa un huevo, soy un antihéroe absoluto y cuento<br />
todo, pero sé que hay gente a la que no le gustaría”.<br />
Casciari habla de literatura hasta por los codos. Se podría
decir que respira literatura desde que se levanta hasta que se<br />
acuesta. Se lo ve muy contento con poder publicar sus libros<br />
por medio de su propia editorial, y en cierta forma con tratar<br />
de seguir siendo amateur. No quiere creerse ninguna cosa<br />
rara ni que nada lo distraiga de su objetivo: seguir escribiendo<br />
y teniendo la suerte de poder publicar textos de otros autores<br />
de altísima calidad.<br />
Orsai es su fervor y todos los proyectos que hasta hoy lo<br />
ocupan nacieron a partir de ese blog que no se llamaría así,<br />
si Casciari no se hubiera atrevido a vivir en otra tierra, a vivir<br />
“fuera de juego”. Orsai es un cuaderno que no cierra por<br />
melancolía, como el cuento de Isidoro Blaisten, es en<br />
palabras de su autor: “un perro longevo, una mascota que<br />
morirá conmigo de idéntica enfermedad que su amo. Allí<br />
diré un día ‘tengo cáncer’, y otro día diré ‘tengo un nieto’, y<br />
otro día diré ‘ya no se me para la poronga’. Orsai es la sombra<br />
constante de mi memoria”.<br />
Siempre es difícil saber cuál es la clave del éxito, pero en<br />
Casciari para encontrarla habría que buscar en su forma de<br />
narrar hasta lo más insignificante. Es eso y no otro rasgo de<br />
su personalidad lo que genera en sus seguidores una participación<br />
activa, una especie de militancia. Casciari sabe esto<br />
más que nadie: “Cuando vos contás una historia y a la persona<br />
que se la estás contando le está llegando realmente, vos sabés<br />
que esa persona se convierte en ese mismo momento en un<br />
difusor. Esa persona se va una sobremesa con amigos que no<br />
conocen y este tipo está como encantado de poder contarles.<br />
Eso genera que los otros cuatro que lo están mirando, a la<br />
noche se vayan a buscar eso que le contaron”.<br />
Antes de despedirme, le pregunto cómo trataría de convencer<br />
a un pibe para que lea y por cuáles libros le recomendaría<br />
que empiece. Casciari se pone aún más enfático que durante<br />
el resto de la entrevista y explica:<br />
“A mí me parece que la conveniencia de leer tiene que ver<br />
pura y exclusivamente con ejercitar el cerebro. Cuanto más<br />
complejo sos, más gozás. Es tan simple como eso. Es como<br />
hacer musculito. Hay una fórmula de levantar minas que<br />
es hacer musculito y una fórmula de levantar minas que es<br />
tener la cabeza bien amueblada. Para tener la cabeza bien<br />
amueblada es necesario, de a poco, ir aprendiendo a tenerla.<br />
No podés ser un pavo. Hay herramientas que te ayudan a no<br />
ser un pavo e incluso a gozar hasta físicamente. Entonces esa<br />
me parece que es una buena forma de incentivar. Y en cuanto<br />
a qué leer, diría que los chicos de quince años deberían<br />
empezar por Bestiario, porque hay cuentos que te rompen<br />
la cabeza a esa edad de una manera que después te ayuda<br />
a que encuentres otras cosas que te rompan la cabeza. Para<br />
pibes de unos diez años, Horacio Quiroga es ideal, pero lo<br />
mejor de todo, supongo, y en el caso ya no de pibes que van<br />
solos, sino de chicos más chicos, es leerles y contarles cosas<br />
todo el tiempo y que haya libros en casa, pero no sólo en los<br />
anaqueles, sino que los pibes vean que hay otra persona que<br />
disfruta mucho con eso”
Historia<br />
y política<br />
HISTORIA DEL ESPEJO<br />
Sabine Melchior-Bonnet<br />
Edhasa - Club Burton<br />
Este notable ensayo de la antropóloga<br />
Sabine Melchior-Bonnet recorre la<br />
historia de este objeto que se remonta,<br />
según la arqueología, a unos seis mil años<br />
y a la Anatolia, actual Turquía donde<br />
fueron hallados los primeros espejos de<br />
obsidiana pulida. El objeto fue evolucionando<br />
y coquetos egipcios, griegos, etruscos<br />
y romanos lo fabricaron con piedra y<br />
una aleación de cobre y estaño, reservando<br />
para los gobernantes y sacerdotes<br />
los modelos de oro y plata. Las facciones<br />
de los pobres difícilmente se reflejara en<br />
estos objetos caros y debían recurrir a los<br />
charcos de agua o a las lagunas calmas<br />
para que les devolviera su imagen.<br />
Venecia fue uno de los lugares especializados<br />
en la fabricación de los preciados<br />
espejos. A mediados del siglo XIV, se<br />
hicieron tan famosos los vidrieros de Murano<br />
que por disposición de la Serenísima<br />
República tenían prohibido transmitir<br />
a extranjeros el secreto de la fabricación<br />
de aquel cristal único utilizado.<br />
El crecimiento de la demanda mundial<br />
de espejos terminaría desatando una<br />
guerra comercial cuando Jean-Baptiste<br />
DE REFLEJOS Y<br />
AMISTADES<br />
POR Felipe Pigna<br />
Colbert, el superministro del rey Luis<br />
XVI de Francia, instaló la Compañía Real<br />
de Cristales y Espejos resuelto a quitarles<br />
a los venecianos el monopolio. La autora<br />
no se limita a recorrer la historia de la<br />
industria del espejo sino que ahonda en<br />
el significado que el objeto tuvo en las<br />
diferentes culturas, con sus dimensiones<br />
filosófica y moral, desde las esotéricas<br />
relaciones atribuidas a los espejos con los<br />
vampiros, con el bien y con el mal, pasando<br />
por el vínculo entre la esencia y la<br />
apariencia, o su significación psicológica<br />
que puede resumirse en lo que Jacques<br />
Lacan en 1949 denominaba “la función<br />
del espejo en la construcción del yo”.<br />
JOSEFA<br />
BIOGRAFÍA DE MARÍA JOSEFA<br />
MORALES DE LOS RÍOS,<br />
LA AMIGA SECRETA DE<br />
SAN MARTÍN<br />
Rodolfo Terragno<br />
Sudamericana<br />
Los que busquen en este libro detalles de<br />
una relación amorosa oculta en la historia<br />
del Libertador se verán defraudados. Los<br />
que quieran leer un buen libro de historia<br />
se verán ampliamente reconfortados.<br />
María Josefa Morales de los Ríos<br />
nació en Veracruz, virreinato de Nueva<br />
España, hoy México. De allí viajó a la interesante<br />
ciudad de Cádiz, donde conoce<br />
a Pascual Ruiz Huidobro quien en<br />
1803 es designado gobernador de Montevideo.<br />
La pareja se instala en el fuerte de<br />
la ciudad. La gran personalidad de Josefa<br />
hace que todos la llamen “La gobernadora”<br />
y ella honra ese apodo cuando se<br />
produce una epidemia de viruela. Desde<br />
1796 existe la vacuna y el rey Carlos<br />
IV envía una expedición filantrópica a<br />
las Indias pero la población teme los<br />
efectos desconocidos que puede provocar<br />
el invento. Josefa convoca al pueblo<br />
y se hace vacunar a la vista de todos<br />
en la plaza pública provocando el sano<br />
contagio de la prevención. Josefa también<br />
tuvo un rol activo en la resistencia a las<br />
invasiones inglesas pero ella y su marido<br />
caerán prisioneros y serán trasladados a<br />
Londres en la fragata Lancaster. Tras un<br />
breve paso por Gran Bretaña, consiguen<br />
llegar a La Coruña. De allí parten hacia<br />
el Río de la Plata donde Huidobro votará<br />
en el Cabildo del 22 de mayo junto a los<br />
patriotas por la destitución del virrey<br />
Sobremonte. La pareja será destinada<br />
a Mendoza con una misión de espionaje<br />
sobre el gobernante español de Chile,<br />
Marcó del Pont. Allí Josefa quedará<br />
viuda y entablará un perdurable vínculo<br />
con el flamante gobernador San Martín.<br />
La excelente pluma de Terragno unida<br />
a una exhaustiva investigación que lo llevó<br />
por archivos de Argentina, España, Inglaterra<br />
y Uruguay, dan como resultado este<br />
notable libro que revela la vida apasionante<br />
de una mujer notable cercana como<br />
pocas a José de San Martín.<br />
OTROS RECOMENDADOS<br />
Aldo Ferrer y sus días. Ideas, trayectoria y recuerdos<br />
de un economista, de Marcelo Rougier.<br />
Años dorados de la cultura argentina. Los<br />
hermanos María Rosa y Raimundo Lida y el<br />
Instituto de Filología antes del peronismo, de<br />
Miranda Lida.<br />
Gobernar la provincia del vino. Agroproducción<br />
y política entre la regulación y la intervención<br />
(Mendoza, 1916-1970), de Florencia<br />
Rodríguez Vázquez (coord.).<br />
Creyentes, herejes, arribistas. El radicalismo en<br />
la encrucijada, 1924-1943, de Elena Piñeiro.<br />
Una historia del libro judío. La cultura judía<br />
argentina a través de sus editores, libreros, traductores,<br />
imprentas y bibliotecas, de Alejandro<br />
Dujovne.<br />
83
Catalina I de Rusia<br />
Tema de tapa<br />
cinco<br />
Los CONDENADOS<br />
A lo largo de la historia hubo algunos hombres y mujeres que intervinieron en la política pero<br />
no tuvieron ninguna suerte<br />
POR Emilia Simison*<br />
84<br />
La RAE define “maldito” como alguien<br />
perverso, de mala intención y dañadas<br />
costumbres, sin lugar a dudas la acepción<br />
en la que piensa la mayoría cuando<br />
une la palabra maldito a algún político<br />
o política. Sin embargo, para la RAE<br />
“maldito” es también aquel que va contra<br />
las normas establecidas. En esta última<br />
acepción el término suele aplicarse, desde<br />
Paul Verlaine, a aquellos que viven<br />
al límite y conjugan talento, creatividad<br />
y originalidad con infiernos interiores y<br />
actitudes contrarias a la moral imperante,<br />
hombres y mujeres cuya unicidad termina<br />
convirtiéndose en su propia maldición.<br />
Por suerte para nosotros, aunque generalmente<br />
no para ellos, en el mundo de<br />
la política también es posible encontrar<br />
políticos malditos en este sentido. Un<br />
caso paradigmático fue Johann Friedrich<br />
Struensee, doctor alemán que<br />
se desempeñó como médico real del rey<br />
Christian VII de Dinamarca (conocido<br />
por sus problemas mentales) y que en<br />
1770 llegó a ser nombrado consejero real<br />
convirtiéndose al poco tiempo en regente<br />
de facto. Sus ideas eran progresistas tanto<br />
en medicina (fue pionero en técnicas de<br />
inmunización) como en política: impulsó<br />
medidas como la abolición de la tortura,<br />
el trabajo cautivo, la censura de la prensa,<br />
privilegios nobiliarios y el comercio<br />
de esclavos en las colonias, la criminalización<br />
y castigo del soborno y la instauración<br />
de instituciones para el cuidado<br />
de los niños abandonados. Sin embargo,<br />
sus ideas y políticas combinadas con su<br />
personalidad, sus lecturas de vanguardia<br />
(y extranjeras) y su relación adúltera (y al<br />
parecer no muy secreta) con la reina lo<br />
transformaron en un maldito a los ojos de<br />
la aristocracia y en el foco de las críticas<br />
de la reciente prensa libre. Luego del<br />
nacimiento de la segunda hija de la reina,<br />
casi con seguridad hija de Struensee, fue<br />
ejecutado y quienes lo sucedieron dieron<br />
marcha atrás con todas sus reformas que<br />
debieron esperar otros cuantos años para<br />
volver a ser implementadas.<br />
Otro personaje maldito de la política<br />
fue Olympe de Gouges, escritora,<br />
dramaturga y panfletista política francesa.<br />
De familia burguesa, se casó muy<br />
joven con un hombre mayor con el que<br />
no fue feliz y, al quedar viuda, se negó<br />
a volver a casarse. Se opuso desde sus<br />
obras a la esclavitud, difundió un amplio<br />
programa de reformas sociales que incluían<br />
la instauración de un sistema de<br />
protección materno-infantil, la creación
de talleres para desempleados y hogares<br />
para los más pobres, el reconocimiento<br />
de los niños extramatrimoniales y hasta<br />
la instauración del divorcio. Sin embargo,<br />
era una mujer en el siglo XVIII que<br />
luchaba por la igualdad entre el hombre<br />
y la mujer y, encima, no deseaba casarse<br />
por lo que, incluso antes de ser ejecutada<br />
durante la etapa más radical de la Revolución<br />
Francesa, fue acusada de apenas<br />
saber leer y escribir sospechándose de la<br />
autoría de sus obras y hasta de sus facultades<br />
mentales.<br />
Aunque no son la norma, estos malditos<br />
sí parecen ser excepciones bastante<br />
usuales en el mundo de la política donde,<br />
justamente por su condición de malditos,<br />
han sido condenados muchas veces al<br />
olvido. De hecho, hasta no hace mucho<br />
tiempo (y todavía en parte) ese ha sido<br />
el destino de muchas mujeres que, a lo<br />
sumo, pasaron a la historia como la “gran<br />
mujer detrás del gran hombre”. Una de<br />
ellas fue Marta Skavronska, más conocida<br />
como Catalina I de Rusia. Hija<br />
de campesinos muy humildes, quedó<br />
huérfana de pequeña y prácticamente<br />
no recibió educación formal. Se casó<br />
muy joven con un oficial sueco que se<br />
ofreció como traductor al servicio de un<br />
mariscal ruso cuando la ciudad en que<br />
vivían fue conquistada por las tropas. Ya<br />
en Rusia, Marta se convirtió en la criada,<br />
y luego amante, del príncipe Aleksandr<br />
Ménshikov, primer gobernador de San<br />
Petersburgo, gracias a lo cual conoció al<br />
mismísimo Pedro el Grande, quien<br />
se enamoró perdidamente de ella mandando<br />
a su esposa a vivir a un convento<br />
y casándose en secreto luego de que<br />
Marta adoptara la fe ortodoxa y el nombre<br />
de Catalina. Aunque fue la primera<br />
mujer en gobernar Rusia, ya que Pedro<br />
el Grande la nombró emperatriz en agradecimiento<br />
a su iniciativa de vender sus<br />
joyas para salvar su vida y las de su ejército<br />
en Turquía, cumplió un rol clave en<br />
la reforma que permitió que los plebeyos<br />
pudieran alcanzar el rango de oficiales de<br />
la milicia y redujo los gastos del ejército<br />
con el fin de alivianar la carga impositiva<br />
del campesinado, durante mucho tiempo<br />
se la nombró peyorativamente “La Lavandera”<br />
y se le negó el merecido reconocimiento.<br />
Esto también sucedió con varias figuras<br />
políticas femeninas por estas latitudes. Si<br />
pensamos en las luchas independentistas,<br />
por ejemplo, las únicas mujeres cuya<br />
participación, hasta hace algunos años<br />
reconocida, eran aquellas que lo habían<br />
hecho desde el rol asignado a la mujer en<br />
un salón de sociedad y junto a un “gran<br />
hombre” con el que se encontraban<br />
unidas legalmente. No obstante, esta no<br />
fue la suerte de las malditas. Pensemos<br />
en la recientemente reivindicada Juana<br />
Azurduy. Luchadora clave en las batallas<br />
de la independencia recibió por<br />
su papel protagónico en el primer grito<br />
revolucionario en el alto Perú, por haber<br />
arrebatado un estandarte español, organizando<br />
el “Batallón Leales” en la Batalla<br />
de Ayohúma, liderando importantes<br />
acciones guerrilleras contra los realistas<br />
y logrando el triunfo en el Combate del<br />
Villar, el rango de Teniente Coronel de<br />
las Provincias Unidas del Río de la Plata<br />
y, de sus propias manos, el sable de Manuel<br />
Belgrano. Sin embargo, se vio<br />
luego reducida a la pobreza e impedida<br />
de participar en la Asamblea Deliberante<br />
en que se firmó la independencia<br />
de Bolivia por su condición de mujer, ni<br />
siquiera logrando que el gobierno recién<br />
establecido le devolviera sus bienes confiscados<br />
durante las luchas independentistas.<br />
Además, si bien Antonio José de<br />
Sucre le otorgó durante su presidencia<br />
una pensión vitalicia, la misma le fue<br />
retirada años después por lo que murió<br />
en la indigencia y fue enterrada en una<br />
fosa común.<br />
Otra de estas malditas fue Manuela<br />
Sáenz Aizpuru. Como era hija de una<br />
relación extramatrimonial de su padre y<br />
su madre murió en el parto fue educada<br />
en un convento del que escapó a los 17<br />
años luego, según rumores historiográficos,<br />
de haber sido seducida y abandonada<br />
por un oficial del Ejército Real. Dos años<br />
después, previo arreglo de su padre, se<br />
casó con un médico inglés mudándose a<br />
Lima donde se involucró con los rebeldes<br />
limeños. Tiempo después, regresó a<br />
Quito donde continuó militando para la<br />
causa independentista, participando en<br />
los entrenamientos militares, auxiliando<br />
logísticamente a las tropas, siendo espía<br />
y correo de los insurgentes y participado<br />
en la campaña de Junín y en la batalla<br />
de Ayacucho. Allí conoció a Simón Bolívar<br />
y por su iniciativa se integró al<br />
Estado Mayor General, continuando su<br />
entrenamiento militar y convirtiéndose<br />
en Coronela. Fue apresada en Lima pero<br />
luego de lograr su libertad regresó a Bogotá<br />
y continuó en la lucha como oficial<br />
del Partido Bolivariano. No obstante, tras<br />
el fallecimiento de Bolívar, Manuelita<br />
fue expulsada del país y cuando intentó<br />
regresar a Ecuador el presidente Vicente<br />
Rocafuerte le prohibió la entrada<br />
alegando su “carácter, talentos, vicios,<br />
ambición y prostitución” viéndose obligada<br />
a exiliarse en Perú, donde se dedicó<br />
a la venta de tabaco, a traducir y escribir<br />
cartas y a hacer bordados y dulces por<br />
encargo. Allí falleció durante una epidemia<br />
de difteria y fue sepultada en una<br />
fosa común. Si bien hoy se la recuerda<br />
como la “Libertadora de El Libertador”<br />
y se reconoce que, entre otras cosas, le<br />
salvó la vida en al menos tres oportunidades,<br />
fue durante mucho tiempo dejada<br />
de lado por el relato oficial ya que, como<br />
afirma la historiadora Inés Quintero,<br />
no resultaba ejemplarizante ni acorde<br />
con la visión impoluta de los héroes<br />
que se quería instaurar que Bolívar, la<br />
máxima figura de la Independencia, “se<br />
hubiese liado con una mujer cuyo comportamiento<br />
era considerado irregular”.<br />
Y la lista podría seguir por páginas con<br />
casos como el de la mariscala Francisca<br />
de Zubiaga de Gamarra, que luchó en<br />
los campos de batalla en la etapa independentista<br />
y, tras la independencia del<br />
Perú, ejerció el poder político junto con<br />
su marido Agustín Gamarra, pero a la<br />
que su aguerrido carácter y fuerte personalidad<br />
le granjearon el repudio de la<br />
sociedad peruana, el destierro y el exilio<br />
muriendo en el anonimato. O el de María<br />
Remedios del Valle, una de las<br />
“niñas de Ayohúma” cuya actuación durante<br />
las Invasiones Inglesas y como auxiliar<br />
combatiendo al Ejército del Norte<br />
le valieron el reconocimiento de Manuel<br />
Belgrano como “capitana” y “Madre de la<br />
Patria” pero que, siendo negra, mujer y<br />
pobre terminó sus días como mendiga en<br />
las calles de Buenos Aires<br />
* Licenciada en Ciencia Política, UBA.<br />
85
86<br />
Entrevista<br />
nueve
La amorosa intimidad de<br />
MARGUERITE YOURCENAR<br />
CON LA COCINA<br />
La publicación del cuaderno de recetas de la escritora, contextualizado por dos ensayos introductorios,<br />
permite encontrar a una mujer distinta de la que se percibe en su narrativa. Hay algo más cálido y<br />
más terrenal en la que pone sus manos en la masa<br />
POR Mónica Tracey<br />
Resulta que esa escritora fabulosa que seducía con su prosa<br />
impecable y asustaba un poco con su seriedad extrema era<br />
además una señora que cuidaba de su huerto y disfrutaba cocinando<br />
cotidianamente y agasajando a amigos con su comida,<br />
poniendo en el centro de sus reflexiones las bondades de una<br />
dieta simple y sabrosa afín a su desprecio absoluto por todo lo<br />
que significa violencia contra los animales. Sí, Marguerite<br />
Yourcenar, la autora de libros como Memorias de Adriano,<br />
Alexis o el tratado del inútil combate u Opus Nigrum, cocinaba,<br />
tenía su cuaderno de recetas, algunas copiadas a mano,<br />
otras, en recortes de periódicos y era vegetariana militante,<br />
al punto de contribuir económicamente con muchas fundaciones<br />
de derechos de los animales. Gran parte de esta otra<br />
Yourcenar no tan conocida aparece como un precioso descubrimiento<br />
en el libro que acaban de publicar Sonia Montecino<br />
y Michèle Sarde, La mano de Marguerite Yourcenar.<br />
El libro tiene por origen el feliz encuentro de la escritora<br />
e investigadora francesa Michèle Sarde con el cuaderno de<br />
recetas de cocina de Yourcenar, entre los papeles que a su<br />
muerte fueron trasladados a la Universidad de Harvard, desde<br />
su casa de Mount Desert Island, en la costa este de los<br />
Estados Unidos. Sarde investigaba su legado en la búsqueda<br />
de material para un ensayo biográfico que escribiría en forma<br />
de diálogo y una antología de correspondencia hasta entonces<br />
inédita. De allí surgieron Vous, Marguerite Yourcenar, la<br />
passion et ses masques, publicado en 1995 en París y en 1998<br />
en Buenos Aires, por editorial Perfil, como Marguerite Yourcenar:<br />
la pasión y sus máscaras y Cartas a sus amigos, que<br />
publicó Alfaguara en Madrid en el año 2000.<br />
Se necesitaba otro encuentro para que las recetas de cocina<br />
llegaran a los lectores, el de Michèle con Sonia Montecino.<br />
–Son dos autoras, ¿cómo fue la dinámica del libro? Michèle<br />
Sarde: Conocí a Sonia primero por sus libros. Madres<br />
y huachos fue mi libro de cabecera al llegar a instalarme en<br />
Chile. Ambas somos profesoras universitarias y nos hemos<br />
interesado en el feminismo y las cuestiones de género, Sonia<br />
en antropología y yo en literatura francesa. Sus libros sobre la<br />
alimentación me parecieron apasionantes. Luego nos conocimos<br />
personalmente y desarrollamos lazos de amistad en torno<br />
a nuestro entusiasmo por la buena comida y la cocina, además<br />
de nuestros intereses profesionales, claro. En el curso de una<br />
de nuestras cenas, justamente, le hablé del descubrimiento<br />
87
88<br />
que había hecho tiempo antes, en la biblioteca de Harvard,<br />
de las recetas de cocina de Yourcenar, un material inédito.<br />
Sonia propuso hacer un libro… original. No sabíamos muy<br />
bien cómo lo estructuraríamos. Finalmente, Sonia escribió un<br />
análisis antropológico e histórico del cuaderno que reconstruimos<br />
a partir de las recetas y de su transmisión, y yo escribí<br />
una suerte de minibiografía apoyada en la idea: “dime qué<br />
comes y te diré quién eres”, un análisis histórico del paladar<br />
de la escritora y de las connotaciones éticas y militantes de su<br />
evolución.<br />
Sonia Montecino: Además, cuando comenzamos a traducir y<br />
estudiar su compilación culinaria y comprobar la hipótesis de<br />
que ella se vinculaba a sus periplos vitales, pensamos en incorporar<br />
una pequeña investigación del origen de las recetas,<br />
para así darle mayor densidad sociocultural a nuestro libro.<br />
–¿Qué significaba Marguerite Yourcenar para cada una<br />
de ustedes antes de encarar este libro? M.S.: Comencé a<br />
trabajar sobre Marguerite Yourcenar en los años 90, mientras<br />
preparaba dos obras sobre ella. Para mí, Yourcenar era aún<br />
una especie de monumento, la autora de Memorias de Adriano,<br />
la primera mujer en la Academia Francesa, una autora de<br />
la cual se decía que escribía tan bien ¡que escribía como un<br />
hombre! Creo que en esa época mi libro preferido era Opus<br />
Nigrum, gran fresco novelesco de la madurez, pero, después<br />
de conocer bien el conjunto de su obra al preparar mi estudio<br />
biográfico, descubrí que me gustaban mucho sus obras de<br />
juventud, menos formales tal vez pero más reveladoras de ella<br />
misma, como Fuegos o El tiro de gracia. Comencé a interesarme<br />
más en la mujer detrás de la obra. Sólo más tarde, nos<br />
interesamos, Sonia y yo en la mujer que come y cocina, detrás<br />
de la mujer que escribe.<br />
S.M.: Marguerite era para mí una escritora formidable, sin<br />
duda un personaje del siglo XX, una mujer potente intelectualmente<br />
y con una “mano” escritural maravillosa. Mishima<br />
o la visión del vacío, fue el libro con que inicié mis lecturas de<br />
Yourcenar, junto a Memorias de Adriano eran mis preferidos.<br />
Cuando conocí a Michèle se amplió mi mirada leyendo sus<br />
trabajos sobre Marguerite y los que me recomendaba, como<br />
Sources.<br />
–¿Qué aportó para ustedes el cuaderno de recetas a su<br />
figura? ¿Qué puede aportar en general a los lectores<br />
de Yourcenar? M.S.: El hallazgo de las recetas de cocina<br />
y del contexto cotidiano en el que la escritora usaba sus recetas<br />
y en las comidas que ella misma preparaba feminiza y<br />
humaniza a la autora, y aclara ciertos aspectos de la obra: los<br />
gustos alimentarios de Adriano, por ejemplo, o los de Zenón<br />
en Opus Nigrum, que expresa la repugnancia que le produce<br />
“digerir agonías”. Para los lectores de Yourcenar, como para<br />
mí, el cuaderno ilustra de manera sencilla y concreta la visión<br />
del mundo de Yourcenar en su dimensión ética y ecológica.<br />
S.M.: Sirvió para sorprenderme con una faceta muy “femenina”<br />
–en el sentido de categoría socialmente construida– de<br />
la escritora; el hecho de guardar un registro de recetas, una<br />
suerte de cuaderno, la emparentaba con muchas mujeres que<br />
han hecho ese gesto desde que nos ha sido dada la escritura.<br />
Por otro lado, es posible rastrear en sus gustos y preferencias<br />
alimentarias las huellas de su vida (sus viajes, sus exilios) y<br />
sus posturas frente a la sociedad. Ella es una adelantada en<br />
cuanto al tipo de dieta y a la obtención de los productos (un<br />
estilo vegetariano y el cultivo de varias especies comestibles<br />
en su huerta casera). Así, la imagen de la intelectual “dura” se<br />
fue matizando con un aspecto cotidiano y sensible como es la<br />
cocina y su relación con la cultura del día a día. Para sus lectores<br />
creo que les puede permitir acercarse a una nueva arista<br />
de su manera de estar en el mundo. Conocer estas recetas es<br />
acercarse al universo sensorial de la escritora y por cierto a su<br />
biografía desde un lugar poco explorado y poco valorado.<br />
–¿Qué es lo que más les llamó la atención del recetario?<br />
M.S.: Dos dimensiones del recetario: por una parte, el<br />
vegetarianismo, vinculado al combate de Yourcenar en defensa<br />
de los animales y de todas las criaturas vivas, y por otra parte<br />
su cosmopolitismo. Las recetas provienen de todos lados e<br />
ilustran el recorrido de la escritora, francesa y europea, que<br />
vivía en Estados Unidos y que había viajado alrededor del<br />
mundo; “una vuelta por mi cárcel” es uno de sus títulos.<br />
S.M.: Su predilección por las masas dulces ligadas a celebraciones<br />
cristianas.<br />
–¿Aparece allí una Yourcenar que no se conocía o, por<br />
lo menos, que no aparece tan claramente en su literatura?<br />
(Tal vez en sus cartas sí se puede ver)… M.S.: Efectivamente<br />
hay un abismo entre la mujer que vivía modestamente<br />
en su casa de Maine y la autora que publicaba y era reconocida<br />
en todo el planeta. Sin embargo, su figura cotidiana aparece<br />
en sus entrevistas, en su diálogo con Mathieu Galley –Con<br />
los ojos abiertos– y en su obra póstuma ¿Qué? La Eternidad.<br />
Pero, sobre todo, como usted lo intuye, la dimensión personal<br />
aparece claramente en su extensa correspondencia (de la cual<br />
hemos publicado ya tres volúmenes, además de la antología).<br />
Se revela en las cartas una personalidad sencilla, natural, que<br />
podía perfectamente cuidar de su jardín, junto con su compañera<br />
Grace Frick, y preparar salsas o gofres en su cocina,<br />
lejos de la altanera académica de origen aristocrático.<br />
S.M.: Sin duda, que es una Yourcenar “nueva”, ahora mostrando<br />
su otra mano: la de la cocina.<br />
–En los prólogos que ustedes escribieron se marca<br />
una identificación de Yourcenar con Adriano y con el<br />
padre de Yourcenar, como si ese personaje fabuloso<br />
de Memorias de Adriano estuviese hecho a la medida<br />
de Marguerite, en tanto espejo de su padre. Y esto,<br />
además, específicamente con la comida. ¿Hubo alguna<br />
declaración o comentario de la misma Marguerite en<br />
ese sentido? M.S.: Especialmente en los Cuadernos de notas<br />
a Memorias de Adriano, Marguerite reivindicó siempre su<br />
cercanía con los personajes de sus libros, que consideraba<br />
casi como personas reales, con las que podía dialogar como si<br />
fuesen familiares o amigos. Cuando quiso evocar la persona
y la historia de su padre, declaró que, antes de comenzar sus<br />
investigaciones, no lo conocía más que al emperador Adriano.<br />
Habría que concluir, me parece, que proyectó algunos<br />
de sus gustos –sobre todo culinarios– en sus personajes, que<br />
son también dobles literarios. Afinando un poco, yo diría que<br />
heredó ciertas preferencias culinarias de su padre, especialmente<br />
el gusto por la sencillez, y que las comunicó sutilmente<br />
a Zenón o incluso a Adriano, quien, según los historiadores,<br />
era mucho más aficionado a las carnes y los banquetes que en<br />
la imagen de Yourcenar.<br />
–Sorprende en alguien tan meticuloso en su literatura<br />
como fue Marguerite Yourcenar que sus recetas no tengan<br />
demasiadas especificaciones e incluso en algunas<br />
faltan detalles, como si encarara esta tarea mucho más<br />
relajada… M.S.: No es sorprendente si consideramos que<br />
nunca tuvo la intención de hacer un libro de cocina. Somos<br />
nosotras las que constituimos un “cuaderno”. Como todas las<br />
personas que cocinan regularmente, no necesitaba proporciones<br />
exactas ni detalles sobre la cocción o la preparación. Le<br />
bastaba mencionar los ingredientes y las operaciones.<br />
S.M.: Desde esa perspectiva, quienes no dominan el arte<br />
culinario no encontrarán aquí una guía para cocinar, pero<br />
quienes sí lo practican podrán hacer los platos que gustaban a<br />
Marguerite.<br />
–¿Probaron hacer sus recetas? ¿Cuál fue el resultado?<br />
M.S.: Hemos ensayado varias de sus recetas con éxito y el<br />
restaurante Le Flaubert, en Santiago, ofreció durante un mes<br />
un menú inspirado en la cocina “yourcenariana”, muy bien<br />
recibido por el público. Estoy segura de que los gourmets<br />
argentinos se divertirán organizando comidas “a la Yourcenar”<br />
en los cafés literarios, o en casa.<br />
S.M.: No todas, pero sí las sopas frías, las salsas, la pizza ¡y<br />
quedan a la perfección!<br />
La mano de Marguerite Yourcenar.<br />
Cocina, escritura y biografía.<br />
Cuaderno de Recetas (1950-1987),<br />
de Sonia Montecino y Michèle Sarde<br />
Del Nuevo Extremo, 2014
VIDA GOURMET<br />
Pequeños detalles que hacen la diferencia<br />
Por MÓNICA TRACEY<br />
La historia de una droga contada por un adicto<br />
9o<br />
Abarcador y tan dentro del mundo gourmet como metido en la<br />
historia, la sociología, los viajes, la autobiografía, en leyendas y<br />
fantasías, Café, de Etiopía a Starbucks: La historia secreta de la<br />
bebida más amada y más odiada del mundo es un libro de lectura<br />
y relectura, de consulta, de acompañamiento, que convierte<br />
la deliciosa bebida en una curiosidad de múltiples vertientes.<br />
Características que ligan al café con el autor, un curioso investigador<br />
de usos y costumbres que anda por el mundo guiado por<br />
su nariz y su paladar en pos de datos e historias de su brebaje<br />
preferido. NicolÁs Artusi ha logrado darle a su pasión forma<br />
de libro, donde puso todo lo que su obsesión lo llevó a encontrar,<br />
armando una suerte de historia del mundo moderno contada<br />
a través del café.<br />
Entrelazando datos, mitos y fantasía e historia personal –con<br />
una mirada evidentemente enriquecida y enfervorizada por la<br />
cafeína, propia de quien confiesa “Soy un drogadicto. Tomo<br />
diez cafés por día”–, Artusi logra que quien lea el libro y ame el<br />
café ya nunca más pueda volver a tomar una taza sin que alguna<br />
de las historias que él cuenta se deslice por su aroma, tal vez el<br />
más seductor del mundo.<br />
Será la de las cabras de Abisinia, locas a fuerza de comer esos<br />
frutos que resultarían ser los del cafeto, y su pastor, Kaldi, allá<br />
en los orígenes tal vez legendarios del café hacia el año 800.<br />
Y luego la del descubrimiento del tostado, y más tarde el paso<br />
del sólido al líquido. O la del Arcángel Gabriel, que habría recomendado<br />
al rey Salomón que tostara unos granos de café<br />
yemení para devolverles la salud a los habitantes de un pueblo<br />
diezmado por una plaga sin cura. O alguno de los dolorosos<br />
momentos que jalonan la producción de café, con trabajadores<br />
esclavos soportando crueldades inimaginables. “La historia del<br />
café es la historia de la conquista, la colonización y el monopolio”,<br />
dice el autor en el capítulo “Las guerras del café”.<br />
La prosa rápida infestada de datos, precisiones, referencias de<br />
todo orden, es la de un obsesivo, y así irá por el mundo reconociendo<br />
a otros obsesivos y contando sus delirantes y a veces<br />
desopilantes cuentos: Bach le compuso la “Cantata del café”,<br />
Beethoven lo hervía en una jarra de vidrio y sólo lo bebía si<br />
había sido hecho con exactos 60 granos, otros que si el agua no<br />
está a 93 grados, o la espuma de 3 milímetros. De paso apuntamos:<br />
en la Bodum el café tiene que estar en contacto con el<br />
agua 4 minutos.<br />
Las historias de Nicolás alrededor del café tienen el encanto<br />
que les da ser contadas por alguien que descubre algo interesante<br />
en casi todo y que irremediablemente contagia al lector<br />
con esa fascinación omnívora. Habrá datos de cómo y cuándo se<br />
crearon las primeras cafeterías en Venecia, Roma, Oxford, Londres,<br />
de cómo cierto periodismo surgió en esta última ciudad<br />
cuando medios como The Spectator o Tatler armaron su grilla<br />
de secciones tomadas de las charlas que predominaban en una<br />
u otra cafetería. Incluso Richard Steele, creador de Tatler,<br />
enviaba corresponsales a cada una: “Registro toda galantería,<br />
placer y entretenimiento en el negocio de White; toda la poesía<br />
y entretenimiento en el de Will; todas las noticias del extranjero<br />
y nacionales, en el de St. James; y todos los artículos intelectuales,<br />
en el de Grecian”, explicó.<br />
Después se prohibirían las cafeterías, después la Compañía de<br />
las Indias Orientales, que se había formado justamente en una<br />
de Londres, la Jerusalem, haría sus entuertos comerciales y<br />
marketineros para convertir a los bebedores de café ingleses en<br />
fanáticos y representantes universales del té, las hojas que ellos<br />
cultivaban en el Lejano Oriente.<br />
Hubo otras prohibiciones, algunas específicas para mujeres.<br />
Tampoco será la del Arcángel Gabriel la única referencia al café<br />
como sanador de muchos males... Lo iría transcribiendo todo<br />
pero necesitaría muchas tazas más de café, con lo cual para no<br />
quedar como aquellas cabras locas de<br />
sus orígenes, lo mejor que puedo<br />
hacer es recomendar la lectura del<br />
libro. Lo que promete el título está<br />
todo allí y lo que no, seguro está en<br />
el blog de Nicolás Artusi,<br />
sommelierdecafé.com, actualizado<br />
día a día. Un obsesivo con diez cafés<br />
al día no deja hilos sueltos.<br />
Café, de Etiopía a Starbucks:<br />
La historia secreta de la bebida más<br />
amada y más odiada del mundo,<br />
de Nicolás Artusi<br />
Planeta, 2014
Más sabor, distintos saberes, sentir<br />
más, gustar mejor, tradición, novedad,<br />
catas, un camino para conocerse en<br />
las propias elecciones<br />
Tea blending: crear sobre lo creado.<br />
Charming: Té negro con extracto natural de<br />
verbena y rosas.<br />
Camino a Camelot: Té verde, eucalipto, menta,<br />
pimienta roja y un ingrediente secreto.<br />
Medianoche en Beijing: Té negro, mezcla de<br />
especias chinas y flores azules.<br />
Amoroso: Té blanco con extracto natural de<br />
vainilla y flores de amaranto.<br />
Así inicia Victoria Bisogno cada capítulo de su nuevo libro,<br />
La alquimia del té, y cada uno de esos breves textos descansan<br />
sobre una página donde se muestran fotos de flores apoyadas<br />
sobre hebras: las palabras completan las imágenes y juntas producen<br />
la tentación de probar cuanto antes esas mezclas. Impecable<br />
forma de presentar un manual para instruir a quienes se<br />
atrevan a armar sus propios blends. Porque eso es exactamente<br />
este libro, un manual de blending de té.<br />
“Todas las variedades de té vienen de la misma planta, la Camelia<br />
Sinensis, dice Victoria, la diferencia entre los distintos tipos<br />
radica en los procesos que sufren las hojas”. Y a partir de allí, de<br />
lo más básico, irá explicando procedimientos y características<br />
de los ingredientes posibles para hacer un blend: obviamente<br />
de los distintos tés, pero también de las flores y esencias, de las<br />
frutas y vegetales, de las especias y hierbas. En cada descripción<br />
incluirá sus bondades y cuidados a la hora de utilizarlos para<br />
una mezcla pero también sus propiedades para la salud. Así, el<br />
libro trae una enorme lista de ingredientes con especificaciones<br />
que resultan interesantes aun para quienes ni sueñen con convertirse<br />
en tea blenders.<br />
“Si no cambiamos de rumbo, es probable que terminemos en<br />
el lugar al que nos dirigíamos”, cita Victoria el proverbio chino<br />
para animar a los futuros blenders a correr riesgos y atreverse a<br />
utilizar ingredientes nuevos, exóticos y desconocidos. Sin embargo,<br />
expresa los cuidados para no encarar esos caminos a ciegas,<br />
aconsejando que se los estudie en su forma de preparación,<br />
tiempo de infusión y los posibles efectos sobre la salud, ya que<br />
hay muchas sustancias que pueden ser tóxicas o tener contraindicaciones<br />
con respecto a algunas patologías o medicamentos.<br />
También habrá una lista de plantas comunes venenosas. Y otra<br />
de ingredientes no recomendados que por distintos motivos<br />
pueden deteriorar la mezcla, como azúcar, dulce de leche, chocolate<br />
en trocitos, nueces, almendras…<br />
Y una regla fundamental: “Un buen blend realza y luce el té<br />
base con el que está elaborado. Si en nuestra mezcla lo que se<br />
percibe es únicamente el agregado, nuestro blend es un fracaso”,<br />
advierte la especialista.<br />
Fundadora de El Club del Té, Victoria enseña tea blending,<br />
cata y evaluación sensorial del té y otorga la certificación internacional<br />
de sommelier de té. Antes de este libro, escribió Manual<br />
del sommelier de té, donde relata la historia de la infusión,<br />
los modos de servirla e incluye una historia de las vajillas, entre<br />
muchas otras curiosidades.<br />
La alquimia del Té.<br />
Manual de Tea Blending<br />
Arte, técnicas y secretos de una<br />
profesión oculta y fascinante,<br />
de Victoria Bisogno<br />
Del Nuevo Extremo, 2015<br />
91
Preamar<br />
País de origen: Brasil.<br />
Producción: HBO.<br />
Dirección: Estevão Ciavatta.<br />
Preamar nos permite conocer la cultura<br />
de la playa de Ipanema en Río de Janeiro<br />
que se nos muestra con todo detalle y<br />
luminosidad.<br />
La trama se desarrolla a partir en que el<br />
doctor Joao Fernando Velasco invierte<br />
en un negocio que provocará numerosas<br />
pérdidas en la institución para<br />
la que trabaja, por lo que lo despiden.<br />
Velasco, que vive con su familia en un<br />
lujoso departamento frente a la playa de<br />
Ipamema, decide ocultarles la situación,<br />
explicando que debe tomarse un año<br />
sabático mientras decide el rumbo que<br />
quiere para su vida.<br />
La serie tiene dos partes muy diferenciadas,<br />
la primera trata del ocultamiento<br />
de la situación a los miembros de su familia,<br />
para lo que busca una alternativa<br />
económica asociándose con el “dueño”<br />
de la playa de Ipanema, un personaje<br />
pintoresco que controla todas las actividades<br />
del lugar.<br />
La segunda parte comienza cuando su<br />
familia se entera de la verdara situación<br />
de su economía.<br />
El tono de la serie alterna los momentos<br />
cómicos con los dramáticos y al estar<br />
rodada en el escenario natural de la<br />
playa de Ipanema, esta se convierte en<br />
otro protagonista más de la serie, un<br />
escenario que permite conocer la vida<br />
del lugar y los negocios que allí se desarrollan.<br />
Si bien la tira se queda a mitad de camino<br />
entre la postal turística de Río<br />
de Janeiro y una suave denuncia de los<br />
problemas existentes en la playa, como<br />
entretenimiento funciona muy bien, si<br />
se disfruta de las impresionantes vistas<br />
de Río, ya que el aspecto familiar se<br />
desenvuelve con bastante armonía y los<br />
desajustes se centran principalmente en<br />
los personajes secundarios que deambulan<br />
por la playa.<br />
Preamar es una serie muy recomendable<br />
si quieren conocer un Río de Janeiro<br />
preolímpico, luminoso y turístico,<br />
con otra visión de la ciudad muy distante<br />
de la de películas como la enorme<br />
Ciudad de Dios, pero no por ello menos<br />
realista.<br />
Enlightened (Iluminada)<br />
País de origen: Estados Unidos.<br />
Producción: HBO.<br />
Protagonistas: Laura Dern, Luke Wilson,<br />
Diane Ladd, Sarah Burns, Tim Sharp,<br />
Mike White (como curiosidad, Diane Ladd<br />
y Laura Dern son madre e hija en la vida<br />
real y están interpretando estos papeles en<br />
la ficción).<br />
Los fans de la buena televisión van a<br />
recordar siempre a Amy Jellicoe, ella<br />
es la protagonista de Iluminada y tiene<br />
el rostro de Laura Dern. Iluminada<br />
es una joya incomprendida. Cuenta la<br />
historia de Amy, una mujer autodestructiva<br />
que tiene un despertar espiritual<br />
después de haber sufrido un colapso<br />
nervioso. Después de tres meses de<br />
contemplación y meditación en un<br />
centro de rehabilitación de Hawai, Amy<br />
regresa descansada y preparada para<br />
recoger los pedazos de su antigua vida y<br />
rehacer el mundo que ha dejado atrás.<br />
Su decisión de empezar a llevar una<br />
vida más iluminada, completamente<br />
diferente y mucho más positiva, creará<br />
una gran confusión tanto entre amigos<br />
y familiares como entre sus compañeros<br />
de trabajo. Amy transitará por el camino<br />
poco convencional entre quien es,<br />
quien quiere ser... y lo que todos están<br />
dispuestos a tolerar sobre ella<br />
Ambas series se encuentran disponibles en<br />
Tematika, Yenny y El Ateneo<br />
93
Museos<br />
del mundo<br />
El arcón del mundo<br />
POR Martín Garrido<br />
Todos los museos, grandes o pequeños, son una oportunidad para<br />
aprender. La clave está en el interés del visitante y en recordar<br />
el viejo y útil refrán: el que mucho abarca poco aprieta. Con<br />
cinco millones de visitantes al año sólo se puede comparar con<br />
los museos del Louvre en París o el Metropolitan en Nueva York.<br />
Con una diferencia para mi elección que es su pragmatismo para<br />
orientar al público en los tesoros que abarcan campos diversos<br />
del saber humano, como la historia, la arqueología y el arte.<br />
Comencemos esta visita imaginaria en el nuevo atrio principal<br />
a sus colecciones que abarca millones de objetos clasificados de<br />
acuerdo con sus orígenes.<br />
Sus grandes vedettes son, por ejemplo, la Piedra Rosetta descubierta<br />
en 1759 que permitió al francés Jean-François Champollion<br />
descifrar los jeroglíficos egipcios y que dio su nombre a<br />
la sonda espacial europea que envió imágenes desde un cometa.<br />
También compiten en su atracción la sección del Antiguo Egipto,<br />
sólo comparable con su par en la especialidad del museo de El<br />
Cairo y notable por sus momias. Y lo mismo ocurre con la dedicada<br />
a la Antigua Grecia con Las Nereidas.<br />
Creado en 1753, abrió al público en 1759 para exhibir libros, antigüedades<br />
de Grecia, Roma, Egipto, Oriente y América. Luego<br />
debió ser trasladado al nuevo edificio de 18<strong>57</strong> que se mantiene<br />
hasta hoy, excepto por algunas modificaciones en su arquitectura.<br />
Debido a la gran cantidad de material se necesitaron varias<br />
mudanzas y algunas piezas de la colección de objetos naturales<br />
se trasladaron al Museo de Historia Natural y, luego, en 1973 la<br />
Biblioteca Británica se independizó del museo, y se estableció<br />
al lado de la estación St. Pancras –donde llega el Eurostar desde<br />
París– donde cuenta con 150 millones de publicaciones.<br />
La sala de lectura de Marx y Rimbaud<br />
Lo que más se extraña en el British Museum es que haya dejado<br />
de funcionar The Reading Room que fue abierta en 18<strong>57</strong> con un<br />
desayuno para sus habitués muy generoso y económico. Uno de<br />
ellos fue Arthur Rimbaud, que pasaba muchas horas entre las<br />
8 de la mañana y las cuatro de la tarde porque “tenía papel, lapicera<br />
y tinta gratis”. No era el único entre los 62 mil habitués que<br />
tenían acceso porque por allí pasaron personalidades como Sun<br />
Yat-sen, Karl Marx, Oscar Wilde, Friedrich Hayek, Bram<br />
Stoker, Mahatma Gandhi, Rudyard Kipling, George Orwell,<br />
George Bernard Shaw, Mark Twain, Virginia Woolf, H.<br />
G. Wells y Sir Arthur Conan Doyle, en una lista resumida, en<br />
la que se puede incluir también a Vladimir Lenin (que firmó la<br />
inscripción con su propio nombre Jacob Richter).<br />
Es, además, un catálogo de apoyos tecnológicos con guías multimedia<br />
para explicar e ilustrar con imágenes en diez idiomas<br />
(incluyendo español y varios idiomas chinos)<br />
Es aconsejable, antes de programar la recorrida personal seguir<br />
las visitas virtuales en Internet. Y hay un rubro muy notable que<br />
es la parte dedicada a los chicos para que puedan crear, jugar<br />
y descubrir por su propia cuenta. También otra sección donde<br />
puedan tocar objetos. Como en las tendencias más modernas del<br />
aprendizaje, hacerlo tocando. Aquí está prohibido No tocar<br />
95
96<br />
Etiopía, tras las huellas de Rimbaud<br />
POR Horacio de Dios<br />
París está a 11.000 kilómetros de Buenos Aires. La misma<br />
distancia que hay hasta Addis Abeba, la capital de Etiopía. Sin<br />
embargo, no solemos relacionar ambas ciudades hasta encontrarnos<br />
con Arthur Rimbaud (1854-1891). Al pensar en su<br />
fama de escritor genial y maldito citamos Una temporada en el<br />
infierno, aunque esos poemas nada tienen que ver con su presencia<br />
en el Cuerno de África porque fueron escritos en 1873,<br />
cuando tenía 19 años y faltaban algunos para que se convirtiera<br />
en traficante de armas y esclavos.<br />
En París hay más huellas de su corta vida y en el 39 de la rue<br />
Descartes, en el Barrio Latino, está el bar Mansion Verlaine<br />
donde murió su amante Paul Verlaine (1844-1896), que era<br />
diez años más joven y lo sobrevivió.<br />
En este viaje donde la literatura acompaña a la geografía recordamos<br />
la película de 1995 Total Eclipse (llamada en español<br />
Vidas al límite), dirigida por la polaca Agnieszka Holland,<br />
que describe la relación sentimental entre Londres y París con<br />
el joven Leonardo Di Caprio en el papel de Rimbaud junto<br />
al británico David Thewlis (conocido por Harry Potter) interpretando<br />
a Verlaine.<br />
África Nueva Ola<br />
La realidad no es lo que era. En África tampoco. Con 30 millones<br />
de kilómetros cuadrados, el tercer continente en tamaño<br />
después de Asia y América, con 54 países diferentes, la relacionamos<br />
sólo con guerras civiles y/o tribales. Que por supuesto<br />
existen pero no son excluyentes. Con el agravante de atentados<br />
terroristas propios y ajenos más el intento de crear nuevos estados<br />
fundamentalistas (Islámico de Irak y Siria o Boko Haram en<br />
el norte de Nigeria).<br />
Los títulos periodísticos no invitan a hacer turismo, aunque<br />
este continente tiene uno de los índices más altos de desarrollo<br />
en los últimos años mientras el mundo atraviesa recesiones en<br />
Europa, la ex Unión Soviética o algunas regiones petroleras.<br />
En el Cuerno del Demonio<br />
Es una visita oportuna y sorprendente para viajeros más aventureros<br />
que turistas. En la televisión vemos sus grandes desiertos<br />
y lagos, largos y anchurosos ríos (Congo o Nilo) o Addis Abeba<br />
que está en el macizo etíope y es la ciudad más alta de África
(2500 metros). Es la capital diplomática del continente, sede<br />
de la Unión Africana desde 2002 y el asiento de la Comisión<br />
Económica de las Naciones Unidas (UNECA)<br />
También Etiopía, luego de una centenaria y convulsiva historia<br />
(desde Haile Selassie hasta la invasión de Benito Mussolini)<br />
ahora es un ejemplo de estabilidad en sus transiciones de<br />
gobierno, igual que Sudáfrica. Mantiene un régimen comunista<br />
de un estilo cercano al de los chinos (sus principales aliados) y<br />
también crece a una tasa del 10,6% según el Banco Mundial.<br />
La hambruna no ha dejado de azotarla, y sufrió la baja del precio<br />
del café (su mayor recurso porque no tiene petróleo) pero<br />
redujo sus índices de pobreza y alimenta solidariamente a más<br />
de 600 mil refugiados de los países vecinos, el mayor número<br />
de todo África.<br />
En el triángulo que forma con Eritrea, Somalia, Yibuti (ex Somalia<br />
francesa) a Etiopía, que no tiene salida al mar, no le faltan<br />
desafíos. No sólo por el volumen de refugiados vecinos sino<br />
los de Sudán y Sudán del Sur y la proximidad a Yemen, donde<br />
también vivió Rimbaud en 1880.<br />
El Oasis de Nueva Flor<br />
El rey Menelik II (1844-1913), considerado el padre de la<br />
nueva Etiopía al transformar tribus aisladas en un solo país,<br />
también fundó Addis Abeba en 1887, en un lugar que eligió la<br />
emperatriz Taytu Betul porque tenía aguas termales. Desde<br />
esa cubrieron sus calles con eucaliptos. Allí conviven cristianos,<br />
musulmanes y judíos, más de ochenta nacionalidades y lenguas<br />
porque además de los idiomas de trabajo de la Unión Africana<br />
(árabe, inglés, francés, portugués, y los africanos “en la medida<br />
de lo posible”) también se utiliza el de Etiopía, el amárico, que<br />
desciende de la extinta lengua antigua semítica. Fuera de Etiopía,<br />
el amárico es la lengua de 2,7 millones de emigrantes, que<br />
viven en Egipto, Israel y Suecia.<br />
Las cadenas hoteleras internacionales (Sheraton o Hilton)<br />
tienen establecimientos de cinco estrellas, en especial para su<br />
clientela diplomática. En total hay 73 hoteles de tres y cuatro<br />
estrellas y muchos hostales (124), que las reseñas valoran por su<br />
atención familiar y amigable.<br />
Harar Jugol y Rimbaud<br />
El cambio es notable a 527 kilómetros de la capital, al llegar a<br />
Harar Jugol, al este, luego de un viaje en tren y ómnibus que<br />
puede ser un cuento de Scherezade.<br />
La ciudad a 1300 metros de altura, rodeada de llanuras y<br />
desiertos, está amurallada (por eso el adjetivo Jugol). Desde<br />
2006 es patrimonio de la Humanidad de la UNESCO porque se<br />
la considera la cuarta ciudad santa para los musulmanes junto a<br />
Meca, Medina y Jerusalén. Tiene 82 mezquitas, tres del siglo X<br />
y 150 santuarios. Su población se ha ido reduciendo y no llega a<br />
80 mil habitantes. Conviven musulmanes y cristianos ortodoxos<br />
y se habla y escribe en árabe.<br />
Hasta allí llegó en 1884 Rimbaud. En ese momento contrabandeaba<br />
armas y quiso negociar con Menelik II. Harar en<br />
la actualidad no es muy diferente a lo que encontró hace 131<br />
años. Una de las visitas básicas es la casa que hoy es un museo<br />
donde vivió como esposo de una mujer abisinia. Al fracasar su<br />
trato con Menelik II perdió su contrato y después de atroces<br />
peripecias que incluyen el trato de esclavos entre Turquía y<br />
Arabia volvió para morir en Marsella.<br />
Su notable capacidad de observación se comprueba con su<br />
informe sobre OGADINE a la Societé de Georgaphie en 1883<br />
luego de atravesar durante veinte días a caballo el desierto de<br />
Somalía. Fue el primer europeo en hacerlo.<br />
Como poeta, escribió entre otros, su famoso “Sonnet des<br />
voyelles” con cinco vocales asociadas a diferentes colores, que<br />
publicó Verlaine en 1886.<br />
La historia se cierra nuevamente en París<br />
TESTIMONIO PERSONAL<br />
Horacio de Dios<br />
JAMAICA, RASTAS Y CAFÉ<br />
Estuve varias veces en Jamaica, que es una isla fascinante. Pero nunca<br />
visité su capital, Kingston, que es una buena manera de aproximarse<br />
a Etiopía. Hasta allí llegó el 21 de abril de 1966 el emperador Haile<br />
Selassie en el Grounacion Day (el Día de la Coronación), considerado<br />
un Dios. Alrededor de 100 mil fieles lo esperaban en el aeropuerto<br />
tocando tambores y fumando marihuana. El nombre Rastafari viene<br />
de Ras (príncipe) y Tafari , que así se llamaba el emperador (Tafari<br />
Makonnen) antes de ser coronado como “Rey de Reyes, Señor de Señores<br />
y León Conquistador de la tribu de Judea” que es en la tradición<br />
etíope descendiente del rey Salomón. Bob Marley tenía 21 años y su<br />
música se integró con la creencia desde su mítica banda The Wailers<br />
hasta su muerte. Los colores que los identifican son verde, amarillo y<br />
rojo, los de la bandera de Etiopía. No es la única asociación porque<br />
el café de Blue Mountain está considerado entre los más cotizados<br />
del mundo. Casi toda su producción se exporta a Japón y, salvo en el<br />
free shop del aeropuerto, no se consigue. Es tan globalizado como el<br />
reggae e igualmente valorado. La leyenda cuenta que fue un pastor<br />
de cabras en Etiopía el que descubrió su efecto estimulante hace diez<br />
siglos, cuando sus granos fueron tostados y molidos. Las noticias sobre<br />
su expansión se extienden desde el resto del Medio Oriente a Italia y<br />
luego al mundo. En Argentina no es fácil conseguirlo y es caro. Es el<br />
mayor producto de exportación de Etiopía, su oro negro.<br />
97
98<br />
Cocina<br />
Te odio,<br />
COCINERO<br />
El crítico, una de las figuras más adoradas<br />
y temidas de la gastronomía es el centro<br />
de esta nota que no busca quedar bien con nadie<br />
POR Marina García<br />
Retratado como nunca antes, el personaje Antón Egó (crítico<br />
gastronómico de la inolvidable película animada Ratatouille) encarna<br />
una figura casi villanesca en la que muchas veces se suele<br />
poner a quienes cumplen con la ardua tarea de probar una y otra<br />
vez las maravillas de alimentos y bebidas, con el fin de destacar a<br />
los destacables y olvidar a los olvidables. Ser crítico de restaurantes<br />
parece –para quien lo ve de afuera– una profesión caprichosa<br />
y plena de lujos, pero no es tan así.<br />
Temidos y hasta odiados por los cocineros, pasteleros, enólogos,<br />
productores y otras yerbas, los críticos son figuras complejas, los<br />
cuales no deberían carecer de una enorme formación gastronómica,<br />
artes de comunicación, buen gusto, tacto y humildad para<br />
no confundir una opinión (que nunca será objetiva), con una<br />
evaluación profesional de lo que se está probando. No es fácil.<br />
La tarea de catar, recorrer, comparar, recordar la infinidad de<br />
excelentes restaurantes y vinos (por sólo poner dos rubros frecuentes)<br />
implica un compromiso grande con la tarea, la cual lleva<br />
años para que el público (que también es muy crítico) reconozca<br />
y valore.<br />
En tan extravagante profesión, una de las pruebas más difíciles<br />
de sortear es lograr un anonimato que permita la evaluación (los<br />
buenos críticos no deberían nunca ser identificados en los restaurantes,<br />
ya que así no recibirán un trato especial que disfrace la<br />
calidad habitual del lugar) y la fama suficiente para que lectores y<br />
fans lo tomen como referente. Tampoco es fácil, hagamos honor<br />
a la verdad, poner el trabajo de tantísima gente, muchas veces<br />
arduo, muchas veces a pulmón, a los pies de algunos “Antón<br />
Egó” que confunden su opinión, con la opinión sobre un lugar<br />
o producto. Así es como surge otro de los grandes males del periodismo<br />
gastronómico: la muchas veces inevitable amistad entre<br />
productores y periodistas lo cual –a veces sin intención– malogra<br />
una distancia necesaria para opinar con libertad. De esta forma algunos<br />
se encumbran para siempre por una buena cosecha y otros<br />
jamás saldrán del barro de una mala noche con el mozo de turno.<br />
Hasta hace algunos años, en nuestro país eran pocos quienes se<br />
adjudicaban los títulos de tal nobleza, pero luego, la era de Internet<br />
abrió las puertas a una nueva camada de periodistas –que<br />
fascinados por el boom gourmet– acercaron a más público los<br />
placeres de la buena vida.<br />
Lo cierto es que las cosas han cambiado tanto que hoy existe<br />
una formación como “Crítico gastronómico” que se dicta en el<br />
Colegio de Cocineros del Gato Dumas y geniales convocatorias<br />
como “Vino Sub-30” en los que se abre la oportunidad de probar<br />
y conocer maravillas a muchos más consumidores.<br />
Lo que vale destacar sobre todo, es que una opinión profesional<br />
es valiosa y siempre una buena guía, pero que, como el destino,<br />
es apenas una potencialidad que merece ser contrastada y muchas<br />
veces contradicha<br />
GUÍA 2015 AUSTRAL SPECTATOR<br />
TEÓRICA Y PRÁCTICA DE<br />
LOS 500 VINOS DE ARGENTINA<br />
Diego Bigongiari<br />
Esta guía lleva varios años de<br />
edición en Argentina. Se trata del<br />
favorito de quienes más saben<br />
de vinos ya que consideran que<br />
la opinión del autor está verdaderamente<br />
libre de favoritismos<br />
publicitarios. Para tener siempre<br />
a mano en la bodega.<br />
HAY QUE IR, LUGARES CON ONDA<br />
PARA COMER Y BEBER<br />
Sabrina Cuculiansky y<br />
Yu Sheng Liao<br />
Una guía super-top pero apta-todo-público.<br />
Con un sello joven<br />
pero que lleva años de experiencia,<br />
los autores ofrecen una revisión<br />
de los principales espacios<br />
gastronómicos de Buenos Aires<br />
con datos únicos que demuestran<br />
que “han ido, comido y bebido”.<br />
BODEGONES DE BUENOS AIRES<br />
2014<br />
Pietro Erasmo Sorba<br />
Con una serie de libros, el autor<br />
encuentra un nicho que logra hacer<br />
propio, algo así como la “cocina<br />
nostálgica” que ciertamente<br />
necesita de un paladar y una<br />
pluma a la altura de la cultura y<br />
la historia que le dan valor. Ideal<br />
para quienes prefieren tradición<br />
y no modas.